martes, 1 de noviembre de 2022

RFI: ¿Qué tanto reducen las emisiones de CO2 los autos eléctricos?

VIDA EN EL PLANETA


Escucha el podcast de RFI aquí: ¿Qué tanto reducen las emisiones de CO2 los autos eléctricos?

Por: Raphael Morán 

 

En un contexto de aumento de las emisiones de CO2, las naciones industrializadas como China, Estados Unidos o los países europeos apuestan masivamente a desarrollar flotas de vehículos eléctricos para limitar la huella de carbono del sector del transporte. Pero los autos eléctricos no siempre son soluciones ecológicas dicen expertos a RFI.

Son silenciosos y emiten poco o nada de CO2. Los autos eléctricos son cada vez más numerosos en las calles de las grandes capitales. Según cifras del Observatorio internacional de las transiciones energéticas, se han vendido 6 millones de vehículos bajas emisiones en 2021 en el mundo (incluyendo coches eléctricos, con hidrogeno o híbridos), lo que significa un aumento de 100% con relación al año anterior. China se impone como líder en el sector, seguido por la Unión europea y Estados Unidos que fijaron metas para erradicar poco a poco los motores térmicos.

Para reducir sus emisiones de CO2, la Unión europea decidió por ejemplo prohibir la venta de autos con motores con gasolina o diésel de aquí en 2035. La misma decisión ha decretado el Estado de California en EE.UU. Decisiones drásticas que responden a las metas de reducción de las emisiones de CO2 que son la principal causa del calentamiento global por su efecto invernadero.

Un auto eléctrico, sin embargo, aunque no emita dióxido de carbono, no siempre puede recibir el calificativo de ‘verde’, de ‘ecológico’ o de ‘limpio’ como lo pretenden los constructores como parte de una estrategia de márketing.

La Agencia para la transición ecológica francesa ADEME determinó que solo los coches con motores eléctricos de pequeño tamaño emiten menos CO2 que los vehículos convencionales.

Y es que la fabricación de las baterías, desde la extracción de minerales hasta los procesos industriales, genera emisiones de CO2. Así que para que un auto sea considerado como ecológico, debe cumplir con varios criterios.

“Sabemos muy bien que la explotación del coche eléctrico, ya una vez fabricado, deja de emitir CO2 si la energía con la que la recargamos proviene de fuentes totalmente ecológicas renovables”, recuerda Oscar Pulido, experto en electrificación de flotas para la ONG ambientalista Federación europea de transporte y medio ambiente.

Pulido concede que “a día de hoy, no hay ningún producto que sea plenamente libre de CO2 en cuanto a fabricación. Entonces, no podríamos decir que el coche eléctrico produce 0% de emisiones [de gases de efecto invernadero]. No obstante, si lo comparamos con la de combustión y sus efectos que tienen en el medio ambiente, sigue siendo muchísimo más ecológico”, aclara. Sobre todo, si se toma la huella de carbono del vehículo a largo plazo.

Incluso en países como Alemania o Polonia, donde la electricidad proviene en gran parte de la combustión de gas o carbón, andar en vehículo eléctrico recargado con fuentes de energías fósiles, "sigue siendo más limpio que en vehículo con motor de combustión", asegura Pulido.

Eso se debe a “la eficiencia de un motor eléctrico, muy superior a cualquier vehículo de combustión donde perdemos parte de la energía en el proceso térmico”, indica Pulido. “Entonces, el aprovechamiento que tiene, a pesar de provenir, por ejemplo, del gas, podemos poner el ejemplo de Alemania, es mucho más eficiente en un vehículo eléctrico. Lo aprovecharemos mejor”, insiste el especialista.

En cambio, Pulido, al igual que otros expertos en transición energética, considera que los coches híbridos que combinan batería eléctrica y motor térmico ya no son una solución ecológica. “El usuario lo utiliza más que nada con gasolina.”

En cuanto a los autos con hidrógeno, “tenemos que entender que para producir el hidrógeno se necesita utilizar una energía”, recuerda Oscar Pulido. “Después ese hidrógeno hay que comprimirlo, hay que hay que transportarlo en ciertas condiciones y el simple hecho de transportarlo también requiere una energía. Y el mantenimiento del hidrógeno en las estaciones de servicio requiere energía. El hidrógeno es una buena solución cuando no se puede obtener directamente la electricidad, digamos, en un barco. Pero resulta un poco raro utilizar el hidrógeno cuando tenemos baterías donde podemos directamente almacenar la electricidad fabricada”, concluye.

En este nuevo boom de los autos eléctricos, América latina podría ocupar un lugar determinante en la cadena de producción. La región tiene las mayores reservas de litio, indispensable para fabricar las baterías.

Varios países o ciudades latinoamericanos ya han iniciado lentamente su transición hacia los transportes ecológicos. Chile anunció que el 100% de las ventas de vehículos serán eléctricos en 2035. México fijo una meta más modesta: para 2035 un tercio de los vehículos vendidos serían eléctricos. Y de momento, la transición abarca sobre todo los buses urbanos. “¿Qué pasó en América Latina? Que dimos una gran sorpresa al mundo porque empezaron a venderse buses eléctricos de China”, observa Monica Araya, ex negociadora de asuntos climáticos para el gobierno de Costa Rica. Hoy, es especialista en movilidad sustentable en la campaña para la electrificación de los transportes en la Fundación Climate Works.

“En este momento la región tiene alrededor de 3000 buses eléctricos. Sólo en Colombia ya hay como 1800. Y hay 55 tipos de vehículos electrificados en Costa Rica, de 23 marcas que van desde 19.000 hasta 50.000 dólares, que son nuevos, otros de segunda mano, porque el país en el 2018 aprobó la primera ley de movilidad eléctrica en la región. Para que esto funcione [en América latina], tiene que haber una señal de la política pública, como la veo en China, en Europa y ahora, en Estados Unidos”, dice Araya a RFI.

En varios países europeos, los gobiernos ofrecen subsidios directos o mediante reducción de impuestos a los ciudadanos que compren un auto particular eléctrico.

En Latinoamérica, la transición hacia una movilidad eléctrica es impulsada principalmente por las metrópolis. Ciudad de México, Bogotá o San Paulo ya están renovando sus flotas de autobuses urbanos con la compra de vehículos eléctricos con efectos positivos para la contaminación y las emisiones de carbono. “La Agencia Internacional de la Energía dijo (leer comunicado) que la electrificación con renovables nos está ayudando a detener el crecimiento del carbono del dióxido de carbono alrededor de 1 billón de toneladas de carbono”, apunta Araya.

El reto de una cadena de producción sustentable

Algunos ecologistas, sin embargo, estiman que la transición hacia las flotas eléctricas será insuficiente para limitar la huella humana en el planeta. “Los autos eléctricos dependen de baterías fabricadas con materiales raros, como litio o coltán. Para extraer estos materiales, se necesita intensificar la minería en áreas naturales del planeta”, subraya Greenpeace México. ‘El transporte no sólo debe de ser eléctrico, sino eléctrico, público y masivo”, indica la ONG.

El barco de exploración Tara volvió a tierra

El velero de exploración científica ‘Tara’ que navegó por las aguas del Atlántico sur durante dos años y terminó su misión en octubre. A bordo, decenas de científicos trabajaron para estudiar los micro organismos oceánicos y protegerlos.

Federico Ibarbalz, biólogo marino argentino del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET, Argentina) navegó en el velero Tara para recolectar muestras de cocolitofóridos. Unos microorganismos de fitoplanctón que son la base de la cadena alimenticia acuática y regulan la concentración de CO2. En este podcast, explica por qué suscitan el interés de la comunidad científica.


Entrevistados:
  • Mónica Araya, miembro de la campaña global Drive Electric de la Fundación Climate Works
  • Oscar Pulido, responsable del programa de electrificación de flotas para España. Para Transport and Environnement o Federación europea de transporte y medio ambiente.
  • Federico Ibarbalz, biologo, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET, Argentina).


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