"La posición de cada una de las facciones en un determinado momento de la historia incaica no dependía exclusivamente de cuándo había gobernado su ancestro, una o más generaciones atrás, sino que su prestigio involucraba, a su vez, dos variantes adicionales. Por un lado, involucraba la habilidad del grupo para asociarse con el nuevo poder a través de la presencia de una de sus mujeres como Coya o como madre del nuevo gobernante, o simplemente como una de las principales aliadas en el proceso sucesorio. Adicionalmente parece haber existido una suerte de límite en el descenso de estos grupos en la jerarquía cusqueña, en base a las ideas que se han expuesto en el capítulo anterior, pues el prestigio de los mismos se encontraba asociado con el de su ancestro. En ese sentido, si pensamos por ejemplo en el linaje de Pachacútec, es posible suponer que, dado el prestigio del fundador, este grupo no podía convertirse en el de menor influencia de la élite así no hubiese podido conseguir que por lo menos uno de sus miembros llegase a convertirse en el Inca reinante o que alguna de las mujeres quedara convertida en Coya, o en esposa secundaria del nuevo gobernante. El prestigio de su fundador, estrechamente asociado con los recursos de los que disponía, las alianzas logradas y su participación en el poder efectivo, hacían que los aillus cusqueños gozaran de una importante posición al interior de la élite. Paralelamente, las referencias existentes en las crónicas acerca del 'empobrecimiento' de cierto sector de la élite y, por ende, de determinados aillus reales son, probablemente, motivadas por su incapacidad para administrar sus alianzas y mantener el prestigio y la memoria de su ancestro."
Página 153 y 154. Los Incas y el poder de sus ancestros. Francisco Hernández Astete. PUCP. Lima, Perú - 2012.
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