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Por: Editado por Andrea Ariet con información de IFLScience, EurekAlert y la revista Current Biology.
La ciencia ha tratado de dibujar el pasado que esconden las famosas siluetas y figuras petrificadas en Pompeya después que la ciudad viviera la catastrófica erupción del Vesubio.
Ahora, mediante un reciente análisis de ADN, muchas de esas interpretaciones tradicionales sobre el género y los supuestos lazos familiares de algunas de estas víctimas ha quedado al descubierto, revelando la auténtica historia detrás de cada una de estas figuras convertidas en piedra.
"Los sexos de los individuos y las relaciones familiares no coinciden con las interpretaciones tradicionales, lo que ejemplifica cómo las suposiciones modernas sobre los comportamientos de género pueden no ser lentes confiables a través de las cuales ver los datos del pasado", describen los investigadores en declaraciones recogidas por el portal IFLScience.
Historias bajo la piedra
Los autores de la investigación, encabezados por Elena Pilli, profesora del Departamento de Biología de la Universidad de Florencia (Italia), sugieren que ciertas narraciones que se han extendido a lo largo del tiempo sobre algunos de los residentes de Pompeya están lejos de la realidad y probablemente se basan en suposiciones modernas erróneas sobre cómo vivía la gente en el pasado.
Pompeya fue una ciudad romana desarrollada y sofisticada y quedó enterrada bajo metros de cenizas y piedra pómez después de una catastrófica erupción del monte Vesubio en el año 79 d.C. Sus habitantes fueron envueltos en cenizas, lo que permitió conservar su postura en el momento de su horrible muerte.
Tal y como se explica desde el portal IFLScience, con el paso del tiempo, los tejidos blandos de estas víctimas se fueron descomponiendo, dejando tras de sí cavidades huecas. Los investigadores aprovecharon para rellenarlas con yeso, creando moldes de estos pompeyanos fallecidos hace siglos.
Precisamente son estos moldes de donde los autores del presente estudio -publicado recientemente la revista Current Biology-, han podido extraer el ADN para sus investigaciones. Los moldes contenían pequeños fragmentos de material esquelético, de manera que ha servido para conocer más sobre la ascendencia, sexo y relaciones genéticas de un total de 14 individuos.
"Un ejemplo notable es el descubrimiento de que un adulto que llevaba un brazalete de oro y sostenía a un niño. Tradicionalmente esto ha sido interpretado como una madre y un niño, pero era un hombre adulto y un niño sin relación”, indica el autor del estudio David Reich en una declaración publicada en el portal Eurekalert.
El investigador hace referencia a la conocida como Casa del Brazalete de Oro, una vivienda descubierta en 1974 en la que se halló esta pareja, que se pensaba que formaban parte de una familia de cuatro miembros. Sin embargo, con este reciente análisis se ha demostrado que los dos adultos y los dos niños encontrados en este habitáculo eran varones sin parentesco.
"Ciertamente fue una sorpresa descubrir que la familia no era una familia y que al menos una de las dos niñas era un niño”, recalca.
Conexiones más allá de Pompeya
El análisis de ADN de estos 14 individuos también ha permitido ir más allá, arrojando datos del patrimonio genético de las víctimas.
"En general, fue interesante que descendieran principalmente de inmigrantes recientes del Mediterráneo oriental, lo que resalta la naturaleza cosmopolita del Imperio Romano”, dijo Caramelli a IFLScience.
Caramelli y sus colegas prosiguen con las investigaciones de otros 168 individuos de la antigua Pompeya, con el que pretenden ofrecer un "panorama poblacional mucho más preciso y completo", dice a IFLScience.
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