Fuente: https://espanol.radio.cz
Autor: Juan Manuel Muttoni
Si visitas Praga por primera vez, te será difícil escapar a sus trampas para turistas. Te contamos cuáles son y, con la ayuda de una guía turística checa experimentada, conocemos consejos sobre qué puedes hacer para tener una experiencia checa auténtica
Regresas de Praga feliz, encantado de haber conocido una de las ciudades más bellas del mundo. Revisas las fotos en tu celular y recuerdas los momentos que viviste en el Puente de Carlos o en la Plaza de la Ciudad Vieja. Observas con aprecio ese suvenir que te trajiste de la ciudad. En un gesto amistoso, le sacas una foto y se la envías a tu nueva amiga checa, que conociste durante el viaje. Su respuesta te borra la sonrisa de la cara: “¡Eso no tiene nada que ver con Chequia!”.
Aquel objeto no es nada original y tampoco la experiencia de ser engañado en Praga 1, ya que no hay visitante que no haya pasado al menos a centímetros de una de las tantas trampas para turistas que abundan en el centro histórico de la ciudad. La guía turística local Veronika Magdalena Jonczy, con años de experiencia y estudio, nos ayuda a repasar la lista de los productos que se venden como lo “típico checo”, pero que raramente pasan por las manos de un nativo.
1- La matrioska, una ofensa para los checos
Para empezar, esas simpáticas muñequitas de madera que caben unas dentro de otras y que se conocen como matrioska, no causan ninguna gracia en el país cuando alguien las llama “producto checo”. Los locales saben muy bien que ese objeto tiene un origen muy claro: Rusia.
“A algunos checos les da rabia, porque hemos estado bajo el poder de ese sistema totalitario. A nosotros no nos gusta que, por ejemplo, cuando nos preguntan ‘¿De dónde eres?’, y respondemos ‘De Chequia’, nos dicen ‘¡Oh, tú eres de Rusia!’. Eso nos da rabia”.
Lo cierto es que quienes trabajan en los locales de recuerdos buscan ganarse la vida y, si los turistas llegan un poco confundidos a sus puertas, no se pondrán en el papel de historiadores ni de guías turísticos. La falta de información, los prejuicios y, también, la inocencia de los consumidores son, en definitiva, un gran negocio para quienes lo saben aprovechar.
“En estas tiendas, los vendedores presentan el producto como representativo de todos los países eslavos. Pero lo cierto es que estamos hablando de un gran grupo de países. Por ejemplo, tienes los eslavos del Sur, de la antigua Yugoslavia. Y si viajas por esta región, encontrarás que el folklore cambia mucho. Sí, somos eslavos, pero, del mismo modo, no todos los latinos tienen el mismo folklore”.
¿Dirías que un sombrero de mariachi es un buen recuerdo para traerte de Sevilla? Al menos, seguro no será representativo de la cultura local. Del mismo modo, una matrioska puede llegar a considerarse incluso una ofensa para algunos checos, especialmente para las generaciones que tuvieron que soportar la opresión rusa durante tiempos del comunismo, según opina Veronika.
Afortunadamente, existen alternativas verdaderamente checas que sí puedes conseguir como suvenires. Una miniatura del Niño Jesús de Praga, el topito de los dibujos animados para niños Krtek, productos de las tiendas Manufaktura y Botanicus, o una cajita musical del Museo Bedřich Smetana para llevar la genial obra del compositor checo en tu bolsillo, son todas excelentes opciones.
2- Trdelnik, aroma y pinta que engañan a cualquiera
El segundo producto de la lista que se vende falsamente como típico checo es el trdelnik o trdlo, que si has pasado por Praga y no lo has visto, seguro lo has olido. Este tubo de masa que se cocina a la vista de los paseantes resulta irresistible por su aroma a canela. Largas filas de turistas pierden valioso tiempo en la capital checa por obtener uno de estos dulces, rellenos hasta desbordar de montañas del helado más barato a disposición. Pero el engaño que se produce en la vista y el olfato rápidamente es borrado por la verdad, que llega por la vía del gusto. Tras los primeros bocados, el trdelnik, en la mayoría de los casos, no tarda mucho en conocer su destino final: el cesto de basura.
Pero ningún turista debe sentirse débil al caer ante el encanto aromático y visual del trdelnik, ya que incluso los checos, en algunas ocasiones, también se dejan doblegar por el hechizo, según nos cuenta nuestra guía profesional.
A veces nos compramos un trdelnik en los mercados de Navidad. Es que huele muy bien por el azúcar caramelizado y las almendras tostadas, pero yo creo que el olor es mejor que el sabor”.
Aunque el origen de este dulce es tema de debate, no caben dudas de que no ha nacido en tierras checas ni tampoco se ha vuelto tradición. No te sientas mal si caes en esta trampa, porque, como ya ves, ni aun sabiendo que es una trampa, los locales logran escapar a ella. Eso sí, no podrás decir que no te avisamos.
¿Quiere esto decir que hay que evitar la pastelería en Praga? ¡De ninguna manera! En panaderías y cafés te estarán esperando los deliciosos koláčky, por ejemplo, unos pasteles redondos que vienen con diversos rellenos y son horneados con manteca y ron. En el pintoresco barrio de Vinohrady puedes encontrar incluso la pastelería Kus kolače, que se especializa en este dulce sí típicamente checo.
3- La absenta: checa, sí; para checos, no
Continuando con los sabores intensos que ofrece la ciudad, pasamos al tercer producto de la lista: la potente absenta.
Vinculado al ambiente bohemio y muchas veces señalado como inspiración o musa de no pocos artistas a comienzos del siglo XX, esta bebida característica por su color verde esmeralda se consigue en versiones que alcanzan el 90º de graduación alcohólica. A pesar de que existen empresas checas que lo producen, lo cierto es que, en la actualidad, si existe una reina etílica en el país, es rubia y se llama cerveza. Y si de bebidas más poderosas se habla, primero vendrán el slivovice, un licor típico a base de ciruela (aunque también los hay de pera, almendra y muchos más), y la Becherovka, más checa que la corona.
Sí existen algunas formas de tener una experiencia auténtica con una copa de absenta de por medio, aunque son un poco forzadas. Por ejemplo, pedir esta bebida en el tradicional café Slavia frente al cuadro El bebedor de absenta de Viktor Oliva, puede pasar como aceptable. Pero raramente un checo entiende este ritual como algo típico de su país.
¿Por qué esta bebida no es popular entre los locales? Nos lo explica Veronika.
“Si tú tomas absenta, te emborrachas muy rápido. Y a los checos nos gusta tomar cerveza y charlar. Es como una actividad social”.
4 - Locales de marihuana, puro humo
Y si de productos alucinógenos hablamos, debemos mencionar al cuarto de la lista: los llamados coffee shops, que no venden café sino productos vinculados a la marihuana. Específicamente, los insumos que allí se pueden conseguir contienen HHC o hexahidrocannabinol, un componente cuyos efectos no están del todo claros. Estos negocios aprovechan el vacío legal que existe acerca de la sustancia para hacer de la ilusión, nuevamente, un negocio.
La polémica sobre los productos que contienen HHC ha obligado a las autoridades locales a tomar cartas en el asunto y comenzar a prohibirlos en algunos casos, ya que niños y adolescentes, que pueden ser incluso más ingenuos que los turistas despistados, han sido recientemente internados tras intoxicarse con dulces que contenían la sustancia.
Si tu objetivo es tener una experiencia alucinante en Praga, te bastará con presenciar un atardecer desde la colina de Petřín o pasear por la isla de Kampa. Si te encuentras por allí, Veronika recomienda pasar por IF Café, ubicado en la Vila Werichova, en donde seguramente también se potenciarán tus sentidos, por la belleza del lugar y la originalidad de sus pasteles.
5- Candy stores, amargos en precio y calidad
Y así como hay dulces que se recomiendan, hay otros que resulta mejor evitar. El último producto de nuestra lista negra también es un enemigo de los dientes sanos, ya que nos referimos a la plaga de los candy stores, o tiendas de dulces, que apuntan a amargar con su precio y calidad a turistas encandilados por los colores.
Estos locales son una verdadera perdición si uno pasea con niños. Nada resulta más sencillo que tomar una bolsita y cargarla con ositos de gelatina, frutas de caramelo y grageas de tantos sabores y colores que hasta le darían envidia a Harry Potter. El sabor amargo llega a la hora de pagar por peso en el mostrador, y más teniendo en cuenta que en el precio no se ve reflejada la calidad ni mucho menos la buena conservación, ya que los dulces se acumulan de forma totalmente descubierta en montañas a la vista y alcance de todo el mundo.
Si lo que se desea es comprar golosinas, Veronika tiene una solución.
“Compra los dulces en el supermercado y compra los que sean checos. Por ejemplo, Hašlerky, que son buenos para la tos y son un invento checo del músico Karel Hasler”.
Y si los caramelos para la tos no resultan tan tentadores, no hay de qué preocuparse: Chequia tiene una larga tradición de caramelos blandos, como las marcas Jojo o Pedro, y también de chocolates, entre los que se destaca el súper clásico Studentská. Además de la mejor calidad y de que te estarás asegurando una verdadera experiencia checa, también cuidarás tu bolsillo siguiendo estos consejos.
“Horalka también es muy popular y cuesta medio euro o menos. Son buenas, puedes llevarlas como un refrigerio para los niños. Y también tenemos nuestros Haribo checos: los medvici (ositos)”.
En conclusión
Ahora sí estás preparado para disfrutar de tu paseo por una de las ciudades más lindas de Europa. Pero, para mayor precaución y disfrute, Veronika tiene un último consejo para dar.
“Si vienes a Praga y quieres conocer la cultura, y no quieres terminar comprando los caramelos de candy store, trdlo o matrioskas, por favor, haz otra cosa: conoce a una guía local y tómate la guiada con ella, porque ella te puede dar la mejor experiencia y decirte cómo es la vida local y cómo viven los locales”.
Por supuesto, Praga tiene mucho más que ofrecer que trampas para turistas. Por mucho que lo intenten algunos vendedores inescrupulosos, visitar la capital checa nunca será una estafa.
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