miércoles, 1 de abril de 2020

RFI: ¿Cómo acabar con el nuevo coronavirus? Lecciones de las epidemias pasadas

COVID19





Texto por:Raphael Morán

¿Qué tienen en común, Frederick Trump, abuelo del actual presidente de Estados Unidos, el poeta francés Guillaume Apollinaire y Rodrigues Alves, presidente de Brasil a principios del siglo XX? Los tres murieron de la pandemia de gripe que azotó el mundo entre marzo de 1918 y el verano (boreal) de 1919.

A veces llamado ‘gripe española’, el virus fue, en realidad, detectado oficialmente por primera vez en un campo militar estadounidense, y luego fue importado masivamente en Europa con el desembarco de cientos de miles de soldados en el Viejo Continente. Según estimaciones difíciles de precisar, la pandemia causó entre 50 millones y 100 millones de muertos, más que el primer conflicto mundial. Y ante la ausencia de tratamiento, la epidemia llegó a su fin cuando ya no tenía más organismos donde colgarse.

“La gripe de 1918 se terminó agotando cuando se agotaron los susceptibles”, explica, en alusión a la dramática mortalidad de la enfermedad, Pedro Cahn, el infectólogo argentino y expresidente de la Sociedad internacional del Sida de 2006 a 2008. “Hay que entender que cuando aparece un virus nuevo, somos todos los susceptibles. Y llega un punto en el cual hay menos gente susceptible que la gente que ya fue infectada y desarrolló anticuerpos”, detalla el médico argentino.

La incógnita de la inmunidad natural

En el caso del actual coronavirus SARS-Cov2, “no sabemos si el haber estado expuesto al virus hace que el organismo humano desarrolle anticuerpos que lo dejan protegido frente a futuras infecciones”, admite Pedro Cahn.

En una época mucho mas cercana, fue el H1N1, comúnmente Gripe A, de origen porcino, que puso el mundo en alerta en 2009. Según un estudio publicado en 2012 por la revista The Lancet, dicha epidemia dejó entre 150.000 y 570.000 muertos en el mundo.

Tratamiento y vacuna

Se llegó a contener la epidemia porque a diferencia de la del 1918, “para el H1N1, teníamos un tratamiento: el oseltamivir (comercializado bajo la marca Tamiflu), una droga que podíamos usar para tratar tempranamente a los pacientes con síntomas, y eventualmente darlo como profilaxis a los contactos”, recuerda Pedro Cahn.

En cambio para el Covid19, no tenemos tratamiento.

La distancia social

Entonces la única solución inmediata es aplicar medidas de aislamiento. “Si yo tengo el nuevo coronavirus, tengo la chance de transmitir a 2 o 3 personas mi infección, y cada una de esas personas que se infectó tiene chance de transmitirlo a su vez a dos o tres personas, suponiendo que uno no guarda las medidas de aislamiento. Tenemos que lograr que el índice de reproducción sea inferior a 1. En ese momento la epidemia se empieza a agotar”, detalla Cahn, en entrevista desde Argentina.

Fue precisamente el método que aplicó de manera drástica China, con el confinamiento de millones de habitantes, hasta aplanar la curva de los contagios.

Un tratamiento para fin de año

Dos elementos, sin embargo, podrían acelerar el fin de la epidemia. Primero, “que tengamos un tratamiento que haga que la gente se cure mas rápido, cosa que no parece lejana. Es posible que podamos tenerlo en un plazo razonable porque se están haciendo muchos ensayos. Seguramente es posible durante el próximo trimestre o semestre que tengamos información más definida de los tratamientos que estamos usando empíricamente”, prevé el doctor Cahn.

“Y la otra alternativa es tener una vacuna que sea protectora. Ahí es más incierto el tiempo hasta que tengamos una vacuna disponible para el público”, agrega el especialista, quien recordó además que,hay enfermedades infecciosas que se han logrado erradicar.

"La viruela se ha erradicado porque disponemos de una vacuna. No es imposible plantearse la erradicación de la hepatitis B y de la polio porque tenemos vacunas efectivas. Y podemos llegar a erradicar la hepatitis C si tratamos a todo el mundo. El problema con el coronavirus es que es una enfermedad nueva por la cual no tenemos ni cura ni vacuna", concluye Pedro Cahn.

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