Reconstrucción de Pyrrhula crassa (izquierda) y
cráneo reconstruido (derecha). / Pau Oliver
Fuente: http://www.agenciasinc.es
Por: Adeline Marcos
En el interior del cráter de un volcán de la isla Graciosa en el
archipiélago de las Azores, en el océano Atlántico, un equipo
internacional de investigadores ha descubierto los huesos de una nueva
especie extinta de pájaro cantor, un camachuelo al que han denominado Pyrrhula crassa.
Los restos se han localizado en una pequeña cavidad por la que fluyó la
lava. Esta ave desapareció hace siglos, debido a la colonización humana
de las islas y a la introducción de especies invasoras.
Hasta hace unos centenares de años, una especie de camachuelo, una
pequeña ave canora de pico muy corto y robusto, vivía en la isla
Graciosa del archipiélago de las Azores. Sin embargo, la llegada del ser
humano a esta isla mermó sus poblaciones y acabó extinguiéndose, como
ha ocurrido con numerosas especies de aves en otras islas, como las
Canarias y Madeira.
Ahora, un equipo internacional de científicos, amparado por un
proyecto liderado por Josep Antoni Alcover, del Institut Mediterrani
d’Estudis Avançats (IMEDEA, CSIC-UIB), ha descubierto los huesos de este
camachuelo, bautizado como Pyrrhula crassa, en una cueva situada en un volcán de 12.000 años de antigüedad al sureste de la isla.
“Es
el primer pájaro paseriforme extinto que se describe en el
archipiélago, y no va a ser el último”, dice a Sinc Alcover, coautor del
trabajo publicado en Zootaxa que se ha centrado en el análisis de la morfología del pico para determinar la nueva especie.
A
pesar de que se conocen pocos restos pertenecientes a este pájaro, son
lo suficientemente distintivos como para que los científicos hayan
podido establecer que pertenecen a una nueva especie extinta de
camachuelo.
El nuevo pájaro, que era el mayor de su género según
el tamaño de los restos del cráneo hallados, recuerda por su capacidad
de vuelo al actual camachuelo de otra isla de las Azores (São Miguel)
que se encuentra en estado ‘vulnerable’ de extinción por la extensión de
la agricultura y la desaparición de los bosques de laurisilva.
“Su
pico, corto y ancho, era no solo considerablemente más grande sino
también relativamente más alto que el del camachuelo común y que el de
São Miguel, presentando una configuración muy robusta, que hasta cierto
punto recuerda a la del pico de un pequeño loro”, detalla el
investigador.
Las invasiones acabaron con las aves
Estas
islas fueron colonizadas durante el siglo XIII por los portugueses,
aunque pudieron haber recibido la visita de vikingos hace más de mil
años. Del mismo modo que ha sucedido en muchas otras islas, como
Canarias o Madeira, diferentes especies de aves han desaparecido durante
el último milenio debido a la llegada del ser humano junto con
diferentes especies invasoras.
Las colonizaciones humanas
produjeron la destrucción y la quema de los hábitats de las islas en que
se iban asentando los humanos, y afectaron a las aves que formaban
parte de su fauna autóctona. P. crassa no ha sido una excepción, viéndose afectada hasta su extinción.
La
introducción de especies invasoras de plantas ha mermado y reducido
hasta el 3% de su superficie original la extensión de los bosques de
laurisilva en los que habitaba esta especie de ave. Según los
científicos, a pesar de que hasta la fecha solo se han identificado
restos de P. crassa en Graciosa, posiblemente habitó otras islas del archipiélago de las Azores.
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