Los gaditanos nunca han apartado la vista del horizonte. El Atlántico ha traído ataques y desgracias, pero también una gran prosperidad económica. Las torres vigías que coronan las casas de los comerciantes del siglo XVIII son prueba de ello y parte fundamental del paisaje. Cádiz es una urbe luminosa, blanca vista desde las alturas, pero con mucho colorido a ras de suelo. La guía oficial Lylian del Toro nos acompaña en un gran paseo que parte de las Puertas de Tierra y pasa por los principales barrios del centro histórico: Santa María, el Pópulo, el Mentidero y la Viña. Junto al oratorio de San Felipe Neri, sede de las Cortes de Cádiz de 1812, recordamos con el historiador Moisés Camacho los dos años de trabajos que cristalizaron en la primera constitución liberal de Europa. El espeleólogo Eugenio Belgrano y el guía de La Cueva del Pájaro Azul, José Carlos Fernández, nos ayudan a repasar los tres mil años de existencia de la ciudad desde sus orígenes fenicios y romanos. Nos asomamos también al gran Museo de Cádiz de la mano de su director, Juan Ignacio Vallejo. No falta una visita a la Catedral Nueva, cuya torre oriental ofrece una de las mejores panorámicas: nos la muestra la coordinadora turística del templo, Mari Ángeles Castro. Capítulo aparte merece la gastronomía gaditana; lo abordamos con el director de la revista ˈCosas de coméˈ, Pepe Monforte, y dos de los vendedores del mercado central: el pescadero Fernando Coucheiro e Isabel María del Río, responsable de un puesto de chicharrones. Por último recorremos la fachada playera del municipio, desde La Caleta a La Cortadura, en compañía del catedrático Juan Manuel Barragán, de la facultad de Ciencias del Mar y Ambientales de la Universidad de Cádiz.
Fuente: Nómadas
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