martes, 7 de septiembre de 2021

Video: La edad de oro de la 'conspiranoia' | Fernando Díaz Villanueva

 

 

La industria farmacéutica quiere inyectarnos un chip que luego controlará Bill Gates en persona con sólo Dios sabe qué aviesas intenciones, las vacunas son las causantes de la enfermedad, la covid-19 es una gran operación tramada por los grandes grupos de presión para adueñarse del mundo, el virus no existe o si existe es porque lo ha creado el Gobierno chino para hundir a Occidente, hay un poder en la sombra que está llevando a cabo un gran reinicio a escala global para someter a toda la humanidad. Estas y otras muchas teorías conspiranoicas se han apoderado de las redes sociales y la denominada prensa alternativa a lo largo del último año y medio. La velocidad a la que se difunden las teorías de la conspiración en redes sociales es tres o cuatro veces mayor que la información sobre investigaciones científicas en curso. La desinformación, en definitiva, campa a sus anchas por internet, pero no sólo por internet. Por medios más convencionales como la radio y la televisión también es común encontrarse con las teorías más disparatadas sobre la pandemia y casi sobre cualquier cosa que imaginemos. Todos hemos escuchado alguna de ellas e incluso le hemos prestado ojos y oídos durante un buen rato porque el relato lo suelen tener bien elaborado y, a fin de cuentas, tratan de alertarnos sobre un peligro cierto. Los seguidores más entregados de estas teorías tratan de hacer el bien, de defendernos de una amenaza real y refuerzan la narración con información descontextualizada, generalmente escogida de forma selectiva y la respaldan con argumentos que, de primeras, parecen razonables. Pero en todos los casos carecen de solidez y tienen malas intenciones. Pretenden difundir mentiras o, peor aún, medias verdades para fomentar la desconfianza y, en ocasiones, para ganar dinero. Los artífices de estas teorías se valen del miedo y del desconocimiento popular. El primero ha abundado durante la pandemia, especialmente en la primera fase cuando la covid se presentó de improviso entre nosotros y era muy poco lo que sabíamos de ella. El segundo es connatural al ser humano. Desconocemos mucho más de lo que sabemos, pero eso nos irrita y queremos llenar rápidamente los espacios en blanco. No siempre es posible de modo que aparecen gurús que aseguran saberlo todo. Se valen de lenguaje técnico, en ocasiones científico, y de mucho aplomo en sus afirmaciones. Vivimos en la era dorada de las teorías de la conspiración por lo que, si queremos estar bien informados, debemos extremar la alerta.

Fuente: Fernando Díaz Villanueva

 

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