miércoles, 26 de julio de 2017

Dakar Bike Mejia 2017







Competencia Internacional MTB tipo XCM que atraviesan el corazon de las lomas de Mejia y Mollendo con los mas exigentes y hermosos senderos, atravesando la reserva nacional de las lagunas de Mejia, coincidiendo con el "Festival de la Pärihuana", fiesta que se celebra en esta ciudad por el avistamiento de esta ave nacional.

Más información: https://www.facebook.com/DakarBike-Mejia-2017-863958420372387/

Las lecciones de un ciclista de 105 años para envejecer bien




Robert Marchand, francés de 105 años de edad, un día
después de establecer un récord por recorrer la mayor
cantidad de kilómetros en una hora dentro de un velódromo.


Por Gretchen Reynolds
15 de febrero de 2017

A sus 105 años, Robert Marchand, ciclista amateur francés y acreedor de un récord mundial, está en mejor condición aeróbica que la mayoría de las personas de 50 años, y parece adquirir una mejor condición mientras más envejece, de acuerdo con un nuevo y revelador estudio sobre su fisiología.

El estudio, publicado en diciembre en The Journal of Applied Physiology, puede ayudar a reescribir las expectativas científicas de cómo envejece nuestro cuerpo y lo que es posible que cualquiera haga en términos de atletismo, sin importar lo viejos que seamos.

Muchas personas oyeron hablar por primera vez sobre Marchand en enero, cuando estableció un récord mundial de una hora en bicicleta, un evento en el que alguien recorre la mayor cantidad posible de kilómetros en una pista durante 60 minutos.

Marchand pedaleó por 22.547 kilómetros y estableció una marca mundial para los ciclistas de 105 años o más. Esa clasificación tuvo que crearse específicamente para él. Nadie de su edad había intentado conseguir ese récord antes.

Marchand, que nació en 1911, ya poseía el récord de una hora para ciclistas de 100 años o más, que estableció en 2012.

Fue mientras se preparaba para esa prueba cuando llamó la atención de Veronique Billat, profesora de Ciencias del Deporte en la Universidad de Evry-Val d’Essonne en Francia. En su laboratorio, la Dra. Billat y sus colaboradores estudian y entrenan a muchos atletas profesionales y recreativos.

Estaba particularmente interesada en la rutina de ejercicio de Marchand y quería saber si alterarla podría aumentar su rendimiento y velocidad.

El conocimiento tradicional en ciencias del deporte sugiere que es muy difícil mejorar de manera significativa la condición aeróbica después de los 60 años. En general, la VO2 máx, una medida de lo bien que nuestro cuerpo puede usar oxígeno y el indicador científico más ampliamente aceptado, comienza a declinar aproximadamente después de los 50 años, incluso si practicamos ejercicio con frecuencia.

La Dra. Billat había descubierto que si los atletas mayores se ejercitaban de manera intensa, podían aumentar su VO2 máx. No obstante, nunca había puesto a prueba este método en un centenario.

Marchand estaba dispuesto a intentarlo. De 1,52 m de altura y 52 kilos, dijo que no se había ejercitado con regularidad durante la mayor parte de su vida laboral como chofer de camión, jardinero, bombero y leñador. Sin embargo, a partir de su retiro había comenzado a andar en bicicleta casi todos los días de la semana, ya fuera en una bicicleta fija o en los caminos cercanos a su casa en los suburbios de París.

Completaba casi todo su kilometraje a una velocidad de paseo, relativamente.

La Dra. Billard le dio un giro a esa rutina. Primero ella y sus colegas llevaron a Marchand al laboratorio de desempeño humano de la universidad.

Analizaron su VO2 máx, su ritmo cardiaco y otros aspectos de la condición cardiorrespiratoria. Todos indicaban salud y estaban muy por encima del promedio de alguien de su edad. Tampoco necesitaba medicamentos.

Luego salió y estableció el récord mundial de una hora para personas de 100 años y más, pues recorrió 22,53 kilómetros.

Después, la Dra. Billat lo hizo comenzar un nuevo programa de entrenamiento. Bajo este, cerca del ochenta por ciento de su ejercicio semanal debía hacerse a una intensidad fácil, el equivalente a 12 o menos en una escala del 1 al 20, donde 20 era casi insoportablemente extenuante, de acuerdo con la opinión de Marchand. No usó un monitor de ritmo cardiaco.

El otro 20 por ciento de su ejercicio debía realizarse con una intensidad difícil, de 15 o más en la misma escala. Para este, se le enseñó al francés a incrementar la frecuencia de su pedaleo para que estuviera entre las 70 y 90 revoluciones por minuto, en contraste con aproximadamente 60 rpm durante los recorridos fáciles (una computadora para ciclismo proporcionaba esta información). Los recorridos casi nunca duraban más de una hora.

Marchand siguió este programa durante dos años. Luego trató de batir su propio récord mundial de una hora.

La Dra. Billat y sus colaboradores primero midieron de nuevo todos los marcadores fisiológicos que habían analizado dos años antes. El VO2 máx era 13 por ciento más alto que antes, encontraron, y similar a la capacidad aeróbica de una persona sana promedio de 50 años. También aumentó en casi un 40 por ciento su potencia de pedaleo.

No fue sorprendente que su desempeño ciclista también hubiera aumentado considerablemente. Durante su siguiente intento para establecer un récord mundial, pedaleó casi 27 kilómetros, aproximadamente cinco kilómetros más que durante su primer recorrido, en el que estableció el récord.

Entonces tenía 103 años.

Estos datos sugieren de manera sólida que “podemos mejorar nuestro VO2 máx y desempeño a cualquier edad”, dijo la Dra. Billat.

Hay que ser cautos, sin embargo. Es posible que Marchand sea sui géneris, que tenga una afortunada constelación de genes que le han permitido vivir más de cien años sin debilidades y capaz de responder al entrenamiento tan robustamente como lo ha hecho.

Así, su anecdótico éxito no puede decirnos si un 80/20 de ejercicio fácil y difícil es necesariamente ideal o incluso aconsejable para el resto de nosotros al envejecer (siempre consulta a tu médico antes de comenzar o modificar una rutina de ejercicio).

El estilo de vida también puede ser importante. Marchand es “muy optimista y sociable”, dice la Dra. Billat, “tiene muchos amigos” y numerosos estudios sugieren que los lazos sociales sólidos se asocian a una vida más larga. Su dieta es simple, en su mayor parte consisten en yogur, sopa, queso, pollo y una copa de vino tinto en la cena.

Sin embargo, para aquellos de nosotros que esperamos envejecer bien, su ejemplo es inspirador y, dice la Dra. Billat, todavía no se da por vencido. Desconcertado por su recorrido del mes pasado para el récord mundial, Marchand cree que puede mejorar su kilometraje, cuenta Billat, y podría intentarlo de nuevo, tal vez cuando cumpla 106 años.

domingo, 23 de julio de 2017

Podcast RFI: Los emblemas y símbolos de la República francesa

 
GRANDES REPORTAJES DE RFI

Descargar / Escuchar MP3: Los emblemas y símbolos de la República francesa
Difundido el 05-05-2012 Modificado el 14-07-2017 en 14:04
Por Silvia Celi




La Marsellesa, Mariana, 'Libertad-Igualdad-Fraternidad': la República francesa posee muchos emblemas que la identifican no sólo ante los ojos de los franceses, sino también en el resto del mundo.

Entrevistado: Bernard Richard, autor del libro Los emblemas de la República, producto de veinte años de investigaciones.

Garfield (23-Julio-2017)



https://garfield.com/comic/2017/07/23


Fuente: Garfield and Friends - The Official Site

Garfield es el nombre de la historieta creada por Jim Davis, que tiene como protagonistas al gato Garfield, al no muy brillante perro Odie, y a su dueño, el inepto Jon Arbuckle (Jon Bonachón en el doblaje latinoamericano). El protagonista se llama así por el abuelo de Davis, James Garfield Davis, que fue bautizado en honor al presidente estadounidense James A. Garfield.

Daniel el travieso (23-Julio-2017)



http://dennisthemenace.com/comics/july-23-2017/



Daniel el travieso (en inglés: Dennis the Menace) fue una tira cómica originalmente creada, escrita e ilustrada por Hank Ketcham para King Features Syndicate. Se estrenó el 12 de marzo de 1951 en 13 periódicos. Hoy en día la tira cómica es escrita y dibujada por los asistentes cercanos de Ketcham, Marcus Hamilton y Ron Ferdinand, y King Features Syndicate la distribuye aproximadamente a 1.000 periódicos en 48 países en 19 idiomas. La serie cómica se pública en un formato de chiste durante los días de semana y en formato de página completa de historieta los domingos. Daniel el travieso fue una serie tan exitosa que fue adaptada por los diferentes medios entre ellos la televisión en forma de personajes reales y animados y en varios filmes, así como también en presentaciones teatrales e incluso entregas de video.

jueves, 20 de julio de 2017

Comentarios Reales de los Incas: "La deducción del nombre Perú"

 
COMENTARIOS REALES DE LOS INCAS
LIBRO PRIMERO
CAPÍTULO IV

Inca Garcilaso de la Vega
Biblioteca Juvenil Arequipa
Gobierno Regional de Arequipa
Arequipa, Perú - 2009

"Pues hemos de tratar del Perú, será bien digamos aquí cómo se dedujo este nombre, no lo teniendo los indios en su lenguaje; para lo cual es de saber que, habiendo descubierto la Mar del Sur Vasco Núñez de Balboa, caballero natural de Jerez de Badajoz, año de mil y quinientos y trece, que fue el primer español que la descubrió y vio, y habiéndole dado los Reyes Católicos título de Adelantado de aquella mar con la conquista y gobierno de los reinos que por ella descubriese, en los pocos años que después de esta merced vivió (hasta que su propio suegro, el gobernador Pedro Arias de Ávila, en lugar de muchas mercedes que había merecido y se le debían por sus hazañas, le cortó la cabeza), tuvo este caballero cuidado de descubrir y saber qué tierra era y cómo se llamaba la que corre de Panamá adelante hacia el sur. Para este efecto hizo tres o cuatro navíos, los cuales, mientras él aderezaba las cosas necesarias para su descubrimiento y conquista, enviaba cada uno de por sí en diversos tiempos del año a descubrir aquella costa. Los navíos, habiendo hecho las diligencias que podían, volvían con la relación de muchas tierras que hay por aquella ribera.

Un navío de éstos subió más que los otros y pasó la línea equinoccial a la parte del sur, y cerca de ella, navegando costa a costa, como se navegaba entonces por aquel viaje, vio un indio que a la boca de un río, de muchos que por toda aquella tierra entran en la mar, estaba pescando. Los españoles del navío, con todo el recato posible, echaron en tierra, lejos de donde el indio estaba, cuatro españoles, grandes corredores y nadadores, para que no se les fuese por tierra ni por agua. Hecha esta diligencia, pasaron con el navío por delante del indio, para que pusiese ojos en él y se descuidase de la celada que le dejaban armada. El indio, viendo en la mar una cosa tan extraña, nunca jamás vista en aquella costa, como era navegar un navío a todas velas, se admiró grandemente y quedó pasmado y abobado, imaginando qué pudiese ser aquello que en la mar veía delante de sí. Y tanto se embebeció y enajenó en este pensamiento, que primero lo tuvieron abrazado los que le iban a prender que él los sintiese llegar, y así lo llevaron al navío con mucha fiesta y regocijo de todos ellos.

Los españoles, habiéndole acariciado porque perdiese el miedo que de verlos con barbas y en diferente traje que el suyo había cobrado, le preguntaron por señas y por palabras qué tierra era aquélla y cómo se llamaba. El indio, por los ademanes y meneas que con manos y rostro le hacían (como a un mudo), entendía que le preguntaban mas no entendía lo que le preguntaban y a lo que entendió qué era el preguntarle, respondió a prisa (antes que le hiciesen algún mal) y nombró su propio nombre, diciendo Berú, y añadió otro y dijo Pelú. Quiso decir: "Si me preguntáis cómo me llamo, yo me digo Berú, y si me preguntáis dónde estaba, digo que estaba en el río". Porque es de saber que el nombre Pelú en el lenguaje de aquella provincia es nombre apelativo y significa río en común, como luego veremos en un autor grave. A otra semejante pregunta respondió el indio de nuestra historia de La Florida con el nombre de su amo, diciendo Brezos y Bredos (Libro sexto, capítulo quince), donde yo había puesto este paso a propósito del otro; de allí lo quité por ponerlo ahora en su lugar.

Los cristianos entendieron conforme a su deseo, imaginando que el indio les había entendido y respondido a propósito, como si él y ellos hubieran hablado en castellano, y desde aquel tiempo, que fue el año de mil y quinientos y quince o diez y seis, llamaron Perú aquel riquísimo y grande Imperio, corrompiendo ambos nombres, como corrompen los españoles casi todos los vocablos que toman del lenguaje de los indios de aquella tierra, por que si tomaron el nombre del indio, Berú, trocaron la b por la p, y si el nombre Pelú, que significa río, trocaron la l por la r, y de la una manera o de la otra dijeron Perú. Otros, que presumen de más repulidos y son los más modernos, corrompen das letras y en sus historias dicen Pirú. Los historiadores más antiguos, como son Pedro de Cieza de León y el contador Agustín de Zárate y Francisco López de Gómara y Diego Fernández, natural de Palencia, y aun el muy reverendo Padre Fray Jerónimo Román, con ser de los modernos, todos le llaman Perú y no Pirú. Y como aquel paraje donde esto sucedió acertase a ser término de la tierra que los Reyes Incas tenían por aquella parte conquistada y sujeta a su Imperio, llamaron después Perú a todo lo que hay desde allí, que es el paraje de Quitu hasta los Charcas, que fue lo más principal que ellos señorearon, y son más de setecientas leguas de largo, aunque su Imperio pasaba hasta Chile, que son otras quinientas leguas más adelante y es otro muy rico y fertilísimo reino."




miércoles, 19 de julio de 2017

Primera moneda de la Serie Numismática “Fauna Silvestre Amenazada del Perú”: Oso Andino de Anteojos





Las características de la moneda se detallan a continuación:

Denominación: S/ 1,00
Aleación: Alpaca
Peso: 7,32g
Diámetro: 25,50mm
Canto: Estriado
Año de acuñación: 2017
Anverso: Escudo de Armas
Reverso: Denominación y composición alusiva al Oso Andino de Anteojos
Emisión: 10 millones de unidades

En el anverso se observa en el centro el Escudo de Armas del Perú rodeado de la leyenda “BANCO CENTRAL DE RESERVA DEL PERÚ”, el año de acuñación y un polígono inscrito de ocho lados que forma el filete de la moneda. En el reverso, en la parte central, se observa una composición del Oso Andino de Anteojos reposando sobre un tronco. También se aprecia un diseño geométrico de líneas verticales, la marca de la Casa Nacional de Moneda, así como el texto Tremarctos ornatus, la denominación en número y el nombre de la unidad monetaria. Al lado de la denominación se aprecia círculos concéntricos con un colibrí calado, como símbolo de la serie. En la parte superior se muestra la frase OSO ANDINO DE ANTEOJOS.

Conversatorio en la Biblioteca del Cultural: Spider-Man





¡ERES FAN DEL CÓMIC! Ven este 22 de julio a las 10:00 am. al conversatorio de la película Spiderman. Aprovecha y únete al Club de Cómic de la Biblioteca del Centro Cultural Peruano Norteamericano - Rivero 415 - y disfruta de todos sus beneficios. En esta oportunidad habrá un sorteo especial!! EL INGRESO ES LIBRE!

Cinema Pedal en La Cletería: 22 de julio






Documental que se coloca en la línea de fuego directamente frente a dos poderosas fuerzas. Por un lado está el presidente Alan García, quien, deseoso de entrar en el escenario mundial, comienza agresivamente la extracción de petróleo, minerales y gas de la tierra indígena amazónica que había permanecido intacta; mientras que por el otro lado, el indígena Alberto Pizango lidera una fuerte oposición por las demandas de sus seguidores que fueron ignoradas. Finalmente, la tensa guerra de palabras estalla en protestas y enfrentamientos entre ambas partes, en una escalada que conduce a la violencia mortal.

Sábado 22 de julio / 06:45 pm.
San Juan de Dios 206 Interior 21-22 Arequipa 

lunes, 17 de julio de 2017

Podcast RFI: ¿Córneas nuevas?


VIDA EN EL PLANETA

Descargar / Escuchar MP3: ¿Córneas nuevas?
Difundido el 04-07-2017 Modificado el 05-07-2017 en 18:55
Por Silvia Celi

El trasplante de córnea está indicado para la recuperación visual de los pacientes. Las patologías más habituales que pueden derivar en esta intervención son el edema de córnea, ya sea por distrofia o por cirugia previa, queratoconos (ademgazamiento de la córnea de origen no inflamatorio más habitual en pacientes jóvenes), infecciones o rechazo de un trasplante previo.

Explicaciones del Dr. Javier Puig Galy, cirujano en el Servicio de Oftalmología en el Hospital Vall d’Hebron, en Barcelona, y especialista en trasplante de córneas.

 


Sonaly Tuesta: “Es imposible terminar de conocer el Perú”


[ENTREVISTA]






Nací en 1972 en Amazonas, en el distrito de Lamud. Estudié Comunicación en la Universidad de Lima. He estado en todas las regiones del Perú gracias a Costumbres, programa que este 25 de julio cumple 17 años. Mi fiesta favorita es la del Señor de Gualamita.

Antes de partir a Canta esta semana, Sonaly Tuesta dejó todo bien organizado. Despertó a las 4 de la mañana, avanzó el guion del próximo episodio de “Costumbres”, compartió tiempo con sus hijos –de 4 y 19 años–, y hasta se dio tiempo para avanzar su próximo libro. Incluso hace poco realizó el viaje a Moyobamba que tuvo que cancelar en junio del año pasado cuando un virus respiratorio hizo que temiera por su vida y suspendiera su principal costumbre: el trabajo duro.

— ¿De dónde sacas tanta energía? 

La verdad no lo sé, pero lo que sí sé es que es terrible perder la energía. Cuando estuve enferma creí que después iba a tener una vida mucho más sosegada. De hecho que ahora equilibro un poco más las cosas, me exijo pero ya no tanto. Antes era como una gamonal conmigo misma. Ahora trato de comprender que soy un ser humano y creo que hoy saco la energía de la oportunidad de seguir viva, de estar con mis hijos y de seguir conectándome con la gente.

— ¿Tu enfermedad fue el viaje más difícil que te ha tocado? 

Yo creo que sí. Siempre he sabido que el programa tiene una conexión especial con la gente, pero no sabía que eso era así a una dimensión tan grande, que trascendería tanto. No digo millones o miles, pero sí para una buena cantidad de gente que gracias a esa conexión no solo se preocupó por mí, sino que hizo cosas que van desde mandarme energía espiritual hasta ir a la clínica, llevar un manto, rezar, organizar una misa o una cadena de oración. El libro que estoy escribiendo ahora es sobre eso: el agradecimiento que le tengo a esa gente.

— Dijiste hace poco que hasta antes de enfermarte pensabas que podías viajar libremente, sin cuidarte…  

Me sentía invencible. Mi papá murió en el 2007 y antes de eso yo lo llevaba a la clínica, y cuando se recuperaba le decía: “Papá, he estado tantas veces en la fiesta de San Pedro que no te va a recibir”. Entonces eso es lo que yo sentía para mí. Pero no necesitas pasar por una prueba así para saber que es necesaria la prevención. Ahora soy vocera de la campaña Viaja Seguro sin Meningitis de la ONG “Una Vida por Dakota”, que está dirigida a adolescentes, jóvenes y viajeros. A mí me dio algo que no tiene vacuna, que no se sabe cómo lo adquirí, pero en el caso de la meningitis, que puede ser mortal, sí existe una vacuna.

— ¿Qué significa “Costumbres” para ti después de 17 años? 

Definitivamente, es mi vida. Y no es solo el programa en sí, sino lo que ha significado conocer a tanta gente y el aprendizaje que uno ahí recibe. Yo creo que la gente que ha visto el programa ha podido darse una idea de lo diversos que somos y creo que conocer esa diversidad nos permite desprejuiciarnos y ser menos racistas o menos ofensivos con la gente. Definitivamente, la Sonaly de este 2017 es una mejor persona a la Sonaly del año 2000, cuando comenzó el programa.

— Es un tiempo considerable para un programa cultural en el Perú…  

Y no es solo porque se emite en un canal que no te exige ráting, sino porque aún permanece la expectativa. Hay mucha gente que tiene muchas ganas de que los visites. El hecho de que la costumbre, la tradición, la historia, la idiosincrasia, la cosmovisión todavía tengan vigencia en la época en la que vivimos es importante.

— ¿Y 17 años son suficientes para conocer el Perú? 

Es imposible que te diga cuánto falta por conocer. Es interminable, somos un país demasiado rico en tradición y por donde lo mires vas a encontrar una historia. He visitado todas las regiones, no sé exactamente cuántos pueblos, pero sí puedo señalar que después de 17 años yo no te puedo decir que conozco todo el Perú, es imposible conocer todo el Perú.

— El nombre “Costumbres” nació de una comida... 

La costumbre es un plato que se prepara en Amazonas, generalmente en la provincia de Luya. En Lamud, mi pueblo, mi abuela era cocinera, tenía buena sazón. Ella preparaba esta costumbre. La idea es matar al chancho en la casa y es toda una fiesta. La costumbre está hecha con vísceras de cerdo, papas y algunas hierbas aromáticas y es una delicia; es un guiso extraordinario, pero no solamente porque es rico sino porque es un símbolo de fiesta. Entonces cuando busqué el nombre para el programa pensé en eso, pero no se podía quedar como costumbre, tenía que agregarle una ‘s’ porque así como yo tengo mi costumbre, el otro tiene otra.

— ¿Al peruano le gusta la fiesta? 

Sí, somos fiesteros, bastante alegres en diversas dimensiones. La celebración de la fiesta patronal en muchos lugares del Perú es muy importante porque mucha gente que se fue de ese sitio vuelve en la fiesta y ya su pueblo y su festividad son como un refugio de identidad. Afuera será el médico, el vigilante, el periodista, pero cuando vuelve se transforma: es el poblador, pero también es el diablo, es el negro. Esa posibilidad de transformarte y de celebrar es lo que te da la fiesta.

— Tú te defines como amante de la cultura viva. ¿Es una forma diferente de entender el turismo? 

A veces el término ‘turismo’ hace que veas las cosas desde afuera o solamente para tomar la foto. Entonces viene la señora con su pollera y la jalas para una foto. Pero el que quiere un viaje de experiencia es el que no va a jalar a la señora, sino el que se va a interesar por ella, le va a conversar y luego ya le pedirá una foto. Lo que nosotros promovemos es esta convivencia y esa experiencia imborrable.

—Tú esperabas contribuir a que el Estado llegara a pueblos olvidados. ¿Algo ha mejorado? 

No como me hubiese gustado. Creo que la tradición, el saber, la esencia, la raíz de la gente aún no se toma en cuenta. Se mira este bagaje de saberes como algo colorido, decorativo y no como una parte fundamental para lograr el desarrollo. A lo largo de los años ha habido intentos de hacer cosas, principalmente en la parte productiva, pero ojalá se hiciese algo más. Las carreteras ahora son buenas y supergrandes, pero las que entran a los pueblos siguen igual que hace 17 años. Hay mucho olvido. Y la corrupción cada vez posterga más a esos pueblos.

— ¿Te tienta la política? 

A lo largo de los años he tenido varias propuestas. Quizá al principio era como una ilusión poder intentar integrar algún movimiento diferente, que haga más que buenos discursos. Pero ahora definitivamente no. Me da tanta pena cómo está nuestro ambiente político y querer pertenecer a eso es demasiado monstruoso.

—¿Cómo somos los peruanos? 

Los peruanos tenemos otro lado. Hay gente que desde muy temprano se esfuerza y se faja por su familia y encima hace faena comunal. Esos son los peruanos y peruanas que yo conozco. Con mucha calidez y desprendimiento total. Yo siempre quedo rendida ante un abrazo o un gesto de esa gente.

Una ave más 01: Arrendajo azul





El arrendajo azul o urraca azul (Cyanocitta cristata) es un córvido norteamericano. En la India se lo considera el ave estatal de Odisha

DESCRIPCION

Su plumaje es predominantemente azul de medio cuerpo para arriba, de la cabeza a la cola. Tiene una cresta pronunciada. El color cambia a negro, celeste y con listas blancas en las rémiges y las caudales. Por debajo es blanco, con un collar negro alrededor del cuello y los lados de la cabeza, y con la cara blanca.

Como en otras aves azuladas, la coloración del arrendajo azul no deriva de pigmentos, sino que es el resultado de la refracción de la luz debida a la estructura interna de las plumas; si se aplasta una de las plumas la coloración azul desaparece, pues la estructura ha sido destruida. Esto se llama coloración estructural.

El canto se parece al de otros córvidos en que es muy variado, pero el sonido más común es la voz de alarma, que es un grito ruidoso, casi como el de una gaviota. También emiten un agudo yaie-yaie, cuya frecuencia aumenta a medida que el ave se excita.

DISTRIBUCIÓN

Ocupa gran parte del este de Norteamérica, desde Terranova hasta Florida, llegando por el suroeste de su distribución hasta Texas, y a Colorado por el noroeste. Al oeste de las Rocosas es reemplazado por el arrendajo de Steller. También hay ejemplares en el estado mexicano de Tamaulipas que se destribuyen en la Reserva de la Biósfera El Cielo. Aunque el arrendajo azul por lo general permanece todo el año en su área de distribución, algunas poblaciones norteñas migran a la parte sur de la distribución en invierno (migran de día).

HÁBITAT

Se encuentra sobre todo en bosques mixtos (que incluyen el haya americana y varias especies de roble), pero también es visible en parques y jardines de algunas ciudades.

ALIMENTACIÓN

Busca su comida tanto en el suelo como en los árboles, y consume prácticamente todo tipo de alimentos vegetales y animales, tales como bellotas, hayucos, semillas de herbáceas, granos, frutos, bayas, cacahuetes, pan, carne, huevos y polluelos de otras aves, muchos tipos de invertebrados, basura de los parques y alimento para pájaros. Su comportamiento agresivo en los cebaderos de pájaros, así como su mala reputación como destructor de nidos y huevos de otros pájaros han hecho que a menudo el arrendajo azul no sea bienvenido en muchos comederos por quienes los instalan. Su mala fama ha pasado a la literatura, como en la novela de Harper Lee Matar un ruiseñor.

REPRODUCCIÓN

Cualquier árbol o arbusto grande disponible les sirve para anidar. Hembra y macho colaboran en construir el nido y alimentar a la nidada, aunque solo la hembra empolla. La puesta suele ser de 4 o 5 huevos y es incubada durante 16 a 18 días. Generalmente los polluelos vuelan entre los 17 y 21 días. Típicamente forman parejas monógamas de por vida.

MISCELÁNEA






Un mensaje al universo: ‘¡Aquí estamos!’





Fuente https://www.nytimes.com
Por Steven Johnson
8 de julio de 2017

 
En la actualidad se impulsan varias iniciativas para contactar a posibles formas de vida inteligente en el universo. Pero hay fuertes debates al respecto: ¿qué pasa si hay respuesta y si esa respuesta es nuestra aniquilación?

El 16 de noviembre de 1974, un grupo de astrónomos, funcionarios y dignatarios se reunieron en el noroeste de Puerto Rico, en una zona boscosa a cuatro horas de San Juan. Estaban ahí para la reinauguración del Observatorio de Arecibo, en ese entonces el radiotelescopio más grande del mundo. La estructura gigantesca –el diámetro de su antena mide lo mismo que la altura de la Torre Eiffel– acababa de ser renovada para sobrevivir a la temporada de huracanes y para tener mayor precisión telescópica.

Para celebrar, los astrónomos que administraban el observatorio decidieron aprovechar el aparato, el más sensible construido hasta entonces para escuchar el cosmos, y transformarlo por unos momentos en una máquina que podría responder a lo que escuchara. La multitud reunida ahí mantuvo silencio mientras el telescopio emitió una serie de tonos durante casi tres minutos; era un patrón indescifrable para los que escuchaban, pero la experiencia de oír esas notas en el aire hizo que varios derramaran lágrimas.

Esos 168 segundos de ruido ahora son conocidos como el mensaje de Arecibo y fueron orquestados por Frank Drake, el astrónomo que entonces dirigía la organización que supervisaba el observatorio. La transmisión fue la primera en la que un ser humano había enviado de manera intencional un mensaje dirigido a otro sistema solar. Los ingenieros del observatorio habían transformado el mensaje en sonidos para que se pudiera escuchar algo durante la transmisión, pero lo que realmente viajó fue un pulso de ondas de radio, a la velocidad de la luz.

Era una suerte de mensaje en una botella enviada al espacio, sin que quedara claro que alguien o algo lo iba a recibir. Pero días después el astrónomo británico Martin Ryle condenó enfáticamente a Drake: al alertar al resto del cosmos sobre el hecho de que existimos, dijo, expuso a toda la Tierra a una catástrofe. Ryle exigió que el mensaje de Arecibo fuera denunciado por la Unión Astronómica Internacional y que no se permitieran más comunicaciones de ese tipo. Para Ryle, el intento de contacto interestelar era irresponsable dado que, por más noble que fuera, podría desembocar en la destrucción de toda la vida en la Tierra.

Más de cuatro décadas después, seguimos sin saber si los temores de Ryle fueron infundados, pues el mensaje de Arecibo sigue estando lejos de alcanzar a su recipiente, un grupo de 300.000 estrellas conocido como M13.

Y el mensaje de Arecibo sigue siendo uno de muy pocos de su tipo, con la intención de comunicarse con alguna forma de vida extraterrestre. Algunas señales emitidas desde la Tierra por actividad humana ya han viajado más lejos que las ondas de Arecibo por la filtración incidental de transmisiones de radio y televisión, pero en los 40 años que han transcurrido desde que Drake envió su mensaje, tan solo se han emitido una decena de mensajes de manera intencional.

Los científicos han pasado más tiempo buscando señales de vida que señalizando que nosotros existimos al resto del cosmos; como especie, nos rodean cada vez más buzones interestelares y estamos en espera de que llegue el correo, pero, hasta hace poco, no nos había interesado mucho enviar nosotros mismos una carta.

Esa fase parece estar cerca de su fin, si se cumplen los deseos de un grupo multidisciplinario de científicos y entusiastas del espacio. Un nuevo grupo conocido como METI, por la sigla en inglés para Envío de Mensajes a Inteligencia Extraterrestre y encabezado por el científico Douglas Vakoch, planea empezar a transmitir a partir de 2018. También está la iniciativa Milner’s Breakthrough Listen, que busca vida extraterrestre y tiene un proyecto conjunto para emitir mensajes que serían diseñados en una competencia abierta.

Sin embargo, conforme aumentan los planes de mensajería al cosmos, también lo ha hecho la resistencia a estos, por parte de personalidades destacadas como Elon Musk, de Tesla, o Stephen Hawking, quienes argumentan que una civilización alienígena avanzada podría responder a nuestro saludo interestelar tal como Hernán Cortés lo hizo con los aztecas; el silencio, dicen, es la opción más prudente.

Si crees que estas transmisiones tienen oportunidad alguna de entrar en contacto con alguna vida inteligente extraterrestre, entonces el decidir si enviarlas o no es probablemente una de las decisiones más importantes que llegaremos a tomar como especie. ¿Seremos introvertidos galácticos, en espera de escuchar alguna muestra de vida del otro lado de la puerta? ¿O seremos extrovertidos que quieren iniciar la conversación?

Y en el segundo caso, ¿qué deberíamos decir?

El interés renovado en enviar estos mensajes ha sido impulsado, en buena medida, por el hallazgo de nuevos planetas. Ahora sabemos que en el universo abundan los exoplanetas en la llamada “zona Ricitos de Oro”: donde las temperaturas de la superficie permiten que haya agua líquida. Quizá no sabemos la dirección exacta de dónde hay vida extraterrestre, pero sabemos de varios códigos postales donde sería posible que la haya. El reciente descubrimiento del sistema Trappist-1, con planetas posiblemente habitables, también causó revuelo porque está relativamente cerca de la Tierra: a tan solo 40 años luz.

Si el mensaje de Arecibo llega en algún momento a las estrellas de M13, una respuesta desde ahí no sería recibida por al menos 50.000 años. Pero un mensaje a Trappist podría ser respondido antes del fin de siglo.

Me reuní con Doug Vakoch, quien encabeza METI, en San Francisco. Le pregunté qué lo llevó a escoger su vocación actual. “Me gustaba la ciencia cuando era niño, pero no podía decidir cuál ciencia”, dijo. Terminó por descubrir el campo de estudio de la exobiología, a veces también llamado astrobiología, que examina las posibles formas de vida que podría haber en otros planetas. Es un campo especulativo; no hay especímenes que puedan estudiarse. Por lo que, para imaginarse a esas formas de vida, los exobiólogos deben saber de astrofísica; de las reacciones químicas que pueden almacenar energía en esos organismos que posiblemente existen; de la ciencia climática que explique los sistemas que habría en los planetas compatibles con vida, y las formas biológicas que podrían evolucionar ahí.

Vakoch estudió religión comparativa en la universidad y después un posgrado en psicología clínica, pensando que podría ayudarlo a entender la mente de un organismo desconocido del otro lado del universo. Después se mudó a California para trabajar en el instituto SETI, que busca la inteligencia extraterrestre y que fue sido establecido por Drake hace seis décadas. Vakoch y otros científicos en el programa comenzaron a argumentar que debían enviar mensajes y no solo estar a la espera de recibir uno, pero la junta directiva de SETI temía que eso resultara en recortes a su financiamiento; Vakoch entonces decidió fundar METI.

Forman parte del equipo interdisciplinario ahí el exhistoriador en jefe de la NASA Steven Dick, la historiadora de la ciencia francesa Florence Raulin Cerceau, el ecologista indio Abhik Gupta y el antropólogo canadiense Jerome Barkow.

Vakoch comenzó a cuestionarse desde su adolescencia cómo podría comunicarse uno con un organismo que había evolucionado en otro planeta, lo que en la exobiología se llama exosemiótica. “El tema que me capturó muy temprano y que lo sigue haciendo es el reto de crear un mensaje que pueda entenderse”, dijo.

Frank Drake, ahora de 87 años, vive con su esposa en una casa en medio de un bosque a las afueras de Santa Cruz, California. Drake lleva más de una década jubilado, pero su cara todavía se ilumina ante la pregunta sobre el mensaje de Arecibo. “Acabábamos de terminar un proyecto de construcción muy grande, en ese entonces yo era el director, y dijeron: ‘¿Puedes organizar una gran ceremonia?’”, dijo. “Tenía que haber algún evento muy llamativo. Y ¿qué podíamos hacer que sería espectacular? ¡Pues mandar un mensaje!”.

Pero, ¿cómo envías un mensaje a una forma de vida que no solo no queda claro si existe, sino de la que no sabes nada, empezando por cómo se comunica? Primero, hay que explicarle cómo leer tu mensaje; eso no es necesario en la Tierra: si señalas a una vaca y dices “vaca”, la gente va a entender a qué te refieres.

En el caso de otros mensajes, como el que va a bordo del Voyager 1 –un disco dorado que contiene saludos en varios lenguajes y evidencia de la civilización humana– o el de la sonda Pioneer –una placa ilustrada–, no es necesario, pues se trata de objetos físicos que pueden transmitir información visual. Pero esos objetos tampoco pueden viajar a una velocidad suficientemente rápida; se necesitan ondas electromagnéticas para que el mensaje pueda trasladarse por la Vía Láctea.

Para eso, es necesario pensar en las cosas que podríamos tener en común con los habitantes hipotéticos de los planetas de Trappist-1. Si su civilización es lo suficientemente avanzada como para reconocer datos estructurados en las ondas radiales, entonces han de compartir varios de nuestros conceptos científicos y tecnológicos. Si pueden escuchar nuestro mensaje, entonces son capaces de dilucidar las interrupciones hechas a propósito en las ondas electromagnéticas.

Por lo que el truco es empezar la conversación. Drake partió de la idea de que los alienígenas inteligentes entenderían el concepto de números simples: 1, 3, 10, etc. Y si se manejan con números, entonces también manejan ciertos conceptos matemáticos básicos, como las sumas, restas y divisiones. Drake entonces razonó que podrían entender los números primos, aquellos que solo son divisibles por uno y por sí mismos. Según Drake, los números primos son una muestra de inteligencia: “la naturaleza no los usa, pero los matemáticos sí”.

El mensaje de Arecibo de Drake constó de 1679 pulsos, porque 1679 es un número semiprimo: solo puede ser compuesto al multiplicar dos números primos, 73 y 23. Drake usó esa rareza matemática para convertir los pulsos electromagnéticos en un sistema visual.

Imagínate que te mando un mensaje con 10 X y 5 O: XOXOXXXXOXXOXOX. El número 15, te darás cuenta, es un semiprimo de 3 y 5, entonces puedes organizar los símbolos en una cuadrícula de 3×5 en la que las O se vuelven espacios en blanco. En inglés ese mensaje sería Hi, hola:




Drake hizo lo mismo pero con un número mucho más grande, que le dio la oportunidad de enviar un mensaje más complejo, lleno de referentes visuales y matemáticos. La parte de arriba de la cuadrícula de 23X73 cuenta de 1 a 10 en código binario para anunciarle a los alienígenas que los números son representados con esos símbolos. De ahí, Drake pasó a conectar el concepto de números con alguna referencia que podrían compartir los habitantes hipotéticos de M13; eligió los números atómicos de los cinco elementos que componen el ADN: hidrógeno, carbono, nitrógeno, oxígeno y fósforo.

Otras partes del mensaje tenían un enfoque más visual: los pulsos “dibujaban” una imagen pixelada del cuerpo humano. Incluyó también un bosquejo de nuestro sistema solar y del telescopio de Arecibo. El mensaje entonces decía: así contamos; de esto estamos hechos; de aquí venimos; así nos vemos, y esta es la tecnología con la cual te contactamos.

Aunque la exosemiótica de Drake fue muy inventiva para 1974, el mensaje de Arecibo fue más una prueba que un intento genuino de hacer contacto, como él mismo lo admite. La decisión de a dónde dirigir el mensaje fue casi al azar.

El proyecto de METI pretende mejorar el modelo de Arecibo al enviar su mensaje a planetas en la zona Ricitos de Oro, pero también al repensar cómo enviar el mensaje. “El diseño original de Drake cae en el sesgo de que la visión es universal entre los seres inteligentes”, dijo Vakoch. Los diagramas visuales nos pueden parecer una buena manera de transmitir información porque los seres humanos tenemos un sentido de la vista bien desarrollado.

Pero quizá los alienígenas evolucionaron de manera distinta y su civilización tecnológicamente avanzada se basa más en el sentido del oído o en una manera de percibir el mundo que no tiene equivalencia en la Tierra.

Algo más universal que la vista sería cómo se vive el tiempo. El libro básico de exosemiótica Lincos: Design of a Language for Cosmic Intercourse de Hans Freudenthal, publicado hace más de medio siglo, tenía como base las señales temporales. Vakoch y sus colaboradores han estado trabajando con el lenguaje de Freudenthal para los primeros borradores del mensaje. En Lincos, la duración es una piedra angular. A un pulso que dure cierta cantidad de tiempo (dígase, un segundo para los humanos) le sigue una secuencia de pulsos que indiquen la “palabra” que representa; así que si un pulso dura seis segundos, le sigue la “palabra” que indica seis. “Es una manera de señalar un objeto cuando no tienes nada hacia qué apuntar”, dijo Vakoch.

“Lo que pasa con el mensaje de Arecibo es que, en cierto sentido, es corto pero sus pretensiones eran enciclopédicas”, dijo Vakoch. “Una de las cosas que nosotros queremos explorar con la transmisión es el extremo opuesto. En vez de ser enciclopédicos, ser selectivos. En vez de enviar todos estos datos digitales, hacer algo elegante. Y parte de eso es pensar cuáles son los conceptos más fundamentales que necesitamos”.

Es una pregunta provocadora: ¿de todas las manifestaciones de nuestros logros como especie, cuál es el mensaje más simple que podemos crear para demostrar que somos interesantes o merecedores de una respuesta interestelar?

Pero esa no es la cuestión que preocupa a los críticos de METI, sino cómo podría verse esa respuesta; quizá un ejército o un rayo mortal.

El movimiento anti-METI se basa en una probabilidad estadística clave: si llegamos a hacer contacto con otra forma de vida inteligente, entonces, casi por definición, lo habremos hecho con alguien o algo más avanzado.

Esa asimetría es la que tiene convencidos a tantos pensadores enfocados en el futuro de que METI es una terrible idea. La historia del colonialismo aquí mismo en la Tierra es algo que pesa sobre los críticos del METI. Stephen Hawking lo expresó así en un documental de 2010: “Si nos visitan los alienígenas, el resultado será similar a cuando Colón desembarcó en América, lo que no resultó muy bien para los nativos e indígenas”.

David Brin, un astrónomo y autor de ciencia ficción que ha debatido varias veces con Vakoch, hace eco de lo dicho por Hawking. “Cada caso que conocemos de una cultura más tecnológicamente avanzada haciendo contacto con una menos avanzado resulta en, al menos, dolor”.

Los partidarios de METI se defienden con dos argumentos. El primero es que ya es un poco tarde para empezar a preocuparse. Dada la filtración de ondas radiales y de programas de televisión durante décadas y que las otras civilizaciones probablemente son más avanzadas – podrían detectar las señales aunque sean débiles–, entonces es muy posible que ya seamos visibles ante los extraterrestres.

Entonces ya saben que estamos aquí, pero no nos consideran merecedores de entablar una conversación con nosotros. “Quizá hay muchas más civilizaciones allá afuera e incluso planetas cercanos poblados, pero simplemente nos observan”, dijo Vakoch. “Es como si estuviéramos en un zoológico galáctico y, si nos ven, somos como cebras que hablan entre ellas. Pero ¿qué pasaría si una de esas cebras de repente voltea a verte y rasca el piso con su pata para formar un número primo? ¡La verías de otro modo!”.

El otro argumento es que es poco plausible que haya una invasión masiva debido a las distancias que hay de por medio. Si una civilización realmente es capaz de moverse por la galaxia a la velocidad de la luz, ya nos habríamos topado con ella, dicen. Lo más probable es que solo las comunicaciones puedan moverse rápidamente; algún alienígena malévolo en otro planeta solo podría enviarnos mensajes odiosos por correo electrónico.

Los críticos rebaten que no tenemos por qué estar seguros de eso. Brin, el astrónomo y autor, piensa que nuestro propio desarrollo tecnológico es indicativo de en qué punto estaría una civilización más avanzada de su desarrollo para fines de combate.

“Es posible que dentro de 50 años podamos crear un cohete antimateria que pueda lanzar una bala de varios kilos a la mitad de la velocidad de la luz para que se tope con la órbita de un planeta que está a 10 años luz”, dijo. El asteroide resultante haría parecer que el que resultó en la extinción de los dinosaurios fue solo un espectáculo de fuegos artificiales en comparación. “Y si hacemos eso en 50 años, imagínate qué podría hacer cualquier otro, respetando las leyes de la física y Einstein”.

Así que puede que tengan la razón los críticos de METI respecto a la sofisticación de estas otras civilizaciones antiguas, pero que no estén en lo correcto sobre la naturaleza de su respuesta. Sí, serían capaces de lanzar proyectiles por la galaxia a un cuarto de la velocidad de la luz. Pero si ya han existido por cierta cantidad de tiempo, entonces han encontrado la manera de no autodestruirse a nivel planetario. Ahí entran a discusión dos conceptos de pensamiento que han marcado tanto al METI como al SETI: la paradoja de Fermi y la Ecuación de Drake.

La primera fue formulada por el físico italiano y nobel Enrico Fermi: si partimos del supuesto de que el universo tiene un sinnúmero de estrellas y un porcentaje significativo son orbitadas por planetas en la zona Ricitos de Oro, y surge la vida inteligente en una fracción de esos planetas, entonces hay un sinfín de posibles civilizaciones avanzadas. Pero a la fecha no hemos encontrado evidencia de que existan. ¿Entonces dónde están todos?

La Ecuación de Drake busca responder a esa interrogante. La ecuación fue formulada durante una reunión en 1961 en la que Drake partió de la siguiente pregunta: si empezamos a escanear el cosmos en busca de vida inteligente, ¿qué tan probable es que detectemos algo? Expresada como fórmula matemática, se vería así:

N= R* x ƒp x ne x ƒl x ƒi x ƒc x L

N representa el número de civilizaciones en existencia y capaces de comunicarse en la Vía Láctea. La variable R* es la tasa a la que se forman estrellas en la galaxia; representa el número potencial de soles que podrían contribuir a que haya vida. Las demás variables fungen como una secuencia de filtros: tomando en cuenta la cantidad de estrellas en la Vía Láctea, ¿qué fracción de estas contienen planetas, y cuántos de ellos pueden dar soporte a la vida? Y en esos planetas potencialmente habitables, ¿qué tan seguido surge realmente la vida y en cuántos casos esta evoluciona para ser inteligente? ¿Y qué fracción de esa vida inteligente eventualmente desemboca en que una civilización transmita señales al espacio que puedan ser detectadas?

Al final de la ecuación está la L: la variable clave que representa el promedio de tiempo durante el cual las civilizaciones emiten esas señales. Si el valor de L es bajo, eso implica otra pregunta: ¿por qué? ¿Acaso las civilizaciones tecnológicamente avanzadas apenas y emiten señales de vida y son solo como luciérnagas que se prenden y apagan a lo largo de la Vía Láctea? ¿Se quedan sin recursos? ¿Se hacen estallar a sí mismas?

Desde que Drake enunció la ecuación en 1961, el cómo podríamos responderla ha sido influenciado por dos eventos importantes. El primero es que el número de estrellas con planetas potencialmente habitables ha incrementado. El segundo es que hemos estado escuchando en caso de que haya señales durante décadas y no hemos oído nada. “Algo ha mantenido pequeña la ecuación”, dijo Brin. “Y la diferencia entre todas las personas en estos debates no es sobre si es o no pequeña, sino sobre en qué parte del abanico está la falla”.

El mismo Drake dice que el valor de L probablemente es bajo, pero “es porque somos cada vez mejores con la tecnología”. Aquellas torres de radio y televisión que enviaron transmisiones de Elvis al espacio sin querer son cada vez más eficientes; las filtraciones son mucho más tenues. Incluso cada vez más usamos fibra óptica y otros conductos terrestres que no filtran nada fuera de nuestra atmósfera. Quizá las civilizaciones técnicamente avanzadas sí se prenden y apagan como luciérnagas pero no porque se destruyen, sino porque ahora tienen un paquete de televisión por cable.

Otra explicación es una que utilizan los críticos del METI. Quizá las civilizaciones avanzadas llegan a un punto en el que deciden que lo mejor a nivel colectivo es simplemente no transmitir señal alguna a los posibles vecinos en la Vía Láctea. “Esa es la otra respuesta al paradoja de Fermi”, dijo Vakoch. “Hay un Stephen Hawking en cada planeta y por eso no sabemos de ellos”.

Más allá de si los alienígenas serían guerreros o pacifistas, si crees que el METI tiene oportunidad de hacer contacto con otro organismo inteligente en algún lugar de la Vía Láctea, entonces hay que aceptar que la decisión que enfrentan estos astrónomos y autores de ciencia ficción y millonarios que debaten sobre los números semiprimos podría ser la más capaz de transformar por completo a la civilización humana.

Entonces surge un debate paralelo, con los pies más pegados a la Tierra, pero aún así difícil: ¿A quién le toca decidir?

El debate de METI se suma así a otras decisiones que debemos tomar como especie conforme aumentan nuestros poderes científicos y tecnológicos. ¿Debemos crear máquinas superinteligentes que tengan mayor capacidad intelectual que nosotros si ni siquiera vamos a poder entender cómo funciona esa inteligencia? ¿Debemos “curar” la muerte, como algunos tecnologistas proponen? Son preguntas que tienen implicaciones inmensas para la humanidad, pero la cantidad de personas que participan en tomar esas decisiones –o que siquiera saben que esas decisiones están siendo tomadas– es minúscula.

Le pregunté a Kathryn Denning, antropóloga de la Universidad York en Toronto y una de las partícipes del debate sobre el METI, qué opina. “Mi respuesta es una pregunta: ¿por qué me preguntas a mí? ¿Por qué debería importar más mi opinión que la de una niña de seis años que vive en Namibia? A las dos nos va a afectar igual; quizá a ella más que a mí porque es más probable que yo esté muerta para cuando haya consecuencias de la transmisión, suponiendo, claro, que ella tiene acceso a agua potable y a cuidados de salud y que no fallece víctima de alguna guerra”.

“Creo que el debate de METI será uno de esos temas en los que el conocimiento científico es muy relevante para la discusión, pero que su conexión con alguna política resultante es tenue porque, en el análisis final, se trata más de qué tanto riesgo están dispuestos a tolerar las personas en la Tierra y por qué, exactamente, los astrónomos, cosmólogos, físicos, antropólogos, psicólogos, sociólogos, biólogos y autores de ciencia ficción o cualquier otro (en ningún orden particular) son los que deben decidir el umbral de esa tolerancia”.

Quizá la idea de una supervisión a nivel global, sin importar qué tan grande sea la amenaza, es algo ingenua. O también puede ser que las tecnologías son inevitables y solo podemos resistirlas por cierta cantidad de tiempo. Si el contacto con los alienígenas es posible, entonces alguien en algún lugar lo logrará en algún momento. No hay muchos precedentes históricos de momentos en los que los humanos reniegan un desarrollo tecnológico o un contacto con otra sociedad ante el riesgo de algo que podría darse varias generaciones después.

Pero quizá es tiempo de que los humanos aprendan a tomar esta decisión. Pensar bien sobre con qué tipo de civilización queremos hablar quizá nos haga pensar mejor sobre qué tipo de civilización queremos ser nosotros.

Hacia el final de mi conversación con Frank Drake, regresé al tema de que nuestro planeta es cada vez más silencioso; la era del internet ha acallado esas señales ineficientes de radio y television. Y quizá, le sugerí, ese es el argumento a largo plazo a favor de enviar un mensaje de manera intencional. Incluso si en nuestra era no se logra, habremos creado algo que permitiría establecer una conexión interestelar en unos miles de años más.

Drake asintió. “Y eso significaría que puede que ya haya una señal poderosa para cada civilización”. Tomando en cuenta el tiempo que tarda en transitar un mensaje por el universo, esa señal durará más que lo haremos nosotros como especie, en cuyo caso posiblemente sirva como un monumento y no solo como un mensaje, algo como una versión interestelar de las Pirámides de Giza. Una prueba de que un organismo tecnológicamente avanzado existió en este planeta, sin importar cuál haya sido su eventual suerte.

Entonces: ¿queremos ser la civilización que tapó las puertas y ventanas e hizo como que no había nadie en casa por el temor de alguna amenaza desconocida? ¿O queremos ser un faro?