domingo, 8 de enero de 2012

Las momias de la realeza incaica


"En los Andes, el culto a los antepasados era una tradición religiosa que se remontaba miles de años atrás. Sin embargo, ella alcanzó su forma más elaborada en la ciudad del Cuzco, durante el apogeo del imperio inca. Cuando los españoles entraron a la ciudad, se asombraron al darse cuenta de que las momias de los reyes y reinas anteriores desempeñaban un papel en la política del momento. Las momias estaban acompañadas por oráculos que hablaban por ellas, así como por varios servidores que les atendían. Como la riqueza de un rey era transmitida de una generación a la otra, los descendientes de cada monarca pudieron mantener un elaborado culto a las momias durante décadas.

El Inca reinante visitaba las momias de los reyes anteriores en busca de consejo, para establercer alianzas y para alcanzar un consenso entre los linajes regios de la ciudad. También podía "animar" a una amplia gama de objetos con su persona. Se podían crear representaciones del Inca reinante con pedazos de sus cabellos o más, o se las podía esculpir a su semejanza con otros materiales. Estas figuras podían ser enviadas en misiones como representantes del gobiernante y hablar a nombre suyo.

Los españoles vieron las momias y su culto como amenazas, tanto religiosas como políticas, al dominio cristiano de los Andes. Buscando destruir las bases de las religiones indígenas en los territorios que acababan de ganar, los españoles iniciaron una serie de campañas en contra de la idolatría. En Cuzco, esta tarea recayó en Polo de Ondegardo, el recién nombrado corregidor. En 1559 se le ordenó que encontrara y destruyera los reyes Incas momificados y que expusiera los rituales idolátricos que rodeaban los cultos a las momias. Si bien el informe de sus actividades se ha perdido, es claro por los escritos que sus contemporáneos que la investigación tuvo un rotundo éxito. En un lapso relativamente breve, se habían descubierto y confiscado a todas las momias de los difuntos reyes Incas. Polo encontró varios -si no a todos- los reyes del Bajo Cuzco en una casa en la aldea de Wimpillay, a unos cuantos kilómetros al sur del Cuzco. Los reyes del Alto Cuzco, en cambio, fueron recuperados en distintos lugares. Inca Roca fue encontrado en la aldea de Larapa y Yahuar Huácac cerca del poblado de Paullu. La cenizas de Viracocha aparecieron después que fueran retiradas de Caquia Jaquijahuana (Juchuy Cuzco) y los restos de Pachacuti Inca Yupanqui fueron identificados en un suburbio del Cuzco. Las cenizas de Topa Inca Yupanqui fueron halladas en Calispuquio, cerca de Sacsayhuamán, y la momia de Huayna Cápac fue tomada mientras era mudada de un escondite a otro en Cuzco.

Asimismo, las fuentes históricas indican que Polo de Ondegardo envió varias de las momias reales a Lima, donde fueron exhibidas al público dentro del Hospital de San Andrés. Si bien las versiones varían, lo más probable es que ellas hayan sido las de Huayna Cápac, Pachacuti Inca Yupanqui y Mama Ocllo, así como la de Amaru Topa Inca y las cenizas de Viracocha Inca. En 1590, Acosta escribió la mejor descripción de las momias reales en Lima. Parecería por ella, que las momias habían comenzado a deteriorarse después de ser enviadas del clima seco y frio del Cuzco a las condiciones cálidas y húmedas de Lima. El último informe de un testigo presencial de las momias en Lima es el de Calancha, quien afirma que en 1638 varias de ellas seguían en el hospital, junto con la jarra que contenía las cenizas de Viracocha Inca.

El viejo Hospital de San Andrés aún se alza justo encima del río Rimac, en el centro de Lima. Siguió siendo hospital hasta 1875, cuando las autoridades de salud de la república peruana inaguraron el recien construido Hospital Dos de Mayo en Lima. El viejo hospital real albergó dos conventos católicos a lo largo de la siguiente centuria. Más recientemente luego de ser declarada monumento histórico en 1972, el edificio de San Andrés fue usado con fines educativos, albergando entonces al Colegio Nacional de Mujeres "Oscar Miró Quesada de la Guerra". Aunque bueba parte del terreno del hospital, que alguna vez cubriera toda una manzana de la ciudad, se perdió por el avance del crecimiento urbano, sobrevive aproximadamente 80% del edificio original y los recintos adyacentes.

Los investigadores se interesaron por encontrar las momias de los Incas en Lima, a finales del siglo XIX. En 1876, José Toribio Polo abrió una gran cripta en el hospital en busca de las momias, pero no halló ninguna evidencia de ellas. Unos sesenta años más tarde, en 1937, José de la Riva Aguero efectuó una excavaciones limitadas dentro del hospital, pero nuevamente no encontró nada relacionado con las momias reales. Desde ese entonces, se asumió en general que la ubicación de las momias jamás será conocidad. No obstante, en 2001 Teodoro Hampe Martínez, Antonio Coello Rodríguez y yo iniciamos un nuevo intento. Empleando tecnología no destructiva de Radar Penetrador del Suelo, exploramos el área sobreviviente del hospital en busca de anomalías debajo de la actual superficie del piso. Los resultados de dicha investigación aún están siendo analizados." 

Página 349-351 (Capítulo 12 - Las momias de la realeza inca. Resumen y conclusiones.). Cuzco antiguo tierra natal de los incas. Brian S. Bauer. Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolome de Las Casas (CBC). Cuzco, Perú - 2008.


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