"Una interesante fuente para comprender los primeros años de la vida íntima dominica es la crónica conventual del dominico Juan Meléndez (1681), quien nos dice que el antiguo Convento de Nuestra Señora del Rosario tenía una iglesia que medía 84 varas de largo (65 mts. aprox.), 36 de ancho (29 mts.) y 18 de alto (14 metros aprox.). La cual se dividía en tres naves: el cuerpo, que llaman de iglesia, la gran pieza de Coro y la central, que medía 15 varas de ancho (12 mts. aprox.) y estaba formada por la Capilla Mayor, que a su vez comprendía el presbitero, el crucero y 2 capillas colaterales.
Otro cronista que aporta abundante información es Bernabe Cobo (1653), quien en su Lima Fundada, nos describe el rico boato y la opulencia dominica. Su iglesia es muy grande y de costosa fábrica. Tiene una nave con capillas por los lados, bóvedas curiosamente labradas y la nace de en medio cubierta de madera.
En cuanto al interior del Convento Dominico, específicamente al primer claustro, nos dice que este "es el más adornado de todos los de este reino; tiene las paredes y pilares bajos por más de estado y medio desde el suelo, cubiertos de azulejos de variados y curiosas labores, los cuales se trajeron con gran costo de España... en medio de este patio está una hermosa fuente de piedra, sin este, tiene el convento tres o cuatro patios menores, muchas celdas altas y bajas con todas las oficinas muy cumplidas."
Páginas 98 - 107. Evidencias arqueológicas en el convento de Santo Domingo de Lima. Antonio Coello Rodríguez. Arkinka. N° 216. Lima, Noviembre 2011