Mosquero real (también llamado atrapamoscas real amazónico)
Tiene bosques nubosos, selva de tierras bajas, ríos, arroyos, pantanos. Incluso tiene glaciares.
“Madidi
se conformó a partir de la hipótesis de que podría ser el área
protegida con la mayor diversidad biológica del mundo”, dijo Wallace. Y,
según afirma, lo es en cuanto a mamíferos, aves, plantas y mariposas.
En
junio de 2015, un equipo de científicos, casi todos bolivianos,
emprendieron un censo de vida de tres años en el parque, concentrándose
en quince sitios. La búsqueda de campo, respaldada por la sociedad para
la conservación, se complementó con una investigación menos aventurera
de la literatura científica. La meta del proyecto, llamado Identidad
Madidi, era registrar la mayor cantidad posible de especies que viven en
el parque.
Los
resultados están listos: la cantidad total de especies documentadas de
Madidi es de 8524. El equipo de campo encontró cerca de 4000 especies,
1362 de ellas no se habían registrado nunca antes en Madidi. Calculan,
con base en otra información sobre cómo se distribuyen las especies, que
probablemente haya 11.395 viviendo en el parque, aunque algunas de
ellas no hayan sido vistas aún. Eso incluye a todas las criaturas con
columna vertebral, a todas las aves y las mariposas. Abarcar a todas las
especies de insectos era un paso demasiado grande.
Entre
los hallazgos hubo 124 especies y 8 subespecies que se cree son nuevas
para la ciencia, como la rata espinosa y la lagartija cola de látigo.
Documentaron trece nuevas especies de mariposas. La mariposa corinna alas de daga ya se conocía.
Por
supuesto, la conclusión de la encuesta da pie a una pregunta: ¿qué
importancia tiene cuál parque sea el que tiene mayor diversidad?
Bolivia
no está buscando una confrontación tipo Copa del Mundo con otras áreas
protegidas, como el parque nacional del Manu de Perú, que se ha
considerado el más diverso hasta ahora, ni con el parque nacional Yasuní
de Ecuador, que sigue superando a Madidi en la cantidad de anfibios y
reptiles, como la serpiente coral boliviana, extremadamente venenosa.
Los peces, incluyendo a los completamente inocuos ciprinodóntidos aún están contándose.
De hecho, la sociedad para la conservación apoya a esos dos parques y a
varios más. Sin embargo, el orgullo nacional puede motivar la
conservación y Wallace dijo que el censo se inició en gran parte porque
“la gente de Bolivia no sabía lo verdaderamente especial que es Madidi”.
El censo tenía sentido desde un punto de vista científico porque contar
con un registro basal de la diversidad de cualquier área protegida es
importante para entender lo que sucede conforme el clima y el desarrollo
en la zona cambian. Para los investigadores interesados en la manera en
que las especies interactúan entre sí y con su entorno, el primer paso
es conocer a las especies mismas, como el mono tití de Madidi, que
Wallace y Humberto Gómez descubrieron en el parque en el 2000, y que se
clasificó como una nueva especie en 2004. La nutria de río es más
conocida.
Aun
así, los conteos de especies nunca son definitivos. La cantidad de
gente que cuenta, las áreas donde decide obtener muestras, el momento
del año, los cambios en el ambiente que se dan con el tiempo —todo ello
puede afectar el total—. En el parque nacional del Manu, en el parque
nacional Yasuní o en cualquier otra área protegida se podrían realizar
nuevos conteos y los totales podrían cambiar.
Lo
importante, por supuesto, es proteger a tantas especies como sea
posible, ya sea en Bolivia, Perú, Ecuador o en cualquier otra parte del
planeta. Sin embargo, un poco de orgullo nacional por los esfuerzos
conservacionistas propios ayudará a los animales y plantas protegidos a
florecer.
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