Francis Bacon (1909, Dublín) se exilió muy pronto de su país de origen, Irlanda, y pasó por ciudades como Berlín y París antes de asentarse definitivamente en Londres en 1928. A partir de entonces, fue consolidando su trayectoria como artista hasta convertirse en una de las figuras más destacadas de la segunda mitad del siglo XX. Aunque residió de manera casi permanente en Inglaterra, la pintura fue, sin duda, su única patria y su única razón de existir. En esta conferencia se hará un recorrido por algunas obras y autores del Prado (Ribera, Velázquez, Rembrandt, etc.) que despertaron el interés del pintor británico, de un modo semejante al que figura en el libro titulado Hombre en azul (2014).
Esta conferencia forma parte del ciclo "Poetas en el Prado I: No separes de mi cuerpo el alma".
Poetas en el Prado es el título genérico de las conferencias a las que el Centro de Estudios convoca cada primer sábado de mes. Los contenidos por los que se interesa esta cita están relacionados con la experiencia efectiva de la creación. Poetas, pintores, músicos, cineastas y artistas de cualquier disciplina son invitados como ponentes para introducir a las motivaciones y los procesos de su trabajo y para hacer entender obras de la colección del Museo del Prado como guías o referentes de sus búsquedas.
Cuando
el arqueólogo Zhao Kangmin contestó el teléfono un día de abril de
1974, todo lo que le dijeron es que un grupo de agricultores había
encontrado algunas reliquias cuando excavaban un pozo.
Desesperados
por agua en medio de una sequía, los campesinos habían excavado un
metro cuando se toparon con tierra roja y dura. Debajo, habían
encontrado cabezas de cerámica de tamaño real y varias puntas de flecha
de bronce.
Podría ser un importante hallazgo, dijo el jefe de Zhao, así que debería ir y verlo tan pronto como fuera posible.
Zhao, un agricultor local convertido en curador de museo en la provincia
central china de Shaanxi —que murió el pasado 16 de mayo a los 81 años—
tenía una corazonada sobre qué podría ser.
La era Qin
Zhao sabía que en el pasado se habían enterrado figuras en el área cercana a la ciudad de Xian, no lejos de la tumba del primer emperador de China, Qin Shi Huang.
Una
década antes, él mismo había descubierto a tres ballesteros
arrodillados. Pero nunca había tenido la certeza de que databan de la
época del emperador, quien unificó la nación de China por primera vez
bajo la corta dinastía Qin (221-206 a.C).
Pero lo que este experto estaba a punto de encontrar sobrepasaba cualquier cosa que hubiera imaginado.
Los campesinos habían tropezado con uno de los mayores hallazgos arqueológicos del siglo XX:
un ejército de unos 8.000 soldados de terracota, diseñado a escala
industrial 2.200 años antes para defender al emperador en el más allá.
Era un ejército fantasma completo, con caballos y carros, escondido bajo
tierra y nunca visto por los vivos.
Zhao
se dirigió al lugar del hallazgo con un colega. "Estábamos tan
emocionados que íbamos en bicicleta tan rápido que parecía que estábamos
volando", escribiría después, en un ensayo en 2014. En una ocasión le
contó al historiador británico John Man que al llegar "vi siete o ocho
piezas, pedazos de piernas, brazos y dos cabezas, cerca del pozo".
Dijo que inmediatamente se dio cuenta de que probablemente eran los restos de las estatuas de la era Qin.
Les dijeron a los campesinos que detuvieran sus trabajos. Ellos se
habían encontrado con las piezas semanas antes y, de hecho, ya habían
vendido algunas de las puntas de flecha de bronce para chatarra.
Las
reliquias fueron recogidas y llevadas al museo en camiones. Zhao
comenzó a armar laboriosamente los fragmentos. Algunos, dijo más tarde,
tenían el tamaño de una uña.
Después de tres días de trabajo, dos imponentes guerreros de terracota estaban frente a él, cada uno de 1,78 metros de altura.
El temor
Aunque
Zhao estaba animado por este increíble descubrimiento, también estaba
nervioso. China, en 1974, estaba en las etapas finales de la Revolución Cultural del presidente Mao,
bajo la cual los temidos guardias rojos buscaban destruir viejas
tradiciones y formas de pensar para "purificar" a la sociedad.
Zhao, como contó Man en su libro "The Terracotta Army" (El ejército de terracota),
había sido sometido a una sesión de "autocrítica" a fines de la década
de 1960, como una persona "involucrada con cosas viejas". Así que ahora,
aunque los peores excesos de ese período habían terminado, a Zhao le
preocupaba qué podría pasar con las estatuas.
Así que decidió "mantenerlo en secreto", restaurar las piezas, "y luego esperar la oportunidad de reportarlo".
Pero sus planes se vieron alterados por un joven periodista de la agencia estatal Xinhua, quien de visita en la zona se encontró con las estatuas.
"Él preguntó: 'Esto parece un gran descubrimiento. ¿Por qué no lo estás reportando", escribió Zhao.
Ignorando
sus súplicas, el periodista publicó el descubrimiento, y la información
llegó hasta el liderazgo del partido Comunista. Sin embargo, los
temores de Zhao de que las reliquias pudieran ser destrozadas por
razones políticas, resultaron infundados.
Las autoridades en Pekín decidieron excavar el lugar y en los siguientes meses fueron descubiertos más de 500 guerreros.
A
medida que continuaba el trabajo, la extraordinaria escala de lo que el
primer emperador —un hombre despiadado que derrotó a seis estados para
unir a China bajo un sistema imperial que continuó hasta 1912— fue
quedando claro. Había ordenado crear un proyecto subterráneo, que en
total cubre 56 km cuadrados, poco después de ascender al trono a la edad
de 13 años.
Los miles de guerreros fueron colocados en formación de batalla, listos para defender a su emperador de lo que pudiera esperarle en el más allá.
Fue un trabajo detallado, con docenas de diferentes tipos de cabezas, y
había 100 carros y decenas de miles de armas de bronce.
La
tumba del emperador Qin Shi Huang continúa sellada. Podría haber miles
de artefactos preciosos dentro, pero el riesgo de abrirla y causar un
daño irreparable a lo que haya dentro ha frenado al gobierno chino hasta
el momento.
El reconocimiento internacional... pero no para Zhao
En
1975, un año después de que comenzara la excavación, se decidió abrir
un museo en el lugar. Y mientras continuaban las excavaciones, durante
los años siguientes, se corría la voz sobre la magnitud del hallazgo.
Dirigentes extranjeros y algunos turistas empezaron a visitar el lugar.
Pero hubo que esperar algunos años para que el lugar recibiera el reconocimiento global. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.
Hoy
en día, los Guerreros de Terracota son ampliamente reconocidos como un
tesoro nacional de China. Pero existe la sensación de que el rol personal de Zhao en el descubrimiento nunca fue completamente reconocido. Él no es para nada conocido en China.
En su lugar, uno de los campesinos, Yan Zhifa,
quien se dice que desenterró la primera pieza, es presentado a los
turistas visitantes como la persona que descubrió a los guerreros.
Durante
años, se sentó en el Museo de los Guerreros y Caballos de Terracota,
firmando libros en silencio y sin sonreír. Fue él, no Zhao, quien viajó
al extranjero para contar su historia. En 1998, cuando el entonces
presidente estadounidense Bill Clinton visitó el lugar, fue Yang quien
le estrechó la mano.
Hace
algunos años admitió que no fue a ver al ejército restaurado hasta
1995, cuando el gerente de la tienda de regalos del museo le pidió que
firmara libros.
"Me dijo que me pagaría 300 yuanes (unos US$50 al mes). Pensé 'no está mal', así que vine", le contó al China Daily. Otros tres campesinos se unieron a él más tarde y su paga fue triplicada. Pero todos se quejaron de que nunca fueron recompensados adecuadamente por su hallazgo, y, de hecho, se les confiscaron sus tierras para crear el museo.
Tres
de los siete miembros del grupo original de campesinos murieron en
terribles circunstancias. Uno se ahorcó en 1997, otros dos fallecieron
sobre los 50 años, sin dinero para pagar atención médica, según el South China Morning Post.
Un
guía local, Liu Guoyang, ni siquiera había oído hablar Zhao Kangmin,
pero dijo que impostores se aproximaban a los visitantes, haciéndose
pasar por Yang Zhifa o algún otro de los campesinos.
El primero que reconoció el valor del hallazgo
Zhao
se enfureció cuando, en 2004, los cuatro campesinos sobrevivientes
pidieron ser registrados como los descubridores de los guerreros. Ellos
no recibieron una respuesta.
"Todo lo que quieren es dinero", le dijo Zhao al China Daily.
"Ver no significa descubrir. Los campesinos vieron fragmentos de
terracota, pero no sabían que eran reliquias culturales, e incluso las
rompieron.
"Fui yo quien detuvo los daños, recolectó los fragmentos y reconstruyó el primer guerrero de terracota".
Si él no hubiera aparecido, le dijo a Hohn Man, "hubiera sido un desastre".
Wu Yongqi, director del Museo de los Guerreros de Terracota entre 1998 y 2007, está de acuerdo.
Sin él, dijo Wu, el extraordinario hallazgo podría haberse retrasado durante años.
A
diferencia de los campesinos, que firmaron libros para las hordas de
turistas en el museo principal de los Guerreros de Terracota, Zhao
permaneció en el mucho más pequeño museo de Lintong. Incluso en sus
últimos años, se le podía encontrar sentado junto a algunos guerreros
que había restaurado, conversando con visitantes curiosos.
Aunque
nunca alcanzó fama o fortuna, Zhao parecía satisfecho con el
reconocimiento que recibió, diciendo orgullosamente que durante la
excavación inicial, un enviado de Pekín le había dicho que había "hecho una gran contribución al país".
En 1990, fue reconocido personalmente por el Consejo de Estado y se le
otorgó una pensión especial. Le sobreviven una esposa y dos hijos.
La visión de Zhao de su propia posición icónica en la historia de China, sin importar lo que otros digan, es clara.
En
el museo de Lintong, firmaba postales y libros para turistas con una
descripción extravagante: "Zhao Kangmin, el primer descubridor,
restaurador, apreciador, creador de nombres y excavador de los Guerreros
de Terracota".
Georg Ferdinand Ludwig Philipp Cantor (San Petersburgo, 3 de marzo de 1845 - Halle, 6 de enero de 1918) fue un matemático nacido en Rusia, aunque nacionalizado alemán, y de ascendencia austríaca y judía. Fue inventor con Dedekind de la teoría de conjuntos, que es la base de las matemáticas modernas. Gracias a sus atrevidas investigaciones sobre los conjuntos infinitos fue el primero capaz de formalizar la noción de infinito bajo la forma de los números transfinitos (cardinales y ordinales). Vivió aquejado por episodios de depresión, atribuidos originalmente a las críticas recibidas y sus fallidos intentos de demostración de la hipótesis del continuo, aunque actualmente se cree que sufría algún tipo de "enfermedad maníaco-depresiva". Murió de un ataque cardíaco en la clínica psiquiátrica de Halle.
Es una de las representaciones más antiguas de la bóveda celeste con una antigüedad de (parece ser) 3600 años. Es descubierto accidentalmente por unos caza-tesoros ilegales hace 25
años, y rescatado por una rocambolesca operación policial internacional.
Además, la controversia sobre la datación o la utilidad no tardó en aparecer, dividiendo a los arqueólogos.
El constructor de la Torre Eiffel falleció con 91 años, tras una larga y exitosa carrera como ingeniero, empresario y mecenas de la investigación científica. Pero su monumento más célebre, principal tarjeta postal de París y de Francia, acabó eclipsando su vasta producción en todo el mundo. Su nombre está asociado a más de 500 obras en más de 30 países. En el centenario de su muerte, RFI repasa el legado de este francés universal que pasó a la historia como el "mago del hierro".
El impacto del desarrollo del ferrocarril en Europa y en el mundo en el siglo XIX puede compararse al de la invención de Internet en el siglo XX. Del mismo modo que la web engendró y e hizo prosperar a los gigantes de la informática, la expansión de los ferrocarriles impulsó a las empresas constructoras de puentes, participando activamente en la Revolución Industrial.
A mediados del siglo XIX se construyeron cientos de "obras maestras de las infraestructuras" (puentes y viaductos) en varios países, con mucha creatividad y a veces considerables inversiones financieras. En este contexto, el joven Gustave Eiffel (15/12/1832 - 23/12/1923), apenas licenciado en la prestigiosa Escuela Central de Ingenieros de París, fue ganando terreno en el mercado mundial. Gracias a su talento para utilizar el hierro en sus diseños y a su vocación para los negocios, se ganó una fama y un prestigio que aún perduran.
Bertrand Lemoine, ingeniero, arquitecto e historiador, es uno de los expertos en la vida y obra de Gustave Eiffel. Es consejero científico de la Asociación de Herederos de Gustave Eiffel y autor de una biografía, publicada en 1984. En una entrevista a RFI en la primera planta de la Torre Eiffel, Lemoine destacó que el ingeniero francés creó su empresa a los 32 años y se distinguió también como un excelente hombre de negocios.
"Dominaba las sutilezas de la construcción metálica, que estaba emergiendo en aquella época, pero también fue capaz de gestionar una empresa, elegir colaboradores, asociarse con buenos socios y encontrar el apoyo político adecuado", afirma el biógrafo.
Logros técnicos
Las proezas técnicas y arquitectónicas que concibió se construyeron en los cuatro puntos cardinales. Monumentos con la marca Eiffel dominan el paisaje de varias ciudades europeas, pero también de América, Asia, África y Oceanía. Sus construcciones más numerosas datan de la década de 1870, como el puente Maria Pia, en Oporto (Portugal); el viaducto de Garabit en el centro-oeste de Francia, el puente Ungheni, entre Moldavia y Rumanía y el puente Trang Tien en Vietnam. En la misma década se construyeron la estación de ferrocarril de Budapest (Hungría), la catedral de Arica (Chile) o el revolucionario Observatorio de Niza (sur de Francia).
Una de las genialidades de Eiffel, y clave de su éxito, fue crear diseños prefabricados, realizados en su fábrica de Levallois-Perret, a las afueras de París, y fáciles de exportar. "Los kits de elementos metálicos se transportaban en tren o barco, y luego se montaban in situ", explica Lemoine.
Pocos saben que la estructura interna de hierro de la Estatua de la Libertad fue diseñada por él en 1881, al igual que el sistema de esclusas del Canal de Panamá entre 1887 y 1889. Ese mismo año se inauguró su monumento más famoso, la torre de 300 metros que lleva su nombre, erigida en París para la Exposición Universal, que conmemoraba el centenario de la Revolución Francesa. "La Torre Eiffel fue realmente el punto culminante de su carrera como constructor. Le permitió entrar en el panteón de los grandes hombres e ingenieros y tener un nombre que ahora es casi universalmente conocido", opina Bertrand Lemoine.
A lo largo del siglo XX y principios del XXI, se realizaron varias réplicas de la Torre Eiffel en todo el mundo, como en Santos Dumont (Brasil) o en Tianducheng (China).
El escándalo de la quiebra del Canal de Panamá
El famoso ingeniero francés también estuvo implicado en uno de los mayores escándalos del siglo XIX, el de la quiebra del Canal de Panamá. Fue inculpado por el caso, pero antes de que la Justicia lo absolviera en 1893, el escándalo supuso el fin de su empresa y de la marca Eiffel. Afectado moralmente, el constructor dedicó los últimos años de su vida a la ciencia. A pesar de su avanzada edad, el ingeniero seguía fascinado por las innovaciones científicas.
Buena parte del público no lo sabe pero, para evitar que la Torre Eiffel sea desmontada, su constructor transformó el último piso del monumento en un laboratorio que contribuyó a muchos avances tecnológicos en los campos de la telegrafía sin hilos, la radiodifusión, la meteorología, la aerología y la aeronáutica. Su interés por la aviación, en nacimiento, acercó a Eiffel al brasileño Santos Dumont, quien realizó en París el primer vuelo certificado de la historia.
La Asociación de Herederos de Gustave Eiffel está organizando varios actos a lo largo de 2023 para conmemorar el centenario de su muerte. El principal será una exposición sobre el legado del "mago del hierro", patrocinada por la Unesco. La muestra se inaugurará en París en mayo.
Garfield es el nombre de la historieta creada por Jim Davis, que tiene
como protagonistas al gato Garfield, al no muy brillante perro Odie, y a
su dueño, el inepto Jon Arbuckle (Jon Bonachón en el doblaje
latinoamericano). El protagonista se llama así por el abuelo de Davis,
James Garfield Davis, que fue bautizado en honor al presidente
estadounidense James A. Garfield.
Garfield es el nombre de la historieta creada por Jim Davis, que tiene
como protagonistas al gato Garfield, al no muy brillante perro Odie, y a
su dueño, el inepto Jon Arbuckle (Jon Bonachón en el doblaje
latinoamericano). El protagonista se llama así por el abuelo de Davis,
James Garfield Davis, que fue bautizado en honor al presidente
estadounidense James A. Garfield.
En
Lagar Velho, en el valle de Lapedo, a unos 150 km de Lisboa, fue
descubierto en 1998 el esqueleto del batizado como el niño de Lapedo.
De aproximadamente unos 4 años, había sido enterrado en este sitio en Portugal hace unos 29.000 años.
Algo extraño en su cuerpo llamó la atención de los arqueólogos que comenzaron a excavar el sitio.
"Había
algo raro en la anatomía del niño. Cuando encontramos la mandíbula,
sabíamos que iba a ser un humano moderno, pero cuando expusimos el
esqueleto completo (...) vimos que tenía las proporciones corporales de
un neandertal", le explicó a la BBC João Zilhão, arqueólogo y líder del
equipo que trabajó en el hallazgo.
"Lo único que podía explicar esta combinación de rasgos, era que el niño, de hecho, era evidencia de que los neandertales y los humanos modernos se habían cruzado", añade.
Si
nos remontamos a lo que se pensaba a finales de los años 90 sobre la
evolución de los humanos -cuando se asumía que los neandertales y los
humanos modernos eran especies diferentes y por tanto el cruce era
impensable- no sorprende que la gran mayoría de los expertos creyera que
la interpretación de Zilhão y su equipo era un tanto tirada de los
pelos.
Pero su teoría dio lugar a una revolución en los estudios sobre la evolución.
Esqueleto casi intacto
La comunidad a la que pertencía el niño era cazadora-recolectora, y de naturaleza nómada.
Según
le explicó a BBC Reel la arqueóloga Ana Cristina Araújo, cuando el niño
murió, el grupo hizo un hoyo en el suelo, quemó una rama de pino y
despositó su cuerpo envuelto en un sudario teñido de ocre sobre las
cenizas.
"No sabemos (con certeza) si era niño o niña, pero hay indicios de que era niño".
En
cuanto a la causa del fallecimiento, la arqueóloga dice que no hay
pistas que apunten a una enfermedad o una caída. Por lo tanto, es
posible imaginar una diversidad de escenarios.
"El niño pudo haber comido un hongo venenoso, o pudo haberse ahogado".
Su
cuerpo permaneció enterrado por milenios hasta que, en 1998, fue
descubierto por azar y con su esqueleto casi intacto cuando los dueños
del terreno comenzaron a hacer excavaciones para construir una serie de
estructuras aterrazadas.
Hipótesis
Después de que lo trasladaran al Museo Nacional de Lisboa, comenzaron a estudiarlo en forma detallada.
"Los
huesos de las piernas eran más cortos de lo normal para un niño de su
edad. ¿Cómo era posible que parecieran las piernas de un neandertal?
Algunos dientes también parecían de neandertal, mientras otros parecían
de humano moderno. ¿Cómo se explica esto?", se preguntaba Zilhão.
Los
investigadores manejaron dos hipótesis. Una era que el niño era el
resultado de un cruce que había ocurrido una única vez entre un
neandertal y un humano moderno.
A
Zilhão, sin embargo, esto no los convencía. Si este era un evento
único, raro, esporádico, la posibilidad de encontar este evento único
30.000 años más tarde resultaba casi imposible.
La segunda hipótesis apuntaba que los neandertales y los sapiens mantenían relaciones sexuales entre ellos de forma regular.
"Sabíamos
que en la Península Ibérica el momento de contacto (entre ambos) fue
(...) hace unos 37.000 años. Si el esqueleto pertenecía a esa época, la
primera teoría podría funcionar. Pero si el niño era de un período mucho
más tardío, las implicanciones tenían que ser que estábamos viendo un
proceso a nivel de la población, no un encuentro causal entre dos
individuos", dice Zilhão.
La datación por radiocaborno resolvió la duda: el niño de Lapedo tenía una antigüedad de 29.000 años.
"Si
luego de tantos milenios después del momento de contacto la gente que
vivía en esta parte del mundo todavía mostraba evidencia anatómica de
esta población ancestral de neandertales, tenía que ser porque el cruce
no solo ocurrió una vez, sino que era la norma", señaló el arqueólogo.
La
solidez de la evidencia encontrada por el equipo en Portugal hizo que
otros expertos tuvieran que considerar seriamente esta esta hipótesis.
Cambios
Gracias a este descubrimiento, se produjo un cambio en nuestra comprensión de los neandertales como especie.
De la investigación se desprende que los neandertales no son una especie diferente. "Hemos sobreinterpretado las diferencias menores en el esqueleto facial o en la robustez del esqueleto", dice Zilhão.
Otros
descubrimientos de fósiles que se hicieron más tarde con
características similares a las del niño de Lapedo, le dieron más peso a
la teoría del cruce, que luego fue reforzada cuando investigadores
secuenciaron el genómea completo del neandertal.
Aí es como sabemos que es posible que europeos y asiáticos tengan hasta un 4% de ADN neandertal.
"Eso
no quiere decir que en cada uno de nosotros ese 2% o 4% sea el mismo.
De hecho, si juntas todas las partes del genoma neandertal que todavía
persisten, eso es casi el 50% o 70% de lo que era específicamente
neandertal. Así que el genoma neandertal ha persistido casi en su
totalidad", explica el investigador.
Este
conocimiento "enriquece nuestra comprensión de la evolución humana",
dice Zilhão, más que "pensar que nosostros solo descendemos de una muy
pequeña población que hace 250.000 años vivía en algún lugar de África y
que todo el resto de la gente que vivía en esa época simplemente
desapareció".
Uno de los problemas más comunes en el hogar son las fugas de agua.
Aunque parece un problema menor, en ocasiones pueden generar daños
graves y costosos si no se detectan a tiempo. Recientemente se celebró el Día Mundial del Agua, fecha importante para reflexionar sobre el cuidado de este recurso vital. Por
esa razón, Laura Arboleda, directora de Riesgos Generales de la empresa
Mapfre, comparte cuatro consejos para evitar fugas de agua en las
viviendas.
1. Inspeccionar regularmente las tuberías y griferías
Verifica,
periódicamente, que las tuberías y griferías están en buenas
condiciones, en especial aquellas que están expuestas, a fin de detectar
cualquier signo de daño o corrosión. Recuerda que gota a gota el agua
se agota y tu bolsillo lo nota.
2. Limpiar los desagües
Debido
al tiempo y al uso, los desagües suelen acumular restos de alimentos,
cabello, jabón, comida y otros elementos que pueden obstruir el flujo
del agua. Para mantenerlos en buen estado,
puedes limpiarlos con productos químicos como la soda cáustica, pero
siempre con precaución y evitando elementos que no debes mezclar. Así,
no solo previenes las obstrucciones, sino también los malos olores.
3. Reemplazar las tuberías viejas
Si
las tuberías de agua de tu hogar tienen más de 20 años, es probable que
necesiten ser reemplazadas, y no solo para evitar fugas de agua, sino
también porque podrían estar liberando plomo, un elemento nocivo para la
salud. Aunque este mantenimiento es un poco costoso y complicado, es una inversión que a largo plazo te ahorrará dinero.
4. Instalar detectores de fugas
Los
detectores de fugas son dispositivos que se colocan en el sótano o en
el techo. Pueden detectar automáticamente cualquier fuga de agua y
emitir una alarma para avisar al propietario, antes de que sea un
problema más grave que genere incomodidades. Si
sigues estos consejos, no solo cuidarás tu casa, sino también la salud
de tu familia evitando que se expongan a las consecuencias de las fugas
de agua, como el moho, hongos y bacterias que se activan en estas
situaciones.
Ahora que la cartografía se diluye
como un elemento más en la inmensa oferta del mundo digital, rendimos
homenaje a esta ciencia aplicada que nos permite entender y viajar por
nuestra casa común. Sin los mapas, que hunden sus raíces más remotas en
las tablillas sumerias, la exploración terrestre no habría sido posible.
Su historia es la del propio ser humano. En compañía de Pedro García
Martín, catedrático de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de
Madrid y autor de 'Leyendas de los mapas. Una lectura geopoética de la
cartografía' (Punto de Vista Editores), desplegamos sobre la mesa una
fascinante colección de portulanos, mapamundis y atlas. Contamos también
con Bárbara Polo, doctora en Geografía y coautora de 'Grandes mapas de
la historia' y 'Los mapas de las grandes exploraciones' (Shackleton
Books), y Francesc Nadal, catedrático de Geografía Humana de la
Universidad de Barcelona. Con ellos conocemos los principales centros de
producción cartográfica de occidente: las escuelas mallorquina,
genovesa y veneciana hasta el siglo XV y la flamenca en el XVI. Además
acercamos la lupa a legajos como el influyente mapamundi de Gerardus
Mercator o los enigmáticos mapas de Juan de la Cosa y Piri Reis; este
último lo examinamos con Carme Montaner, jefa de la Cartoteca de
Cataluña.
A comienzos del siglo XVII, la creación artística en Inglaterra estaba muy limitada por el rechazo al arte religioso, a las formas clásicas llegadas de Italia por su resabio católico y al arte mitológico por su resonancia pagana.
Pero con Jacobo I en el trono, se rehabilitaron una serie de nobles católicos, donde destaca Thomas Howard, que decidieron comenzar a coleccionar arte italiano y flamenco.
Surge entonces la figura del duque de Buckingham, hoy sobradamente conocida por ser uno de los personajes de la novela de Alejandro Dumas "Los tres mosqueteros", novela en donde el protagonista, D'Artagnan, ha de llegar hasta el duque para cumplir una misión en nombre de la reina Ana.
Buckingham, favorito de los reyes Jacobo I y su hijo Carlos I, siguiendo la estela de Howard, también construirá su propia colección de arte clásico, marcando la pauta que a su vez seguirá el rey Carlos I.
Buckingham fue asesinado en 1628 y nunca tuvo ocasión de conocer en persona al D'Artagnan real, pero sus nombres quedaron ligados a la historia de esos comienzos del siglo XVII cuando Inglaterra volvió a apuntarse al arte clásico.
A modo de propina (aunque con poca luz) pude visitar los Baños Árabes durante mi visita a Jaén. Nos los enseña Mercedes García, de la Diputación de Jaén. Datan del siglo IX y sobre ellos se levantó un palacio renacentista en el siglo XVI. Hoy son uno de los principales centros culturales de la ciudad.
He viajado hasta Jaén, una pequeña ciudad del interior de Andalucía, para participar en un acto universitario. Aprovechando la visita, que ha sido muy corta, he visitado la catedral, que es una de las mejores de España. Ha tenido la cortesía de mostrármela Ramón Ruiz, jienense y profesor de la Universidad de Jaén.
Por:Emily Anthes es periodista de The New York Times, donde se enfoca en
ciencia y salud y cubre temas como la pandemia del coronavirus, vacunas,
pruebas de virus y la covid en los niños.
Un grupo de científicos reveló el jueves nuevos datos
sobre los posibles orígenes de la pandemia de COVID-19, y pusieron a
una criatura extraña y corpulenta en el centro de la atención.
Conozcan al perro mapache, el cual recibe
su nombre por sus marcas faciales negras, que le dan al animal una
apariencia enmascarada y un parecido más que pasajero a esos asaltantes
de mala reputación de botes de basura urbanos.
Los animales fueron vendidos, al menos de manera ocasional,
en el Mercado Mayorista de Mariscos de Huanan, donde muchos virólogos
sospechan que se pudo haber gestado la pandemia de COVID-19.
Los científicos habían anunciado
previamente que algunas muestras del mercado habían dado positivo para
el coronavirus que causa la COVID-19. Los nuevos datos revelaron que
algunas de estas mismas muestras también contenían material genético
sustancial de perros mapache.
Los
hallazgos no prueban que los perros mapache estuvieran infectados con el
virus o que se lo hayan transmitido a los humanos. Pero son
consistentes con la posibilidad de que animales salvajes en el mercado
hayan desencadenado la pandemia de COVID-19.
Esto es lo que debes saber sobre el animal que recientemente ha estado en las noticias.
¿Qué son los perros mapache?
A
pesar de su nombre, los perros mapache no son parientes cercanos de los
mapaches. Pertenecen a la familia de los cánidos, un grupo que también
incluye a los perros domésticos, y están más estrechamente relacionados
con los zorros. A diferencia de otros cánidos, pueden hibernar en
invierno.
Los perros mapache son
omnívoros y se alimentan de fuentes de comida como roedores y bayas.
Aunque lucen esbeltos en el verano, aumentan de peso para el invierno,
momento en el que su pelaje también se vuelve más grueso. Son monógamos y
a menudo viven en parejas.
¿Dónde viven?
Los perros mapache son nativos de Asia Oriental, que incluyen partes de China, Corea y Japón, donde se les conoce como tanuki.
También se han
vuelto comunes en partes de Europa, donde se consideran una especie
invasora. En ocasiones son cazados como plaga.
¿Por qué son criados y vendidos?
Los
perros mapache tienen bastante tiempo siendo criados por su pelaje.
China es productor líder de pieles de perros mapache; en 2014, el país
produjo más de 14 millones de pieles, 100 veces más que Europa, según un informe.
También
se venden por su carne en mercados de animales vivos. Se vendieron en
el Mercado Mayorista de Mariscos de Huanan al menos hasta noviembre de
2019, según informes de algunos investigadores.
¿Son ellos la fuente del virus que causa la COVID-19?
No necesariamente. Algunos experimentos
de laboratorio han demostrado que los perros mapache son susceptibles y
capaces de transmitir el nuevo coronavirus. Sin embargo, eso no
significa que sean el reservorio natural del virus. Incluso si los
perros mapache en el mercado estuvieran infectados, podrían haber sido
un huésped intermediario, contrayendo el virus de murciélagos u otras
especies.
Los perros mapache y los
murciélagos eran comunes en (y alrededor de) algunas de las granjas que
abastecían el mercado, señalaron los científicos.
Es posible que se haya desarrollado un
escenario similar hace dos décadas, con la aparición del SRAG (síndrome
respiratorio agudo grave), el cual también es causado por un
coronavirus. En 2003, los científicos encontraron evidencia
de civetas de las palmeras y perros mapache infectados en un mercado de
animales vivos en Shenzen, China. Sin embargo, la investigación
posterior señaló al final a los murciélagos como el reservorio natural
del virus que causa el SRAG; los perros mapache, al parecer, fueron
huéspedes intermediarios.
¿Puedo acariciar un perro mapache si veo uno?
Probablemente
no sea una buena idea, por muy tentador que sea. Aparte de la COVID-19,
se sabe que los animales son vectores de otras enfermedades, incluida
la rabia. La Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los
Animales recomienda no tener perros mapache como mascotas.
Garfield es el nombre de la historieta creada por Jim Davis, que tiene
como protagonistas al gato Garfield, al no muy brillante perro Odie, y a
su dueño, el inepto Jon Arbuckle (Jon Bonachón en el doblaje
latinoamericano). El protagonista se llama así por el abuelo de Davis,
James Garfield Davis, que fue bautizado en honor al presidente
estadounidense James A. Garfield.