DEL 600 AL 1000 d.C.
Cuando los waris ingresaron a la región Cuzco, se encontraron con que ella era similar a muchas otras de los Andes sur-centrales. Pequeños grupos de élites jerarquizadas vivían en unas cuantas aldeas de jefaturas espaciadas a lo largo de los valles. Un porcentaje significativo de la población, asimismo, vivía en numerosos ranchos o caseríos densamente dispersos a través de la región. Las sociedades locales estaban floreciendo, pero aún debían alcanzar un nivel de complejidad social o política comparable al que había sido alcanzado en la región Ayacucho.
Los waris fueron atraídos a la región Cusco porque esta era un área rica en potencial agrícola, que se encontraba relativamente cerca, pero fuera, del control directo de Tiwanaku. En la cuenca cusqueña, Wari encontró una gran concentración de población cerca de su extremo occidental. Asimismo, en la cuenca de Lucre, Chokepukio parece haber sido un asentamiento de importancia. Entre estas cuencas y a lo largo del río Huatanay había numerosos caseríos, ranchos y aldeas. Al este de la cuenca de Lucre, se encontraba la zona de Huaro, que presumiblemente también contenía una significativa concentración de población. Muchos miles de personas vivían en la región, pero gracias a su gran tamaño y a sus ricas zonas climáticas, aún había grandes extensiones de tierra disponibles para la expansión de los cultivos y, lo que es más importante, para la intensificación de la agricultura.
El imperio Wari estaba interesado en el maíz y se encontró con que la economía local ya estaba concentrada en su producción. Por este motivo, no necesitó reorganizar físicamente los sistemas de asentamientos indígenas de la región, como sí lo había hecho en otros lugares. En lugar de ello, los waris se dedicaron a consolidar su influencia sobre la región y a establecer un centro administrativo de su imperio en el sur. Durante este periodo parece haber habido concentraciones menores de población en las aldeas más grandes de la región, y muchos de los sitios más pequeños del Periodo Qotokalli fueron abandonados. Con el tiempo, los alfareros locales pasaron de producir el estilo local qotokalli a los estilos influidos por wari, como arahuay. Burger et al. (2000), también ha documentado un claro cambio en los patrones de obtención de obsidiana. Por más de mil años, lo pueblos de la región Cuzco habían obtenido este material de fuentes situadas en la región Alca. Durante el Periodo Wari, cuando este pueblo ocupó partes de la región cuzqueña, el flujo de obsidiana de este fuente cesó. Durante este lapso relativamente breve, la obsidiana fue importada desde la zona de Quispisisa, la cual también se hallaba bajo el control de Wari, al igual que el valle del Cuzco.
Es posible que los waris se hayan establecido primero en la cuenca de Huaro y que hayan luego comenzado a expandir su influencia en el calle del Cuzco. Eventualmente, la zona que más sintió su impacto en la región cuzqueña fue la cuenca de Lucre. Allí los waris edificaron una maravilla arquitectónica: Pikillacta. Enorme a cualquier escala, este sitio constituye un proyecto de edificación sin paralelo alguno en la región. Para levantar su centro administrativo, los waris eligieron una gran repisa de montaña encima de la laguna de Lucre, cerca de la confluencia de los ríos Vilcanota y Huatanay. Se construyeron nuevos sistemas de terrazas, se abrieron canales y grandes extensiones de tierras antes marginales fueron abiertas a una producción agrícola plena.
La jefatura prexistente en la cuenca del Cuzco, a unos 30 kilómetros al norte de Pikillacta, se vio menos afectada. En está cuenca no se construyó ningún centro secundario y el patrón de asentamientos perduró relativamente sin cambios. En este caso, los waris parecen haber ganado su influencia a través de medios más sutiles. Las élites locales habrían desempeñado un papel importante mediando a nombre de la administración wari en la cuenca del Cuzco, al menos en un principio.
Está claro que en última instancia, los waris esperaban controlar toda la región del Cuzco y luego gobernar la sierra sur directamente desde su centro administrativo en Pikillacta. Las obras se iniciaron en este lugar después del 600 d.C. y la última fase conocida de edificación tuvo lugar en fecha tan tardía como 900 d.C. Sin embargo, este centro fue abandonado luego de siglos de ocupación, quedando los distintos sectores en diversas etapas de construcción. El hecho de que jamás fuera completado indica que los waris nunca lograron establecer el tipo de integración que habían tenido en mente al inicio del proceso de expansión.
El evento final en Pikillacta fue un inmenso incendio que destruyo buena parte de su zona formalmente ocupada. Esta es una sólida evidencia de que la mediación con la población local había fracasado. En otras palabras, los waris no habían logrado incorporar del todo a los pueblos de la región a su Estado y adoctrinarlos plenamente. La autoridad política y económica que emanaba del gran complejo de Pikillacta seguía siendo considerada "extranjera", no obstante el hecho de que el complejo había existido ya por varios siglos.
El evento final en Pikillacta fue un inmenso incendio que destruyo buena parte de su zona formalmente ocupada. Esta es una sólida evidencia de que la mediación con la población local había fracasado. En otras palabras, los waris no habían logrado incorporar del todo a los pueblos de la región a su Estado y adoctrinarlos plenamente. La autoridad política y económica que emanaba del gran complejo de Pikillacta seguía siendo considerada "extranjera", no obstante el hecho de que el complejo había existido ya por varios siglos.
En años recientes se ha sugerido que como Pikillacta jamás fue completada, no debe haber operado a la escala que sus dimensiones sugieren. Con todo, el hecho de que una parte tan grande del complejo haya sido construida, indica que Wari dominaba la región y que logró extraer una gran cantidad de trabajo rotativo para sus proyectos. Como ya se ha indicado, para la construcción de arquitectura monumental en otras partes de América, los coordinadores de estos proyectos, con toda seguridad, intentaron presentarlos a la población local como la prolongación lógica de las prácticas laborales tradicionales, a pesar de que la escala de las operaciones había cambiado enormemente. La obras se dieron a un nivel jamás visto en la región, pues Wari puedo extraer mano de obra de distintos grupos étnicos que nunca antes habían trabajo "colectivamente" en un proyecto.
En la cima de su poder, Wari controlaba un área vasta, aunque discontinua, de los Andes centrales. Con la construcción de Pikillacta, cayeron bajo su influenciaalgunas parte de la región del Cuzco. Los contactos establecidos con otras partes del reino wari quedan reflejados en la recuperación de unos cuantos fragmentos de cerámica nazca y Cajamarca en Pikillacta. Sin embargo, son ligeramente más numerosas las vasijas importadas a la región del Cuzco desde el área nuclear de Wari, en Ayacucho.
Las prospecciones arqueológicas de la región Cuzco indican que la distribución del control directo de Wari fue sumamente desigual. Concentrado mayormente en la cuenca de Lucre, su control directo se extendía por el valle del río Vilcanota hasta por lo menos el poblado de Huaro, donde se construyó otro centro, tal vez más temprano. Wari tuvo una influencia mucho menos marcada en las áreas hacia el sur y trabajó extensamente con los jefes locales al oeste para extender su influencia sobre la jefatura prexistente de la cuenca del Cuzco.
Aunque el intento wari de incorporar la región cuzqueña a su Estado en expansión finalmente fracasó, su presencia de siglos de duración en los Andes sur-centrales fomentó muchos cambios locales importantes, que influyeron en el curso de los futuros desarrollos de la zona. Por ejemplo, su presencia en la región debe haber alterado la infraestructura intelectual y administrativa local, a medida que las élites étnicas y su población comunera cooperaban tanto como resistían a los recién llegados. Además, la construcción de terrazas y canales, así como la apertura de grandes extensiones de tierras agrícolas en la cuenca de Lucre, deben haber impresionado a la población local. En efecto, la construcción de terrazas y la irrigación serían un elemento principal en el desarrollo de las nuevas tierras agrícolas y la formación del poder en el siguiente período. Además, la ocupación wari trajo consigo la producción y estandarización de la cerámica local a una escala no vista antes. Se reprodujeron los estilos importados tras la caída del imperio, que sirvieron como base para el desarrollo de nuevas tradiciones regionales. La hegemonía cultural exitosa que Wari tuvo sobre ciertos aspectos selectos de las sociedades con base en el Cuzco, quedó reflejada en la producción de cerámica de estilo wari (esto es arahuay) en los talleres locales. La cerámica arahuay dominó las vasijas más finas del valle durante el Periodo Wari y, lo que es tal vez más importante, parece constituir la tradición alfarera a partir de la cual se desarrolló la cerámica killke (o inca temprano), luego del retiro de Wari de la región.
La retirada de Wari de la región Cuzco y el incendio de Pikillacta prepararon el escenario para el surgimiento de grupos étnicos locales. El siguiente periodo, una de las épocas más interesante de los desarrollos locales en la región cuzqueña, vio el desarrollo del Estado inca y sentó las bases para el propio curso expansionista del Cuzco en el mundo andino.
Página 138-140 (Capítulo 07 - El Periodo Wari en la región del Cuzco). Cuzco
antiguo tierra natal de los incas. Brian S. Bauer. Centro de Estudios
Regionales Andinos Bartolome de Las Casas (CBC). Cuzco, Perú - 2008.
Pikillacta (Fuente foto: El bebedor de la noche)
MAS INFORMACION
- El desarrollo del Estado Inca
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