sábado, 8 de agosto de 2020

Hay dos formas de salir de la panza de una rana y este escarabajo eligió la más inesperada


El escarabajo acuático Regimbartia attenuata cuenta con un
escape infalible en caso de que una rana se lo trague.

 

Fuente: https://www.nytimes.com/

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Es una historia conocida: el depredador caza a sus presa. El depredador atrapa a la presa. El depredador se traga a la presa.

Suele terminar así. Pero el escarabajo carroñero Regimbartia attenuata dice: “No será hoy”. Después de ser tragado por una rana, este pequeño y valiente insecto puede deslizarse por las entrañas del anfibio y obligarlo a defecar para así surgir, ligeramente sucio, pero bastante vivo.

El tránsito del bicho por el tracto digestivo puede durar tan poco como seis minutos, una mínima fracción de los dos días o más que suele tomar a una rana hacer completa digestión y defecar la cena, de acuerdo con un estudio publicado el lunes en Current Biology.

“Este es un comportamiento extrañamente maravilloso del que no había escucchado antes”, dijo Carla Bardua, una bióloga evolucionista en el Museo de Historia Natural de Londres que no participó en el estudio. “Ese pequeño escarabajo puede nadar activamente a través de un sistema digestivo, es peculiar y sorprendente”.

Shinji Sugiura, biólogo de la Universidad Kobe en Japón, ha estado catalogando el comportamiento extraño de los insectos y sus depredadores durante años. Algunos bichos, por ejemplo, punzan a los sapos para que los vomiten después de haber sido devorados.

“La morfología y comportamiento de los insectos siempre me inspira”, dijo por correo electrónico el doctor Sugiura, y agregó que le interesan particularmente las defensas contra los depredadores que parecen “inimaginables”.

Luego de notar que los escarabajos Regimbartia y las ranas frecuentan los mismos arrozales en Japón, Sugiura llevó un ejemplar de cada uno a su laboratorio, esperando que el insecto fuera escupido. Sin embargo, salió disparado por el otro lado del tracto digestivo, una hazaña fecal que Sugiura logró grabar en video.

Ansioso por probar los límites de este comportamiento, el doctor Sugiura repitió el experimento con cinco especies de ranas que comen insectos en el laboratorio. Un sorprendente 90 por ciento de los escarabajos engullidos lograron salir vivos por el otro extremo, todos al cabo de seis horas de haber sido devorados.

Los escarabajos de otras especies no tuvieron tan buen desempeño y salieron como cadáveres después de varios días dentro de los anfibios. Los Regimbartia muertos también demoraron días en salir, lo que sugiere que sus contrapartes vivos estuvieron trabajando activamente en lograr el gran escape. Al no poder ver la acción dentro de los intestinos de las ranas, Sugiura no puede asegurar a ciencia cierta cuál es la estrategia. Pero cuando inmovilizó las piernas de los escarabajos con cera, murieron una lenta muerte digestiva.

“Esa fue la prueba irrefutable de que están usando las piernas”, dijo Nora Moskowitz, que estudia digestión de ranas en la Universidad de Stanford pero no participó en el estudio. El doctor Sugiura piensa que los escarabajos Regimbartia pueden usar las piernas para sujetarse y gatear por las entrañas, que pueden extenderse varias pulgadas, un viaje arduo para un insecto de cuatro o cinco milímetros de largo. Al llegar al final de dicho túnel, los insectos tal vez tengan que cosquillear el esfínter cloacal, el anillo de músculo que funciona como un cierre de cordón en el trasero de la rana para salir expulsados en una inundación de heces.

Un viaje a través de este pasadizo tal vez no sea trivial, dijo Aurora Alvarez-Buylla, investigadora de ranas en la Universidad de Stanford que no participó en el estudio. Debido a que las ranas tragan enteras a sus presas, sus jugos gástricos deben ser potentes. “Estás enfrentando un ambiente químico y ácido creado para desbaratar y desintegrar cosas”, dijo.

Pero hasta donde Sugiura ha podido ver, los insectos no se inmutaban durante su tortuoso viaje a través del tracto. Una vez fuera, simplemente salieron del estiércol y nadaron felizmente hacia adelante. Meses después, algunos de los insectos seguían dando vueltas como si el encuentro traumático jamás hubiera sucedido.

Puede que el exoesqueleto, la resistente carcasa exterior de los insectos, también ayude. Pero varios viajes a través de la garganta de una rana podrían terminar por desgastarlos, aseguró Sugiura. Se necesitan más experimentos para comprender cómo sale todo al final, dijo.

Las ranas también parecían salir ilesas del encuentro. Según Sugiura, los desechos de anfibios a menudo van salpicados con las partes duras del cuerpo de la presa.

“Sin embargo —dijo—, no quisiera comer este escarabajo si fuera una rana”.

 

 

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