Fuente: https://elcomercio.pe
Todo comenzó con una pregunta fría y sencilla: ¿Cómo evitamos que un incendio se lleve todo el patrimonio de textiles prehispánicos del Perú? No es una pregunta forzada: hoy, en un solo espacio del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia, existen 50 mil piezas en conservación.
Incendios como el que arrasó en el 2018 el Museo Nacional de Río,
uno de los más antiguos de Brasil, nos muestra que el riesgo es real.
Nuestros incalculables tesoros artísticos e históricos pueden
desaparecer en un instante. La urgente discusión se inició en el
Ministerio de Cultura hace seis años, y luego de estudiar las técnicas
de conservación de los museos del ramo más importantes del mundo, se
decidió por una solución radical: la construcción de un edificio
moderno, que pueda asegurar todas las condiciones de control y
seguridad. La mañana del domingo 15 de setiembre, el presidente Martín Vizcarra, el primer ministro Salvador del Solar y el ministro de Cultura, Luis Jaime Castillo,
hicieron una visita informal al edificio que, finalmente, asegurará el
futuro de nuestro tan frágil patrimonio prehispánico. Construido por un
consorcio formado por las empresas OHL y Aldesa Construcciones, y
gerenciado por la Unops (Oficina de las Naciones Unidas de Servicios
para Proyectos), las obras del MUNA (Museo Nacional de Arqueología) han llegado a un 90% y ya evidencian su monumentalidad.
Ubicado en la zona arqueológica de Pachacámac, en el kilómetro
31 de la antigua Panamericana Sur, se trata de una caja de concreto y
cristal, sólido y leve, gris y luminoso. Sus cinco niveles articulados
por plataformas centrales pueden adaptarse a los más diferentes
planteamientos museográficos y su techo cuenta con gigantescas cornisas
que permiten regular el paso de la luz solar. Está claro: el edificio
que acogerá las magníficas creaciones de los antiguos peruanos es, en sí
mismo, una obra de arte.
Como señaló a El Comercio el ministro Castillo, el MUNA es un proyecto emblemático dentro de las inminentes celebraciones del bicentenario
de nuestra independencia, junto a la renovación completa del MNAAHP de
Pueblo Libre, que se convertirá en el Museo Nacional de Historia, la
construcción del nuevo edificio del Archivo General de la Nación también
en Pueblo Libre, así como el Centro de Visitantes en Machu Picchu.
Como señala Castillo, el edificio del MUNA está prácticamente listo, y
será entregado al Estado a fines de octubre. Con sus 70 mil metros
cuadrados construidos, no solo se trata de una obra colosal, sino
también funcional.
Incluye modernos depósitos que podrán adaptarse a las necesidades
futuras, y que están divididos en módulos para aislar las diferentes
colecciones, protegidas con sistemas de control de temperatura, humedad y
luz. En caso de fuego, por ejemplo, un sistema contra incendios absorbe
el oxígeno y dispersa nubes de agua que ahogan las llamas.
INAUGURACIONES Y MUDANZAS
Terminado el edificio, empieza la
fase del diseño de la museografía para el MUNA, cuya primera actividad
pública se tiene agendada el 2021, con una exposición que reúna las
diferentes muestras de arte peruano prehispánico que han circulado por
el mundo y cuyas piezas no se han visto en el Perú. Luego, el museo
acogerá distintas actividades como la implementación de sus institutos
de investigación, de conservación y de registro.
Finalmente, habrá que esperar hasta el 2024 para acudir a la inauguración de la exposición de su colección permanente.
En esta sala, el circuito estará basado en anillos internos y externos,
que permitirán al visitante conocer los períodos de las civilizaciones
prehispánicas, desde el arcaico formativo, el intermedio temprano e
intermedio y la época inca, o elegir un circuito más rápido que lo lleve
directamente a las galerías de textiles y de metales.
"El MUNA cumplirá una función rectora del nuevo Sistema Nacional de
Museos. Es una apuesta a largo plazo, es el inicio de una reforma", explica Castillo.
Para lo que el flamante MUNA no tiene prisa será en la mudanza de las
colecciones. Como señala el ministro de Cultura se trata de un trabajo
que tiene que ver con los registros y conservación de los depósitos,
algo lejos de la mirada del público.
"Mudar colecciones como la de textiles paracas del Museo de Pueblo
Libre, con más de 50 mil piezas, nos va a tomar 20 años. La cuestión de
seguridad está por encima de cualquier otro interés. No tenemos apuro.
Es mejor hacer las cosas bien que hacerlas rápido", señala. Para
Denise Pozzi-Escot, directora del museo de sitio de Pachacámac y cuyo
equipo es responsable del diseño de la museografía del MUNA, no podemos
pensar en inaugurar un museo completo a la vez. En efecto, se trata de
un trabajo sumamente complejo, delicado y progresivo. Hay que pensar en
cómo llegan las piezas, en los laboratorios y los depósitos se debe
controlar previamente las condiciones de temperatura y humedad para
recién traer los materiales. Ya aquí, deberán pasar por todo un proceso
de desembalaje y restauración preventiva.
Es imposible tener todo eso listo el próximo año. ¡Sería un caos!,
explica. Por ello, como proyecto piloto, se comenzará trasladando a las
nuevas instalaciones la colección actualmente conservada en los sótanos
del Ministerio de Cultura. Como señala Pozzi-Escot, se trata de
alrededor de 19 mil piezas, entre cerámica, metales y textiles.
"Es una colección ya con registro nacional, preparada para su
traslado. Falta el trabajo de conservación preventiva y verificar que
esté todo controlado para que puedan venir las piezas. Este plan piloto
activará las diferentes zonas del museo y se irán ampliando según las
necesidades", añade.
MÁS INFORMACIÓN
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- Museo de Pachacámac: Nueva Huaca del Siglo XXI
- Google Art Project
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