Por: Federico Kauffmann Doig
La expedición arqueológica que exploró áreas adyacentes al río Tambo alcanzó éxitos mayores a los esperados (Fig. 1). Si bien no logró explorar los caminos incaicos empedrados de penetración a la Amazonía, sobre los que había informado Hernán Angulo en Pucallpa y Atalaya y que se ubicarían en áreas de los ríos Tambo-Ene y Picha, la expedición logró identificar antiguos cementerios con enterramientos en urnas (Fig. 2). También nos fue permitido tomar nota de la presencia al parecer universal de la Amazonía colindante con la región andina, de un tipo elaborado de hachas de piedra y de metal, manufacturados sin duda en los Andes y que consideramos constituyen testimonio elocuente de la presencia de relaciones comerciales sostenidas desde muy antiguo entre andinos y gente de tradición amazónica.
Lo más sensacional sin embargo lo constituyó el haber logrado acceder y explorar esculturas pétreas monumentales. Éstas fueron estudiadas y dadas a conocer por primera vez por nuestra expedición al río Tambo.
Partiendo de Atalaya en una lancha, la expedición fue surcando el Tambo con el objetivo de remar hasta arribar al Ene y en el trayecto realizar prospecciones arqueológicas en las riberas y bosque adentro (Fig. 3).
Lo más sensacional sin embargo lo constituyó el haber logrado acceder y explorar esculturas pétreas monumentales. Éstas fueron estudiadas y dadas a conocer por primera vez por nuestra expedición al río Tambo.
Partiendo de Atalaya en una lancha, la expedición fue surcando el Tambo con el objetivo de remar hasta arribar al Ene y en el trayecto realizar prospecciones arqueológicas en las riberas y bosque adentro (Fig. 3).
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