Una labor de rescate arqueológico ha permitido conocer vestigios de la cultura Casma y de la presencia de los mochicas e incas en este valle de Áncash. Queda aún pendiente la puesta en valor de este sitio prehispánico del norte chico.
Hace varias décadas, cuando fue construida la carretera Panamericana, esta vía dividió en dos al sitio arqueológico de Manchán. Esta carretera aumentará a dos carriles más, por lo que se planteó el problema de salvaguardar lo máximo posible de este lugar.
Esta tarea fue encomendada por el consorcio Autopista del Norte –responsable de la construcción de esta vía– a Qetzal, consultora especialista en labores de arqueología.
De Casma a Chimú
Nover Horna Gálvez, arqueólogo de Qetzal y encargado de los trabajos de salvataje, explicó a la Agencia de Noticias Andina que Manchán se ubica en un lugar estratégico, desde donde se puede controlar el acceso al valle de Casma y a los recursos hídricos de la zona.
Indicó que se trata de un complejo administrativo de importancia. Aunque entre los vestigios se encontraron piezas pertenecientes a la cultura regional Casma, perteneciente al horizonte medio, según Horna una etapa importante del desarrollo de Manchán se alcanzó durante el posterior dominio Chimú.
De acuerdo con este especialista, Manchán se convirtió en la principal ciudad de los chimú ubicada al sur. Prueba de ello se encuentra en la variada cerámica hallada en la que se entremezclan los estilos de ambas culturas.
La cerámica Casma se caracteriza por ser decorada con incisiones. Estas forman eventualmente formas geométricas.
Una curiosidad que revela Horna Gálvez es que los análisis de los restos encontrados en estas cerámicas señalan presencia de almidón de maiz. Ello haría sospechar, de acuerdo a este profesional, que en este lugar se almacenaba chicha que se repartía en su zona de influencia.
“La fabricación de chicha en grandes cantidades parece haber sido una actividad productiva de gran relevancia para Manchán”, conjeturó el profesional.
Llegada de los incas
Otro dato para tener en cuenta es la variedad de técnicas constructivas empleadas por los habitantes de Manchán. Por ejemplo, se encontró muros construidos en adobe, quincha y tapial.
Cada una de estas técnicas responden a diferentes periodos de ocupación, incluyendo la más tardía que fue la inca.
Asimismo, durante las labores de rescate se encontró una yupana –sistema de contabilidad utilizado en el Tahuantinsuyo– tallada en el suelo de un depósito.
Los hallazgos mencionados, además de entierros de animales y de personas encontrados, se han dado en custodia al museo regional Max Ulhe, ubicado a corta distancia del lugar.
Cifra
118 entierros humanos se han hallado en Manchán. Entre ellos restos de menores.
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