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Por: Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Science Alert, De Gruyter, Gizmodo, IFL Science y Praehistorische Zeitschrift.
Mucho antes de que los soldados modernos recurrieran a las anfetaminas, un nuevo análisis arqueológico sugiere que los guerreros germánicos que habitaban más allá de las fronteras del Imperio Romano podrían haber empleado sustancias estimulantes antes de entrar en combate para aumentar su coraje y rendimiento.
Para llegar a este hallazgo, un equipo de investigadores de la Universidad Maria Curie-Sklodowska de Polonia, dirigido por el arqueólogo Andrzej Kokowski, identificó 241 misteriosos objetos con forma de cuchara en 116 yacimientos arqueológicos de Escandinavia, Alemania y Polonia. Lo que han revelado estos peculiares utensilios, que datan de la época romana, ha resultado ser más intrigante de lo que se pensaba en un principio.
Las cucharillas en cuestión no son precisamente el tipo de utensilio que uno esperaría encontrar en una mesa. Con asas de entre 40 y 70 milímetros de longitud y pequeños cuencos o discos planos de 10 a 20 milímetros de diámetro, estos objetos se encontraban habitualmente sujetos a los cinturones masculinos, aunque curiosamente no cumplían ninguna función en el mecanismo del cinturón mismo.
Parte del equipo estándar de un guerrero
Lo más revelador es el contexto en el que se han encontrado estos artefactos: sistemáticamente aparecen junto a armas y otros pertrechos de guerra, sugiriendo que formaban parte del equipo estándar de un guerrero.
De acuerdo con el estudio, publicado el 26 de noviembre en la revista Praehistorische Zeitschrift,
estos instrumentos habrían servido para dosificar con precisión plantas y hongos que, consumidos en forma líquida o en polvo, habrían ayudado a los guerreros a mitigar el miedo, aumentar su energía y afrontar el choque con las legiones romanas, todo ello mientras mantenían un control cuidadoso de las dosis para evitar sobredosis.
"Los guerreros podrían haber utilizado estos objetos para medir la dosis adecuada para producir los efectos deseados y reducir la posibilidad de una sobredosis", escribieron los investigadores en un comunicado de De Gruyter.
Contexto histórico: drogas en la guerra
El consumo de drogas en la guerra no es exclusivo de la antigüedad. Según reporta Science Alert, desde la cocaína utilizada en la Primera Guerra Mundial hasta las anfetaminas en la Segunda Guerra Mundial, la humanidad ha recurrido a estimulantes para alterar la percepción del miedo y el cansancio en momentos críticos. Lo que este estudio sugiere ahora es que esta práctica podría tener raíces mucho más profundas de lo que se pensaba.
¿Qué sustancias consumían estos guerreros antiguos?
El equipo de investigación sugiere que las tribus germánicas tenían acceso a una sorprendente variedad de opciones. La lista incluía desde plantas locales hasta sustancias importadas: la adormidera, el lúpulo, el cáñamo, el beleño, la belladona y diversos hongos.
Particularmente intrigante es la posible conexión con el beleño, una planta conocida por provocar estados de ira intensa. Los investigadores señalan que esta sustancia, utilizada ritualmente en el Imperio Romano, podría haber sido empleada por los famosos guerreros "berserker" nórdicos, según informa IFL Science.
Más allá de ayudar a los guerreros a superar el miedo y aumentar sus niveles de energía antes de la batalla, los investigadores creen que esta práctica podría haber sido tan común que probablemente dio lugar a una importante industria de comercio de estimulantes, diseñada específicamente para abastecer a los ejércitos germánicos.
Pueblos "bárbaros"
Es importante señalar que el término "bárbaro", utilizado históricamente por griegos y romanos para referirse a todos los extranjeros, englobaba a diversos grupos germánicos, celtas y tracios que vivían más allá de las fronteras del Imperio Romano. Mientras que el uso de opio y otras drogas está bien documentado entre los romanos, hasta ahora se había asumido que estos pueblos "bárbaros" limitaban su consumo de sustancias, principalmente al alcohol.
Los investigadores sugieren que estos hallazgos podrían indicar un conocimiento sofisticado de sustancias naturales y sus efectos en el cuerpo humano entre estos pueblos. Este conocimiento no se limitaba al ámbito militar; las mismas sustancias podrían haberse empleado también con fines medicinales y rituales, sugiriendo una comprensión más profunda de su uso que la previamente reconocida.
La organización necesaria para suministrar estos estimulantes en las cantidades y variedades requeridas habría sido considerable, lo que sugiere la existencia de redes de comercio y conocimiento más complejas de lo que se pensaba anteriormente en estas sociedades "bárbaras".
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