Fuente: https://andina.pe
Por: Luis Zuta Dávila
La arqueología peruana volvió a deslumbrar al mundo en 2024 con nuevos
hallazgos que revelan el notable desarrollo cultural alcanzado por
nuestros antepasados en la costa, sierra y selva, y cuyo formidable
legado debemos conocer y preservar. Estos descubrimientos llamaron la
atención internacional y han sido considerados entre los más destacados
del mundo este año. A continuación, los descubrimientos arqueológicos más notables del Perú en 2024,
los cuales enriquecen el notable patrimonio material e inmaterial de
nuestro país y contribuyen a un mejor conocimiento de lo que fueron
capaces de lograr hace miles de años.
Los antiguos peruanos consumían más vegetales
En enero se dio a conocer una investigación sobre las osamentas de 24 individuos encontrados en los sitios de enterramiento de Wilamaya Patjxa y Soro Mik'aya Patjxa, en el departamento de Puno,
la cual reveló que la dieta de los primeros pobladores del altiplano
andino peruano estaba compuesta de un 80 % de materia vegetal y un 20 %
de carne.
El estudio, en base a un análisis isotópico, desarrollado por arqueólogos de la Universidad de Wyoming, liderados por Randy Haas,
plantea a partir de esta comprobación, que la concepción sobre los
primeros seres humanos que poblaron los Andes peruanos como
"cazadores-recolectores" debería invertirse por
"recolectores-cazadores".
“Todos los
modelos de subsistencia creíbles indican que los alimentos vegetales
constituían la mayoría de las dietas individuales y la carne desempeñaba
un papel secundario. Estos hallazgos son inconsistentes con la
hipótesis de trabajo de una dieta predominantemente cárnica y en cambio
sugieren una dieta predominantemente vegetal entre las primeras
poblaciones recolectoras del Altiplano Andino”, señala el estudio.
Identifican edificio monumental en Quebrada del Oso
En el primer mes de este 2024 se reveló el hallazgo de un edificio monumental de carácter administrativo llamado “La Audiencia”, similar a los que funcionaron en Chan Chan y otras construcciones importantes del reino Chimú, en el sitio arqueológico Quebrada del Oso, ubicado en el distrito de Chicama, provincia de Ascope, departamento de La Libertad.
La arqueóloga Carito Tavera, codirectora del Programa Arqueológico Chicama (PRACH)
de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y lideresa del equipo
de trabajo arqueológico que excavó esta temporada en el sitio
arqueológico Quebrada del Oso, que abarca una extensión de 42 hectáreas,
reveló, en entrevista exclusiva con la Agencia de Noticias Andina,
que después de muchos años se vuelve a reevaluar lo que se ha hecho en
torno a la ocupación del valle por parte del reino Chimú y luego por el
imperio Inca. “Por eso se decidió trabajar en Quebrada del Oso, porque es un sitió icónico de la ocupación y administración chimú", subrayó.
“Hemos
intervenido una de las tres estructuras monumentales, correspondiente
al número 2, que no había sido intervenida anteriormente, pese a que los
primeros trabajos de intervención en Quebrada del Oso se remontan a la
década de 1970 y estuvieron a cargo de arqueólogos norteamericanos.
Desde entonces, ningún otro equipo de investigación volvió a trabajar
acá”, manifestó.
“Los chimú construyen este lugar, específicamente, para
incrementar su frontera agrícola en Chicama y disponer de mayor cantidad
de alimentos disponible. Y por eso construyen el canal Intervalle, que
traslada agua desde el valle de Chicama al de Moche. Y al pie de este
canal construyen el asentamiento Quebrada del Oso", afirmó.
Tavera
sostuvo que el edificio descubierto, denominado La Audiencia, es el de
mayor tamaño de los tres identificados en Quebrada del Oso. Este recinto
de forma rectangular funcionó como un espacio donde se reunían los
funcionarios chimúes para tomar decisiones políticas y administrativas.
“No se sabía si en Quebrada del Oso existía una edificación del
nivel de ‘La Audiencia’, pero nosotros planteamos como hipótesis que
ese espacio era La Audiencia y este año lo hemos confirmado en las
excavaciones completas”, manifestó.
Hallan recinto enlucido del periodo Formativo en Apurímac
Arqueólogos peruanos descubrieron un recinto enlucido de color blanco, perteneciente al periodo Formativo, en la parte alta del templo ceremonial de Rurupa, ubicado en el distrito de Ancohuallo, provincia de Chincheros, departamento de Apurímac. Este descubrimiento, dado a conocer en febrero, estuvo a cargo de un equipo dirigido por el arqueólogo Edison Mendoza, docente de la escuela profesional de Arqueología e Historia de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. En el lugar se develaron dos momentos constructivos, la primera corresponde al Periodo Formativo Medio (1,000-800 a.C.) donde se levantó una plataforma rectangular con una escalinata de tres peldaños.
En la parte alta del mismo sitio se construyeron tres estructuras
de plantas rectangulares, una antesala y luego se divide en dos
estructuras independientes en posición equidistante, cada una con
puertas. “Lo resaltante es que se hallan
enlucidas con una capa de color blanco. Encima lo pintaron con varios
colores: plomo, marrón y rojizo. Este tipo de arquitectura es muy rara
en la sierra peruana; al contrario, son evidencias muy costeñas, lo que
prueba contactos con sitios de esa parte del país”, sostuvo Edison Mendoza en entrevista exclusiva con la Agencia de Noticias Andina.
Explicó que, por su ubicación en la parte alta del templo, este
tipo de recintos sugiere corresponder a un espacio especial vinculado
con actividades rituales. “Al interior de uno de ellos hemos
encontrado un altar rectangular, encima del cual se halló el cráneo de
un cuy, que en la actualidad no solo está relacionado como alimento,
sino también a prácticas rituales”, detalló.
El segundo momento del descubrimiento responde al periodo Formativo Tardío
(800 a.C. - 400 a.C.) algunas estructuras están cubiertas con tierra y
relleno de piedra. A la vez, el templo se monumentaliza, se ensancha
horizontal y verticalmente. Su tecnología constructiva cambia del uso de
bloques pequeños de piedra a otra donde se usan bloques mucho mayores.
En la parte alta se edificó una planta hundida de forma cuadrada,
conectada a los lados por escalinatas de dos peldaños. Según el
arqueólogo, sus cambios simbolizan la llegada de una nueva ideología,
pero su cerámica aún no es definida, por lo que los especialistas están
en proceso de análisis.
Plaza megalítica de 5,000 años en Cajamarca
En febrero también se reveló que la plaza circular megalítica ubicada en el sitio arqueológico de Callacpuma, en el departamento de Cajamarca, tiene una antigüedad de al menos 5,000 años, siendo el ejemplo más antiguo de arquitectura ceremonial megalítica en la sierra norte del Perú.
“Es un ejemplo temprano de construcción colectiva, de lugares e
integración social entre la población de los Andes, y representa el
desarrollo cultural de la región Cajamarca a lo largo de 5,000 años,
desde el Precerámico Tardío hasta el presente”, sostuvo la arqueóloga peruana Patricia Chirinos Ogata, codirectora del Proyecto de Investigación Arqueológica Callacpuma.
En entrevista con la Agencia de Noticias Andina, la investigadora destacó que la arquitectura megalítica monumental expresada en la plaza circular de Callacpuma
revela un método de construcción nunca antes reportado en los Andes y
es distinto de otras plazas circulares monumentales de la región.
“Presentamos tres fechas de radiocarbono asociadas con la
construcción inicial de la plaza que promedian aproximadamente 2,750
años antes del presente, correspondientes directamente al período
Precerámico Tardío, que vio la primera construcción monumental en los
Andes. Este es uno de los primeros ejemplos de arquitectura megalítica
monumental en América”, manifestó.
Explicó
que la arquitectura monumental es fundamental para muchos aspectos de
la organización social humana y el desarrollo de la complejidad social,
pero los impulsores de sus orígenes siguen siendo poco comprendidos.
“Esta forma de arquitectura se construye deliberadamente para
ser más grande y, a veces, más elaborada de lo necesario dada su función
prevista. La arquitectura monumental ceremonial más antigua del mundo,
ya sea representada por alineaciones de piedras megalíticas, grandes
plataformas y edificios, o plazas delimitadas, fue el resultado de
acciones comunitarias o corporativas, por parte de grupos más grandes
que los hogares inmediatos y, a menudo, más grandes que la población del
área local”, argumentó.
Así vivieron los pobladores que acudían a Kotosh
Tras la reapertura a las visitas turísticas, en marzo, en el sector VI de la zona arqueológica monumental de Kotosh, ubicada en la región Huánuco,
se dio a conocer una investigación arqueológica que revela cómo vivían
los pobladores que ocuparon ese sector durante 200 años. Se trata del único sector con presencia humana permanente y de uso
doméstico en esa zona, y sus habitantes solían acudir al célebre Templo
de las Manos Cruzadas para rendir culto a sus dioses. Así lo sostuvo el arqueólogo Peter Romero Sánchez,
de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Huánuco y responsable del
componente de investigación en las temporadas 2 y 3 del Proyecto de
Investigación Arqueológica denominado “Recuperación del Sector VI de
la Zona Arqueológica Monumental de Kotosh con fines de Investigación,
Conservación y Puesta en Valor”.
Explicó que la ocupación doméstica del sector VI de Kotosh
se evidencia por el material recuperado en los pequeños talleres donde
se desarrollaban una serie de actividades, sobre todo de elaboración de
artefactos de distintas características y materiales de uso doméstico
como cerámica (vasijas, agujas, punzones y otros), herramientas líticas o
hechas de piedra como morteros, herramientas para faena de caza y pesca
entre otros.
Refirió que el sector VI surgió
entre los años cero y 200 de nuestra era, tiene una extensión de 26,000
metros cuadrados y se localiza a unos 200 metros al suroeste del área
nuclear del sitio arqueológico de Kotosh, donde los arqueólogos hicieron
casi 300 excavaciones cubriendo casi toda el área. Se encuentra en la
parte más elevada del terreno sobre está emplazado el sitio arqueológico
y era la menos conocida hasta hace poco.
“El sector VI es el más amplio de todos los que conforman la
zona arqueológica monumental de Kotosh y el que más se ha intervenido.
El circuito de visita turística tiene una longitud de 1,9 kilómetros y
es mucho mayor al de la zona monumental donde se encuentra el Templo de
las Manos Cruzadas que comprende 900 metros lineales”, precisó.
Revelaciones sobre templo religioso de 3,000 años en Puémape
Después de 34 años de la primigenia excavación y estudio del sitio arqueológico Puémape, ubicado en el distrito de San Pedro de Lloc, en la región La Libertad, investigadores del Programa Arqueológico Chicama encontraron nuevas evidencias sobre el templo religioso erigido allí hace aproximadamente 3,000 años por la sociedad Cupisnique y sobre el cementerio que funcionó posteriormente en esa zona durante la ocupación de la también cultura preinca Salinar.
El arqueólogo Henry Tantaleán, quien dirige el
Programa Arqueológico Chicama, auspiciado por la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos (UNMSM) y el Instituto Peruano de Estudios
Arqueológicos, reveló en exclusiva a la Agencia de Noticias Andina que
las nuevas intervenciones en Puémape, iniciadas a inicios de marzo y
tras varias semanas de excavación, permitieron descubrir muros hechos de
piedra por la cultura Cupisnique en el templo y enterramientos
posteriores al abandono de dicho monumento religioso, correspondientes a
la época Salinar, cultura prehispánica que se desarrolló en la costa de
los departamentos de Áncash y La Libertad, entre los años 500 a.C. y
200 d.C.
Sostuvo que, según las primeras estimaciones, el templo de Puémape
habría sido edificado entre los años 1,000 y 800 antes de Cristo por la
sociedad Cupisnique, siendo contemporáneo a los inicios de la cultura
Chavín.
Agregó que, de acuerdo con las evidencias encontradas habría sido
ocupado durante al menos 100 años antes de su abandono debido, al
parecer, a hechos catastróficos provocados por el impacto del fenómeno
El Niño en la costa peruana.
“Es un templo
de forma cuadrangular con dimensiones de 18 metros por lado, construido
a manera de una plataforma de medio metro de altura hecha con arcilla
de color amarillo traída de un lugar lejano. Cuenta con una escalinata
central orientada 10 grados hacia el norte y en las partes laterales y
del fondo de esta plataforma en forma de letra ‘U’ se levantaron muros
hechos con piedras traídas desde la zona de playa, así como de cerros
vecinos, y que tienen una altura de 1.50 metros. Estos muros estaban
cubiertos por tres metros de arena”, describió.
Argumentó que este templo fue un espacio de uso ritual, en la que
-según la hipótesis de los arqueólogos liderados por Tantaleán- se
realizaban cultos, preparaciones de cuerpos para enterramientos.
Agregó que la ocupación del templo se habría producido durante al menos 100 años y como máximo 200 años. “Luego ocurre el colapso de esta sociedad y el templo es abandonado rápidamente, al parecer por efectos del fenómeno El Niño.
Algunas partes del recinto fueron destruidas, principalmente el suelo y
la escalinata. Después de unos 400 a 500 años, y después que el templo
es cubierto por arena de forma natural, una comunidad de personas
relacionadas con la cultura Salinar habita muy cercanamente a este
templo y también utiliza el espacio para enterrar muertos, incluso
rompiendo el piso del templo Cupisnique”, explicó.
Develan centro ceremonial milenario en Apurímac
En abril de este año, un equipo de investigadores, encabezado por el arqueólogo Edison Mendoza, descubrió un centro ceremonial del período Formativo de unos 3,000 años de antigüedad en el centro poblado San Juan Bautista, ubicado en el distrito de San Antonio de Cachi, provincia de Andahuaylas, región Apurímac.
Se trata del centro ceremonial Markayuq,
una plataforma cuadrangular de 31 x 31 metros, con una altura
aproximada de cuatro metros con una entrada al lado norte. En el lugar
se halló también una escalinata de siete peldaños.
En diálogo con la Agencia de Noticias Andina,
Mendoza indicó que el centro ceremonial fue ubicado en lo alto de la
meseta de Markayuq, sobre una plataforma elevada artificial, y está
orientado hacia los apus tutelares de Apurímac.
Tras indicar que dentro del centro ceremonial se encontró una
plaza hundida rectangular, el arqueólogo ayacuchano afirmó que por sus
características el sitio fue destinado a actividades rituales. "Este era un centro ceremonial. Desde este lugar se puede apreciar un amplio horizonte", dijo. El investigador indicó que el sitio arqueológico se ubica en la cuenca del río Pampas donde existen otros importantes complejos arqueológicos.
Evidencian presencia Ichma e Inca en el valle medio del río Rímac
Una excavación pionera en el sitio arqueológico Cobián, ubicado en el distrito limeño de Chaclacayo, permitió conocer la secuencia ocupacional Ichma e Inca
del área en virtud de los patrones arquitectónicos identificados y
evidencias encontradas, además de saber cómo vivieron sus habitantes en
este asentamiento prehispánico del valle medio del río Rímac.
En abril, la directora del Proyecto de Investigación Arqueológica Huaca Cobián e investigadora principal del sitio, Gina Marrou,
indicó en entrevista con la Agencia de Noticias Andina, que este sitio
arqueológico abarca más de 50 estructuras líticas, distribuidas sobre
una superficie de 22 hectáreas, de las cuales hasta ahora solo se ha
excavado menos del 5 % del total, correspondiente a tres complejos
ubicados en el sector norte del sitio, dado que las intervenciones de
campo empezaron en octubre de 2023.
El sitio
arqueológico Cobián se ubica en la urbanización Alfonso Cobián, de cuyo
apellido tomó la denominación, a la altura del kilómetro 21 de la
Carretera Central, pasando la urbanización Ñaña y antes del condominio
El Cuadro, en el distrito de Chaclacayo. El asentamiento humano fue
construido sobre un terreno elevado delante de un cerro que está en el
sector alto de la urbanización Alfonso Cobián, en la margen izquierda
del río Rímac.
Gina Marrou precisó que entre los primeros hallazgos de las
excavaciones realizadas en el sitio arqueológico Cobián destaca un
conjunto de recintos de plantas semicirculares, aglomerados e
interconectados por escaleras. Ello correspondería a una primera
ocupación por parte de la cultura Ichma.
“En
una segunda ocupación, bajo el dominio Inca, observamos que estas
estructuras con ese patrón de asentamiento, ya comienza a variar bajo
remodelaciones y las construcciones se modifican adoptando plantas
rectangulares, quedando mejor definidos, y se asocian a patios más
amplios”, detalló. “No hay una arquitectura monumental en el sitio arqueológico
Cobián y las construcciones fueron hechas con piedras extraídas de
cerros”, puntualizó.
Agregó que también
se encontró evidencias orgánicas como restos de cultivos de maíz
(corontas), de frijol, de frutas como lúcuma y de algodón. Asimismo,
se hallaron productos de intercambio con otras poblaciones costeras,
como productos marinos (caracoles, choros, cangrejos, entre otros). “Esto
nos indica la interacción económica y el intercambio de productos.
Hemos hallado también ecosistemas ribereños como cañas, carrizos, entre
otros vegetales, lo que nos da luces sobre el aprovechamiento de la
fertilidad del valle y las áreas circundantes”, manifestó.
Otros testimonios de la vida doméstica en el sitio arqueológico Cobián
que se encontraron en las excavaciones dirigidas por Marrou tienen que
ver con fragmentos de cerámica Ichma e Inca, lo que revela que hubo
doble ocupación del lugar.
“La primera
ocupación sería del periodo final del Intermedio Tardío, evidenciada por
la presencia Ichma, y una segunda ocupación ocurrida en el Horizonte
Tardío, correspondiente al dominio Inca, dado que se ha observado
remodelaciones en la arquitectura, adoptando un patrón ortogonal”, argumentó.
La
arqueóloga dijo, igualmente, que se descubrieron en espacios mortuorios
los restos óseos de dos individuos, los cuales serán analizados para
determinar su sexo, edad y otras características. “Los restos óseos
están incompletos y parece que han sido alterados al parecer por el
impacto de huaicos que ocurren en esa zona durante la temporada de
lluvias o tal vez por actos de huaqueo que se han registrado también en
otros sitios arqueológicos”, anotó.
Geoglifo mochica en el valle de Virú
El uso de moderna tecnología en el proceso de investigación ha permitido a arqueólogos peruanos encontrar un geoglifo que estaría asociado a pozos mochica para captar agua en el extenso valle de Virú, en la región La Libertad,
donde gran parte de la evidencia de la existencia de los pueblos
prehispánicos se pierde entre los campos de cultivo en los que las
empresas agroindustriales cosechan arándanos, paltas, espárragos,
alcachofas, entre otros.
Feren Castillo Luján, director del Proyecto Arqueológico Valle de Virú (PAVI),
precisó, en mayo de 2024, que este geoglifo fue reconocido tras el
análisis a unas imágenes registradas en un mapeo con dron a vuelo bajo
por varias zonas del valle de Virú. En la labor de gabinete se notó que
en un área cerca de una quebrada se había registrado un geoglifo. Detalló
que el geoglifo tiene una longitud de 40 metros por 30 metros y se
puede apreciar en su real dimensión desde el aire; además, tiene forma
de ave falcónida y está orientado hacia la montaña.
El también profesor de la Universidad Nacional de Trujillo e
investigador de la Université de Rennes, en Francia, aseveró que le ha
llamado poderosamente la atención la gran cantidad de restos de cerámica
mochica en los espacios donde se ha dibujado este geoglifo. Otro
detalle importante es que en varios sectores de este sitio se han
encontrado muchos pozos de captación de agua, por lo que no se descarta
que estén asociados. “No se descarta que
los mochica hayan usado una quebrada en el valle de Virú para hacer
geoglifos asociados a pozos de captación de agua, posiblemente en época
de escasez o de abundancia de lluvia”, postuló.
Descubren en Zaña templo de más de 4,000 años
En junio de este año se conoció del hallazgo de un templo de hace más de 4,000 años de antigüedad en el valle de Zaña, en la región Lambayeque, y contemporáneo a la célebre huaca Ventarrón, que posee los murales más antiguos de América.
Este hallazgo, considerado entre los más notables del 2024 por Archaelogy Magazine's, una de las revistas especializadas en arqueología más importantes del mundo, estuvo a cargo de investigadores del Proyecto Arqueológico Paisajes Culturales de Úcupe-Valle de Zaña, que dirige el doctor en Arqueología, Luis Armando Muro Ynoñán.
“Somos
el primer proyecto arqueológico que realiza investigaciones en este
sitio, el cual no tiene mayor referencia en ningún catastro arqueológico
ni hay excavaciones científicas y sistemáticas que se hayan hecho
antes”, enfatizó.
Los trabajos de excavación de los integrantes del proyecto se centraron en el complejo arqueológico Los Paredones de la Otra Banda-Las ánimas, ubicado en el distrito de Zaña, a 48 kilómetros al sureste de la ciudad de Chiclayo, capital del departamento de Lambayeque.
Nos
hemos centrado en dos áreas que están cerca del cerro Las Ánimas y son
dos frentes de trabajo que hemos abierto para explorar la historia
cultural de esta gran área que se caracteriza por su naturaleza
desértica, pero flanqueada por un extenso bosque de algarrobos o bosque
seco contiguo a dicho cerro”, refirió.
Muro afirmó que, en una de esas unidades de excavación, cuyas
dimensiones cuadrangulares son de 10 metros por lado, se encontró lo que
parece ser la fechada de un templo del periodo Formativo
que tendría una antigüedad estimada de 4,000 años, pendiente de
precisión con el correspondiente análisis de radiocarbono, dado que
presenta un tipo de arquitectura y de frisos que muestran una edad
anterior a la cultura Chavín.
El
investigador precisó que uno de los seres mitológicos es un individuo
que pareciera que tiene características humanas, pero en realidad tiene
cabeza de ave con unos apéndices que salen de la parte posterior de su
cabeza. Además, tiene brazos y piernas de reptil con garras.
“Este ser mitológico parece ser parte de un repertorio de
divinidades que eran una parte fundamental de la religión que se
desarrolló entre hace 2,000 y 1,000 años antes de Cristo, lo que los
arqueólogos llamamos el periodo Inicial y que sería anterior a Chavín en
alrededor de 1,000 años. Pareciera que la religión Chavín forja estos
seres mitológicos en templos que se encuentran en la Costa y luego se
consolidan como religión en el famoso templo de Chavín de Huántar
ubicado en la sierra de Áncash”, explicó.
La
otra laja de adobe, que parece imitar la figura del ser mitológico
mencionado, fue encontrada fracturada e incompleta al otro lado de la
escalinata que también está muy dañada por el huaqueo o extracción
clandestina e ilegal del patrimonio arqueológico en la zona.
Además del templo y de las sorprendentes figuras de connotación
religiosa, los arqueólogos encontraron al otro lado del recinto parte de
un muro perimétrico que presenta un diseño decorativo de colores
blanco, negro y azul.
El sorprendente hallazgo de un trono y de unos murales decorados con imágenes que revelan a un importante personaje femenino de la sociedad mochica, por parte de arqueólogos del Proyecto de Investigación Arqueológica Paisajes de Pañamarca,
es uno de los descubrimientos arqueológicos más notables de este 2024
en Perú y está entre los 10 más importantes del mundo, destacó Archaelogy Magazine's, una de las revistas especializadas en arqueología más importantes del orbe.
Este hallazgo sin precedentes aconteció en julio de este año en el sector denominado “Sala del imaginario Moche”
del sitio arqueológico Pañamarca, ubicado en el valle de Nepeña, en la
provincia del Santa del departamento de Áncash, a unos 35 kilómetros al
noroeste de la ciudad de Chimbote.
“El
mural fue totalmente descubierto este año, aunque había sido definido
parcialmente en la temporada de campo del 2022. Por problemas de
conservación no pudimos continuar entonces con la excavación. Este año
retomamos la excavación en ese sector, lo que nos permitió abrir en gran
parte el muro donde se encuentra la figura femenina, que sería una
posible sacerdotisa que está acompañada de cuatro a cinco personajes
masculinos de menor tamaño y que portan una especie de ofrenda. Esta
escena nos daría a entender que sería un personaje importante dentro de
la ideología Moche en Pañamarca”, sostuvo la arqueóloga Jessica Ortiz Zevallos, directora del Proyecto de Investigación Arqueológica Pañamarca.
En entrevista con la Agencia de Noticias Andina,
la arqueóloga refirió que el trono de adobe, hallado en la “Sala del
imaginario Moche”, está rodeado de muros y pilares que representan
cuatro escenas diferentes de una mujer poderosa, en algunos casos
recibiendo visitantes en procesión y, en otro, sentada en un trono.
“En
temporadas anteriores de la investigación del proyecto se documentaron
numerosas superficies pintadas en esta sala, incluidas pinturas de
hombres y mujeres elegantemente vestidos, guerreros con rasgos de
arañas, ciervos, caninos y serpientes, y múltiples batallas entre el
héroe mítico moche y sus enemigos del mar”, detalló.
Añadió que la poderosa mujer mochica pintada en las paredes y
pilares de la sala del trono, así como en las superficies interiores del
propio sitial, está asociada con la luna creciente, con el mar y sus
criaturas, y con las artes del hilado y el tejido.
“Las
pinturas murales descubiertas en julio incluyen una escena poco
frecuente, referida a un taller de mujeres hilando y tejiendo, así como
una procesión de hombres que portan tejidos y la corona que pertenece a
la líder femenina, completa con sus trenzas”, puntualizó.
Subrayó que los estudiosos debatirán si la mujer pintada en las
paredes de la sala del trono es humana (sacerdotisa o reina) o mítica
(diosa). “Las pruebas físicas del trono, incluida la erosión de su
respaldo y la recuperación de cuentas de piedra verde, hilos finos e
incluso cabello humano, dejan claro que fue ocupado por una persona viva
real, y todas las pruebas apuntan a una mujer líder de Pañamarca en el
siglo VII”, afirmó.
Confirman existencia de urbe de artesanos en Licapa II
El hallazgo, en julio de 2024, de un esqueleto completo perteneciente a una mujer adulta en el sitio arqueológico Licapa II, ubicado en la región La Libertad, por parte de investigadores del Programa Arqueológico Chicama
de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, confirma que este lugar
funcionó como una urbe o asentamiento de artesanas y artesanos
especializados y contribuye a conocer cómo vivía la población que no era
gobernante ni de élite en la sociedad Mochica.
La osamenta humana, cuya antigüedad se estima alrededor del año 500
después de Cristo, fue descubierta dentro de una cámara funeraria
situada debajo de la zona de excavación mientras los arqueólogos
liderados por Henry Tantaleán y Carito Tavera –directores del Programa Arqueológico Chicama- profundizaban las excavaciones en el sitio Licapa II, localizado en el sector norte del valle de Chicama, que forma parte actualmente del distrito de Casa Grande, en la provincia liberteña de Ascope. Licapa II es un complejo monumental de la cultura Mochica, con una importancia jerárquica menor en relación con el complejo El Brujo, ubicado a unos 10 kilómetros de allí.
“Al profundizar en las excavaciones se encontró una cámara
funeraria compuesta de adobes y de forma rectangular, donde se encontró
la osamenta de una mujer de unos 25 a 30 años, en posición extendida,
decúbito dorsal o acostada sobre su espalda y cuyo cráneo orientado en
dirección sur y sus pies hacia el norte, lo que es un típico patrón
funerario Mochica”, explicó el arqueólogo Henry Tantaleán en entrevista exclusiva con la Agencia de Noticias Andina.
Agregó
que, junto el esqueleto, se encontró tres láminas lisas de cobre, una
de ellas colocada sobre la boca y las otras dos en cada mano. “Es
típico que en los enterramientos moche, desde las élites hasta los
estamentos más bajos de la sociedad, se coloquen objetos en la boca de
las personas enterradas. Las láminas de cobre encontradas eran,
posiblemente, elementos en proceso de trabajo para convertirse o formar
parte de otros artefactos metálicos”, indicó.
Añadió que estos objetos serían una ofrenda en un ritual de renovación
de este espacio, muy propio de las culturas del antiguo Perú y muestra
que las actividades artesanales abarcaban cerámica, textiles y también
orfebrería.
Pobladores Sicán cuidaban de sus animales domésticos
Los pobladores de la cultura Sicán o Lambayeque
mantenían una estrecha relación con los animales que criaban, en
particular cánidos y camélidos (perros o lobos y llamas), revelaron, en
setiembre de este año, especialistas de la University of British Columbia (Universidad de Columbia Británica) de Canadá.
Ello se ha evidenciado en los cuidados proporcionados para la
recuperación de patologías en los huesos (fracturas) en algunos de estos
animales. Así, estos hallazgos zooarqueológicos sugieren una
preocupación significativa por el bienestar de los animales de su
entorno.
Investigadores del Museo Nacional Sicán
y arqueólogos canadienses, dirigidos por Aleksa Alaica y Luis Manuel
González, hicieron una revisión exhaustiva del material orgánico, en
particular óseo y de moluscos, documentado por el Programa de
Intervención Arqueológica del Santuario Histórico Bosque de Pómac
(PIAP). Uno de los objetivos principales del proyecto de investigación de
gabinete fue determinar la relación entre las poblaciones humanas y los
animales durante la época prehispánica.
Muros decorados mochica en huaca Mochan
Una
serie de muros enlucidos de color rojo, amarillo y blanco, así como la
evidencia de otros paramentos decorados con diseños geométricos y
dibujos de animales como serpientes, pez “life” y pulpos fueron hallados
por arqueólogos de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT) en el lado
este de la huaca Mochan, ubicada en el sector Calunga, en la provincia
de Virú, región La Libertad.
Feren Castillo Luján, director del Proyecto Arqueológico Valle de Virú (PAVI),
informó que también han hallado restos de fina cerámica, textiles, y
otros elementos que confirman que este edificio, en forma de pirámide,
fue en realidad un templo que los Moche usaron para realizar sus
ceremonias religiosas. Para el investigador, con ello se descarta que huaca Mochan, construida aproximadamente entre el 400 y 800 después de Cristo, formó parte de las culturas Virú y Gallinazo.
El también docente de la UNT aseveró que a partir de la evidencia
se tiene que reinterpretar mejor sobre el tema de los adobes construidos
con gavera de caña, que están asociados a la cultura Virú o Gallinazo. “Los
arqueólogos nos guiamos por la cultura material que se conserva, como
este caso es la cerámica, y aquí (en la huaca Mochan) hay mucha
evidencia de cerámica mochica”, acotó Castillo, cuya investigación forma
parte de su tesis para conseguir el PhD en la Université de Rennes, en
Francia.
¿Cómo fue la vida en Cusco antes de los incas?
Una investigación en el sitio arqueológico Hatun Q'ero, ubicado a 3,750 metros sobre el nivel del mar, en el actual distrito de Pomacanchi, en la provincia cusqueña de Acomayo, departamento de Cusco,
dio a conocer en setiembre de este año sus primeros resultados que
revelan cómo fue la vida de la población de la sociedad Qanchi que
habitó esta región antes del surgimiento y dominio de los incas.
El estudio, realizado por un grupo de arqueólogos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos,
encabezado por Pieter Van Dalen, indica que en el sitio arqueológico se
han hallado evidencias que fue habitada hace 1,000 años y pertenece al
período intermedio tardío.
"Los Qanchis
florecieron en la última etapa de la presencia de los Wari en la zona.
Esta cultura se desarrolló entre los años 1,000 a 1430 cuando fueron
sometidos por los Incas y pasaron a formar parte del Tahuantinsuyo hasta
1533 con la llegada de los españoles y se mantuvieron bajo esa
condición hasta 1560 cuando se da la ley de reducción de pueblos
indígenas y se crea el pueblo de San Agustín de Pomacanchi", precisó.
El arqueólogo explicó que el área donde se desarrolló la excavación
arqueológica es una terraza aluvial ubicada cerca de la laguna de
Pomacanchi, la tercera más grande del Perú después del Titicaca y
Chinchaycocha y fue considerada una deidad por las antiguas culturales
locales.
Sostuvo que esta terraza era un área ceremonial dedicada a dar ofrendas a las divinidades locales. "Se sacrificaban llamas o alpacas para pedir a las deidades para que la producción de ganado se multiplique", apuntó. La laguna Pomanchi era una divinidad de los Qanchis y de otras
culturas cercanas como los Lupaca y Cusco, con el tiempo llegó a
convertirse en una huaca principal del Tahuantinsuyo. Van
Dalen refirió que siendo la cultura Qanchis una sociedad local dedicada
a la agricultura (presencia de andenes), ganadería, se ha encontrado
evidencias de ese modo de vida. En los andenes se sembraba papa, oca,
mashua y otros cultivos.
Geoglifos hallados con IA son más antiguos que Líneas de Nasca
En setiembre de este año, el Ministerio de Cultura dio a conocer que los 303 nuevos geoglifos hallados en la Pampa de Nasca por científicos de la Universidad de Yamagata de Japón,
con la ayuda de la inteligencia artificial, son más antiguos que las
emblemáticas Líneas de Nasca, declarados Patrimonio Cultural de la
Humanidad por la Unesco en 1994.
Los descubrimientos hechos representan motivos antropomorfos
(humanos) y en menor cantidad, motivos de animales de la zona y otras
figuras que se encuentran cerca de senderos y caminos que atraviesan la
Pampa de Nasca, que han sido hechas en alto y bajo relieve, las cuales
usualmente se encuentran en grupos y son de tamaños pequeños en
comparación con las famosas Líneas de Nasca. Sostuvo
que estas nuevas figuras fueron halladas en las laderas y lomas de la
pampa de Nasca y confirmó que estos geoglifos fueron identificados
gracias al uso de drones y la ayuda de la inteligencia artificial que
permitió precisar con mayor detalle su contorno.
Agregó que, a través de la Dirección Desconcentrada de Cultura de
Ica, se supervisa los trabajos que se iniciaron el 2010 y continúan
revelando nuevas figuras en la Pampa de Nasca, las cuales, en esta
oportunidad, fueron identificadas gracias al uso de drones y la ayuda de
Inteligencia Artificial (IA), que permite precisar con mayor detalle su
contorno.
Subrayó que el uso de la Inteligencia Artificial (IA),
aplicada por investigadores del Instituto Nasca de la Universidad de
Yamagata, en colaboración con IBM Research, duplica el número de figuras
que hasta ahora se conocían y puso en marcha un nuevo capítulo en la
comprensión de las monumentales líneas.
Ajuar funerario con ajuar completo en desierto de Ica
Cuatro fardos funerarios de la cultura Ika, de más de 800 años de antigüedad fueron desenterrados en el sitio arqueológico de Huacachina Seca, llamado antes también como Soniche, ubicado en el distrito de Pueblo Nuevo, en la provincia y departamento de Ica. Uno de esos fardos está cubierto por telas y acompañado de su ajuar funerario.
El estado de conservación de los fardos funerarios es “de regular a
bueno”, porque el terreno donde han sido hallados es arenoso y seco,
sostuvo Rafael Mallco Huarcaya, quien encabeza el equipo de arqueólogos
que desarrolló la investigación arqueológica.
“En
los fardos funerarios se les encontró recipientes de mate y restos de
maíz. La presencia de acumulaciones de ceniza a modo de ofrenda y gran
cantidad de chala de maíz que forma parte del relleno que cubrió este
importante hallazgo indican el uso sagrado de Huacachina Seca (Soniche)
durante el periodo intermedio tardío”, añadió.
Explicó que el hallazgo evidencia que la cultura Ika tuvo mucho
respeto por sus muertos y no importó la clase social a la que
pertenecían para poder recordarlos y darles un adecuado trato después de
su muerte.
“Las evidencias arqueológicas
que se vienen identificando confirman que Huacachina Seca fue uno de los
cementerios más importantes de la cultura Ika y no se descarta la
posibilidad que fue uno de los sitios donde fueron enterrados los
curacas y personas que habitaron en el centro administrativo de
Takaraka, por lo cual merece especial atención en su estudio, ya que
permitirá conocer las características de una sociedad que habitó en el
valle de Ica previo a la llegada de los incas y a su fundación española”, sostuvo.
Entierros humanos en Huaca Poncoy 2 de Lambayeque
Tres
entierros de individuos adultos fueron registrados y recuperados en
octubre de este año por especialistas de la Dirección Desconcentrada de
Cultura (DDC) Lambayeque durante una acción de emergencia ejecutada en
el sitio arqueológico Huaca Poncoy 2, ubicado en el distrito de Monsefú, provincia de Chiclayo.
También se encontró material textil, malacológico (moluscos),
osamentas de camélidos, cerámica, fragmentos de pintura mural, objetos
de madera y de metal. La recuperación de los
entierros y del material no solo permitirá identificar ciertos patrones o
dinámica ocupacional en el sitio y su filiación cultural; sino también
integrar y sensibilizar a las poblaciones para la protección y defensa
de sitios arqueológicos, con miras a una investigación sostenible que
contribuya al desarrollo económico y social de las poblaciones
asociadas.
El sitio arqueológico Huaca Poncoy 2 comprende un montículo
prehispánico y plataformas anexas hacia las partes sur y oeste, donde
existen evidencias del periodo Intermedio Tardío (900 d.C.-1440 d.C.).
Pacopampa: nuevos hallazgos para conocer mejor esta cultura
En noviembre se dieron a conocer nuevos contextos funerarios hallados en la última temporada de trabajo de este año en el Complejo Arqueológico Pacopampa, ubicado en la región Cajamarca. Se trata de personajes de mediana importancia que no llegan al rango del Sacerdote de los Pututos y del Sacerdote de los Sellos,
importantes líderes religiosos de esta cultura que fueron descubiertos
en 2022 y 2023, respectivamente; pero que permitirán entender mejor la
cronología de esta cultura. Los arqueólogos Juan Pablo Villanueva y Daniel Morales,
quienes desarrollan esta investigación junto al arqueólogo japonés Yuji
Seki, precisaron que los hallazgos realizados se efectuaron en la zona
conocida como La Capilla.
"Este año empezamos la investigación con el objetivo de
entender la cronología de las tumbas halladas y la arquitectura de este
gran complejo ceremonial que es Pacopampa. Hemos excavado en muchas
áreas para entender las relaciones y cerca de los dos contextos
funerarios hemos hallado una tumba de un personaje junto a dos cuencos
de cerámicas. Es un personaje de rango medio, no del nivel de los
anteriores, el Señor de los Pututos tenían 20,000 cuencos de cerámica”, remarcó Villanueva.
En diálogo con la Agencia de Noticias Andina,
los docentes e investigadores de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos reiteraron que el hallazgo se produjo en la zona conocida como La
Capilla, “que es un edificio de menores dimensiones en comparación al
edificio principal de Pacopampa, pero muy importante porque permite
entender lo que pasó en la fase inicial de esta cultura y permitirá
afinar el tiempo del inicio de su desarrollo.
Villanueva indicó que, además del contexto funerario, se hallaron
plataformas delimitadas por muros de contención que constituyen
evidencias de la arquitectura temprana de Pacopampa, que se remonta a
los años 1,300 a 1,200 antes de nuestra era.
Además
de este personaje, el equipo de arqueólogos halló otros cinco contextos
funerarios que pertenecen a diferentes fases de esta cultura, que
abarcó entre los años 1,300 a 700 antes de nuestra era. “Algunos de
estos personajes pertenecen a la temprana Fase Pacopampa IA y otros a la
Fase IB. “A uno de los personajes se le halló un collar con un dije de
crisocola y, a otros dos cuencos de cerámica como ofrendas sobe su
cráneo, respectivamente. Hay un caso particular de un personaje de la
Fase Pacopampa II a quien se le encontró un prendedor de cobre,
evidencia que la temprana producción de artefactos de cobre en los Andes
centrales”, apuntó.
El investigador sanmarquino sostuvo que los contextos funerarios están relacionados a la arquitectura temprana del templo. “Durante
las remodelaciones arquitectónicas que se hicieron a este edificio
durante la secuencia constructivas (fases) de Pacopampa, se colocaron
estos contextos, en al menos un caso, como parte de un ritual para dar
energía a estas nuevas construcciones. En la cosmovisión andina se
colocan osamentas en las bases de puentes u otras construcciones para
tal fin, darles fuerza a las edificaciones”, manifestó.
Personaje de élite vinculado al cacao en Montegrande
Un reciente hallazgo, en noviembre de este año, en el sitio arqueológico de Montegrande, situado en el distrito y provincia de Jaén, en la región Cajamarca,
identificó la tumba de un personaje de alta jerarquía religiosa,
sepultado en el centro de un templo con forma de espiral. Este hallazgo
se acompaña de evidencias del cacao más antiguo del mundo, con una
antigüedad de 5,300 años.
El arqueólogo Quirino Olivera, descubridor de este
monumento religioso, informó a la Agencia Andina que actualmente se
trabaja en el retiro del segundo anillo de la espiral. “Es un
proceso complejo, nos falta alcanzar más de tres metros de profundidad
para localizar la tumba del personaje de mayor relevancia religiosa en
el templo”, aseveró.
Olivera explicó que su hipótesis sugiere que se trata de una mujer vinculada al cacao. “La
arquitectura en forma de espiral, que abarca cuatrocientos metros
cuadrados, representa de manera antropomórfica a una mujer en estado de
parto. Sus extremidades inferiores envuelven toda la espiral, y la tumba
está situada en el centro, en una posición fetal, como si estuviera en
el vientre materno. Desde su cabeza, la espiral se extiende hacia afuera
en sentido antihorario, simbolizando el camino que recorre el alma
después de la muerte hacia la otra vida. Es un hallazgo realmente
hermoso”, destacó.
El arqueólogo agregó que este personaje parece estar orientado
hacia la salida del sol, y que se trataría de la tumba de la figura
religiosa más importante que se ha excavado en América en relación con
una mujer, con una antigüedad de 5,300 años, aunque es posible que esta
pueda retroceder incluso hasta 3,300 años antes del presente. “Me
refiero a la cultura Marañón, un desarrollo cultural que se produjo en
el Valle del Marañón, donde confluyen importantes ríos como el Chinchipe
y el Huancabamba, que descienden desde la cordillera”, anotó.
Descubren ruta Wari de la alpaca en sitio arqueológico Llaqtapampa
El arqueólogo y catedrático ayacuchano Nils Sulca, dio a conocer en noviembre de este año el descubrimiento de la Ruta Wari de la alcapa, en sitio arqueológico Llaqtapampa, ubicado en el departamento de Ayacucho. El especialista, docente en la Universidad San Cristobal de
Huamanga, sostiene que esta ruta permitió proporcionar alimento a la
población de la capital del imperio Wari, el primero de Sudamérica y anterior a los incas, que llegó a alcanzar las 20,000 personas. Indicó
que Llaqtapampa constituye un nexo entre la costa y la sierra, ubicado a
una altitud donde solo crece ichu, un tipo de pasto altoandino, que
sirve para alimentar y criar camélidos.
El arqueólogo relata que él y su equipo están trabajando en dos complejos mellizos. Las nombran Llactaqapampa 1 y Llaqtapampa 2.
Las labores se han concentrado en una de ellas. Preliminarmente, Sulca
mencionó que el emplazamiento habría servido como corral para un gran
número de camélidos. El arqueólogo Nils Sulca indicó que los Wari tomaban muy en cuenta el paisaje dónde se asentaban, dado que buscaban “ojos de agua”
o puntos de abastecimiento de este líquido vital para alimentar al
ganado y a la población humana. Llaqtapampa no fue la excepción, pues
cerca a este sitio se ubican tres lagunas.
Estos son los más notables descubrimientos arqueológicos registrados en el territorio peruano durante el 2024.
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