EL INVITADO DE RFI
Escuchar Podcast RFI aquí (12:38): Entrevista a Jorge Sanjinez, último sobreviviente sudamericano de la Segunda Guerra Mundial
Por: Dánae Rivadeneyra
29/08/2019 - 14:15
A sus 102 años, don Jorge Sanjinez Lenz hizo un vuelo transoceánico para reencontrarse con la costa normanda francesa, aquella que lo inscribió en la Historia junto al Desembarco de Normandía. En esta nueva visita frente al Atlántico, el último sobreviviente latinoamericano y héroe de la Segunda Guerra Mundial pudo sentir el agradecimiento de un pueblo que no lo olvida
Don Jorge Sanijinez Lenz me recibe mientras toma desayuno en un hotel en el distrito 10 de París. Es su último día en Francia y pese al trajín de los diez últimos días, acepta conversar unos minutos, que sin proponérnoslo se convirtieron en horas. Ha venido a Francia como invitado de honor para conmemorar el 75 aniversario del Desembarco de Normandía, hazaña donde participó como voluntario del ejército belga.
“La brigada Pirón”, repetirá varias veces don Jorge a lo largo de nuestra conversación con una fortaleza de voz que sale de algún lugar profundo de su pecho, porque al cuarto pelotón del destacamento Pirón perteneció Jorge Sanjinez cuando a sus 26 años desembarcó en la playa de Arromanches, en la costa florida normanda; sin saber que con ese primer paso sobre la arena escribía también su nombre en la Historia.
El primer recuerdo, un par de zapatos.
Para la entrevista, don Jorge lleva un saco con todas sus medallas. Allí figuran por supuesto la Legión de Honor, la más alta distinción francesa. Lleva también la medalla Leopoldo II, la Cruz de guerra belga, entre otras. Al empezar la entrevista, le pregunto qué fue lo primero que se le vino a la mente cuando volvió a encontrarse con el mar de Normandía: "Cuando vi el mar, yo solo tenía un pensamiento: regresar al lugar donde perdí un par de zapatos."
Y es que la memoria es así, a veces basta solo con un olor, una palabra, un perfume o un zapato perdido en la arena para desatar toda una serie recuerdos y revivir momentos que se creían ya olvidados. Aquel par de zapatos perdido en algún lugar de la playa será el punto de partida para recuerdos menos felices pero no menos auténticos. Recuerdos dolorosos como el de aquella trinchera, donde un amigo que intentaba pasarle un cigarrillo no calculó bien y levantó la cabeza unos centímetros, lo suficiente para que la puntería del enemigo lo encontrara.
Sin embargo, lo más duro de la guerra era tal vez lo que venía después de la muerte, el recomponerse en cinco segundos para pasar a las cosas prácticas. “Oye, ¿tienes espacio en tu camión? Acá hay uno (muerto) más. No, no tengo. Espera que venga el siguiente. Ya, acomódalos bien. Y los tiraban, uno sobre otro.”, cuenta don Jorge.
Nadie sabía que habría un desembarco en Normandía
Don Jorge Sanjinez ya había pasado buen tiempo en la guerra, “debe ser por eso que el Desembarco no me marcó mucho”, me dice. Él ya había visto pasar la vida, la muerte y lo que viene después. Sin embargo, lo particular de aquel desembarco es que ninguno en su brigada estaba al tanto de que ocurriría. La brigada Pirónhacía ejercicios en la playa constantemente, esta vez su teniente les había dicho que el ejercicio duraría unos cuatro días y que llevaran todas sus cosas consigo, así lo hicieron. Una vez en la arena, su superior les dijo, recuerda Don Jorge: “Muchachos, esto ya no es un ejercicio. Esto es Normandía” y atacamos con toda la fuerza de un ejército.
La puesta en marcha de la operación Paddle con la llegada del ejército belga formado también por varios soldados voluntarios –entre ellos seis peruanos, de los cuales don Jorge es el único sobreviviente– significó para las ciudades de la costa florida normanda la liberación de la ocupación nazi. La esposa de don Jorge, quien también asiste a la entrevista, cuenta que durante la ceremonia una señora mayor se le acercó a don Jorge y lo abrazó de la nada.
“Era una señora que era niñita cuando se produjo el Desembarco, sus papás ya habían muerto, ella había escapado de su casa cuando llegaron la brigada Pirón"; explica doña Meche, como la llama cariñosamente su esposo.
Bajo mando británico, la brigada Piron contaba con 2 mil hombres que hablaban 33 idiomas diferentes. Este grupo participó en la liberación de las localidades francesas de Cabourg (21 de agosto), Deauville (22 de agosto) y Honfleur (24 de agosto), así como de Bruselas el 3 de setiembre.
Una colecta de 10 mil euros para el viaje de don Jorge
El agradecimiento de personas como la señora que abrazó a don Jorge, hizo posible que él viajara desde Pucallpa, una ciudad en la selva peruana, hasta Normandía. Volver era un sueño casi imposible que se hizo realidad gracias a la solidaridad de cientos de vecinos de esta costa normanda que don Jorge ayudó a liberar hace 75 años.
En mayo de este año, la asociación “Les amis du Mont Canisy” hizo una colecta en línea para poder rendirle homenaje a don Jorge. Lograron reunir 10 mil euros, un monto elevado pero que no llegó a cubrir la totalidad del viaje. El resto fue cubierto por el diputado francés Christophe Blanchet, según nos explica la familia.
Un héroe anónimo, un héroe olvidado
La historia de Jorge Sanjinez ha empezado a cobrar importancia en estos últimos años. Primero, en 2014, un joven estudiante se interesó en su vida y empezó un proyecto biográfico. “El libro ya está listo, solo faltan fondos para imprimirlo”, me dice el hijo de don Jorge. El segundo, es el proyecto documental 'El héroe anónimo' dirigido por Santi Zegarra, radicado en París, cuyo estreno está previsto para el bicentenario de la independencia del Perú en 2021.
Lastimosamente, a pesar de la valiosa historia de don Jorge Sanjinez Lenz, sus condiciones de vida no son las mejores. Un problema justo al finalizar los homenajes en Normandía hizo evidente la realidad en la que vive.
Don Jorge iba a dejar pronto el hotel en el que se hospedaba para pasar un día en París antes de regresar a Perú, sin embargo había un inconveniente: don Jorge no tenía silla de ruedas, el estado de la suya era tan malo que prefirieron no traerla.
Frente a esta situación, la comunidad peruana en París se organizó y en un tiempo récord consiguió la silla de ruedas, pero además, y sin ningún tipo de ayuda institucional, cumplió otro de los sueños de don Jorge.
El último homenaje en el Arco del Triunfo
Tan pronto el equipo de voluntarios de la comunidad peruana en París supo de la llegada de don Jorge Sanjinez, se organizó y movió sus contactos para que él pudiera participar en un homenaje a sus hermanos caídos en guerra y reavivar la llama del soldado desconocido en el Arco del Triunfo.
Jorge Sanjinez regresa ahora a su vida en Pucallpa, en la selva del Perú, a contar las historias que vivió en Francia y el cariño que recibió 75 años después del Desembarco en Normandía.
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