Cuando los dinosaurios no están, los mamíferos hacen fiesta.
Esa es la idea principal de la hipótesis del “cuello de botella nocturno”, un concepto que se propuso en 1942
y que indicaba que los mamíferos solo podían haber sobrevivido en un
mundo dominado por los dinosaurios si evitaban a las bestias de dientes
afilados durante el día y salían por la noche.
Los especialistas en mamíferos han pensado durante mucho tiempo que el antepasado más remoto de todos los mamíferos era nocturno y ahora un nuevo estudio postula una probable fecha para aquel momento en el que las peludas criaturas dejaron de ocultarse entre las sombras y comenzaron a atreverse a salir a la luz del día.
Los especialistas en mamíferos han pensado durante mucho tiempo que el antepasado más remoto de todos los mamíferos era nocturno y ahora un nuevo estudio postula una probable fecha para aquel momento en el que las peludas criaturas dejaron de ocultarse entre las sombras y comenzaron a atreverse a salir a la luz del día.
Los
investigadores descubrieron que los primeros mamíferos que estuvieron
activos tanto de día como de noche aparecieron hace aproximadamente 65,8
millones de años, solo 200.000 años después del evento de extinción
que originó la desaparición de la mayoría de los dinosaurios. Es muy
probable que fueran los antepasados de animales ungulados, como el
ganado de la actualidad o llamas e hipopótamos, y de cetáceos, como las
ballenas y delfines.
“En
una medición del tiempo evolutiva, 200.000 años no son nada. Es casi
inmediatamente”, comentó Roi Maor, estudiante de doctorado de la
Universidad de Tel Aviv en Israel y del Colegio Universitario de
Londres, y autor principal del ensayo publicado en la revista Nature Ecology & Evolution.
También
descubrieron que los primeros mamíferos que eran evidentemente diurnos,
o que solo estaban activos durante el día, aparecieron hace alrededor
de 52,4 millones de años, unos 13 millones de años después de la
extinción de los dinosaurios. Entre estos mamíferos se encontraban los
primeros monos y simios, que son los ancestros de los gorilas, los
gibones y los humanos de la actualidad.
Maor
advirtió que este estudio no demostraba una causa, sino una correlación
entre la extinción de los dinosaurios no avianos y la transformación de
los mamíferos en criaturas diurnas. Pero el descubrimiento contribuye a
sustentar la hipótesis, de 75 años de antigüedad, que describe la forma
en que nuestros antepasados heredaron el día tras la desaparición de
los dinosaurios.
Mediante
un programa computacional, Maor y sus colegas incorporaron información
conductual de 2415 especies de mamíferos que distinguía si las especies
eran nocturnas, diurnas o catemerales (activos durante el día o la noche
de manera indistitina). El análisis también evaluó información de los
ancestros que mostraba la cercana relación de las especies entre sí.
“Digamos
que es como un atlas. Mostramos todas las especies vivas de la
actualidad y cada uno de sus antepasados está en un mapa que muestra el
camino evolutivo”, dijo. “El algoritmo nos dijo si sus ancestros eran
diurnos o nocturnos”.
Se
muestran los patrones de conducta de antepasados que se remontan hasta
hace 166 millones de años, durante la era Mesozoica, y se señala un
cambio de actividad de nocturna a diurna entre algunos ancestros
mamíferos luego de unos 66 millones de años, cuando ocurrió el
cataclismo en el planeta.
Los
datos recopilados incluyen al 91 por ciento de todas las familias de
mamíferos. Alrededor de un 60 por ciento era nocturno, como el
murciélago hematófagos, el feneco o zorro del desierto y el erizo de
cuatro dedos; mientras que 26 por ciento era diurno, como la ardilla
gris, las jirafas y los humanos. Gran parte del resto se caracterizaba
por ser catemeral, como el topo de nariz estrellada, el conejo europeo y
la rata almizclera.
Lars
Schmitz, biólogo evolutivo de Claremont Colleges en California y quien
no participó en el estudio, dijo sentirse emocionado de ver un estudio
comparativo de tal magnitud y de que este haya descubierto cuándo
salieron los mamíferos a la luz del día, lo cual sustenta la hipótesis
del “cuello de botella nocturno”.
“Esto
parece respaldar lo que muchos afirmaban respecto a que los mamíferos
eran en su mayoría nocturnos y que no pudieron salir durante el día sino
hasta la desaparición de los dinosaurios”, aseveró.
Pero
también señaló que el estudio tiene una limitante: solo incluye
especies vivas y excluye las extintas. Si no se conoce su conducta, los
investigadores podrían estar pasando por alto información importante
acerca del momento en el que los mamíferos comenzaron a aprovechar el
día.
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