sábado, 13 de abril de 2019

España recibe un curso acelerado de arte peruano




“Matrimonios de Martín de Loyola con Beatriz Ñusta y de Juan de Borja 
con Lorenza Ñusta de Loyola”, es la primera pintura virreinal que se 
expone en el Museo del Prado en Madrid 



MADRID — Una pintura de Perú que se expone en préstamo en el Museo del Prado captura un momento extraordinario del encuentro colonial entre España y el Nuevo Mundo. El lienzo anónimo del siglo XVIII retrata la boda de una princesa inca y un conquistador, de la que son testigos los incas en ropajes dorados y funcionarios de la iglesia católica que aparecen ataviados con capas negras. Detrás de la armonía en la composición del lienzo subyace una historia de derrota y devastación. A pesar de ello, la unión que plasma marca el nacimiento de la cultura mestiza, cuyo arte no se había reconocido sino hasta este momento.

“Esta es la primera vez que exponemos una pintura colonial proveniente del continente americano”, comentó el director del Prado, Miguel Falomir, en una entrevista telefónica. El Prado posee “entre quince y veinte” pinturas hechas en las otrora colonias españolas, comentó, pero se encuentran bajo el resguardo del Museo de América, dedicado a la etnografía. Nunca se habían expuesto al lado de los antiguos maestros europeos.

Desde hace siglos, “este arte ha sido considerado como de segunda clase”, comentó Falomir. “Eso, gracias a Dios, ha cambiado”. El “Matrimonio de Martín de Loyola con Doña Beatriz Ñusta” se pintó durante el Virreinato de Perú. Desde 1542, y durante casi tres siglos, los virreyes gobernaron varias regiones de Suramérica en nombre del reino español.

Aunque fue una época de explotación feudal y conversión religiosa forzada, también hubo un gran florecimiento cultural. Los artistas locales aprendieron a pintar con estilos populares en España, introduciendo paisajes tropicales, maíz, conejillos de Indias y pericos en escenas bíblicas, y mezclando el Renacimiento, el Barroco y los símbolos incas. La pintura, que pertenece al Museo Pedro de Osma de arte colonial en Lima, Perú, se encuentra actualmente en préstamo en el Museo del Prado hasta el 28 de abril. Su exposición en el museo nacional de España durante la celebración de su bicentenario sugiere un cambio importante en la forma en la que el arte colonial de América Latina es visto aquí.

Además, coincidió con un llamado por parte del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para que el rey de España y el papa pidan perdón por el daño ocasionado a los pueblos indígenas durante la conquista española de América Latina. La propuesta, que llegó a los titulares y fue rechazada por el gobierno español, da cuenta de que la historia imperial sigue siendo tremendamente divisoria en ambos lados del Atlántico. No obstante, el arte podría ser un medio para volver a analizar el legado de 500 años de la conquista sin rencores ni posturas políticas.

“El arte, por supuesto, es una forma de entender lo que ocurrió durante el periodo colonial”, comentó en una entrevista telefónica Pedro Pablo Alayza, director del Museo Pedro de Osma. “La historia colonial es traumática”, agregó. “Pero no podemos adentrarnos en el futuro sin repensar nuestro pasado”. El Museo del Prado es uno de los doce museos y galerías importantes que inauguraron exposiciones de arte peruano en febrero, en paralelo con ARCOmadrid, la feria de arte anual, en la que Perú fue el país invitado. Esas exposiciones ofrecen lo que su coordinadora, Fietta Jarque, define como “un curso exprés de arte peruano”.

El público español encontrará un capítulo faltante de su propia historia, comentó. “En las escuelas españolas se enseña muy poco sobre los tres siglos de cultura en común”, añadió Jarque, crítica y curadora peruana que reside en España. Esto se debe en parte a “un sentimiento de culpa por la conquista”, afirmó la curadora. El arte precolombino, cuyas huellas y técnicas no fueron eliminadas por el gobierno colonial español, siguen siendo “materia prima” para los artistas peruanos, comentó en una entrevista Sharon Lerner, curadora de arte contemporáneo del Museo de Arte de Lima (MALI).

Por ejemplo, la exposición “Nasca. Buscando huellas en el desierto”, que se encuentra en el Espacio Fundación Telefónica hasta el 19 de mayo, explora una cultura preincaica conocida por sus dibujos monumentales en la tierra. Estos diseños inspiraron a los artistas modernistas que forman parte de la exposición titulada “Redes de Vanguardia. Amauta y América Latina, 1926-1930” en el Museo Reina Sofía hasta el 27 de mayo. Esta exposición muestra cómo Amauta, una revista peruana fundada en la década de 1920 de breve duración, pero con una gran influencia, fomentó un espíritu de apertura e intercambio entre los indígenas latinoamericanos y las culturas hispanas. Sin embargo, la artista peruana Sandra Gamarra mencionó en una conversación telefónica que en su país seguían persistiendo formas menos progresistas de pensar. “El sistema colonial sigue vivo en Perú”, afirmó. “La idea de la raza, de los distintos niveles de humanidad, está en nuestra cultura. Aprendemos a ver a través de categorías y a través del arte”, agregó.

Los retratos familiares de Gamarra (que parecen fotografías viradas a sepia, pero que están pintados con óxido de hierro) se expusieron en ARCOmadrid y se inspiran en pinturas de la época colonial que representan el fruto de las uniones interraciales. Había ciertas clasificaciones: criollo (nacido en el continente americano de padres europeos), mestizo (hijo de un español y un amerindio), y así sucesivamente. Estas llamadas “pinturas de casta” muestran que la sociedad colonial española estaba muy consciente de la raza, si bien abundaba el mestizaje.

En Perú persiste el legado de estratificación. Alayza, director del Museo Pedro Osma, mencionó que: “la diversidad es tanto una fuente de riqueza en el país como de sus problemas con el racismo”. No obstante, agregó, “la principal meta es entendernos”. Teniendo, en cierta medida, esta finalidad en mente, el ministerio de Cultura de Perú comenzó, de manera vacilante, a apoyar el arte contemporáneo. Aunque fueron curadores independientes quienes promovieron las exposiciones de Madrid, el gobierno peruano las financió, como parte de un programa cultural previo al bicentenario de la independencia del país en 2021.

Muestras como “Amazonías”, abierta al público en Matadero Madrid, coloca instalaciones de video junto a evocaciones alucinógenas del mundo espiritual y reflexiona sobre cómo están cambiando las actitudes en Perú. Hasta hace poco, comentó Felix Losso, funcionario del ministerio de Cultura, “habría sido impensable ver a artistas amazónicos cuya lengua materna no era el español compartiendo el mismo espacio con artistas urbanos de Lima. No lo habríamos reconocido como arte contemporáneo, sino como una artesanía exótica”.

Al igual que la pintura de la escuela de Cusco que ahora el Prado ve con otros ojos, la estética del arte indígena de Perú es mejor comprendida en la actualidad. A pesar del cataclismo de la conquista, ese mundo, y su arte, nunca desaparecieron por completo.

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