Durante las últimas tres décadas, el antropólogo Bernardo Arriaza ha vivido obsesionado con una pregunta: por qué el antiguo pueblo chinchorro, los habitantes costeros del desierto, fue el primero en el mundo en hacer momias artificiales. Qué muerte los llevó a decidir transfigurar sus cuerpos. Mientras una campaña nacional busca hacerlos Patrimonio de la Humanidad, él ya tiene algunas respuestas.
Seguir leyendo aquí.
Por Nicolás Alonso
Julio 8, 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario