domingo, 15 de abril de 2012

El valle del Cuzco durante el dominio imperial inca


El valle del Cuzco fue transformado durante el periodo de desarrollo imperial. No sólo se incrementó el número y creció el tamaño de los asentamientos de modo notorio, sino que muchos de ellos además comenzaron a asumir la naturaleza del imperio emergente. Los proyectos de construcción auspiciados por el Estado alcanzaron un nivel sin precedentes a medida que se levantaban palacios, haciendas, templos, depósitos y otras instalaciones estatales. Los ríos del valle fueron canalizados y grandes extensiones de tierra continuaron siendo convertidas en terrazas. Las mejores áreas agrícolas fueron separadas para los muchos cultos religiosos de la ciudad, o como tenencias privadas de la élite cuzqueña. La producción de artesanías, sobre todo en cerámica, textiles y metal, alcanzó un nivel sin precedentes para satisfacer el creciente consumo, así como las demandas de sacrificios del imperio en vías de crecimiento. Al mismo tiempo, unas inmensas cantidades de materiales exóticos eran llevados a las ciudades como tributo de los pueblos vencidos. Para alojar al gran número de personas que cada día partían de la ciudad y entraban en ella, se expandieron y ensancharon lo numerosos caminos que siempre habían conducido al valle. Pedro Sancho describe el floreciente valle tal como se veía desde el extremo noroeste, cerca de la fortaleza de Sacsayhuamán, cuando las fuerzas de Pizarro entraron a la ciudas:

Desde esta fortaleza se ven en torno de la ciudad muchas casas á un cuarto de legua y en el valle que está en medio rodeada de cerros hay más de cinco mil casas, muchas de ellas son de placer y recreo de los señores pasados y otras de los caciques de toda la tierra que residen de continuo en la ciudad. Las otras son casas ó almacenes llenos de mantas, lana, armas, metales y ropas, y de todas las cosas que se crían y fabrican en esta tierra (Sancho, 1998:412 [1534]).

Dentro de la ciudad, los espectaculares edificios de la élite y de la religión crecieron hasta llenar todo el espacio entre los dos ríos, y se construyó una gran plaza capaz de albergar a miles de personas. Las numerosas  aldeas que rodeaban la ciudad también experimentaron un crecimiento impresionante, ya que suministraban personal de respaldo a muchas instituciones situadas en el centro de la ciudad. A lo largo y ancho de los Andes, los pueblos de provincias que se encontraban bajo el dominio inca produjeron vastas cantidades de bienes, los más suntuosos de los cuales eran enviados a la capital imperial. Como el tributo canalizaba cantidades ilimitadas de riqueza a la capital, el Cuzco pasó a ser un centro cosmopolita y gente de distintas partes del imperio se dirigieron allí a vivir. Algunos de estos extranjeros eran nobles, enviados a la capital imperial en representación de sus grupos étnicos. Otros se dirigían al Cuzco en peregrinaje, para ver los grandes templos de la ciudad y hacer ofrendas en ellos. Otros más habían sido retirados a la fuerza de regiones rebeldes, reúbicandoseles en el valle del Cuzco como parte de las masivas políticas de pacificación de los incas. Por ejemplo, está bien documentado que un gran número de cañaris (del área central del Ecuador) y chachapoyas (de la sierra nororiental del Perú) fueron reasentados en Cuzco, en un intento por despoblar, y por ende pacificar, estos nuevos y rebeldes territorios conquistados. Pero otros grupos más habían sido enviados por sus jefes aldeanos para que cumplieran con sus obligaciones laborales, las cuales reconfigurarón el valle y su ciudad principal en formas que aún siguen asombrando a los visitantes de la región, medio milenio más tarde.


Página 209-210 (Capítulo 09 - El valle del Cuzco durante el dominio imperial inca). Cuzco antiguo tierra natal de los incas. Brian S. Bauer. Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolome de Las Casas (CBC). Cuzco, Perú - 2008.


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