DE NAZCA A CUZCO EN BICI:
LO DE TODOS LOS DIAS
Salida algo más temprano que lo usual esquivar a los huelguistas del SUTEP que el día anterior bloquearon la carretera y frustraron nuestro intento de llegar (en carro) a Andahuaylas. Para otra vez quedara conocer la laguna de Pacucha y el complejo arqueológico de Sondor, entre otros. Así que alrededor de las 07:00 a.m. iniciamos al recorrido. Las sombras de los cerros que rodean Abancay, ubicada a la mitad de uno de ellos, nos brindaban protección de los primeros rayos del sol que empezaban a salir y con este clima templado se nos hiso agradable pedalear la cuesta.
De lo que teníamos una idea muy clara era de la longitud de esta cuesta. Encuestados algunos taxistas el día anterior respondieron que les tomaba entre 30 y 40 minutos superarla y que ha nosotros nos tomaría sólo un par de horas, como queriendo decir que era algo fácil y que si no tuvieran que conducir su taxi lo harían unas tres veces al día. Claro, ese es fácil de decir cuando para aumentar la velocidad lo único que tienes que hacer es ejercitar lo músculos de la planta del pie para pisar el acelerador.
Bueno, pero esto no importaba mucho porque al acabar esta larga cuesta se nos presentaba una vertiginosa bajada hasta el pueblo de Curahuasi. Entonces, así nos tomara mucho … mucho tiempo y esfuerzo remontar el cerro por el que zigzagueaba serpenteante la carretera, la bajada nos tomaría una mínima fracción del mismo.
Las horas empezaron a transcurrir y el sol se empezó a elevarse entre las cumbres de los cerros pero la temperatura seguía siendo agradable, esto producto de que estábamos ganando metros. Sólo hicimos algunas microparadas para contemplar el paisaje de los verdes cerros y al fondo, cada vez más pequeña, los techos de la ciudad de Abancay. Preguntar a las personas que encontrábamos al borde del camino cuanto faltaba se convirtió en un ejercicio risible, pues cada respuesta resultaba ser más disparatada que la otra en términos de distancia y tiempo. Al parecer cuando vas en auto, manejes o no, pierdes totalmente el sentido real del tiempo y la distancia.
Casi a las 4 horas de recorrido, con una velocidad promedio de 10 kilómetros por hora, se nos presento nuestra maldición de la etapa anterior: una pinchadura. Mientras la cambiábamos aprovechamos para un refrigerio. También tratamos de estimar cuanto nos faltaría para empezar el descenso. La posición de algunas torres de alta tensión y los cambios en la vegetación nos hacían pensar que no faltaba mucho.
Fue en esos momentos que un colega ciclista ecuatoriano que ahora descendía velozmente, y que ya había pagado su karma en la subida desde el puente Cunyocc, apareció en la pista. Uno de nuestros sueños se hacía realidad, encontrar a otro ciclista de ruta larga en la carretera. Sin dudarlo un instante se detuvo y empezamos a conversar animosamente como si nos conociéramos de mucho tiempo.
El era mucho más rudo que nosotros. Venia haciendo una gira desde Salta, Argentina pasando por Uruguay, Paraguay, Brasil y Bolivia. Había enfermado en Oruro y el trayecto entre esta ciudad y el Cusco los había hecho en bus, pero ya sano otra vez estaba en la pista. Su proyecto era llegar hasta Ecuador en bici. Pensaba pasar por Andahuaylas y Ayacucho para cruzar a Pisco seguir por la costa hasta su país. Intercambiamos datos de la ruta y ambos nos dimos consejos sobre lo que nos esperaba a ambos. Así sin darnos cuenta transcurrió un hora, y como tampoco a ambos nos sobrara el tiempo seguimos cada uno por su lado.
Al llegar al abra, marcado por unas torres de telefonía celular, más o menos a las 02:00 p.m. las bicicletas, que hasta entonces parecían participes de alguna procesión, se convirtieron instantáneamente en agiles y poderosos vehículos descendiendo a gran velocidad: más de 50 kilómetros por hora. Ni el viento en contra, que a esta hora sin falta nos acompañó todos los días, nos detenía y ayudados por el peso adicional que ahora jugaba a nuestro favor seguíamos raudos y veloces las líneas sin fin de la carretera.
Una breve parada en el desvío a Huanipaca. Y una alguna más larga en el desvío a Cachora / Sayhuite. Una breve bajada a Cachora (en carro) para algunas consultas de un próximo viaje a Cohoquequirao y una visita al centro arqueológico de Sayhuite ocupó nuestro tiempo, por separado, un par de horas. A las 04:00 p.m. nos juntamos de nuevo y empezamos nuevamente el vertiginoso descenso a Curahuasi, famosa por su producción de anís, que se utiliza en la elaboración del Anís Najar, y sus sabrosas papas rellenas con huevo.
DATOS TECNICOS
Distancia:
Tiempo: 10 horas (aprox.)
Todo asfaltado
Tiempo: 10 horas (aprox.)
Todo asfaltado
ETAPAS
- Nazca - Puquio
- Puquio - Chalhuanca
- Chalhuanca - Abancay
- Abancay - Curahuasi
- Curahuasi – Izucacha
- Izucacha - Cusco
- Fotos de la ruta
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