domingo, 10 de mayo de 2020

El ‘avispón asesino’ es una amenaza letal y un bocadillo sabroso en Japón






TOKIO — Mucho antes de que el avispón asiático gigante comenzó a aterrorizar a las abejas del estado de Washington, estos feroces insectos representaban una amenaza a veces letal para los excursionistas y los agricultores en las montañas del Japón rural. Pero en la región central de Chubu, los bichos, a veces llamados “avispones asesinos”, son conocidos por más que su agresividad y su aguijón intolerable. Son vistos como un refrigerio agradable y un ingrediente estimulante en las bebidas.

El avispón gigante, junto con otras variedades de avispas, ha sido tradicionalmente considerado un manjar en esta accidentada parte del país. Las larvas a menudo se conservan en frascos, fritas o al vapor con arroz para hacer un plato delicioso llamado hebo-gohan. Los especímenes adultos, que pueden medir cinco centímetros, se fríen en brochetas, con aguijón y todo, hasta que el caparazón se vuelve ligero y crujiente. Dejan una sensación de calor y hormigueo cuando se comen.

Los avispones también le pueden agregar un extra al licor. Especímenes vivos son ahogados en shochu, una bebida destilada clara. En su agonía, los insectos liberan su veneno en el líquido que se almacena hasta que se vuelve de un tono oscuro de ámbar.

Sin embargo, la verdadera emoción no está en el comer o el beber el avispón gigante, está en la caza. A principio de los meses de verano, intrépidos cazadores rastrean a los insectos hasta sus enormes nidos, que pueden albergar hasta mil avispones y sus larvas en los troncos de los árboles podridos o bajo tierra. Atraen a un avispón con una serpentina de pesca unida a un pedazo de pescado, y cuando este agarra el bocado y despega, los cazadores van en una carrera de obstáculos a través del bosque. Al encontrar el nido, aturden a los insectos con humo, luego usan motosierras y palas para extraerlo.

En otros casos, los nidos son desarraigados por exterminadores profesionales. Torao Suzuki, de 75 años, dice haber eliminado entre 40 y 50 nidos al año, y que lo picaron hasta 30 veces cada temporada. “Duele, se hincha y se pone rojo, pero eso es todo”, dijo sobre las picaduras. “Creo que soy inmune”. Él no se come los insectos. “Incluso cuando le digo a la gente, ‘te van a picar’, aún así se los comen. Dicen que los hace potentes”, dijo.

Suzuki dice que también vendió los nidos, que son trofeos populares en la región. Colmenas marrones lacadas, a veces abiertas para exponer su complejo enrejado, adornan vestíbulos y salas de recepción en casas, escuelas y oficinas públicas.

Los historiadores dicen que los insectos, que se extienden por toda Asia pero se encuentran más comúnmente en Japón, alguna vez fueron valorados junto con otras avispas como una fuente barata de proteína en zonas rurales golpeadas por la pobreza.

La cocina del avispón se celebra cada noviembre en la prefectura de Gifu en un festival, conocido como el Kushihara Hebo Matsuri donde se entregan premios para los nidos más grandes y los gourmands apuestan por el privilegio de llevarse uno a casa. Incluso en este jubileo de insectos, el peligro que representa el avispón gigante, que ha matado a decenas de personas en Japón en los últimos años, es evidente. En un volante para el evento del 2018 se advirtió a los participantes que estuvieran atentos a los avispones sueltos cerca del recinto ferial, y aconsejó a los asistentes que “por favor tengan mucho cuidado para evitar ser picados”. Los organizadores, agregó, “no tienen absolutamente ninguna responsabilidad” por las consecuencias de ignorar las admoniciones.

Las advertencias van más allá de este evento único. Cada primavera, oficinas gubernamentales de todo el país emiten avisos sobre los insectos, conocidos en Japón, por su tamaño, como “gorriones avispones gigantes”. Las personas que se aventuran en la naturaleza han aprendido a evitar la laca para el cabello y el perfume, que pueden atraer a estas plagas aterradoras.

Por lo tanto, no es sorprendente que la práctica de cazar y comer a los insectos, como ocurre con muchas tradiciones en el envejecido Japón rural, sea menos común de lo que solía ser. La Asociación de Apreciación de las Avispas Oomachi, en Nagano, una vez alcanzó cierta fama nacional por hacer galletas de arroz con los insectos horneados. Desde entonces, la producción se ha detenido, ya que los miembros del grupo han muerto o se han vuelto muy viejos para preparar los bocadillos, dijo Sachiko Murayama, de 70 años, que está en el consejo de una cooperativa comercial local.

En las ciudades japonesas, sin embargo, ha habido un pequeño resurgimiento en el interés por comer insectos. Algunos jóvenes son atraídos por la novedad, y por la idea de que los insectos son una fuente de proteína amigable con el ambiente. En Tokio, el avispón gigante está en el menú de más de 30 restaurantes.

Shota Toguchida, propietario de un restaurante chino en la ciudad, dijo que vendió tragos de licor de avispón casero por 2000 yenes, unos 19 dólares, principalmente a hombres de mediana edad. Conserva algunas botellas en el bar. “Parece sorprendente, pero sabe muy bien”, dijo. En Estados Unidos, donde los primeros avispones asiáticos gigantes fueron vistos el otoño pasado en el noroeste del estado de Washington y los científicos tratan de cazarlos con urgencia, nadie piensa en el potencial culinario de los insectos. El objetivo es simplemente erradicarlos antes de que puedan propagarse y eliminar poblaciones de abejas.


Takatoshi Ueno, entomólogo de la Universidad de Kyushu, dijo que estaba desconcertado con la aparición de los avispones en la costa oeste de Estados Unidos. “Es imposible para ellos volar desde Asia”, dijo, y agregó que lo más probable es que llegaran en un contenedor. Incluso eso, sin embargo, sería extraordinariamente improbable, dijo, dada su extrema agresividad, que seguramente habría llamado la atención de la tripulación de un barco.


Puede que no hayan venido de Japón, dijo Ueno; pudieron haber llegado de otro país de la región. Pero independientemente de cómo llegaron al estado de Washington, añadió, es fundamental que se lidie con ellos antes de que tengan oportunidad de establecerse.

“Cuando se trata con especies invasoras, sea un virus o un insecto, es lo mismo”, dijo. “Moverse rápidamente para destruirlos por completo es lo mejor. En definitiva, es lo más barato y menos dañino”. Para cualquier comensal aventurero en el noroeste del Pacífico, que se vea tentado a rastrear y tomar muestras de la especie, Ueno advierte firmemente que no lo haga. Los encuentros con el insecto no son para los débiles de corazón, dijo.“Los estadounidenses probablemente nunca hayan visto un avispón tan grande”, dijo, y agregó que “algunos podrían desmayarse”.

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