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TOKIO — Mucho antes de que el avispón asiático gigante comenzó a aterrorizar a las abejas del estado de Washington, estos feroces insectos
representaban una amenaza a veces letal para los excursionistas y los
agricultores en las montañas del Japón rural. Pero
en la región central de Chubu, los bichos, a veces llamados “avispones
asesinos”, son conocidos por más que su agresividad y su aguijón
intolerable. Son vistos como un refrigerio agradable y un ingrediente
estimulante en las bebidas.
El
avispón gigante, junto con otras variedades de avispas, ha sido
tradicionalmente considerado un manjar en esta accidentada parte del
país. Las larvas a menudo se conservan en frascos, fritas o al vapor con arroz para hacer un plato delicioso llamado hebo-gohan.
Los especímenes adultos, que pueden medir cinco centímetros, se fríen
en brochetas, con aguijón y todo, hasta que el caparazón se vuelve
ligero y crujiente. Dejan una sensación de calor y hormigueo cuando se
comen.
Los avispones también le pueden agregar un extra al licor. Especímenes vivos son ahogados en shochu,
una bebida destilada clara. En su agonía, los insectos liberan su
veneno en el líquido que se almacena hasta que se vuelve de un tono
oscuro de ámbar.
Sin embargo, la verdadera emoción no está en el comer o el beber el avispón gigante, está en la caza. A
principio de los meses de verano, intrépidos cazadores rastrean a los
insectos hasta sus enormes nidos, que pueden albergar hasta mil
avispones y sus larvas en los troncos de los árboles podridos o bajo
tierra. Atraen a un avispón con una serpentina de pesca unida a un
pedazo de pescado, y cuando este agarra el bocado y despega, los
cazadores van en una carrera de obstáculos a través del bosque. Al
encontrar el nido, aturden a los insectos con humo, luego usan
motosierras y palas para extraerlo.
En
otros casos, los nidos son desarraigados por exterminadores
profesionales. Torao Suzuki, de 75 años, dice haber eliminado entre 40 y
50 nidos al año, y que lo picaron hasta 30 veces cada temporada.
“Duele, se hincha y se pone rojo, pero eso es todo”, dijo sobre las
picaduras. “Creo que soy inmune”. Él
no se come los insectos. “Incluso cuando le digo a la gente, ‘te van a
picar’, aún así se los comen. Dicen que los hace potentes”, dijo.
Suzuki
dice que también vendió los nidos, que son trofeos populares en la
región. Colmenas marrones lacadas, a veces abiertas para exponer su
complejo enrejado, adornan vestíbulos y salas de recepción en casas,
escuelas y oficinas públicas.
Los historiadores dicen que los insectos, que se extienden por toda Asia
pero se encuentran más comúnmente en Japón, alguna vez fueron valorados
junto con otras avispas como una fuente barata de proteína en zonas
rurales golpeadas por la pobreza.
La cocina del avispón se celebra cada noviembre en la prefectura de Gifu en un festival, conocido como el Kushihara Hebo Matsuri donde se entregan premios para los nidos más grandes y los gourmands apuestan por el privilegio de llevarse uno a casa. Incluso
en este jubileo de insectos, el peligro que representa el avispón
gigante, que ha matado a decenas de personas en Japón en los últimos
años, es evidente. En un volante
para el evento del 2018 se advirtió a los participantes que estuvieran
atentos a los avispones sueltos cerca del recinto ferial, y aconsejó a
los asistentes que “por favor tengan mucho cuidado para evitar ser
picados”. Los organizadores, agregó, “no tienen absolutamente ninguna
responsabilidad” por las consecuencias de ignorar las admoniciones.
Las
advertencias van más allá de este evento único. Cada primavera,
oficinas gubernamentales de todo el país emiten avisos sobre los
insectos, conocidos en Japón, por su tamaño, como “gorriones avispones
gigantes”. Las personas que se aventuran en la naturaleza han aprendido a
evitar la laca para el cabello y el perfume, que pueden atraer a estas
plagas aterradoras.
Por
lo tanto, no es sorprendente que la práctica de cazar y comer a los
insectos, como ocurre con muchas tradiciones en el envejecido Japón
rural, sea menos común de lo que solía ser. La Asociación de Apreciación de las Avispas Oomachi, en Nagano, una vez alcanzó cierta fama nacional por hacer galletas de arroz
con los insectos horneados. Desde entonces, la producción se ha
detenido, ya que los miembros del grupo han muerto o se han vuelto muy
viejos para preparar los bocadillos, dijo Sachiko Murayama, de 70 años,
que está en el consejo de una cooperativa comercial local.
En
las ciudades japonesas, sin embargo, ha habido un pequeño resurgimiento
en el interés por comer insectos. Algunos jóvenes son atraídos por la
novedad, y por la idea de que los insectos son una fuente de proteína
amigable con el ambiente. En Tokio, el avispón gigante está en el menú de más de 30 restaurantes.
Shota
Toguchida, propietario de un restaurante chino en la ciudad, dijo que
vendió tragos de licor de avispón casero por 2000 yenes, unos 19
dólares, principalmente a hombres de mediana edad. Conserva algunas botellas en el bar. “Parece sorprendente, pero sabe muy bien”, dijo. En
Estados Unidos, donde los primeros avispones asiáticos gigantes fueron
vistos el otoño pasado en el noroeste del estado de Washington y los
científicos tratan de cazarlos con urgencia, nadie piensa en el
potencial culinario de los insectos. El objetivo es simplemente
erradicarlos antes de que puedan propagarse y eliminar poblaciones de
abejas.
Takatoshi
Ueno, entomólogo de la Universidad de Kyushu, dijo que estaba
desconcertado con la aparición de los avispones en la costa oeste de
Estados Unidos. “Es
imposible para ellos volar desde Asia”, dijo, y agregó que lo más
probable es que llegaran en un contenedor. Incluso eso, sin embargo,
sería extraordinariamente improbable, dijo, dada su extrema agresividad,
que seguramente habría llamado la atención de la tripulación de un
barco.
Puede
que no hayan venido de Japón, dijo Ueno; pudieron haber llegado de otro
país de la región. Pero independientemente de cómo llegaron al estado
de Washington, añadió, es fundamental que se lidie con ellos antes de
que tengan oportunidad de establecerse.
“Cuando
se trata con especies invasoras, sea un virus o un insecto, es lo
mismo”, dijo. “Moverse rápidamente para destruirlos por completo es lo
mejor. En definitiva, es lo más barato y menos dañino”. Para
cualquier comensal aventurero en el noroeste del Pacífico, que se vea
tentado a rastrear y tomar muestras de la especie, Ueno advierte
firmemente que no lo haga. Los encuentros con el insecto no son para los
débiles de corazón, dijo.“Los estadounidenses probablemente nunca hayan visto un avispón tan grande”, dijo, y agregó que “algunos podrían desmayarse”.
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