Fue arquitecta, historiadora y docente. Sus trabajos y publicaciones son
referentes en Bolivia y en Latinoamérica. Formó a una generación de
investigadores, quienes lamentaron ayer su partida de este mundo
Teresa Gisbert, una de las intelectuales más brillantes de Bolivia,
dejó de existir la mañana de ayer, dejando una importante herencia para
la investigación, la arquitectura y la historia boliviana.
Gisbert
tenía 91 años y venía aquejada de una larga enfermedad. El encargado de
dar la lamentable noticia fue su hijo, el expresidente de Bolivia
Carlos Mesa. “Esta mañana ha muerto nuestra madre, Teresa Gisbert, nos
deja un inmenso legado de amor y a Bolivia una vida entera dedicada a
desentrañar su pasado”, escribió en su cuenta de Twitter Mesa.
Trayectoria
Nacida
en La Paz el 30 de noviembre de 1926, Teresa Gisbert tuvo una carrera
que siempre se destacó. Fue una de las primeras mujeres en cursar la
carrera de Arquitectura en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), de
donde se graduó en 1950. “Cuando en 1952 Teresa Gisbert Carbonell se
tituló como arquitecta, no tenía, paradójicamente, el derecho a votar.
En ese entonces todavía no había entrado en vigencia el voto universal”,
señala la periodista Fátima Molina en su libro 100 personajes al
desnudo (1997).
“Yo no me considero una pionera. Empecé estudiando
ingeniería porque era obligatorio para tomar una carrera. Eso sí, me
sentía un poco rara porque no había muchas mujeres en mi facultad”,
recordaba Gisbert en una entrevista, a propósito del Premio Nacional de
Ciencias Sociales y Humanas en la categoría Trayectoria Intelectual, que
recibió en 2011. “Mi marido, que era mi compañero de curso, me
convenció para tomar arquitectura. Más tarde, fue en España que nos
interesamos por esta cosa del arte”, agregó en esa misma entrevista.
Solo
cinco años después fue incorporada como académica de número en la
Academia Nacional de Ciencias de Bolivia, siendo la primera mujer en ser
incluida en la misma. Sin mencionar a todos los ‘discípulos’ que tuvo
en sus clases en la propia UMSA, que la vio nacer a la vida académica.
Entre sus alumnos se pueden mencionar a Fernando Cajías, Pedro
Querejazu, Carlos Villagómez, Silvia Arce y Norma Campos.
“Es una
pena profunda que tenemos en la cultura con su partida. Para mí ella ha
sido mi maestra, ha sido una orientadora en la carrera que tengo, desde
muy joven he trabajado con ella en muchos proyectos, con ella y con don
José Mesa”, comentó a EL DEBER la gestora cultural Norma Campos.
“Doña
Teresa era una maestra en todos los sentidos de la palabra. Tenía un
conocimiento absoluto de la cultura y del patrimonio. Con don José
hicieron un relevamiento de todas las que fueron las iglesias coloniales
de Bolivia, descubrieron patrimonios en todas las áreas rurales del
país. Ambos publicaron libros que son referentes en toda América
Latina”, agregó Campos.
El ‘Don José’ al que se hace referencia aquí es José Mesa, esposo de Teresa durante toda una vida y quien falleció en 2010.
Trayectoria
Uno
de los aportes más significantes de las investigaciones de Gisbert fue
el de sus estudios del estilo barroco andino. Según la investigadora, el
estilo barroco llegó de España hacia 1630, con una arquitectura “mucho
más libre” en comparación con el estilo renacentista anterior; sin
embargo, a medida que pasaba el tiempo, alrededor de 1690, el estilo
comenzó a adquirir formas propias e incorporar imágenes con alto
contenido indígena, en el que se incorporan esculturas y talladuras de
símbolos como el sol y la luna, el mono y sirenas (mujeres pisciformes),
que rompen la tradicional simbología católica cristiana de la época.
Según Gisbert, el barroco andino permaneció desde más o menos 1690 hasta casi la independencia de la República (1825).
Sus
libros sobre historia, arte y textiles andinos son un referente de la
investigación boliviana y latinoamericana, algunos de ellos son El
Paraíso de los pájaros parlantes, Literatura virreinal en Bolivia,
Iconografía y mitos indígenas en el arte, La imagen del otro en la
cultura andina, Arte textil y mundo andino (en colaboración con Martha
Cajías y Silvia Arce); y también Historia de la pintura Cuzqueña, con su
esposo.
Recibió también importantes premios y reconocimientos,
entre ellos el Premio Nacional de Cultura, en 1995, y la prestigiosa
beca Guggenheim, en dos ocasiones, con las que realizó investigaciones
sobre arte virreinal.
Además, fue directora del Museo Nacional de Arte de La Paz y directora del Instituto Boliviano de Cultura.
Etapa final
“A
mi edad, yo solo creo en Dios, ¿no?”, decía Teresa Gisbert en una
entrevista concedida en Lima (Perú) en 2005. La arquitecta también
mencionaba que ya había hecho lo que pudo, bien o mal. “Lo hice lo mejor
que pude, si me equivoqué, es porque todos nos equivocamos, pero estoy
bien contenta con la suerte que me ha tocado”.
Y aunque eso
parecía una despedida del trabajo que siempre realizaba, Gisbert todavía
publicaría un trabajo más en 2012, el mismo que llevó más de 40 años de
labor con su esposo, quien fallecería en 2010. Los tres tomos de la
Historia del arte en Bolivia fueron un verdadero epílogo a un incansable
esfuerzo por conocer el pasado cultural de nuestro país.
Y a
pesar de todos los años de dedicación, Gisbert siempre reconoció el
esfuerzo de todos los que la rodeaban. “Yo tenía un amigo que decía que
todo el que sube, sube sobre el hombro de los demás. Yo he subido sobre
los hombros de los demás, porque si mi hermana no se hubiera quedado con
mis hijos, más de un año que he tenido la beca Guggenheim, yo no
hubiera tenido la libertad de trabajo que he tenido. Si no hubiera
tenido a mi marido que me jalaba, si no hubiera tenido a mi cuñado que
cuando nosotros empezábamos, estudiantes, no teníamos un peso, él ponía
la cámara fotográfica, ponía el auto y todo… no hubiera logrado nada… No
hubiera logrado ver a Bolivia como la veo ahora”, señaló Gisbert en
2011, en una entrevista para el periódico digital PIEB.
Carlos Mesa: “que la recuerden como la mujer valiosa que fue”
Con
mi mamá siempre se mezclaban los temas personales, familiares, íntimos,
el amor de madre con la relación intelectual. Yo tengo intensos
recuerdos de mis conversaciones intelectuales con mi mamá y la
posibilidad de aprender de ella y de mi padre. Fue una mujer cariñosa y
una extraordinaria abuela, mis hijos y mis sobrinos le tienen un cariño
total porque, junto con mi papá, les dedicaron muchas horas.
A mí
me gustaría que la recuerden como la mujer valiosa que fue y que ha
tenido Bolivia, desde el punto de vista del pensamiento y de la creación
intelectual, que la recuerden como una de las más importantes teóricas
del desentrañamiento del mundo andino y como una mujer absolutamente
fuera de serie. No es exagerado, mi madre nació en 1926 y vivió como una
mujer libre, creadora e independiente en su pensamiento; una actitud
que tuvo desde que era muy joven.
Una de las cosas que ella
siempre le dijo a mi papá fue: "Yo no me llamo Teresa Gisbert de Mesa,
yo soy Teresa Gisbert, ese es mi nombre y así voy a firmar siempre” y
los libros que escribieron juntos firmaban José de Mesa y Teresa
Gisbert. Era esa su forma de ver las cosas, de manera independiente y
eso en los años 50 no era tan fácil como lo es hoy.
MÁS INFORMACIÓN
- Teresa Gisbert - Wikipedia, la enciclopedia libre
- ¿Quién fue Teresa Gisbert de Mesa?
- Teresa Gisbert (1926-2018). Una Vida en Imágenes
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