martes, 10 de septiembre de 2013

Serenata para la quinua I


  • En los Andes centrales del país los agricultores cantan y bailan a la quinua (Chenopoidum quinoa) en setiembre. Ellos se mueven como sombras cuando arranca un cohete en único disparo. La noche sembrada de estrellas propicia la serenata, se hace confidente de la quena y la tinya, y parpadea desde el surco tras el primer corte de las mieses, cuando los pies del cortador bordan encajes sobre los tallos heridos. Después la voz dibuja ternuras en el campo, donde las panojas de la quinua se yerguen con millares de granos de, como si escucharán.
  • "En Tunso, Concepción, y en San Juan de Icsos, Chupaca, existen algunas canciones dedicadas a la quinua", declara el escritor Simeón Orellana, doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional del Centro, quien tiene también documentados trajes nativos que se usan todavía en villorios poco tranditados de esa región.
  • La quinua aprendió a vivir con los agricultores de las partes bajas del lago Titiqaqa y fue amada por ellos hace miles de años, dejando de ser áspera y espinosa como sus parientes. Una leyenda aimara dice que fue un regalo astral que llenó los campos de estrellas y arco iris luminosos. Con tres mil variedades o genotipos, es innegable que su habitat originario fue el altiplano. a 3,800 metros sobre el nivel del mar, aunque ahora se cultive en altitudes menores.

Fuente: Serenata para la quinua. Página 61. Alfonsina Barrionuevo. Revista Agronoticias. Año XXXV - Edición 391. Lima, Perú - Agosto, 2013.




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