Cuando hacíamos excavaciones en sitios arqueológicos como Áspero, en el litoral, y otros en el valle de Supe, como la Ciudad Sagrada de Caral
y Miraya, nos dimos cuenta de que había evidencias de superposiciones
de estratos provenientes de aluviones y, sobre estos, capas de arena
como señales de sequías. Entonces acudimos a expertos en cambio
climático de la Universidad de Florida porque queríamos entender los
cambios que se habían dado a través del tiempo, no solamente en Caral,
sino en varios asentamientos de ese periodo. Empezamos a trabajar con un
equipo multidisciplinario y a obtener fechados radiocarbónicos.
Detectamos
que se había producido un cambio climático hacia 1950 a. C., y que se
fue intensificando. Fue como un proceso que se habría iniciado con
sismos, se guidos por el calentamiento y deshie los, y continuado por
una prolongada sequía, que afectó a la continuidad de la ocupación en
Caral y otros centros urbanos en el valle de Supe. Sobre la base de
estas evidencias, empezamos a entender los frisos que se fueron hallando
en las excavaciones en Vichama. En el salón ceremonial del edificio
principal de la mitad baja, en 34 frisos, los antiguos pobladores
representaron seres humanos muertos que estaban con los estómagos vacíos
entre dos esqueletos. También con el estómago vacío pero entre pesca-
dos, se veía a jóvenes en una danza ritual, de per l, de cabeza y de
frente. Entonces, con los datos científicos, hicimos las
interpretaciones. Ellos dejaron en esos frisos un mensaje para que la
gente no se olvidara de los efectos que tuvo el cambio climático. En esa
danza ritual, los más jóvenes son representa- dos entre pescados,
porque Vichama está cerca del mar; en cambio Caral está más lejos. Esto
nos dice que el recurso marino los ayudó a mitigar —en cierta medida—
los efectos del cambio climático.
Asimismo, se han encontrado
representaciones en relieve de seres muertos con la boca abierta; el año
pasado se encontraron frisos en otro de los edificios, también muy
interesantes: dos serpientes que avanzan entre cabezas de seres muertos,
que están con los ojos cerrados, y se orientan hacia una cabeza que
está en la parte baja, que representaría una semilla agrícola con la
boca abierta esperando la llegada del agua. La semilla muestra
tentáculos o raíces para penetrar en la tierra.
En la cosmovisión
andina las serpientes fueron asociadas al agua de los ríos y el mensaje
habría sido que estaba por llegar el agua. Posteriormente, renovaron la
construcción con otro recinto donde representaron en relieve un sapo
humanizado, como avisando, también, la llegada del agua. Se trata de
toda una simbología vinculada con el cambio climático, los efectos
dramáticos que tuvo en los seres humanos y cómo, de algún modo, el
recurso marino ayudó a mitigar sus efectos. Vichama es un sitio muy
emblemático del periodo de crisis y colapso de la civilización Caral y
su significado es importante para que la sociedad tenga conocimiento de
las implicancias que tuvo el cambio climático.
Es importante
precisar que durante la misma época se produjeron sequías que asolaron
el norte de Mesopotamia y forzaron el abandono de las ciudades, tal como
ocurrió en Caral. En la actualidad, los especialistas en clima ya están
informando que los nevados en el terri- torio altoandino están
desapareciendo en más del 40 % ¿De dónde va a venir el agua en el
futuro? El cambio climático es un fenómeno natural, que se repite
periódicamente y que ha tenido y tendrá efectos en nuestro planeta.
¿Cuántas generaciones serán perjudicadas, cuando esa sequía puede durar
hasta 130 años? Entonces hay que reflexionar para promover acciones que
mitiguen sus efectos, y creo que ese es el valor que tiene el
asentamiento de Vichama.
Esta obra de dos tomos publicados en el año 2008 representó una obra fundamental para la paleontología de invertebrados, cuyo editor fue Horacio Camacho, con Mónica I. Longobucco como editora asociada.
These finches were collected from the Galápagos Islands in 1835 by Charles Darwin and his colleagues during the second voyage of HMS Beagle (1831-1836) and are now part of the Natural History Museum's collections. The different finch species on the islands are closely related to each other, but show wide variations in beak and body size and feeding behaviour.
Segunda parte de
la conversación con José Maza donde hablamos de la historia de la
expansión del universo hasta llegar al proyecto Calán-Tololo que fue la
base para el descubrimiento de la Energía Oscura, contando la verdadera
historia del descubrimiento desde la visión de uno de sus protagonistas.
¿Qué forma tiene
nuestra galaxia y por qué? ¿Cómo llegamos a descubrir la inmensidad del
universo? José Maza, astrónomo y astrofísico nos cuenta sobre la
historia de la cosmología, desde Isaac Newton hasta y Edwing Hubble,
pasando por el gran William Hershel y todo lo que hizo, ¿Cómo se
descubrió Urano?¿Cómo nos dimos cuenta de la forma de la Vía Láctea? y
cómo José Maza fue parte de un descubrimiento que cambió la forma en
cómo entendemos el universo.
Chavín cobró
importancia por sus magníficas piezas —claro está—, pero también
gracias a la labor de Tello, conocido también como “el primer arqueólogo
indígena de la historia de América”. El arqueólogo estadounidense Richard Burger lo llama así en el libro The life and writings of Julio C. Tello, editado en 2009.
El también arqueólogo peruano Gabriel Ramón, en una reseña sobre dicho libro publicada en el Boletín del Instituto Francés de Estudios Andinos,
señala: “La mera presencia de un indio, como Tello, en el panteón
académico peruano de la primera mitad del siglo XX, es un hecho
relevante, una valiosa anomalía en la historia peruana, y aparentemente
continental. Que este mismo personaje haya propuesto una lectura del
pasado que todavía tiene fuerte impacto en la educación escolar, en los
museos y en los manuales es aún más notable”.
Recordemos
que Tello nació en Huarochirí, sierra de Lima, en una modesta familia,
el 11 de abril de 1880. Desde muy niño, destacó por su inteligencia. Su
traslado a la capital, durante su adolescencia, fue determinante para su
formación académica. Tras terminar la secundaria en el colegio Guadalupe, ingresó a la Universidad de San Marcos para estudiar, primero, Medicina, y luego Ciencias Sociales. Más tarde realizó una maestría en la Universidad deHarvard, Estados Unidos. Y ambos centros de estudio lo impulsaron en su investigación de la historia del Perú antiguo.
La expedición
de 1919, organizada por San Marcos, no fue el primer trabajo de campo
de Tello, pero sí la primera que tuvo a su cargo. El arqueólogo César Astuhuamán
recuerda que en 1916 Tello participó en distintos estudios de
campo promovidos por la Universidad de Harvard en la zona norte del
país, específicamente en Piura. “Esa fue una de las experiencias más
importantes en su carrera”, dice.
Para la expedición de 1919 Tello formó un equipo compuesto por dos estudiantes de medicina, dos dibujantes de la Escuela Nacional de Bellas Artes y dos ayudantes. El historiador Raúl Hernández explica, en el artículo “Arqueólogos, huaqueros y autoridades locales en Chavín (1870-1945)”,
que en este viaje hay poco trabajo arqueológico. “Tello registra los
restos que están a la vista y comienza a intervenir en lo que será su
principal aporte: la organización del sitio arqueológico”, añade. Sin
embargo, es en este viaje que descubre el lanzón monolítico y, con ello,
empieza a sentar las bases de los estudios arqueológicos en el Perú.
Hernández
cuenta que Tello califica al lanzón como la obra más completa y
artística del genio humano y dedica varias páginas de su libro de notas a
una minuciosa descripción de cada detalle. “Por un lado, realiza una
interpretación de las representaciones que le permite fundamentar
su principal apuesta intelectual: el origen endógeno de la cultura
andina. Por otro lado, la minuciosa descripción le sirve para defender
su otra gran cruzada: la idea de que solo los arqueólogos profesionales
estaban capacitados para entender el verdadero significado de los restos
prehispánicos”, explica.
Cuatro fueron las expediciones a Chavín que encabezó Julio C. Tello, y muchas las anotaciones, teorías, estudios y análisis que salieron de ellas. Por ejemplo, señaló que Chavín supone el inicio de la civilización peruana, y que fueron personas procedentes de la Amazonía
quienes la fundaron. Teorías que el tiempo, la ampliación de las
investigaciones en la zona y los avances de la arqueología y la historia
aún se debaten.
El profesor y arqueólogo Peter Kaulicke,
por ejemplo, señala que no hay pruebas fehacientes de que los primeros
habitantes de Chavín hayan venido de la Amazonía. Él considera que el
origen de Chavín puede hallarse en la costa norte, tal vez en Sechín, asiento cultural ubicado también en el departamento de Áncash.
Y sobre Chavín como el origen de la civilización peruana, tiene también una postura muy crítica: “Ya la doctora Ruth Shady y sus estudios sobre Caral
nos han mostrado que eso no es exacto. Chavín es un sitio
extraordinario, pero no es el modelo total de una época, en este caso el
periodo formativo. Tello convirtió este sitio en una especie de
doctrina, porque para él era importante tener ese símbolo sobre una
identidad originaria que pudiera servir para la posteridad. Él hizo
mucho por conocer más el sitio y relacionarlo con muchos otros, e
hizo un magnífico trabajo, pero creo que Chavín es un lugar muy
elaborado, sofisticado, y eso no representa el inicio de algo, sino una
consolidación” Kaulicke
coincide con quienes señalan que Chavín ha sido una suerte de santuario
interregional, un punto de encuentro o de peregrinación, “un centro
ceremonial excepcional dependiente de otras sociedades”.
El arqueólogo John Rick, profesor de la Universidad de Stanford,
está a punto de cumplir 26 años trabajando en Chavín. Para él, Chavín
es el sueño de un arqueólogo. “El sitio es muy bondadoso en términos de
descubrimientos. Es difícil hacer cualquier acción sin encontrar algo en
el camino. El sitio regala conocimientos. Después de 25 años, yo pienso
que puedo predecir lo que vamos a encontrar en cada campaña de campo,
pero cada año el sitio me sorprende”, explica.
Con autorización del Ministerio de Cultura y el apoyo de la empresa privada y la universidad, el profesor Rick encabeza el equipo del Programa de Investigación Arqueológica y Conservación Chavín de Huántar.
“Estamos aprendiendo a entender el idioma de la arquitectura, por lo
que analizando los muros del complejo arqueológico vamos entendiendo
como evolucionó esta sociedad. Cuando detectamos cambios en el estilo de
construcción o en los acabados, deducimos que algo sucedió en
determinado momento. En estas interpretaciones vamos convirtiendo
arqueología en historia”, señala.
Y añade:
“Solo para dar un ejemplo: en los dos últimos años se han estado
excavando galerías nuevas. Para dicho trabajo se han utilizado
innovadores y pequeños robots, que pueden acceder fácilmente a espacios
subterráneos”. Es decir, imagínese, usted, algo así como pequeñas
réplicas de Wall-E recorriendo los vericuetos de nuestro pasado prehispánico para ayudarnos a entenderlo y encontrar respuestas.
En este
proceso el equipo ha involucrado también a personas de las comunidades
aledañas, ciudadanos cuyo papel hasta entonces había sido el de ser
guardianes involuntarios de vestigios prehispánicos.
Raúl Hernández explica
que los residentes en las zonas alrededor del monumento de Chavín
se han autodenominado desde siempre excelentes huaqueros; incluso,
cuando llegaron los primeros exploradores a la zona, reportaron que
muchos hogares tenían entre sus adornos piezas arqueológicas sacadas del
templo. Pero, en un punto de la historia, estos bienes empezaron a ser
“recuperados” por el Estado de manos de los lugareños.
La relación
entre arqueólogos profesionales y los locales no fue sencilla desde el
inicio. Existió colaboración pero también competencia. En la actualidad
el equipo especial que trabaja en el Monumento Arqueológico de Chavín está compuesto también por profesionales del lugar. Y este esfuerzo se ve también en el trabajo que realiza el Museo Nacional Chavín, bajo la dirección de la arqueóloga y museóloga Natalia Haro.“Desde
el museo hemos establecido una política de acercamiento con la
comunidad. Si ellos no vienen a nosotros, nosotros vamos a ellos.
Queremos generar más interés y ellos tienen buena disposición. Estamos
haciendo un diagnóstico de lo que necesita la comunidad para sentirse
involucrada. Este año hicimos un taller en el que conversamos con los docentes
sobre lo que esperan ellos de un museo nacional. También asistimos a
los colegios llevando réplicas para que los estudiantes conozcan
las cosas y la historia que se guarda en este espacio”.
Haro
reconoce que de parte de la comunidad hay mucha apertura, pero no tanto
interés. Por eso, ella ha se ha propuesto trabajar para que haya una
apropiación de la comunidad no solo del museo, sino también del
monumento.
El distrito
de Chavín es zona arqueológica. Cada persona que realiza alguna
modificación en su espacio, en su casa, en su calle, puede
fácilmente chocarse con la historia. Encontrar piezas arqueológicas en
el lugar puede ser moneda corriente. Personas como Natalia Haro han
asumido como suya la labor pedagógica de ayudar a entender a la
población que, si alguno de ellos se ve en esta situación, puede
entregar lo hallado a las autoridades correspondientes de forma segura,
sin temor a ser denunciado. Es, pues, otra forma de comprometerse con el
cuidado de una zona donde la historia del Perú antiguo sigue palpitando
fuerte.
Esta edición de Apuntes reúne principalmente artículos que reflexionan
sobre la temática del turismo en América Latina. Mark Rice, especialista
en el tema, es el autor del primer documento, y se encarga de presentar
los debates que existen en torno al turismo y sus consecuencias desde
un punto de vista histórico. Así pues, este primer texto funciona como
una introducción al número. El segundo y tercer artículo analizan el
fenómeno desde una perspectiva histórica, estudiando cómo funcionó la
promoción estatal del turismo en Chile entre 1929 y 1959, y abordando
el desenvolvimiento de las políticas públicas de fomento al turismo en
Perú entre 1930 y 1950, respectivamente. De otro lado, el cuarto texto
propone comprender el turismo como herramienta de rehumanización en las
favelas de Rio de Janeiro en Brasil; para el caso de Ecuador, la quinta
contribución presenta un análisis narrativo de la visión del Museo
Inti-Ñan en relación con la línea ecuatorial y monumentos geodésicos; en
el mismo sentido, el sexto artículo explora la imagen percibida tanto
por los agentes como por los visitantes de la actividad turística de la
ciudad de Hermosillo en México. Por otro lado, el séptimo artículo
analiza las trasformaciones del turismo con el propósito de museificar
la ciudad estableciendo un nexo entre la cultura del consumo y el
turismo. Finalmente, este número se completa con dos artículos: uno que
muestra el fortalecimiento de proyectos diversificadores en Mendoza como
complemento de la vitivinicultura, entre 1901 y 1939; mientras que el
noveno y último texto analiza cómo la mejora institucional del estado
habría sido un factor determinante para el éxito económico de China.
Blondie (Pepita, Lorenzo o Lorenzo y Pepita en algunos países hispanohablantes) es una tira cómicaestadunidense creada por Chic Young. Distribuida por King Features Syndicate y publicada en diversos rortativos desde el 8 de septiembre de 1930.1 El éxito llevó a la creación de películas (1930-1950), programas de radio, historietas y una serie animada. "Blondie" en inglés es un diminutivo cariñoso que se traduce al español como Rubita, ya que en efecto, la protagonista de esta family strip es una joven notoriamente rubia.
Garfield es el nombre de la historieta creada por Jim Davis, que tiene como protagonistas al gato Garfield, al no muy brillante perro Odie, y a su dueño, el inepto Jon Arbuckle (Jon Bonachón en el doblaje latinoamericano). El protagonista se llama así por el abuelo de Davis, James Garfield Davis, que fue bautizado en honor al presidente estadounidense James A. Garfield.
Por vez primera se hallan restos completos de dos kogias, cachalotes
pigmeos, en Huanchaco. Los cetáceos fueron ofrendados por hombres de la
cultura Moche. Se desconocía que sus ceramistas representaran a esta
especie rara de mamíferos en su iconografía.
La ceremonia de
ofrendas con las especies marinas más grandes conocidas hasta hoy se
celebró hace más de 1,500 años, frente a las costas de Huanchaco, en la
provincia de Trujillo, región La Libertad. La hicieron hombres de la
cultura Moche (100-700 d. C.). ¿Su objetivo? Fundar y construir un
templo sagrado, probablemente destinado al culto de una deidad que
dominaba los grandes océanos.
Así lo ha revelado el director del Proyecto Arqueológico Huanchaco,
Gabriel Prieto Burmester, tras las excavaciones en la Huaca de los
Sacrificios (denominada así por el gran número de niños chimús
inmolados), en la zona arqueológica de pampa La Cruz.
Hasta
el momento, Prieto y su equipo han hallado cinco especies marinas que
sirvieron de ofrenda durante esta ceremonia, compuesta por tiburones,
peces luna o sol, atunes y rayas.
Hallazgo mayor
Sin
embargo, lo que más ha llamado la atención del investigador nativo de
Huanchaco son los dos esqueletos completos de kogia, especie poco común
de cetáceo, cuya escasa información ha sido obtenida apenas por
varamientos.
“Este es un hallazgo sensacional. Se trata de un conjunto de
ofrendas marinas, peces muy grandes e inusual, incluso para la biología
peruana. En particular, estos dos esqueletos completos de cetáceos o
kogias, que posiblemente sirvieron como ofrenda fundacional para empezar
la construcción de esta estructura en la época de los moches”, sostiene
Prieto.
Alegoría
Las
osamentas fueron encontradas en un relleno de tierra suelta y piedra en
pampa La Cruz, mirando en posición contraria al mar, ubicación que
sería, según Prieto, una alegoría, la cual se asemeja –salvando las
distancias– a los repositorios de ofrendas halladas en el Templo Mayor
en México. Ello refuerza la tesis de que estos animales formaron parte
de una gran ofrenda.
“Nunca antes se habían encontrado arqueológicamente restos de una
ballena completa, y menos de estos kogias, que miden 2.3 metros,
aproximadamente, lo cual nos hacen repensar las técnicas de navegación
del Perú antiguo porque para atrapar esta especie hay que salir a mar
abierto y tener una tecnología diferente”, anota el arqueólogo.
Líneas de arte
Otro
aspecto importante que revela el descubrimiento es que en el arte moche
nunca se han visto representados los cetáceos, a diferencia de la
cerámica de la cultura Lima o las líneas de Nasca. El hallazgo sugiere
dos hipótesis: hubo contacto entre estas sociedades por el mar hacia el
sur. Y los moches no representaban estas escenas en su iconografía y su
arte mural, pero sí tenían presentes a las ballenas en sus ceremonias de
ofrenda.
“La alegoría marina encontrada sobre
esta plataforma nos muestra la cosmovisión de los pescadores milenarios
de Huanchaco, y de lo que realmente eran capaces de capturar, y que los
anzuelos hallados en etapas anteriores de excavaciones no eran simples
adornos, sino que realmente se usaron”, acotó Prieto, también profesor
de la Universidad Nacional de Trujillo.
Sobre las kogias
Al
respecto, Aldo Benites Palomino, investigador del Centro de
Paleontología Tropical y Arqueología del Instituto Smithsonian de
Investigaciones Tropicales de Estados Unidos, asegura que los restos
pertenecen a los cachalotes enanos del género kogia, animales
extremadamente difíciles de ver.
“Lo que
conocemos de estos animales se basa en los cadáveres varados y restos
fósiles de especies antiguas. Existen menos de 10 registros de estos
cetáceos en el último siglo para el Perú, y se debe a que habitan en el
mar tropical-templado, cazando a sus presas [calamares] a grandes
profundidades”, indicó.
Benites explica que estos animales están emparentados con el gran
cachalote y que se diferencian en el tamaño y por poseer una nariz
dividida en compartimentos. Además, carecen de dientes superiores y sus
pocos dientes no los usan porque succionan vivas a sus presas. Sin
embargo, su aspecto se parece al de los tiburones, debido a la cabeza
triangular/cuadrada y a que poseen unas manchas a manera de falsas
agallas.
Al respecto, Ali Altamirano Sierra,
investigador de Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, asegura que existen dos tipos de kogia: el
breviceps o cachalote pigmeo y el sima o cachalote enano. Este último
con menos avistamientos. Por ello destaca la importancia del hallazgo.
Los torturados
En
una capa superior donde fueron encontrados los kogias y demás especies
marinas, el equipo halló textiles con iconografía moche y personajes
masculinos con signos de haber sufrido torturas.
Estaban
amarrados con sogas en las manos y en el cuello. El arqueólogo Prieto
sostiene que esta escena se asocia con la pintura mural hallada también a
unos metros, con figuras de prisioneros amarrados, llevados por sus
captores para ser asesinados.
Marimondas,
monocucos y toritos, entre otros muchos seres fantásticos tradicionales,
pintan de color las calles y plazas de Barranquilla justo antes de la
cuaresma. La tradición carnavalera de esta ciudad del norte caribeño
colombiano suma dos siglos de historia y el reconocimiento de la Unesco
como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad. El resto del año
la urbe ofrece al visitante múltiples paseos por su restaurado casco
histórico, los amplios espacios en torno al Parque Cultural del Caribe,
el aristocrático barrio de El Prado o el malecón que permite asomarse al
caudaloso río Magdalena, que vio nacer la leyenda del hombre caimán (el
que "se va para Barranquilla", según la canción). También es un
excelente punto de arranque para explorar otros municipios del entorno
como la animada Santa Marta, puerta de entrada hacia la Sierra Nevada,
Minca y la enigmática Ciudad Perdida. Nos acompañan en nuestro viaje las
barranquilleras Carolina Méndez y Farides Osorio; contamos también con
las voces de Jaime Alfaro de Castro, jefe de la oficina de turismo de
Barranquilla; Omar Hernán García Silva, representante de la asociación
hotelera Cotelco en Santa Marta; Carlos Bell, doctor en arquitectura y
profesor de la Universidad del Atlántico; Beatriz Echeverri, socióloga; y
Julián Guerrero, vicepresidente de turismo de Procolombia.