domingo, 28 de junio de 2020

El ADN de una tumba irlandesa revela una historia de élites e incesto




Un plano del siglo XIX de la tumba de Newgrange
muestra una cámara central al final de un largo pasaje.



La cámara funeraria central en Newgrange



Los vastos túmulos funerarios de la Edad de Piedra en el valle del río Boyne, unos 40 kilómetros al norte de Dublín, son tan impresionantes que el área ha sido bautizada como el Valle de los Reyes de Irlanda. Además, un nuevo análisis de ADN humano antiguo de Newgrange, el montículo más famoso de Irlanda, sugiere que los irlandeses de la antigüedad podrían haber tenido en común con los faraones algo más que lápidas monumentales.

Un equipo de genetistas y arqueólogos irlandeses informaron el 17 de junio que un hombre, cuyos restos cremados fueron sepultados en el corazón de Newgrange, había sido el producto de una unión incestuosa de primer grado, ya sea entre un progenitor y un hijo o entre hermanos. El hallazgo, combinado con otras evidencias genéticas y arqueológicas, sugiere que las personas que construyeron estos túmulos funerarios vivieron en una sociedad jerárquica con una élite gobernante que se consideraba a sí misma tan cercana a lo divino que, como los faraones egipcios, podía romper los máximos tabúes.

En Irlanda, hace más de 5000 años, la gente cultivaba y criaba ganado. Pero también sintieron la necesidad, como sus contemporáneos en toda Europa, de crear impresionantes monumentos a los muertos, algunos con orientaciones astronómicas precisas. Stonehenge, un megalito posterior en la misma tradición que Newgrange, es famoso por su alineación con el solsticio de verano e invierno. La sala subterránea central de Newgrange fue construida de manera que, cuando sale el sol durante el solsticio de invierno, se ilumina toda la cámara a través de una trampa de luz.

Los arqueólogos llevan mucho tiempo preguntándose qué tipo de sociedad construyó una estructura de este estilo, el cual creen debe haber tenido un significado espiritual o ritual. Si, como los nuevos hallazgos indican, fue una sociedad que honraba el producto de una unión incestuosa al sepultar los restos de este en el punto más sagrado de un lugar de por sí sacro, entonces es probable que los antiguos irlandeses hayan tenido una jerarquía religiosa dirigente, quizá similar a las de las sociedades antiguas en Egipto, Perú y Hawái, las cuales también permitían matrimonios entre hermanos.

En un ambicioso estudio de ADN antiguo de muestras óseas previamente recolectadas en lugares de sepultura irlandeses con miles de años de antigüedad, los investigadores también encontraron conexiones genéticas entre personas enterradas en otras “tumbas de corredor” irlandesas, llamadas así por sus cámaras o pasajes subterráneos. Esto sugiere que había vínculos de parentesco entre los miembros de la élite gobernante.

Daniel G. Bradley, especialista en ADN antiguo del Trinity College de la Universidad de Dublín, quien lideró el equipo junto con Lara M. Cassidy, especialista en genética poblacional y prehistoria irlandesa también del Trinity College, afirmó que el genoma del hombre que había nacido de una relación incestuosa fue una total sorpresa. Ellos y sus colegas reportaron sus hallazgos en la revista Nature.

Newgrange es parte de una necrópolis llamada Brú na Bóinne (Palacio del Boyne), que data de hace unos 5000 años e incluye tres grandes tumbas de corredor y muchos otros monumentos. Es uno de los conjuntos monumentales neolíticos más asombrosos de toda Europa.

Acerca de las tumbas del lugar, Bradley opina que “Newgrange es el apogeo”. No es solo el hecho de que incluya 200.000 toneladas de tierra y piedras, algunas de ellas traídas desde kilómetros de distancia, sino que también tiene la orientación precisa hacia el sol de invierno. En un día cualquiera, “cuando entras a la cámara, es como un lugar numinoso, un espacio liminar que inspira una especie de admiración”, dijo Bradley.

Que un hueso recuperado de este preciso lugar produjera una sorpresa genómica de tal magnitud parecía algo más que una mera coincidencia. Tenía que tratarse de una persona prominente, aseguraron los investigadores. No estaba colocado allí de manera fortuita y era poco probable que su linaje fuera un accidente. “Trozos enteros del genoma que heredó de su madre y su padre eran simplemente idénticos”, dijo Bradley. La conclusión fue inevitable: “Dije que era un faraón. Un faraón irlandés”. Él y sus colegas no habían ido a buscar hijos del incesto. Estaban analizando huesos antiguos para secuenciar 42 genomas de los agricultores irlandeses del neolítico como parte de un proyecto para reconstruir toda la historia genética de Irlanda.

Los investigadores tomaron muestras de ADN de restos humanos de los cuatro tipos de entierro en Irlanda, desde el más simple al más elaborado. Utilizaron técnicas similares a las que usan las empresas con fines de lucro para ayudar a las personas a descubrir parientes desconocidos y conexiones ancestrales. Eso implica buscar fragmentos extendidos de ADN que son comunes a diferentes muestras, en vez de comparar las diferencias promedio en genes individuales. “Es como mirar las oraciones en lugar de las letras”, dijo Bradley. Los investigadores secuenciaron cuatro genomas completos. Los otros, como es común en este tipo de investigación, fueron parciales.

David Reich, uno de los especialistas en ADN antiguo de la Universidad de Harvard, quien ha rastreado el gran recorrido de la migración humana prehistórica por todo el planeta y no estuvo involucrado en la investigación, dijo que el artículo de Nature era “extraordinario”. “Creo que forma parte de una tendencia del futuro en la que el ADN antiguo arrojará luz sobre las estructuras sociales, lo que es realmente una de sus promesas más apasionantes”, sostuvo, aunque tuvo algunas reservas sobre la evidencia de que la élite estaba separada genéticamente de la gente común, como una especie de familia real.

Bettina Schulz Paulsson, arqueóloga prehistórica de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, dijo que los hallazgos de los investigadores que sugerían una jerarquía religiosa eran una “hipótesis muy atractiva”. El año pasado, Schulz Paulsson propuso que la tecnología megalítica, que primero apareció en Europa hace unos 6500 años, se originó en Bretaña, y se extendió por medios marítimos, a lo largo de las cosas del Atlántico y, por lo tanto, a Inglaterra e Irlanda. Cerca de 35.000 de estos monumentos son conocidos, y los más famosos atraen multitudes, a veces por la historia y la arqueología, y a veces por el poder espiritual que se les atribuye.

Schulz Paulsson dijo que esencialmente no se sabía nada sobre la estructura de las sociedades que construyeron los primeros megalitos. Pero la tecnología y las sociedades que la usaron se desarrollaron con el tiempo. Newgrange data de hace unos 5500 años, 1500 años después de que aparecieran los primeros megalitos europeos. La creación de estos monumentos ocurrió después de que la agricultura apareció en Europa, traída por una vasta migración de granjeros de Anatolia, que comenzó hace unos 9000 años. Reich es uno de los investigadores que ha documentado cómo estos granjeros, cuyo perfil genético es distinto de los cazadores-recolectores europeos, se asentaron gradualmente en Europa.

No se sabe exactamente qué sucedió entre ellos y los cazadores-recolectores indígenas, pero gradualmente —a juzgar por el ADN moderno y antiguo— esos cazadores-recolectores desaparecieron. Hoy, después de muchas oleadas de migración posterior, su ADN se encuentra solo como un remanente débil en las poblaciones modernas. Los genomas irlandeses muestran que las personas en estas tumbas eran descendientes de granjeros de Anatolia. Los investigadores encontraron un rastro de la población indígena de Irlanda en dos individuos, dijo Bradley. Aunque se trata de una cantidad pequeña, revela que hubo alguna interacción entre los granjeros y los cazadores-recolectores, aseguró Bradley.

El artículo está lleno de otros detalles, como el descubrimiento de un bebé que tenía síndrome de Down. Los autores creen que este es el registro más antiguo de un caso de síndrome de Down. Los análisis químicos del hueso también revelaron que el bebé había sido amamantado, y estaba en una tumba importante. Ambos hechos sugieren que tuvo buenos cuidados, lo que concuerda con muchos otros hallazgos arqueológicos de niños y adultos con enfermedades o discapacidades que fueron apoyados por sus culturas.

Cassidy mencionó que también encontraron ADN en otros restos que indica que se colocaron familiares del hombre nacido de una relación incestuosa entre miembros de la realeza en otras tumbas importantes. “Este hombre parece formar parte de un grupo genético particular junto con otros individuos que estaban en tumbas de corredor del otro lado de la isla”, comentó.

Cassidy añadió que también encontraron “unos cuantos vínculos directos de parentesco”, genomas antiguos de individuos que fueron primos lejanos. Eso contribuyó a la idea de que existió una élite que dirigió la construcción de los túmulos. En ese contexto, tiene sentido que el incesto haya sido intencional. Por supuesto, eso es algo que no puede comprobarse, pero se sabe que otras sociedades fomentaron el incesto entre hermanos, y no solo los egipcios. Los hermanos se casaban con sus hermanas en el antiguo Hawái y en Perú, entre los incas.

“Los pocos ejemplos donde era socialmente aceptado”, afirmó Cassidy, eran “sociedades muy estratificadas con una clase élite capaz de romper las reglas”. Reich dijo que la investigación tiene implicaciones más allá de los hallazgos específicos. Dijo que marcaba una nueva dirección en los estudios antiguos del ADN, que va más allá de los descubrimientos de patrones de migración humana prehistórica. Ahora, los datos genéticos pueden ayudar a delinear estructuras sociales de comunidades específicas, como la de Irlanda, tan perdidas en el tiempo que han sido casi imposibles de descifrar.

Reich dijo que tenía reservas sobre una de las conclusiones del documento. Los investigadores reportaron que los miembros de la élite, aquellos encontrados en las tumbas más elaboradas, eran genéticamente más cercanos entre sí que de las personas encontradas en otros entierros más simples. Pero, dijo Reich, los entierros más simples y los entierros de mayor estatus estaban separados por cientos de años, así que la comparación no fue contemporánea. Quizás la composición genética de la sociedad, que era pequeña en número, cambió a lo largo de algunos siglos. Bradley reconoce que esta era una explicación alternativa.

La pieza final del rompecabezas que los investigadores reportaron no era ni arqueológica ni genética, sino folclórica. Los autores informan sobre un relato de topónimos irlandeses escrito alrededor de 1100, que cuenta la historia de un rey Bressal, que se acostó con su hermana. El resultado fue que Dowth, el túmulo funerario junto a Newgrange, se llamaba Fertae Chuile, o el Montículo del Pecado.

La idea de que un recuerdo popular podría preservar la historia de hace 4000 años puede parecer absurda, pero también había cuentos populares de que los dioses construyeron las tumbas de corredores para afectar el ciclo solar. Y sin embargo Newgrange, con su alineación solar, fue cubierto por la tierra durante la Edad Media. Fue excavado, y la orientación al solsticio de invierno fue descubierta a inicios del siglo XX. Los mitos pueden ser confusos, pero el cuento del ciclo solar tuvo cierta base en los hechos, como resultó, y así, puede ser, ocurre con la historia del incesto real.

MÁS INFORMACIÓN


No hay comentarios:

Publicar un comentario