DE NAZCA A CUZCO EN BICI:
EL VALLE CALIENTE
En Curahuasi dormimos en el cómodo hotel Panamerica (Sin propagandas), al borde de la carretera y con restaurante en el primer piso, lo que nos permitía ganar algunos minutos para salir temprano. Y aprovechamos estos hechos para iniciar la etapa a las 07:25 a.m. Nuestro desayuno fue el clásico arroz a la cubana: arroz con huevo frito. No hay muchas opciones en los restaurantes al borde de la carretera. Las frutitas, cafecitos, pancitos y otros parecen estar prohibidas.
La primera parte de la etapa, unos 20 kilómetros, era bajada, la que devorábamos rápidamente. Un trayecto de esta bajada parece estar siempre en mantenimiento. Sucede que las laderas son muy empinadas e inestables y existen muchos deslizamientos de tierra y roca que destruyen la pista. Y en esta ocasión no fue la excepción, pues nos encontramos gente trabajando en la limpieza y parte de la pista transformada en trocha.
Poco después pudimos observar, en lo profundo del cañón, el rápido discurrir del serpenteante y caudaloso río Apurímac. Este río es el afluente más largo del río Amazonas y nace en las alturas de la cordillera del Chila en la región Arequipa. El río Apurímac también hace de límite geográfico natural entre las regiones de Cusco y Apurímac. Los kilómetros desaparecían conforme descendíamos veloces por la carretera y sin que nos diéramos cuenta llegamos al puente Cunyac.
El puente Cunyac está a medio camino entre Cusco y Abancay. Son 98 kilómetros a Abancay y 99 kilómetros al Cusco. La zona del puente es bastante calurosa por hallarse a solamente 1850 m.s.n.m. y por el encajonamiento natural de las montañas que la rodean. El primer puente carretero se instaló en 1938. Era un puente de cables de 90 metros de luz, 4 metros de ancho y piso de tablas. Estuvo en uso hasta 1994 en que entró en funcionamiento el nuevo puente: doble vía, 110 metros de largo, 8 metros de ancho y piso de concreto.
Poco después de pasar el puente y entrar a territorio cusqueño tuvimos el pinchazo del día. Cobijados por una amigable sombra, arreglamos el problema y afrontamos una subida de 20 kilómetros hasta el pueblo de Limatambo. Aquí fue donde hicimos alto para un apetitoso almuerzo de trucha frita. A la salida del pueblo una visita de rigor al complejo arqueológico de Tarawasi y sus muros incas de piedras poligonales, así como su, algo derruida pero aun dignamente en pie, casa hacienda edificada teniendo como base muros incas.
Seguimos con la larga subida, nos esperaban 40 kilómetros para terminarla. A ratos fantaseábamos con encontrar algún alojamiento al salir de un recodo. Y encontramos uno, pero muy temprano y muy cerca a Limatambo lo que lo hacía inaceptable para detenernos a pasar la noche en él. Finas gotas lluvias, arrastradas por el viento, de una tormenta lejana nos llegaban refrescándonos. La subida en verdad parecía interminable, en ningún momento como los otros días se veían atisbos de donde podría acabar.
Cerca de las 04:00 p.m. empezó nuestro viejo conocido, el viento en contra, a acompañarnos en nuestro pedalear. Buscamos un lugar algo protegido para abrigarnos. Desde aquí vimos una antena de celular. Esto nos indicaba el final de la subida, pero la antena se encontraba bastante más alta de donde estábamos. Pero la ladera del cerro en que estaba ubicada la antena tiene una pendiente pronunciada, lo que nos dio esperanzas de que la subida estuviera por acabar. Y dicho y hecho al dar la siguiente curva, lentamente porque teníamos cierto temor de encontrarnos un largo zigzag en dirección a la antena, la inclinación de l a ladera cambio, se volvió plana y ingresamos a la zona conocida como la pampa de Anta.
Nos recibió con los últimos rayos solares el peaje de Huillque. En esta pampa existen lugares muy interesante que visitar: gigantesca andenería inca, centros arqueológicos, iglesias coloniales, casas haciendas y pueblos milenarios. Pero lamentablemente por la hora no pudimos detenernos en ninguno de ellos. Nuestro objetivo era Izcuchaca. Lugar al que llegamos con los últimos rayos del sol. Una rápida encuesta a un municipal nos llevó a un cómodo alojamiento, y después de un reparador baño con agua caliente, a un apetitoso plato de comida. Y después de ello sólo quedaba dormir.
En Curahuasi dormimos en el cómodo hotel Panamerica (Sin propagandas), al borde de la carretera y con restaurante en el primer piso, lo que nos permitía ganar algunos minutos para salir temprano. Y aprovechamos estos hechos para iniciar la etapa a las 07:25 a.m. Nuestro desayuno fue el clásico arroz a la cubana: arroz con huevo frito. No hay muchas opciones en los restaurantes al borde de la carretera. Las frutitas, cafecitos, pancitos y otros parecen estar prohibidas.
La primera parte de la etapa, unos 20 kilómetros, era bajada, la que devorábamos rápidamente. Un trayecto de esta bajada parece estar siempre en mantenimiento. Sucede que las laderas son muy empinadas e inestables y existen muchos deslizamientos de tierra y roca que destruyen la pista. Y en esta ocasión no fue la excepción, pues nos encontramos gente trabajando en la limpieza y parte de la pista transformada en trocha.
Poco después pudimos observar, en lo profundo del cañón, el rápido discurrir del serpenteante y caudaloso río Apurímac. Este río es el afluente más largo del río Amazonas y nace en las alturas de la cordillera del Chila en la región Arequipa. El río Apurímac también hace de límite geográfico natural entre las regiones de Cusco y Apurímac. Los kilómetros desaparecían conforme descendíamos veloces por la carretera y sin que nos diéramos cuenta llegamos al puente Cunyac.
El puente Cunyac está a medio camino entre Cusco y Abancay. Son 98 kilómetros a Abancay y 99 kilómetros al Cusco. La zona del puente es bastante calurosa por hallarse a solamente 1850 m.s.n.m. y por el encajonamiento natural de las montañas que la rodean. El primer puente carretero se instaló en 1938. Era un puente de cables de 90 metros de luz, 4 metros de ancho y piso de tablas. Estuvo en uso hasta 1994 en que entró en funcionamiento el nuevo puente: doble vía, 110 metros de largo, 8 metros de ancho y piso de concreto.
Poco después de pasar el puente y entrar a territorio cusqueño tuvimos el pinchazo del día. Cobijados por una amigable sombra, arreglamos el problema y afrontamos una subida de 20 kilómetros hasta el pueblo de Limatambo. Aquí fue donde hicimos alto para un apetitoso almuerzo de trucha frita. A la salida del pueblo una visita de rigor al complejo arqueológico de Tarawasi y sus muros incas de piedras poligonales, así como su, algo derruida pero aun dignamente en pie, casa hacienda edificada teniendo como base muros incas.
Seguimos con la larga subida, nos esperaban 40 kilómetros para terminarla. A ratos fantaseábamos con encontrar algún alojamiento al salir de un recodo. Y encontramos uno, pero muy temprano y muy cerca a Limatambo lo que lo hacía inaceptable para detenernos a pasar la noche en él. Finas gotas lluvias, arrastradas por el viento, de una tormenta lejana nos llegaban refrescándonos. La subida en verdad parecía interminable, en ningún momento como los otros días se veían atisbos de donde podría acabar.
Cerca de las 04:00 p.m. empezó nuestro viejo conocido, el viento en contra, a acompañarnos en nuestro pedalear. Buscamos un lugar algo protegido para abrigarnos. Desde aquí vimos una antena de celular. Esto nos indicaba el final de la subida, pero la antena se encontraba bastante más alta de donde estábamos. Pero la ladera del cerro en que estaba ubicada la antena tiene una pendiente pronunciada, lo que nos dio esperanzas de que la subida estuviera por acabar. Y dicho y hecho al dar la siguiente curva, lentamente porque teníamos cierto temor de encontrarnos un largo zigzag en dirección a la antena, la inclinación de l a ladera cambio, se volvió plana y ingresamos a la zona conocida como la pampa de Anta.
Nos recibió con los últimos rayos solares el peaje de Huillque. En esta pampa existen lugares muy interesante que visitar: gigantesca andenería inca, centros arqueológicos, iglesias coloniales, casas haciendas y pueblos milenarios. Pero lamentablemente por la hora no pudimos detenernos en ninguno de ellos. Nuestro objetivo era Izcuchaca. Lugar al que llegamos con los últimos rayos del sol. Una rápida encuesta a un municipal nos llevó a un cómodo alojamiento, y después de un reparador baño con agua caliente, a un apetitoso plato de comida. Y después de ello sólo quedaba dormir.
DATOS TECNICOS
Distancia:
Tiempo: 11 horas (aprox.)
Todo asfaltado
Tiempo: 11 horas (aprox.)
Todo asfaltado
ETAPAS
- Nazca - Puquio
- Puquio - Chalhuanca
- Chalhuanca - Abancay
- Abancay - Curahuasi
- Curahuasi – Izucacha
- Izucacha - Cusco
- Fotos de la ruta
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