Fuente: https://espanol.radio.cz
Autor: Daniel Ordóñez
Eva Haňková, que pasó a la historia por una famosa foto tomada en 1928 en la que aparece en brazos del primer presidente de Checoslovaquia, Tomáš Garrigue Masaryk, ha cumplido cien años en su casa en Kalamazoo, en Michigan. La escritora Markéta Pilátová hizo un libro sobre ella y desde entonces habla con ella cada semana, como contó a RPI.
Eva Haňková, en realidad, no se hizo famosa cuando la foto fue tomada, sino cuando la imagen se usó para un sello de 1,50 coronas en Checoslovaquia diez años después, cuando ya era adolescente. Desde entonces se la conoce como la niña del sello. Y se hizo realmente famosa, dice la escritora Markéta Pilátová.
“Ese sello para nosotros los checos era como un símbolo de la Checoslovaquia de antes, un símbolo de un comienzo, de la modernidad, de la esperanza… Eso me interesaba mucho: cómo era vivir una vida siendo un símbolo de algo, aunque fuera por completa casualidad, porque simplemente apareció Masaryk, la levantó y alguien tomó la foto. Pero ella se convirtió realmente en un símbolo del nuevo país”.
Aquel momento se produjo en la ciudad de Žďár nad Sázavou en 1928. El presidente Masaryk acudió a una celebración por el décimo aniversario de la fundación de Checoslovaquia. Eva asegura que recuerda aquel momento aunque solo tuviera 3 años. Ella esperaba vestida con un traje folclórico del pueblo de Kyjov, del sur de Moravia, de donde procedía su familia, con una flor para el padre de la nación. Cuando Masaryk la vio, espontáneamente la alzó en sus brazos y un fotógrafo tomó la imagen.
Pero como decíamos, fue en 1938 cuando se emitió el sello e hizo a famosa a Eva, que ya con 13 años, sin embargo, no tenía nada que ver con aquella niña pequeña. La fama le mostró sus distintas caras, dice Pilátová: “En la adolescencia le daba un toque especial, pero también fue una carga, porque mucha gente iba a su escuela para que le firmara el sello. Además, los compañeros de la escuela le tomaban el pelo o envidiaban su fama… Hasta hoy día le llegan peticiones para firmar a alguien el sello”.
En la Segunda Guerra Mundial, la resistencia o el gobierno que se exilió en Londres usaban este sello para cárteles de la guerra en los que aparecían los pilotos checos de la Real Fuerza Aérea británica y el sello con Eva y Masaryk.
Después, la estampilla siempre aparecía con cada racha de aire democrático, dice Pilátová. En 1948, se escondió y nadie lo tenía, pero después reapareció en 1968. Poco después, claro está, volvió a desaparecer hasta después de 1989, cuando se editó de nuevo como sello.
Cien años de historia checa
Nacida poco después de la fundación de Checoslovaquia, con su larga biografía se explica a la perfección la propia historia checa del último siglo. Esa es una de las razones que llamaron la atención de Pilátová, que el año pasado publicó el libro La niña del sello, para lo que viajó a Michigan a conocer en persona en persona a Eva Haňková.
Dice Markéta que aún no ha podido felicitarla por su centenario porque el día de su cumpleaños, el 20 de mayo, por Kalamazoo habían pasado dos tornados que dejaron la ciudad sin luz y muchos daños.
Pero Eva se encuentra perfectamente. “Tiene un hijo en su misma ciudad, vive sola, está completamente lúcida, cada día lee el periódico, escribe mails, sabe usar Zoom…”, dice la escritora, que asegura que hablan casi cada semana porque está escribiendo un segundo libro sobre ella.
“El
libro que publiqué, La niña del sello (Holčička ze známky, Práh, 2024)
era más bien para adolescentes, para que conozcan el fenómeno de la
inmigración. Eva se hizo famosa con el sello, pero tuvo que abandonar el
país por razones políticas”.
Pero la historia personal de Eva Haňková tiene muchos más elementos que interesan a Pilátová.
“Vivió la Segunda Guerra Mundial como adolescente y eso me llama la atención. No era una adolescente que participara en la resistencia ni nada de eso, sino una joven normal que estudiaba, etc., pero durante la guerra. Me interesa muchísimo cómo se sentía alguien joven, qué podía y qué no podía hacer. Así que descubrí muchísimos detalles de los que no tenía ni idea sobre cómo la guerra puede afectar a una vida normal y corriente. Y después, por supuesto, me interesa mucho cómo vivió su inmigración”.
Los remordimientos del exiliado
En 1950, después del golpe comunista de 1948, decide exiliarse con su marido y cruzan la frontera alemana ilegalmente. Para explicar el riesgo que corrieron, basta decir que tras ella iba una amiga suya que fue descubierta y pasó 15 años en una cárcel de Pardubice.
Tras un año en Alemania, se exiliaron a Estados Unidos. Pilátová destaca la forma que tiene Eva Haňková de explicar aún a día de hoy los sentimientos de uno de aquellos exiliados checoslovacos.
“Tengo que decir que Eva es la primera emigrante checa que me ha hablado con tanta sinceridad sobre las depresiones que sufría, sobre sus remordimientos, por ejemplo, porque cuando emigrabas del país, las consecuencias las sufrían los familiares que se quedaban. Eran decisiones muy difíciles con sensaciones contradictorias. Eso me pareció muy interesante porque yo trabajé con inmigrantes checos muchísimos años en América Latina”.
El hecho de ser un símbolo, marcó la vida de Eva, cuenta la escritora.
“Ella siempre me decía que quería llevar esta carga y llevarla con honor para no traicionar las ideas de la Primera República, las ideas democráticas de Masaryk. Así que ella siempre se comportó como una gran demócrata, de la tradición de Masaryk y el Sokol. Estudió filosofía, lo que es una faceta muy interesante también. Trabajó como profesora en Estados Unidos, incluso daba clases de inglés siendo ella misma inmigrante, pero enseñaba a niños pobres y luchó bastante por los derechos de la mujer”.
Precisamente la situación de los derechos de la mujer en Estados Unidos causó una pobre impresión en una joven criada en la Primera República Checoslovaca.
“Eso también era muy interesante porque me decía que cuando llegó a Estados Unidos le parecía un país muy atrasado desde el punto de vista del feminismo, porque esa época de la Primera República ella la vivió con todos los valores de Sokol y de Masaryk, y Masaryk era un gran feminista. Ella estaba muy acostumbrada a los derechos de la mujer y en Estados Unidos de repente era un ciudadano de segunda categoría”.
“Por ejemplo, ella era traductora y su marido científico. Pero cuando le dieron un trabajo para traducir textos de física y matemáticas, ella no podía cobrar por ello, tenía que cobrar el marido porque le dijeron que una mujer no podía traducir ese tipo de textos científicos”.
Eva Haňková no solo conoció a Masaryk, sino a dos presidentes checos más. Václav Havel la recibió en Praga en las primeras Navidades tras la Revolución de Terciopelo y, el año pasado, Petr Pavel le regaló un enorme ramo de flores en el consulado checo de Chicago, en un encuentro del que fue testigo la propia Pilátová.
“Son alemanes o checo-alemanes de cerca de Liberec, tienen nacionalidad brasileña, hablan portugués y alemán, pero piensan que son checos”
La cuestión de la emigración está muy presente en la obra de Markéta Pilátová, que ha vivido en Argentina, Brasil, México y España en distintas etapas de su vida. Aunque ella viajó por elección, claro está, no como aquellos que tuvieron que exiliarse en el pasado escapando de la represión.
Su próxima obra también acerca esas realidades de antiguas comunidades de emigrantes. “Ahora acabé un libro que se llama Los Nidos, trata de la inmigración checo-alemana al sur de Brasil, un grupo que se llama los Bohemios. Son alemanes o checo-alemanes de los pueblos cerca de Liberec. Tienen nacionalidad brasileña, hablan portugués y alemán, pero piensan que son checos”.
“Era una comunidad a la que yo daba clases. Cuando, por ejemplo, les enseñé el himno checo, me decían: "Pero si eso es un villancico nuestro", y se pusieron a cantar en alemán nuestro himno. Claro, en su tiempo era una canción de una obra de teatro y la letra tenía muy buena traducción al alemán. Además, es una canción de emigrantes, ¿no?: ¿Dónde está mi hogar? Ellos la tomaron como una canción de emigrantes y la cantaban en Navidad”.
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