AH….HONORATOS
!!!!
En el litoral sureño del
Perú, entre los puertos de Quilca y
Matarani se ubica Punta Hornillos y detrás hacia el norte, la caleta Honoratos,
son un par de playas casi gemelas, tan
serenas, tan limpias y libres de polución, ahhh!! son lugares muy acogedores. También se la conoce como “Nonatos”, en Mollendo le dan la acepción de ‘mal
nacido’. Es de clima sub tropical –
templado, excelente en verano.
Ingreso
a la caleta por mar
Se puede llegar a la zona
caminando dos días; o por mar, alrededor de tres horas y media. Es recomendable disponer siquiera de tres
días (por el tiempo que toman los traslados) y hay que llevar todo lo necesario
para dormir, comer, beber y divertirse, como equipo de pesca, buceo o escalada. Se pueden fotografiar además del
paisaje, aves, lobos marinos, pingüinos,
flora y fauna marina, entre otros
atractivos.
Para visitar la zona, salimos de Arequipa muy temprano (05:00 a.m.)
hacia Matarani, en el cruce hacemos
trasbordo a los colectivos que nos acercan al muelle, ahí embarcamos en botes o bolicheras de pesca
artesanal, actualmente se dispone de
botes especiales para el traslado de personas.
Es interesante observar los trajines de la ocasión, teniendo cuidado con el equipaje de todos y
cada uno de los excursionistas, no sólo por el deterioro sino también por el
extravío. Febril el movimiento de
botes, gente y otros
personajes como pelícanos y otras aves instaladas en las embarcaciones cual
marineros, dejando sus blancas huellas
por todo lado, lobos amistosos procurando comida fácil del esfuerzo de los
pescadores.
A nadar
Bien, una vez instalados en
la embarcación iniciamos la aventura de
10 millas, al comienzo es ameno, entre el movimiento comercial y la nueva
sensación de vaivén del oleaje y la inmensidad de nuestro mar, la variedad de colores y formas de lanchas,
botes y veleritos. El paisaje nuevo y
caprichoso de los acantilados vistos desde el mar; sin embargo ante lo uniforme de lo mismo y el reloj que
no avanza, se torna algo tedioso,
entonces hay que buscar delfines en el horizonte, lanzar comida a las
gaviotas, atender a los que se marean,
saludar a cuanto barquito se nos cruza, observar los frágiles
barquichuelos que temerariamente se acercan a los acantilados a extraer
mariscos, algas, ganando así el sustento
de la generosidad de nuestro mar.
Recuerdo que la primera vez
que fui me pregunté, ¿qué temor puedo sentir en la embarcación grande y sólida
en que estoy?, frente a las “bateas” que danzan haciendo piruetas entre el
oleaje y el continente, bueno, hay que distraernos como se pueda las tres o
cuatro horas siguientes. Desde el inicio
se ve hacia el norte una punta muy difusa que sobresale en el litoral ¡eso es
Hornillos!, se trata de llegar a ese
punto que permanece ahí……sin variar…tres horas,
sin embargo, cada vez se acerca
más y más hasta que de pronto aparece un paisaje inusitado, pasamos entre peñascos (el litoral y la
isla) llenos de guanayes, gaviotas,
piqueros, otras variedades de aves y
hasta pingüinos, además de lobos, nutrias marinas, retorcidas formaciones de la costa, bello!!!,
hay que tener las cámaras fotográficas listas.
En ocasiones los lobos se
acercan a curiosear, es emocionante ver
la vida tan diferentea nuestra rutina, ahora dependemos de la pericia del
piloto para maniobrar entre rocas y turbulencias a fin de ingresar hacia las
playas de nuestro destino, debe conocer
bien la ruta para no encallar, esta
geografía zigzagueante de acantilados e islotes conforman una suerte de
rompemuelles natural y es la razón para que el oleaje fuerte no llegue a las
playas, haciéndolas ‘mansitas’; después de unos minutos ….se abre el paisaje
esperado y calmo que se nos ofrece, es
la madre naturaleza recibiéndonos con los brazos abiertos. Pié al agua
para alcanzar playa y desembarcar todo el equipaje, tarea de equipo, de comunidad.
Vista
general de la primera playa de la caleta
Ya instalados hay muchas
cosas que hacer; exploraciones hacia las partes altas cubiertas de arenosas
dunas, de ceniza volcánica, de cuarzos y caprichosas formas, ¡qué hechos dantescos habrán ocurrido en este
planeta para conformar ese paisaje! Si
por el litoral vamos hacia el norte llegamos a otras playas: La Guata, La Aguja (Ancupita o La Francesa), hasta Arantas, más playas exclusivas. Contrariamente al sur vamos a Punta Hornillos para observar e interactuar con los
lobos de pelo fino que hay en esta zona,
a diferencia de Paracas en que abundan los de pelo chusco. Gran playaso socializando con los cangrejos
buceando en aguas cristalinas, si tenemos bote como generalmente ocurre, podemos hacer pequeñas exploraciones
marinas; los aficionados a la pesca se
lucen. Si hay moto náutica, ya no
ya!. El apetito se despierta en estas circunstancias, tarea de los cheff, la sed se calma con la
bebida del amigo y es gratificante compartir en grupo, tal situación acerca y une más a la gente afín, claro.
Todo tiene un final, cuando se levanta el campamento para volver, ya tenemos nostalgia del lugar y ya queremos
estar en la próxima ocasión, es
así, ojalá que toda la zona permanezca
como está, es egoísmo pero me gustaría que no cambie, creo que al convertirse en ruta eco-turística perdería el encanto de lo
incivilizadamente natural.
Chalana
al agua
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