jueves, 3 de octubre de 2019

Sacrificios humanos en el mundo moche: una nueva mirada a la iconografía y a los hallazgos arqueológicos





Sacrifcios humanos en el mundo moche: una nueva mirada a la iconografía y a los hallazgos arqueológicos

Human sacrifces in the Moche world: A new look at iconography and archaeological fndings

Autor: Régulo G. Franco Jordán.
Arqueólogo. Complejo Arqueológico El Brujo.
La Libertad, Perú.

 

Resumen

Los estudios sobre sacrifcios humanos moche son relativamente muy pocos con relación a las prácticas sacrifciales que se conocen para Mesoamérica. En este artículo damos cuenta de  algunas prácticas de  sacrifcios humanos que  se  realizaron  en  los  templos mayores de las Huacas de la Luna y Cao Viejo en los valles de Chicama y Moche, respectivamente. Se establece que estas prácticas tienen su origen en el Precerámico y tienen continuidad hasta la época inca. Los estudios bioantropológicos especializados de  individuos moche sacrifcados en  los dos templos señalan dos tipos de prácticas o ritos que se cumplieron en el tiempo de los moche, uno es el degollamiento o extracción de  la  sangre y el corazón de  los prisioneros capturados en la batalla ritual, supliciados y ejecutados por sacerdotes especializados en la cima de  las pirámides mochicas. Los cuerpos  inertes de  los  individuos sacrifcados fueron posteriormente llevados a otros espacios sagrados del templo para cumplir con ritos complementarios de desmembramientos, mutilamientos, descarnamientos, entre otras actividades. Y otro es el desarrollo de posibles ritos de expiación de diferentes formas como, por ejemplo, la posible ejecución de individuos masculinos o femeninos en estructuras semisubterráneas localizadas en la plaza ceremonial de la Huaca Cao Viejo en el Complejo El Brujo.

Abstract

Studies on Moche human sacrifces are relatively few in relation to the sacrifcial practices known in Mesoamerica. In this article, we report some practices of human sacrifce that were accomplished in the main temples of Huaca de la Luna and Huaca Cao Viejo in the valleys of Chicama and Moche, respectively. It is believed that such practices have their origin in the Preceramic period and continued until the Inca period. The specialized bioanthropological studies of Moche individuals sacrifced at both temples indicate two types of practices or rites that were fulflled at the time of the Moche, one was  the beheading or extraction of  the blood and heart  from  the prisoners captured  in  the ritual battle, tortured and executed by specialized priests at the top of Mochica pyramids. The corpses of the sacrifced individuals were later taken to other sacred spaces of the temple to fulfll complementary rites of dismemberment, mutilation, among other activities. And another practice was the development of possible atonement rites in diferent ways, such as the possible execution of male or female individuals in semi-subterranean structures located in the ceremonial plaza of Huaca Cao Viejo in the El Brujo Complex.

INTRODUCCIÓN

En los últimos tiempos, ha salido una corriente de pensamiento de la inexistencia  de  sacrifcios  humanos  en  el  antiguo Perú, con el argumento que la narración de los cronistas es una patraña europea para justifcar  sus  conquistas manu militari y todos sus actos delictivos (Devigne, 2016: 64, 81). O simplemente se estila confundir a  la  población  de  la  falacia  de  los  sacrificios  humanos,  que  se  dice  no  son  suficientes pruebas para pensar en esta práctica  ritual,  por  ejemplo,  en Mesoamérica (Hassler, 2004: 31-37).

Afortunadamente, la arqueología del norte del Perú constata la existencia de estas prácticas milenarias. Tenemos evidencias científcas y documentadas en los templos mayores de los valles de Chicama y Moche en la región de la Libertad, que se dan a conocer en este aporte. Soy consciente que este tema es muy complejo para tratar sobre la muerte, porque requiere mostrar una mayor información contextualizada de las evidencias. Lo interesante de este estudio es que las evidencias registradas por la arqueología en los mismos espacios ceremoniales de los templos moche, presentados en cuerpos mutilados, seccionados, decapitados, incinerados, obedecen, desde luego, a varios ritos de sacrifcio humano vinculados con el fenómeno El Niño, ritos de expiación o desórdenes climáticos como sequías o cambios estacionales, principalmente durante el solsticio en los ritos de montaña (De Bock, 2003, 2012; Franco et al., 2013). Estas prácticas sacrifciales tienen, desde luego, sus antecedentes en el período Precerámico (Benson, 2013: 3-15), con una continuidad en el Formativo (1000 a. C.), evidencias que se encuentran en el arte lítico de Chavín y Cupisnique, y de manera sorprendente en los monolitos de Cerro Sechín en Casma (Cordy-Collins, 2013: 21-22).

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