Ruth Shady, la responsable del proyecto Caral, explica cómo los antiguos previnieron la furia de la chochamama
Una botella de agua de azahar sobre su escritorio da cuenta de los dolores de cabeza que puede generar dirigir un proyecto arqueológico en el Perú. Ruth Shady lo sabe bien. Indagar en el pasado es su pasión. Lidiar con ciertas autoridades, su cruz. Con el acceso al sitio arqueológico inhabilitado, al menos durante un par de meses, debido al desborde del río Supe, Shady explica la tecnología y estrategias usadas por nuestros antepasados para no naufragar ante los embates del clima.
— A raíz de los desbordes que estamos viviendo, se temía que Caral se viera afectada, pero esto no ha sucedido. ¿Qué lecciones nos han dejado sus antiguos pobladores?
Nuestros antepasados conocían el territorio, que manejaban de acuerdo con las condiciones que lo caracterizan. En el caso del territorio andino, identificaron cambios periódicos en el caudal de los ríos, y por tanto no establecieron sus centros urbanos en el valle. Aquí edificaron 25 centros urbanos, ciudades, pueblos y aldeas, y ninguno está afectado. El río podía crecer, salir de su cauce, pero no afectaba viviendas. Ni campos de cultivo, porque tenían un bosque ribereño en las márgenes del río, como protección, usaban el huarango, que tiene raíces que se extienden y evitan que el río se salga. Por otro lado, hace diez años hicimos un proyecto para encausar el río Supe, con el fondo Contravalor Perú-Francia, y el 2012 el Ministerio de Economía dio los recursos para la ejecución del proyecto, pero tú ves ahora que el río se ha salido, no se puede entrar a Caral porque la carretera está interrumpida. Entonces, el encauzamiento no ha sido hecho adecuadamente. Tengo imágenes satelitales de cómo el río se desbordó el 2005 y de cómo se ha vuelto a salir ahora, como si no hubiera encauzamiento. Le he pedido al gobernador Nelson Chui un diagnóstico situacional: cuánto se gastó y cuánto se avanzó. No sé si me comprendes…
— ¿Que se tiraron la plata?
No puedo decir eso, ¿ya…?
— Si bien los huaicos no son una amenaza para Caral, ¿cuáles son los riesgos que sí tiene?
Tenemos afectaciones emocionales fuertes con una familia que, cuando yo llegué a Caral hace veinte años, encontré que ya habían pasado tractor para construir viviendas, lo cual es muy lamentable porque desde la década del 40 ya se sabía que era un sitio arqueológico importante. Sin embargo, el señor Rosario Solís se ubicó en el sitio y fue destruyendo los sitios arqueológicos para convertirlos en campos de cultivo. Ahora sus hijos se consideran herederos y hace poco pasaron un tractor industrial, destruyen monumentos y evidencias arquitectónicas. Y lo más triste es que han conseguido 800 mil soles del Ministerio de Agricultura para sembrar paltos, ¡pero no se puede sembrar paltos en zona arqueológica, el palto tiene raíces profundas que deteriora las evidencias!… Incluso han hecho mi féretro.
— ¿Tiene miedo?
Sí, pero lo que yo hago es defender un patrimonio mundial en beneficio de todos nosotros, porque es una historia que los peruanos debemos conocer.
— Con 70 años, y más de 20 trabajando aquí, ¿cómo ve su rol en el proyecto Caral en el futuro próximo?
Una botella de agua de azahar sobre su escritorio da cuenta de los dolores de cabeza que puede generar dirigir un proyecto arqueológico en el Perú. Ruth Shady lo sabe bien. Indagar en el pasado es su pasión. Lidiar con ciertas autoridades, su cruz. Con el acceso al sitio arqueológico inhabilitado, al menos durante un par de meses, debido al desborde del río Supe, Shady explica la tecnología y estrategias usadas por nuestros antepasados para no naufragar ante los embates del clima.
— A raíz de los desbordes que estamos viviendo, se temía que Caral se viera afectada, pero esto no ha sucedido. ¿Qué lecciones nos han dejado sus antiguos pobladores?
Nuestros antepasados conocían el territorio, que manejaban de acuerdo con las condiciones que lo caracterizan. En el caso del territorio andino, identificaron cambios periódicos en el caudal de los ríos, y por tanto no establecieron sus centros urbanos en el valle. Aquí edificaron 25 centros urbanos, ciudades, pueblos y aldeas, y ninguno está afectado. El río podía crecer, salir de su cauce, pero no afectaba viviendas. Ni campos de cultivo, porque tenían un bosque ribereño en las márgenes del río, como protección, usaban el huarango, que tiene raíces que se extienden y evitan que el río se salga. Por otro lado, hace diez años hicimos un proyecto para encausar el río Supe, con el fondo Contravalor Perú-Francia, y el 2012 el Ministerio de Economía dio los recursos para la ejecución del proyecto, pero tú ves ahora que el río se ha salido, no se puede entrar a Caral porque la carretera está interrumpida. Entonces, el encauzamiento no ha sido hecho adecuadamente. Tengo imágenes satelitales de cómo el río se desbordó el 2005 y de cómo se ha vuelto a salir ahora, como si no hubiera encauzamiento. Le he pedido al gobernador Nelson Chui un diagnóstico situacional: cuánto se gastó y cuánto se avanzó. No sé si me comprendes…
— ¿Que se tiraron la plata?
No puedo decir eso, ¿ya…?
— Si bien los huaicos no son una amenaza para Caral, ¿cuáles son los riesgos que sí tiene?
Tenemos afectaciones emocionales fuertes con una familia que, cuando yo llegué a Caral hace veinte años, encontré que ya habían pasado tractor para construir viviendas, lo cual es muy lamentable porque desde la década del 40 ya se sabía que era un sitio arqueológico importante. Sin embargo, el señor Rosario Solís se ubicó en el sitio y fue destruyendo los sitios arqueológicos para convertirlos en campos de cultivo. Ahora sus hijos se consideran herederos y hace poco pasaron un tractor industrial, destruyen monumentos y evidencias arquitectónicas. Y lo más triste es que han conseguido 800 mil soles del Ministerio de Agricultura para sembrar paltos, ¡pero no se puede sembrar paltos en zona arqueológica, el palto tiene raíces profundas que deteriora las evidencias!… Incluso han hecho mi féretro.
— ¿Tiene miedo?
Sí, pero lo que yo hago es defender un patrimonio mundial en beneficio de todos nosotros, porque es una historia que los peruanos debemos conocer.
— Con 70 años, y más de 20 trabajando aquí, ¿cómo ve su rol en el proyecto Caral en el futuro próximo?
El presidente de la República tiene más años que yo y lo ves con energía. No veo por qué quieran reemplazarme. Si tienen alguna persona para reemplazarme, ¡que haga su propio proyecto! Este proyecto lo organicé yo, formé un equipo multidisciplinario, y lo sigo formando… Lo que necesitamos son políticas de Estado a corto, mediano y largo plazo, para que las normas se cumplan. No puede ser que cambie un alcalde y el actual me diga “yo no trabajo para los muertos, sino para los vivos, por tanto con usted no tengo nada que hacer”, pero mejor ni digo su nombre porque me puede mandar matar... Nuestros antepasados tuvieron una visión integral del territorio y sus recursos, cosa que nosotros hemos dejado de lado. Actualmente una cuenca, como la de Supe, tiene varias autoridades, gobernantes de diversas regiones, varios alcaldes provinciales, y diversos alcaldes locales, pero eso no importaría si entre ellos hubiera una visión de cuenca y se reunieran para hacer políticas de cómo manejar ese territorio marcado por un solo río.
— Ese, precisamente, es uno de los grandes problemas del Perú: no hay visión de cuenca.
No la hay porque han aplicado un modelo de las intendencias españolas: el cómo exploto mejor y el no me interesa la visión integrada. Nosotros no hemos manejado el territorio de esa manera en el pasado. Cuando yo era estudiante, Javier Pulgar Vidal nos llevaba a recorrer una cuenca, y en cada zona ecológica nos hacía ver los cambios en el territorio y los recursos. A través de la arqueología se tiene que recuperar el conocimiento de cómo se manejó cada territorio. Por ejemplo, ¿los campos hundidos se manejan ahora? Muy poco. ¿Los campos acamellonados se manejan donde hay humedales? Tampoco. ¿Las cochas se manejan? Eran tecnologías apropiadas a cada parte del territorio. Ahora pretendemos aplicar un solo modelo a todo. Antes, cuando empezaban las lluvias fuertes, hacían siembra del agua: conducían a través de canales el agua hacia lugares geológicamente permeables, ahí creaban un río subterráneo y, por lo tanto, ya no había huaiquitos, pues, y luego, a través de la cuenca, en puquios, sacaban el agua de ese río subterráneo cuando la creciente estaba casi seca. Hay estudios que se han hecho pero no se aplican, y la responsabilidad es de los alcaldes, que permiten que la gente se asiente en cauces antiguos que se van a activar con los fenómenos climáticos. Ellos deben tener un mapa de su jurisdicción donde pongan en rojo los lugares donde no debe asentarse ninguna vivienda. Pero a veces el alcalde piensa más en los votos que en la vida de la gente.
— ¿El agua de azahar es para sobrellevar mejor a los detractores?
Sí, cuando dicen tonterías.
DEBATE CIVILIZADO
Federico Kauffmann dijo hace poco que Caral representa antecedentes de civilización. ¿Por qué la considera usted una civilización?
— Ese, precisamente, es uno de los grandes problemas del Perú: no hay visión de cuenca.
No la hay porque han aplicado un modelo de las intendencias españolas: el cómo exploto mejor y el no me interesa la visión integrada. Nosotros no hemos manejado el territorio de esa manera en el pasado. Cuando yo era estudiante, Javier Pulgar Vidal nos llevaba a recorrer una cuenca, y en cada zona ecológica nos hacía ver los cambios en el territorio y los recursos. A través de la arqueología se tiene que recuperar el conocimiento de cómo se manejó cada territorio. Por ejemplo, ¿los campos hundidos se manejan ahora? Muy poco. ¿Los campos acamellonados se manejan donde hay humedales? Tampoco. ¿Las cochas se manejan? Eran tecnologías apropiadas a cada parte del territorio. Ahora pretendemos aplicar un solo modelo a todo. Antes, cuando empezaban las lluvias fuertes, hacían siembra del agua: conducían a través de canales el agua hacia lugares geológicamente permeables, ahí creaban un río subterráneo y, por lo tanto, ya no había huaiquitos, pues, y luego, a través de la cuenca, en puquios, sacaban el agua de ese río subterráneo cuando la creciente estaba casi seca. Hay estudios que se han hecho pero no se aplican, y la responsabilidad es de los alcaldes, que permiten que la gente se asiente en cauces antiguos que se van a activar con los fenómenos climáticos. Ellos deben tener un mapa de su jurisdicción donde pongan en rojo los lugares donde no debe asentarse ninguna vivienda. Pero a veces el alcalde piensa más en los votos que en la vida de la gente.
— ¿El agua de azahar es para sobrellevar mejor a los detractores?
Sí, cuando dicen tonterías.
DEBATE CIVILIZADO
Federico Kauffmann dijo hace poco que Caral representa antecedentes de civilización. ¿Por qué la considera usted una civilización?
Porque es una sociedad que ha tenido una organización compleja con autoridades y especialistas. Esta información está sustentada en datos, porque tratamos de hacer ciencia y no, como dicen, que soy patriotera. Mi amigo Kauffmann dice que Caral no es civilización porque no ha habido cerámica, pero en África hubo cerámica desde hace nueve mil años y no eran civilización; y en Ecuador, la cultura Valdivia tuvo cerámica y no se la considera civilización.
De otro lado, el arquitecto José Canziani ha afirmado que Caral representa un urbanismo temprano, mas no una ciudad.
De otro lado, el arquitecto José Canziani ha afirmado que Caral representa un urbanismo temprano, mas no una ciudad.
Eso es cuando los arquitectos son rígidos y aplican modelos de otras culturas. Esperan que las ciudades tengan el modelo occidental para llamarlas ciudades. Nuestras culturas acondicionaban sus centros urbanos a la realidad que habitaban: una ciudad en la parte central del Perú no es igual a una ciudad en Puno, y esa es una visión que debemos recuperar.
Por: Maribel De Paz
Periodista
Fuente: http://elcomercio.pe
Por: Maribel De Paz
Periodista
Fuente: http://elcomercio.pe
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