miércoles, 23 de noviembre de 2016

Reconstruir un manto de Paracas toma ocho meses





Reconstruir y conservar piezas arqueológicas como tejidos, cerámicas, material lítico de las antiguas culturas prehispánicas entre otros, se necesita aparte de material que permita la conservación, profesionales calificados que dediquen varias horas del día durante meses a trabajar en una sola pieza.

Cuando observamos, por ejemplo, un manto Paracas, no imaginamos que en su preservación dos especialistas a tiempo completo dediquen un promedio de ocho meses en dejar la tela casi en perfectas condiciones.

Las telas Paracas fueron parte del descubrimiento en el territorio de la península pisqueña de dicha cultura en 1920, por el padre de la arqueología peruana Julio C. Tello.

DEMOSTRACIÓN

Esto quedó demostrado en la reciente Feria de Ciencias denominada “La Ciencia de la Conservación del Patrimonio Cultural” organizada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concytec) efectuado en un ambiente de la sede del Museo de Pueblo Libre y ante la presencia de grupos de escolares que acudieron al evento.

En la exposición se pudo apreciar el arduo trabajo que despliegan especialistas en los procesos empleados para la conservación de bienes culturales y que pertenecen a la Unidad de Conservación Preventiva del Museo, recientemente creada.

Haydeé Grández y Mirtha de la Cruz, conservadoras textiles, manifestaron que el recinto cultural conserva una importante colección de textiles que llega a las cuarenta mil piezas inventariadas, entre ellos los famosos mantos Paracas como también de las culturas Chavin, Wari, Nasca, Moche, Chimu y Chancay.

LABOR MINUCIOSA

Respecto a los multicolores y admirados mantos Paracas explicaron que por su antigüedad de mas de dos mil años se les hallaron algo deteriorados y que para poderlos reconstruir primero analizan si son de algodón o de fibra de camélidos.

“Cuando el manto llega a nuestras manos, lo primero es su limpieza que hacemos con una aspiradora especial pero colocando primero una malla de fibra de vidrio, hay piezas que necesitan humectación, lo que hacemos con un jabón neutro y usando unos pequeños pinceles, sin introducir la pieza enjuagamos con agua destilada y secamos muy suavemente con papel toalla.”

En cuanto a la recuperación de los diseños, manifestaron que se hace en base a los dibujos del manto, usando sus hilos originales que siempre están desperdigados. “De lo contrario se perdería su autenticidad o estaríamos falseando la tela, nos ayudamos con hilos de seda únicamente para coser, para consolidar los hilitos pequeños, es una tarea ardua y delicada” expresa Grández.

DETERIORO

Tanto ella como las demás profesionales siguieron estudios de conservación preventiva aparte de otros, tanto en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes como en la Universidad de San Marcos.

La especialista Rosa Martínez explica que el tiempo, la humedad y el descuido malogran los objetos de cerámica, los líticos y los objetos de alta porosidad como los muros de las huacas pero con las actuales técnicas se pueden recuperar, aunque en el caso de estas últimas se necesitaría una fuerte cantidad de dinero.

SALVAR HUACAS

“Todas estas piezas absorben aguas que arrastran impurezas convirtiendo el liquido en sólido y desintegrando estructuras pero con las técnicas actuales y usando agua desionizada y otros se limpian impurezas por ejemplo de las cerámicas y determinados geles para limpiar metales, maderas, muros, así se podrían salvar las huacas”, precisa.

Refiere que el agua desionizada pasa por un proceso con químicos, acido clorhídrico y soda cáustica y que se utiliza una maquina especial con que cuenta el Museo de Pueblo Libre como el de Pachacamac y algunos privados. “La técnica que usamos nació en Europa, la que desarrollamos es italiana”.

Los escolares que acudieron a la Feria no dejaron de sorprenderse con los silbatos de diferentes formas, mayormente en forma de pájaros, que los antiguos peruanos fabricaban de tal forma, que al introducir agua producían sonidos musicales, los que forman parte de la conservación y restauración de piezas arqueológicas.

20 MIL PIEZAS

“Estas cerámicas se encontraron en los territorios de las culturas Mochica, Chimú, Vicus, Chancay y otras, lo que nos confirma que los antiguos peruanos tenían conocimientos de cómo utilizar el agua. Por ejemplo, los Chavín asustaban a otros con sonidos de este líquido” dice Martínez.

Por su parte la conservadora de material orgánico Sandra Zúñiga precisó que el Museo posee 20 mil piezas de madera, objetos óseos de animales, mates, costureros de fibra vegetal, moluscos y restos de alimentos con los que trabajan para poder dejarlos listos para su exhibición.

ADEMÁS

“Para su conservación usamos materiales como cartones impermeables de polipropileno, cartón plast, acetona, agua destilada, alcohol y cubrimos la pieza para su limpieza con un tul importado. Nosotras nos cubrimos con guantes, mascarillas y lentes especiales, porque en las piezas hallamos excretas de insectos como termitas y escarabajos. Al final es una alegría, ver los objetos que trabajaron nuestros antepasados hace miles de años, en buena forma”, sentenció.

Denis Merino
Diario UNO

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