El mercado,
que está a quince minutos a pie desde la frondosa Plaza de la Conchita,
es similar a su proyecto “hermano” que se inauguró hace cuatro años y
está ubicado en la colonia Roma; es una versión lujosa de los
tradicionales puestos de comida que existen en los mercados de toda la
capital. Sin embargo, aquí, los visitantes pueden probar una mezcla
deliciosa de platillos y fusiones de todo México y el mundo.
En
La Botica del Té puedes pedir una infusión de hierbas basada en tu
signo astrológico. Un puesto de comida italiana vende “tacos italianos”
(carne y vegetales envueltos en un pan plano, o piadina, en vez de una
tortilla; una especialidad de Emilia-Romagna). En Kome, puedes comer un
burrito de sushi. También están las ofertas regionales: cemitas
poblanas, tacos yucatecos y, desde luego, chapulines.
Me
abstuve de los insectos y de las mezcolanzas gastronómicas. En vez de
eso, probé unas extraordinarias enchiladas de pollo con mole oaxaqueño y
cubiertas de queso fresco blanco en Lucy’s. En Kua 32 —su nombre hace
referencia a la palabra en náhuatl para “comer” y al número de entidades
federativas en México— me comí un taco de carnitas hecho con pato en
vez del típico cerdo. En Tacos Árabes Trípoli, disfruté de un taco
árabe: carne de cordero cortada de un asador y servida en una tortilla
gruesa parecida al pan pita, el ancestro del taco al pastor y una fusión
culinaria tan antigua que puede considerarse “tradicional”.
Estaba
satisfecho. Después me senté en un banco en Tetakawi, un lugar que
representa la cocina de Sonora, estado al noroeste del país que colinda
con la frontera de Estados Unidos y el golfo de California. Eduardo
Arenas, el chef y propietario (y alguna vez concursante del Master Chef: México),
me preparó un taco relleno de pulpo asado con salsa de barbacoa. El
sabor fue espectacular: la sensación fresca y salada del mar fusionada
con el sabor ahumado de la salsa.
Después
probé la chimichanga perrona, un burrito frito y relleno de marlín,
camarón, chile güero, chile morrón y queso crema. “‘Perrona’ quiere
decir ‘extraordinaria’”, dijo. Muy acertado. El exterior frito de la
tortilla tenía un interior suave y jugoso: lo cremoso del queso, lo
sustancioso del camarón, la frescura del marlín y el ligero picor del
chile. “Las chimichangas son muy populares en Sonora y en el norte de
México”, dijo Arenas, “y por lo general llevan carne de cerdo, pero a mí
me gusta prepararlas con mariscos; por eso hice mi propia versión”.
Terminé
mi visita con una parada en Cafexología, donde se mezclan el alcohol y
el café. Mientras tomaba una bebida de ron, horchata, canela y expreso,
los televisores se animaron de nuevo con gritos de “¡goooooooool!”.
Encontrar el Mercado Roma Coyoacán fue, en efecto, un gol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario