domingo, 18 de septiembre de 2011

Parte V: Vuelta al Alpamayo

LA VUELTA AL ALPAMAYO


DOS ABRAS EN UN DÍA


El arriero ya nos había advertido, hay que salir temprano, a las 7 nos decía, finalmente logramos convencerlo de que a las 8 estaba bien, el motivo era un día largo de caminata, dos abras por pasar hasta el campamento de Ruinas Pampa.
   
Mapa de la Ruta del Segundo Día

Nos levantamos temprano, había que sacar agua de la laguna para lavarse y desayunar, el ir hasta su orilla nos permitió un espectáculo maravilloso, todo el Nevado Santa Cruz con sus tres cumbres reflejadas en la laguna.

Laguna Cullicocha y Nevado Santa Cruz, pequeña se ve la carpa de Artur

Artur desarmó su campamento temprano y mostrando la puntualidad europea partió a las 8 en punto, los otros fuimos saliendo poco después, y los últimos cerca a las 9 con Hugo. Temprano ya nos habíamos reunido todos, para explicar el camino, la primera parte la podíamos ver e incluso avistar la entrada hacia el primer abra, el de Osoruri a 4,860 msnm, el más alto de la ruta, luego viene un descenso de 300 a 400 metros para volver a subir al segundo abra, el de Vientona, con sus 4,750 msnm, y de allí continuar en una larga bajada, que nos conduce al campamento a sólo 4,050 msnm; según Hugo, no había problema puesto que todo el camino estaba bien marcado hasta el tercer día.

Vemos abajo junto a las lagunas, el lugar donde dormimos

 
Si bien habíamos dormido a 4,500 de altura, nuestra aclimatación no nos permitía aún ponernos a correr, por lo que empezamos el ascenso despacio, por un camino que ascendía suavemente en un largo zigzag en su primera parte, poco después teníamos una excelente vista de la laguna Cullicocha y la laguna Rajucocha que parece una extensión de la primera, pero ya estaba totalmente nublado y pensamos que empezaría a llover en cualquier momento, como el día anterior pero seguramente más fuerte. Recordamos que en anteriores caminatas en la Cordillera Blanca, no importando la época, se suelen nublar las cumbres y llueve, graniza o nieva sin parar por largo tiempo.

El Abra de Osoruri

Cuando empezamos a ingresar por la entrada que conduce hacia el abra, fuimos admirando las diversas plantas que vivían con el hielo a su alrededor, el camino nos permitió ver incluso las huellas dejadas en pequeños sectores cubiertos de blanco, hacía frío pero no tanto como para aminorar el calor que sentíamos al caminar esforzándonos para llegar al abra.

Manuel y Juan Carlos bajando al Campamento de Osoruri

 
Finalmente, estuve en el abra, totalmente sólo a las 10.20 a.m., caminando despacio había demorado hora y media en subir y me detuve un momento a contemplar el largo paso, antes de iniciar el descenso hacia el campamento también llamado de Osoruri, allí alcance a Manuel y Juan Carlos que tomaban fotos, habían un par de carpas ya armadas y cuando comenzábamos el ascenso al segundo paso, nos cruzamos con los turistas que venían llegando a la inversa de nuestro recorrido, esa zona tiene abundantes flores moradas, con cierta semejanza al chocho silvestre, pero el arriero nos dijo que se llamaba Taurish.

Flor del Taurish

Hojas del Taurish con pequeños hielos del granizo

En el segundo abra nos esperaba Cinthya, que nos llevaba unos 20 minutos de ventaja, vimos que en realidad no era necesario bajar tanto, sino que se podía ir faldeando saliéndose del camino unos 100 a 150 metros después del primer abra, de lo que tomamos nota, ya en Vientona, nos tomamos varias fotos con los nevados de Miluascocha y Tayapampa que apenas se dejaban divisar, tapados por las nubes.

Abra de Vientona, Cinthya, Manuel y Juan Carlos en la foto

Luego de tomar suficientes fotos, comenzamos la larga bajada de 700 metros, que nos conducía a la quebrada “Los Cedros” y a nuestro próximo campamento, el camino es muy largo, mas de 36 curvas en el zigzagueante descenso, al final se llega cerca a una casa, y oh sorpresa, hay dos caminos y un letrero, uno que dice al Alpamayo hacia la derecha, y otro que continúa bajando hacia la izquierda y que tiene mejor camino, que conduce a unos restos arqueológicos, Cinthya estaba un poco más adelante, se había detenido esperándonos porque el camino de la derecha es un tanto confuso, luego de verificar mapas seguimos por allí y en menos de una hora avistamos el campamento de Ruinas Pampa, era las 4 y 30 de la tarde, y eso nos permitía disfrutar un poco del lugar y lavarnos en el río que estaba a nuestro costado, así como contemplar el paisaje antes de que anochezca.

Manuel y Juan Carlos bajando hacia Ruinas Pampa

El esfuerzo y cansancio, hace que las formas de ser de cada uno vaya saliendo, así se va formando las grandes amistades de montañistas, porque allí uno no tiene que fingir nada, se muestra tal cual es, y eso que recién era nuestro segundo día.

Ruinas Pampa a la vista, en la quebrada Los Cedros

Hubiese sido entretenido hacer una fogata, pero está prohibido en el parque (Parque Nacional Huascarán), finalmente dormimos temprano, el día siguiente el recorrido era corto, pero al fin tendríamos nuestro primer premio, la vista del Alpamayo, comentábamos que ojala llueva para que esté despejado, no nos hubiese gustado estar allí sin verlo, en eso sí todos estábamos de acuerdo, nos quedábamos hasta poder contemplar la famosa pirámide del Alpamayo y así termino el día.

Campamento en Ruinas Pampa

1 comentario:

  1. Uhmm llovera? amanecara despejado? veran nuestros aventureros amigos la famosa piramide del Alpamayo? no nos perdamos el siguiente capitulo....... me siento el octavo pasajero, no Allien sino el octavo excursionista.

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