¿A qué lugar le gustaría ir al cronista de viajes Pico Iyer? A ninguna parte. En una meditación contraintuitiva y lírica, Iyer echa un vistazo a la increíble visión que conlleva tomarse un tiempo para la calma. En nuestro mundo de constante movimiento y distracción, se burla de las estrategias que podemos usar para recuperar unos pocos minutos al día, o unos pocos días cada temporada. Es "la" charla destinada a quienes se sientan abrumados por las demandas de nuestro mundo.
lunes, 30 de mayo de 2016
domingo, 29 de mayo de 2016
Día Nacional de la Papa: 30 de mayo
Cada 30 de mayo se celebra el Día Nacional de la Papa por Resolución Suprema Nº 009-2005-AG. Este año se refuerza la identidad de la papa mostrando que se trata de un producto 100% peruano, que se originó en nuestros Andes y se convirtió en fuente de alimento de todo el mundo.
La papa tiene un alto valor nutricional, es fácil de preparar, muy
versátil para elaborar una cantidad infinita de platos y es delicioso al
paladar. A pesar de estas características, se busca rescatar su
presencia en nuestra alimentación diaria ya que su consumo per cápita se
ha estabilizado en 89 kilos por persona.
- Si bien las naciones desarrolladas han logrado una productividad envidiable, hacia la que el Perú se encamina, nuestro país puede preciarse de su colosal variedad.
- El mayor productor de papa del mundo es China.
- Nuestro país es el centro de mayor biodiversidad, con 100 especies y dos mil 800 variedades de las tres mil 900 que existen en el mundo.
- La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) declaró 2008 como el Año Internacional de la Papa, gracias a una iniciativa peruana.
- En el Perú podemos sembrar papa incluso hasta los 4300 m.s.n.m.
- En 2005, David Spooner, investigador del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, presentó los resultados de una investigación sobre el origen de la papa. Sostiene que es originaria del sur del Perú y basa sus hallazgos en indagaciones efectuadas al ADN de 261 variedades de papas silvestres y 98 cultivadas.
El científico confirmó que su oriundez se
encuentra entre las regiones del Cusco y Puno. Cifras Indicadores
macroeconómicos - 260,000 hectáreas de superficie promedio de siembra. -
3’200,000 toneladas es la producción nacional. - 12.4 toneladas por
hectárea es el rendimiento promedio. - 19 departamentos es el ámbito
geográfico. - 600,000 es el número de productores. - 110,000 son los
puestos permanentes. - 27’000,000 de jornales. - 13% es el aporte al PBI
agrícola. - 95% y 90% de siembra y producción en la Sierra. - 5% y 10%
de siembra y producción en la Costa. - 1,200 kilos por hectárea es el
volumen promedio de semillas.
Pooch Cafe (29-May.-2016)
Pooch Café is a comic strip that follows the humorous antics of a self-serving, squirrel-fearing, food-obsessed, toilet-drinking mutt named Poncho. The strip follows Poncho's life with his master, Chazz, and Chazz's cat-loving wife, Carmen (who owns a brood of six cats), and Poncho's adventures with his fellow dogs Boomer, Hudson, Droolia (a female Bullmastiff with a drooling problem), Gus (a Scottish Terrier), Beaumont (or "Bobo", the owner of the titular cafe), Poo Poo (a Bichon Frise), and a zen goldfish named "Fish". Other semi-recurring characters are Tito (the garbage man), Sheldon (a pigeon with a pork pie hat), and Margo (the dog-walker). The strip takes its name from the cafe where Poncho and his friends gather to compare notes about life among the humans.
Garfield (30-May.-2016)
Garfield es el nombre de la historieta creada por Jim Davis, que tiene como protagonistas al gato Garfield, al no muy brillante perro Odie, y a su dueño, el inepto Jon Arbuckle (Jon Bonachón en el doblaje latinoamericano). El protagonista se llama así por el abuelo de Davis, James Garfield Davis, que fue bautizado en honor al presidente estadounidense James A. Garfield.
jueves, 26 de mayo de 2016
32da Masa Critica Arequipa - A la memoria de David Antonio Manchego
“Un ciclistas puede ser atropellado, cinco pueden ser intimidados, pero cincuenta o cien ciclistas RECLAMAN LA CALLE!
Esta 32da Masa Crítica Arequipa rodara a la memoria de David Antonio
Manchego, quien perdiera la vida sobre las 2 ruedas el pasado 22 de
mayo. Una pérdida prematura desencadenada por la falta de respeto al
ciclista y una legislación que no nos protege.
Ayer fue la carretera
que se tiño de sangre, no esperemos que estos accidentes se repitan
perdiendo valiosas vidas ya sea en la práctica del ciclismo deportivo o
urbano. Hoy más que nunca la comunidad ciclista de Arequipa debe hacer
sentir su voz en reclamo de mejores condiciones para todos aquellos
que usamos la bicicleta en sus distintas modalidades.
Invitamos a todos a unirse a esta Masa Crítica en solidaridad con la familia ciclista Arequipeña.
Punto de encuentro: 19:30 Hrs Plaza Campo Redondo del Barrio de San Lázaro (intersección de pasaje Combate naval, y los Cristales Barrio de san Lázaro)
Concentración: A partir de las 7:30 pm
Hora de partida 8:00pm (Hora Exacta)
Punto de encuentro: 19:30 Hrs Plaza Campo Redondo del Barrio de San Lázaro (intersección de pasaje Combate naval, y los Cristales Barrio de san Lázaro)
Concentración: A partir de las 7:30 pm
Hora de partida 8:00pm (Hora Exacta)
Más información aquí.
domingo, 22 de mayo de 2016
Ciclo "Escribir en el aire": 26 de mayo
El Centro Cultural Peruano Norteamericano a
través de su Biblioteca, inicia el ciclo “Escribir en el aire”, con la
presentación de los hermanos Santiago y Rodrigo Vera y Luis Alberto
Castillo del Colectivo de poesía Ánima Lisa quienes hablarán sobre la
Escritura como una intervención en la realidad.
Escribir en el aire es una propuesta del poeta Maurizio Medo, título de un libro de Antonio Cornejo Polar, elegido para recordar a este connotado intelectual arequipeño, que busca “contribuir a la valoración de la identidad cultural a través del conocimiento y comprensión de las raíces, la historia, el rescate y la promoción de valores, así como crear un espacio de compartimento abierto donde los jóvenes puedan generar y compartir intereses, conocer otras creaciones y entrar en contacto con artistas y creadores”.
Para ello, mes a mes, se ofrecerá a todo el público un espacio para el encuentro, la recreación, el aprovechamiento del tiempo libre, la formación y el disfrute de la cultura a través de una programación diversa, de gran valor artístico y cultural, al conocer la experiencia y los planteamientos conceptuales de los mismos artistas, escritores y humanistas locales y nacionales, emergentes o consolidados, relevantes y representativos del arte actual y conocer también las opiniones y puntos de vista de los asistentes a la conversación, afirma Medo.
Los primeros invitados, Santiago Vera, Rodrigo Vera y Luis Alberto Castillo pertenecen al colectivo de poesía Ánima Lisa que integran investigadores y artistas de distintas disciplinas (filosofía, diseño gráfico, comunicaciones) para explorar las zonas de inestabilidad en las que el discurso de lo poético redefine sus dinámicas de producción, circulación y consumo, condicionadas por las nuevas exigencias políticas y materiales propias de la era contemporánea.
Escribir en el aire es una propuesta del poeta Maurizio Medo, título de un libro de Antonio Cornejo Polar, elegido para recordar a este connotado intelectual arequipeño, que busca “contribuir a la valoración de la identidad cultural a través del conocimiento y comprensión de las raíces, la historia, el rescate y la promoción de valores, así como crear un espacio de compartimento abierto donde los jóvenes puedan generar y compartir intereses, conocer otras creaciones y entrar en contacto con artistas y creadores”.
Para ello, mes a mes, se ofrecerá a todo el público un espacio para el encuentro, la recreación, el aprovechamiento del tiempo libre, la formación y el disfrute de la cultura a través de una programación diversa, de gran valor artístico y cultural, al conocer la experiencia y los planteamientos conceptuales de los mismos artistas, escritores y humanistas locales y nacionales, emergentes o consolidados, relevantes y representativos del arte actual y conocer también las opiniones y puntos de vista de los asistentes a la conversación, afirma Medo.
Los primeros invitados, Santiago Vera, Rodrigo Vera y Luis Alberto Castillo pertenecen al colectivo de poesía Ánima Lisa que integran investigadores y artistas de distintas disciplinas (filosofía, diseño gráfico, comunicaciones) para explorar las zonas de inestabilidad en las que el discurso de lo poético redefine sus dinámicas de producción, circulación y consumo, condicionadas por las nuevas exigencias políticas y materiales propias de la era contemporánea.
Más información aquí.
Centro Cultural Peruano Norteamericano
Calle Melgar 109 - Cercado, Arequipa
RFI: Desastrosa calidad del aire en muchas ciudades del mundo
VIDA EN EL PLANETA
Desastrosa calidad del aire en muchas ciudades del mundo (Escuchar esta edición)
Cerca del 80% de las personas que viven en las zonas urbanas están expuestas a una calidad del aire que no respeta los límites fijados por la Organización Mundial de la Salud, según un estudio difundido la semana pasada por la propia OMS.
"Aunque todas las regiones del mundo se han visto afectadas, los habitantes de las ciudades de renta baja son quienes más sufren las consecuencias", alertó la OMS.
Según este estudio, el 98% de las ciudades de más de 100.000 habitantes en países de renta baja o intermedia no respetan las líneas directrices de la OMS en términos de calidad del aire. En los países de renta alta, ese porcentaje cae al 56%.
La contaminación del aire, debido a concentraciones elevadas de pequeñas partículas (MP10), y de partículas finas (MP2,5), que contienen sulfato, nitratos y carbono negro, supone el principal riesgo medioambiental para la salud.
Entrevistada: Dra. María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS.
"Aunque todas las regiones del mundo se han visto afectadas, los habitantes de las ciudades de renta baja son quienes más sufren las consecuencias", alertó la OMS.
Según este estudio, el 98% de las ciudades de más de 100.000 habitantes en países de renta baja o intermedia no respetan las líneas directrices de la OMS en términos de calidad del aire. En los países de renta alta, ese porcentaje cae al 56%.
La contaminación del aire, debido a concentraciones elevadas de pequeñas partículas (MP10), y de partículas finas (MP2,5), que contienen sulfato, nitratos y carbono negro, supone el principal riesgo medioambiental para la salud.
Entrevistada: Dra. María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS.
Conferencia del Dr. Federico Kauffmann en la conmemoración del nacimiento de Julio C Tello
JULIO C. TELLO: “SIN MÁS NORMA QUE LA VERDAD” *
Julio C. Tello sigue vivo en la memoria de los peruanos, como quiera que es nada menos que una de las figuras más preclaras de la peruanidad de todos los tiempos, y sin duda el incuestionable Padre de la Arqueología Peruana.
Nació un 11 de abril de 1880 en Huarochirí, lugar donde la espiritualidad prehispánica florecía vigorosa incluso cien años después de haberse producido la irrupción española en territorio de los incas, cuando se seguían comentando los hechos de figuras míticas como Cuniraya y Pariacaca, divinidades que no son sino expresiones literarias del Dios del Agua andino, de máxima jerarquía junto a la Pachamama o Diosa Tierra, y que los antiguos peruanos presumían que, al unirse en una especie de connubio, ofrendaban el sustento a la humanidad y demás seres vivos. Los poderes que se atribuían a Curinaya como oferente del agua vivificante de las sementeras son ponderados en los “mitos de Huarochirí”, recopilados alrededor del año 1600 por Francisco de Ávila, extirpador de idolatrías. Ávila comenta que Cuniraya se jactaba de haber enseñado a abrir canales de irrigación a los pobladores y que por lo mismo “despreciaba a las demás huacas” o seres divinos secundarios. Sobre Pariacaca, la otra divinidad de alto rango emparentada con Cuniraya o acaso el mismo personaje con otro nombre, Ávila refiere que fue cautivado por la belleza de una doncella y por tanto atendió sus pedidos y consintió en abrir el curso de un arroyo y también construyó una zanja por la que hizo correr un caudal que vivificó para siempre los campos de la comarca. El sabroso relato concluye afirmando que la doncella quedó complacida al ver cumplida tamaña obra que beneficiaría a su comunidad, y aceptó los requerimientos amorosos de Pariacaca. Para unirse, ambos se dirigieron a la cumbre de una alta montaña donde optaron por quedarse convertidos en una peña.
Nos detenemos en evocar estos pasajes mitológicos para entrelazarlos con lo que el destino deparó al sabio Tello: haber visto la luz y vivido su niñez y aún parte de su juventud en aquel Huarochirí milenario de los alucinantes relatos de contenido mágico-religioso. Acaso un recóndito designio dispuso que fuera precisamente un huarochirano quien asumiera la misión de rescatar del olvido páginas señeras de nuestro asombroso pasado ancestral, y que Tello como ninguno investigó, difundió y enseñó a valorizarlo entre propios y extraños.
Luego de terminar la secundaria, Tello estudió medicina en la Universidad de San Marcos, donde se graduó con la tesis “La antigüedad de la sífilis en el Perú” (1908). El título dado a esta obra es un primer atisbo de su temprana vocación de estudiar nuestro pasado milenario con tesón y profundidad. Un año después, luego de recibirse como cirujano, varios de sus maestros universitarios —conscientes de su excepcional capacidad intelectual e inquietud por el estudio— gestionaron y lograron que el Gobierno lo becara. Así cursó asignaturas de especialización en la Universidad de Harvard, centro de estudios donde recibió enseñanzas de maestros de fama mundial como Franz Boas y Alex Hrdlicka, dedicados a temas relativos a la americanística.
Pasó luego a Londres disfrutando de otra beca, y después a Berlín, donde estudió en el Seminario de Antropología de la universidad de aquella ciudad. En sus escritos sobre su estancia en Alemania, Tello rememora con particular complacencia las sabias enseñanzas del gran antropólogo alemán Rudolf Virchow, creador de la patología celular. El hecho de haber escogido matricularse en aquel seminario de renombre pone de manifiesto que Tello ya pensaba enfocar sus esfuerzos en profundizar en el estudio del pasado remoto de nuestro país.
Tello pudo quedarse cómodamente en alguna nación extranjera, como suele ser usual entre muchos de nuestros becados que terminan por ausentarse definitivamente del país, pero optó por retornar al terminar su formación académica, ávido de investigar el pasado del Perú milenario. Acompañado de una dama británica con quien había contraído matrimonio, volvía al país premunido de una sólida preparación, a la que se sumaba su infatigable accionar y el alto coeficiente de inteligencia con el que fue dotado por la naturaleza. Su pasión por el estudio del Perú antiguo fue fortalecida por su herencia racial de tradición peruana originaria, como también por su condición provinciana, si bien el status social del que procedía no era precisamente humilde.
De regreso al Perú en 1913, le fue confiada la jefatura de la Sección Arqueológica del entonces Museo Nacional que funcionaba en el local que hoy ocupa el Museo de Arte de Lima. La reorganización que introdujo en aquella institución culminó con la creación del antiguo Museo de Antropología y Arqueología, entidad que fue modernizando. Dos años después, en 1915, se vio envuelto en una campaña de desprestigio, colmada de intrigas y de envidias que florecían por los celos que despertaban su dinámico accionar y sus vastos conocimientos. Apesadumbrado presentó su renuncia. Sin embargo, las funestas tropelías que debió soportar le permitieron iniciar en 1916 sus investigaciones de campo, al participar en una expedición científica de la Universidad de Harvard que se internó en zonas próximas al curso superior del río Marañón.
Su fama de científico y de peruanista de corazón fue creciendo. Un año después, en 1917, fue elegido diputado por la provincia de Huarochirí, cargo que ejerció durante once años. No obstante sus ocupaciones como congresista, Tello logró en el ínterin restablecer vínculos con la Facultad de Ciencias de San Marcos, en la que había estudiado tiempo atrás. Aquello le permitió graduarse de Bachiller con su célebre tesis “El uso de las cabezas humanas artificialmente momificadas y su representación en el antiguo arte peruano” (1918). Ese mismo año presentó otra tesis que le permitió optar el doctorado.
Fue también durante el tiempo en que ejercía la diputación cuando la Universidad de San Marcos —siendo su rector don Javier Pardo Ugarteche— aprobó su proyecto de realizar una expedición arqueológica formal. Así, en 1919 dirigió concienzudas exploraciones en el sitio de Chavín de Huántar, monumento soberbio caracterizado por magníficas esculturas pétreas que asombran al espectador. Los resultados fueron publicados en una densa y valiosísima obra póstuma: Chavín. Cultura matriz de la civilización andina (Lima, 1960).
Al regresar de su expedición a Chavín, Tello fundó el Museo de Arqueología de San Marcos. Antes de expirar aquel año de 1919, organizó también el Museo Víctor Larco Herrera que funcionaba en el templete con evocaciones iconográficas Tiahuanaco mandado construir por el filántropo Víctor Larco Herrera en la avenida Alfonso Ugarte. Este inmueble alberga ahora al Museo Nacional de la Cultura Peruana.
El Museo Víctor Larco Herrera no atesoraba únicamente las numerosas piezas reunidas por su mentor y propietario. También reunía numerosos materiales arqueológicos que los coleccionistas particulares se apresuraban a donar, motivados por el entusiasmo patriótico que les transmitía el maestro Tello. Las colecciones arqueológicas del nombrado museo fueron incrementándose hasta sumar nada menos que veinte mil especímenes. A pocos años de su fundación, Tello logró que el Estado adquiriera el edificio que ocupaba aquel museo, junto con el cuantioso y valioso material allí guardados. Aquello le permitió fundar en 1924 el antiguo Museo de Arqueología Peruana, que permaneció bajo su custodia hasta 1930. Pasados los años, en 1938, sentó las bases de un nuevo museo con el inmenso material arqueológico que había logrado reunir hasta entonces, incluyendo el que recolectó él mismo en sus exploraciones y excavaciones: en 1919 en Chavín, en 1925 en Paracas, en 1926 y 1934 en el valle de Santa, y en 1934 y 1937 en el Alto Marañón, donde realizó estudios en Huánuco Viejo y en Kotosh (1935), lugar que exploró a instancias del gran geógrafo Javier Pulgar Vidal. En 1942 intervino diversos monumentos situados en el área que hoy ocupa el Parque Nacional de Machu Picchu, particularmente las portentosas ruinas de Huiñay Huayna.
Aparte de sus numerosos artículos y libros publicados, otras obras suyas fueron publicadas en forma póstuma, tal como Chavín. Cultura matriz de la civilización andina (Lima, 1960). En gran medida estas ediciones se deben al empeño de su fiel colaborador Toribio Mejía Xesspe, quien acompañó al maestro en sus diversas jornadas y a quien le era familiar el manejo del cuantioso archivo de libretas y de apuntes legados por Tello. De esta manera se publicaron las obras: Paracas: primera parte (Lima, 1959), Arqueología del valle de Casma (Lima, 1956) y Paracas II: Cavernas y Necrópolis (Lima, 1979), en esta última, Toribio Mejía Xesspe muy merecidamente figura como coautor.
También debemos a Tello obras de enfoque integral sobre la civilización peruana ancestral: Introducción a la historia antigua del Perú (1912), Antiguo Perú (1929), así como el valioso estudio postrero titulado Origen y desarrollo de las civilizaciones prehistóricas andinas (Lima, 1942), trabajo que presentó al XX Congreso Internacional de
Americanistas celebrado en Lima en 1939. La amplitud de sus conocimientos permitió a Tello esbozar una y otra vez un panorama de la evolución del pasado arqueológico, y a detenerse en los orígenes de la civilización andina, que estimó estuvo en Chavín.
Consideramos impropio que se pondere la obra de Tello con elogios limitados a exaltar sus “descubrimientos” de ruinas y de cementerios prehispánicos, tal como lo estilan los textos escolares y también algunas crónicas periodísticas. Los descubrimientos de testimonios arqueológicos pueden ser efectuados por cualquier persona ajena a los procedimientos propios de esta disciplina. Desde el punto de vista de nuestra disciplina, “descubrir” no es sinónimo de ver con los ojos. El descubrimiento realizado por el arqueólogo no consiste en exaltar el simple hallazgo de uno u otro testimonio que permanecía desconocido o inédito, más bien estriba en el descubrimiento que se deriva del estudio sistemático del hecho histórico que se esconde detrás del vestigio.
Visto de este modo debemos aclarar, sin ambages, que el sabio Tello no fue el descubridor material de Chavín, como tampoco lo fue de Paracas, ni aún de Sechín, hasta cuyos soberbios monolitos fue conducido por su gran colaborador Toribio Mejía Xesspe quien poco antes había sido guiado al lugar por un niño que rondaba por las inmediaciones. Estas particularidades anecdóticas las anota Tello en sus obras con toda naturalidad, pues están lejos de restarle brillo a los resultados de sus investigaciones que llevaba a cabo con rigor científico. Después de todo, y como suele suceder prácticamente en todos los casos de los voceados “descubrimientos”, especialmente de testimonios arquitectónicos, el profesional suele ser guiado por los comarcanos que conocen estos sitios desde siempre. Así sucedió con el sitio de Sechín que desde tiempo inmemorial era familiar a los lugareños. Por su parte, el monumento de Chavín había sido visitado alrededor de 1548 por el acucioso cronista Pedro Cieza de León, quien lo describe brevemente en su crónica. Asimismo, el “descubrimiento” de la cultura Paracas se debe, en primera instancia, al gran colaborador de Tello, don Toribio Mejía Xesspe. Una versión anecdótica refiere que cual sabueso había logrado contactar con los huaqueros que profanaban el sitio epónimo de esta cultura, en la Península de Paracas, y departiendo entre uno y otro sorbo de chicha le revelaron el secreto de su ubicación. Si siguiéramos transitando por estos senderos —equivocados a todas luces por cuanto conducen a no advertir la distancia que separa el descubrimiento material de lo que es el descubrimiento científico—, ¿acaso no deberían figurar como los auténticos descubridores de la cultura Paracas los mismos peones contratados por el sabio Tello, quienes pala en mano iban poniendo al descubierto un fardo funerario tras otro hasta llegar a “descubrir” nada menos que cuatrocientas sepulturas regias? Por lo expuesto, reiteramos que el verdadero descubrimiento del arqueólogo consiste en revelar la información que se esconde detrás del testimonio Es en este marco en el que debe apreciarse la enorme contribución realizada por Tello.
Nadie puede poner en duda que la acción esclarecedora del milenario pasado peruano desplegada por Julio C. Tello fue inmensa y valiosísima. No obstante, fue objeto de críticas por parte de algunos colegas extranjeros, quienes le achacaban que no se ajustase siempre a las exigencias técnico-metodológicas en boga. Esto es, a la metodología que ellos abrazaban con fervor y que en verdad los limitaba, por cuanto su objetivo se reducía a ahondar en la presentación de minuciosos cuadros de la evolución del pasado arqueológico, que dividían en infinitas fases basadas en los cambiantes rasgos perceptibles en la cerámica, como si solo la evolución tipológica de la cerámica reflejara la sucesión de las etapas culturales y las calificara en los otros aspectos. Es lamentable que esta corriente metodológica siga vigente, como lo demuestra una revisión de la gran mayoría de las tesis universitarias elaboradas en el último medio siglo, así como no pocos de los tratados profesionales publicados en este lapso.
Tello murió en 1947 convencido de que los inicios de la civilización andina ancestral se remontaban a unos 3 000 años. La antigüedad que se le asigna ahora prácticamente duplica a la que estimaba Tello en su época. Esta “danza de los milenios” comenzó con las excavaciones de Junius Bird en Huaca Prieta, y continuó con las intensivas exploraciones de la etapa precerámica por parte de Frederic Engel, Edward Lanning, Rosa Fung, Richard Burger y otros. Se prolonga en el presente con los exhaustivos trabajos de Ruth Shady en Caral y los de Peter Fuchs en Sechín Bajo, quienes remontan los inicios del Precerámico —asociado a arquitectura monumental— a 5 000 y a 5 500 años respectivamente. Estos fechados superan ciertamente en varias centurias a los que se asignan a las pirámides egipcias de Gizeh, aquellas más representativas de esta civilización, como la de Keops cuya antigüedad se estima en 4 600 años.
Transitando siempre entre las comparaciones basadas en estimaciones cronológicas, recordemos que a medio siglo del deceso de Tello se produjo un acontecimiento revolucionario. En aquel entonces, Augusto Cardich anunció que los restos que identificó en Lauricocha se remontaban a nada menos que 10 000 años. Aquello dio pábulo a que en círculos no iniciados florecieran especulaciones absurdas, aguijoneadas por una suerte de ciego patriotismo que propalaba que la cultura peruana era anterior a la que gestó las pirámides de Egipto. Para no caer en enredos como sucedió con el citado, es preciso que se ponga en el platillo de la balanza no únicamente el dato cronológico, sino que se evalúe también la información disponible sobre el contexto cultural que corresponde al evento desarrollado en una u otra parte del mundo.
De éste modo recurro a un ejemplo simple: si bien un recién nacido es indudablemente una persona, también ésta ciertamente lo es pero muy distinta a los 20 o 30 años al alcanzar su plena madurez...Abundando siempre para evitar caer en falacias, en lo que respecta a lo formal salta a la vista que mientras que las pirámides peruanas tempranas son escalonadas, las egipcias “clásicas” —con las que el público tiende a compararlas— acusan base cuadrangular con cuatro caras o paredes triangulares que se juntan en el vértice común. Pero es de remarcar que en cada caso difieren así mismo en cuanto a su función. También se advierten diferencias en cuanto a la función que desempeñaban. Las pirámides de Egipto tenían por destino servir de mausoleos regios, como es el caso de la de Keops, con sus 146 metros de altura. Por su parte, las construcciones piramidales tempranas del Perú como las de Caral que se levantan hasta 18 metros de altura, fungían como centros administrativos, nominación que acuñé hace más de 20 años para denominar la gran mayoría de nuestra arquitectura monumental de todos los tiempos. Su misión central era el velar tanto por la producción como por la tributación, el almacenamiento como por la redistribución de los alimentos. Paralelamente servían como sedes de culto y de ceremonias, las mismas que tenían por objetivo casi exclusivo exorcizar las alteraciones climáticas que desencadena el recurrente fenómeno de El Niño, que al obstaculizar la normal producción de los alimentos abrían las puertas al fantasma del hambre. Consideramos finalmente que para evitar que el público asuma una idea distorsionada de los hechos, los balances cronológico-culturales deberían también precisar si los fechados que se barajan corresponden al tiempo en que concluyó la construcción del monumento, a su abandono o acaso al momento en que fueron colocadas las primeras piedras.
Como señalamos, Tello falleció sin llegar a conocer los hallazgos de gran antigüedad de Lauricocha, o los relativos a las pirámides precerámicas. En cambio, sí tenía conocimiento de las propuestas de Max Uhle en relación a los conchales costeños, anteriores al florecimiento de la civilización andina. Sin embargo, para Tello la civilización no comenzaba con estos antiquísimos testimonios, sino con el advenimiento de Chavín (Horizonte Temprano), grosso modo hace unos 3 000 años. A juzgar por el desbalance que se advierte tanto cuantitativo como a lo que se refiere al perfeccionamiento técnico-artístico, cuando los elementos culturales Chavín comparados con los que se presentan asociados a las pirámides escalonadas tempranas de alrededor de 5 000 años (Caral) y aún 5 500 años (Sechín Bajo), se advierte que la propuesta del maestro continúa impoluta en lo que se refiere a señalar que con Chavín se inicia lo que con propiedad se sindica como una civilización de la antigüedad y tal como ésta es caracterizada por Toynbee y otros filósofos de la Historia. Esta reflexión debería motivar una discusión en torno a desde cuándo debe hablarse con propiedad acerca del inicio de la civilización andina, como las de Mesopotamia, Egipto, China que al igual que en el Perú ancestral surgieron en el Mundo antiguo.
Nos preguntamos ¿el paso se habría dado en la etapa precerámica, cuando fueron levantadas muestras de arquitectura monumental, u ocurrió con lo que Tello calificaba como Chavín (Horizonte Temprano)? Es evidente la existencia de una brecha entre ambas etapas, si reparamos en que en tiempos de Chavín (Horizonte Temprano) la arquitectura pública llegó a alcanzar un grado muy alto de nivel tecnológico, la cerámica era elaborada
con las más diversas técnicas, la confección de tejidos acusaba técnicas avanzadas en comparación con las primarias de tiempos precerámicos, y las expresiones de la metalurgia eran trabajadas con variada tecnología Este esplendor se advierte también en la estructura socioeconómica, que tiene antecedentes cercanos en la etapa anterior, evidentes por la presencia de arquitectura pública monumental. La estructura socioeconómica del Horizonte Temprano exhibe un modo de producción consolidado y eficiente, que permitió el extraordinario despliegue que caracteriza a esa etapa cultural. Su eficacia queda confirmada porque fue entonces que se inventaron y pusieron en marcha las más diversas estrategias o técnicas. Casi todas ellas tenían por meta ahuyentar el flagelo del hambre que afloraba recurrentemente a causa de las anomalías climáticas propiciadas por el fenómeno de El Niño que en esta parte del mundo golpea con especial rudeza. A estas catástrofes que era menester sortear para así asegurar la existencia, se sumaban otras como la extrema limitación de tierras aptas para el cultivo, así como el aumento sostenido de la tasa poblacional, al que necesariamente conduce la práctica agrícola desde sus primeros pasos. ¡Oh paradoja! Fueron precisamente estos factores concurrentes los que condujeron al surgimiento de lo que se conoce como alta cultura o civilización. La eficacia del modo de producción y su secuela, expresada en la efervescencia cultural que da título de civilización a la que se desarrolló en territorio andino a partir de Chavín-Cupisnique (Horizonte Temprano), explica la razón por la cual los aspectos básicos de este modelo socioeconómico subsistieron cerca de 3 000 años, hasta la irrupción europea en el siglo XVI. De lo expuesto se desprende que la época precerámica asociada a la arquitectura monumental, pertenece a una etapa que más que asimilarla al periodo de la civilización ancestral peruana, debe ser ubicada más bien en uno que le antecede y que por sus características podría llamarse de los balbuceos o de los preludios civilizatorios. Deslindar contextos culturales como el abordado es algo que se presta a discusiones interminables, y es que siempre se podrán encontrar “antecedentes”. Enarbolando un ejemplo simplista: una cosa es la idiosincrasia y la experiencia de una persona adulta y otra la de un niño o la de un adolescente. Vista la problemática del modo planteado, la misma permite considerar que Tello, en el aspecto que nos ocupa, no parece haber perdido vigencia.
Terminemos señalando algunas frases del sabio Tello, que revelan su honda preocupación por los postulados que deberían regir el ejercicio de la disciplina arqueológica. No obstante su gran pasión peruanista y haber abrazado la por entonces arrasadora corriente indigenista, tal como subraya Henry Tantaleán, Tello en sus escritos puntualiza que es deber del arqueólogo, mientras realiza su misión, obligarse a “desprenderse de toda referencia de carácter subjetivo (para obrar) sin más norma que la verdad”. Aquello, insiste, debe constituir “la mayor satisfacción del investigador...”. Que sirva este mensaje del gran Julio C. Tello como reflexión para todos los que nos dedicamos a escudriñar el remoto pasado peruano, anterior a la irrupción europea.
Federico Kauffmann Doig. Conferencia dictada el 11 de abril de 2009 a solicitud del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (Lima), conmemorando el 130 aniversario del nacimiento del sabio Julio C. Tello.
Julio C. Tello sigue vivo en la memoria de los peruanos, como quiera que es nada menos que una de las figuras más preclaras de la peruanidad de todos los tiempos, y sin duda el incuestionable Padre de la Arqueología Peruana.
Nació un 11 de abril de 1880 en Huarochirí, lugar donde la espiritualidad prehispánica florecía vigorosa incluso cien años después de haberse producido la irrupción española en territorio de los incas, cuando se seguían comentando los hechos de figuras míticas como Cuniraya y Pariacaca, divinidades que no son sino expresiones literarias del Dios del Agua andino, de máxima jerarquía junto a la Pachamama o Diosa Tierra, y que los antiguos peruanos presumían que, al unirse en una especie de connubio, ofrendaban el sustento a la humanidad y demás seres vivos. Los poderes que se atribuían a Curinaya como oferente del agua vivificante de las sementeras son ponderados en los “mitos de Huarochirí”, recopilados alrededor del año 1600 por Francisco de Ávila, extirpador de idolatrías. Ávila comenta que Cuniraya se jactaba de haber enseñado a abrir canales de irrigación a los pobladores y que por lo mismo “despreciaba a las demás huacas” o seres divinos secundarios. Sobre Pariacaca, la otra divinidad de alto rango emparentada con Cuniraya o acaso el mismo personaje con otro nombre, Ávila refiere que fue cautivado por la belleza de una doncella y por tanto atendió sus pedidos y consintió en abrir el curso de un arroyo y también construyó una zanja por la que hizo correr un caudal que vivificó para siempre los campos de la comarca. El sabroso relato concluye afirmando que la doncella quedó complacida al ver cumplida tamaña obra que beneficiaría a su comunidad, y aceptó los requerimientos amorosos de Pariacaca. Para unirse, ambos se dirigieron a la cumbre de una alta montaña donde optaron por quedarse convertidos en una peña.
Nos detenemos en evocar estos pasajes mitológicos para entrelazarlos con lo que el destino deparó al sabio Tello: haber visto la luz y vivido su niñez y aún parte de su juventud en aquel Huarochirí milenario de los alucinantes relatos de contenido mágico-religioso. Acaso un recóndito designio dispuso que fuera precisamente un huarochirano quien asumiera la misión de rescatar del olvido páginas señeras de nuestro asombroso pasado ancestral, y que Tello como ninguno investigó, difundió y enseñó a valorizarlo entre propios y extraños.
Luego de terminar la secundaria, Tello estudió medicina en la Universidad de San Marcos, donde se graduó con la tesis “La antigüedad de la sífilis en el Perú” (1908). El título dado a esta obra es un primer atisbo de su temprana vocación de estudiar nuestro pasado milenario con tesón y profundidad. Un año después, luego de recibirse como cirujano, varios de sus maestros universitarios —conscientes de su excepcional capacidad intelectual e inquietud por el estudio— gestionaron y lograron que el Gobierno lo becara. Así cursó asignaturas de especialización en la Universidad de Harvard, centro de estudios donde recibió enseñanzas de maestros de fama mundial como Franz Boas y Alex Hrdlicka, dedicados a temas relativos a la americanística.
Pasó luego a Londres disfrutando de otra beca, y después a Berlín, donde estudió en el Seminario de Antropología de la universidad de aquella ciudad. En sus escritos sobre su estancia en Alemania, Tello rememora con particular complacencia las sabias enseñanzas del gran antropólogo alemán Rudolf Virchow, creador de la patología celular. El hecho de haber escogido matricularse en aquel seminario de renombre pone de manifiesto que Tello ya pensaba enfocar sus esfuerzos en profundizar en el estudio del pasado remoto de nuestro país.
Tello pudo quedarse cómodamente en alguna nación extranjera, como suele ser usual entre muchos de nuestros becados que terminan por ausentarse definitivamente del país, pero optó por retornar al terminar su formación académica, ávido de investigar el pasado del Perú milenario. Acompañado de una dama británica con quien había contraído matrimonio, volvía al país premunido de una sólida preparación, a la que se sumaba su infatigable accionar y el alto coeficiente de inteligencia con el que fue dotado por la naturaleza. Su pasión por el estudio del Perú antiguo fue fortalecida por su herencia racial de tradición peruana originaria, como también por su condición provinciana, si bien el status social del que procedía no era precisamente humilde.
De regreso al Perú en 1913, le fue confiada la jefatura de la Sección Arqueológica del entonces Museo Nacional que funcionaba en el local que hoy ocupa el Museo de Arte de Lima. La reorganización que introdujo en aquella institución culminó con la creación del antiguo Museo de Antropología y Arqueología, entidad que fue modernizando. Dos años después, en 1915, se vio envuelto en una campaña de desprestigio, colmada de intrigas y de envidias que florecían por los celos que despertaban su dinámico accionar y sus vastos conocimientos. Apesadumbrado presentó su renuncia. Sin embargo, las funestas tropelías que debió soportar le permitieron iniciar en 1916 sus investigaciones de campo, al participar en una expedición científica de la Universidad de Harvard que se internó en zonas próximas al curso superior del río Marañón.
Su fama de científico y de peruanista de corazón fue creciendo. Un año después, en 1917, fue elegido diputado por la provincia de Huarochirí, cargo que ejerció durante once años. No obstante sus ocupaciones como congresista, Tello logró en el ínterin restablecer vínculos con la Facultad de Ciencias de San Marcos, en la que había estudiado tiempo atrás. Aquello le permitió graduarse de Bachiller con su célebre tesis “El uso de las cabezas humanas artificialmente momificadas y su representación en el antiguo arte peruano” (1918). Ese mismo año presentó otra tesis que le permitió optar el doctorado.
Fue también durante el tiempo en que ejercía la diputación cuando la Universidad de San Marcos —siendo su rector don Javier Pardo Ugarteche— aprobó su proyecto de realizar una expedición arqueológica formal. Así, en 1919 dirigió concienzudas exploraciones en el sitio de Chavín de Huántar, monumento soberbio caracterizado por magníficas esculturas pétreas que asombran al espectador. Los resultados fueron publicados en una densa y valiosísima obra póstuma: Chavín. Cultura matriz de la civilización andina (Lima, 1960).
Al regresar de su expedición a Chavín, Tello fundó el Museo de Arqueología de San Marcos. Antes de expirar aquel año de 1919, organizó también el Museo Víctor Larco Herrera que funcionaba en el templete con evocaciones iconográficas Tiahuanaco mandado construir por el filántropo Víctor Larco Herrera en la avenida Alfonso Ugarte. Este inmueble alberga ahora al Museo Nacional de la Cultura Peruana.
El Museo Víctor Larco Herrera no atesoraba únicamente las numerosas piezas reunidas por su mentor y propietario. También reunía numerosos materiales arqueológicos que los coleccionistas particulares se apresuraban a donar, motivados por el entusiasmo patriótico que les transmitía el maestro Tello. Las colecciones arqueológicas del nombrado museo fueron incrementándose hasta sumar nada menos que veinte mil especímenes. A pocos años de su fundación, Tello logró que el Estado adquiriera el edificio que ocupaba aquel museo, junto con el cuantioso y valioso material allí guardados. Aquello le permitió fundar en 1924 el antiguo Museo de Arqueología Peruana, que permaneció bajo su custodia hasta 1930. Pasados los años, en 1938, sentó las bases de un nuevo museo con el inmenso material arqueológico que había logrado reunir hasta entonces, incluyendo el que recolectó él mismo en sus exploraciones y excavaciones: en 1919 en Chavín, en 1925 en Paracas, en 1926 y 1934 en el valle de Santa, y en 1934 y 1937 en el Alto Marañón, donde realizó estudios en Huánuco Viejo y en Kotosh (1935), lugar que exploró a instancias del gran geógrafo Javier Pulgar Vidal. En 1942 intervino diversos monumentos situados en el área que hoy ocupa el Parque Nacional de Machu Picchu, particularmente las portentosas ruinas de Huiñay Huayna.
Aparte de sus numerosos artículos y libros publicados, otras obras suyas fueron publicadas en forma póstuma, tal como Chavín. Cultura matriz de la civilización andina (Lima, 1960). En gran medida estas ediciones se deben al empeño de su fiel colaborador Toribio Mejía Xesspe, quien acompañó al maestro en sus diversas jornadas y a quien le era familiar el manejo del cuantioso archivo de libretas y de apuntes legados por Tello. De esta manera se publicaron las obras: Paracas: primera parte (Lima, 1959), Arqueología del valle de Casma (Lima, 1956) y Paracas II: Cavernas y Necrópolis (Lima, 1979), en esta última, Toribio Mejía Xesspe muy merecidamente figura como coautor.
También debemos a Tello obras de enfoque integral sobre la civilización peruana ancestral: Introducción a la historia antigua del Perú (1912), Antiguo Perú (1929), así como el valioso estudio postrero titulado Origen y desarrollo de las civilizaciones prehistóricas andinas (Lima, 1942), trabajo que presentó al XX Congreso Internacional de
Americanistas celebrado en Lima en 1939. La amplitud de sus conocimientos permitió a Tello esbozar una y otra vez un panorama de la evolución del pasado arqueológico, y a detenerse en los orígenes de la civilización andina, que estimó estuvo en Chavín.
Consideramos impropio que se pondere la obra de Tello con elogios limitados a exaltar sus “descubrimientos” de ruinas y de cementerios prehispánicos, tal como lo estilan los textos escolares y también algunas crónicas periodísticas. Los descubrimientos de testimonios arqueológicos pueden ser efectuados por cualquier persona ajena a los procedimientos propios de esta disciplina. Desde el punto de vista de nuestra disciplina, “descubrir” no es sinónimo de ver con los ojos. El descubrimiento realizado por el arqueólogo no consiste en exaltar el simple hallazgo de uno u otro testimonio que permanecía desconocido o inédito, más bien estriba en el descubrimiento que se deriva del estudio sistemático del hecho histórico que se esconde detrás del vestigio.
Visto de este modo debemos aclarar, sin ambages, que el sabio Tello no fue el descubridor material de Chavín, como tampoco lo fue de Paracas, ni aún de Sechín, hasta cuyos soberbios monolitos fue conducido por su gran colaborador Toribio Mejía Xesspe quien poco antes había sido guiado al lugar por un niño que rondaba por las inmediaciones. Estas particularidades anecdóticas las anota Tello en sus obras con toda naturalidad, pues están lejos de restarle brillo a los resultados de sus investigaciones que llevaba a cabo con rigor científico. Después de todo, y como suele suceder prácticamente en todos los casos de los voceados “descubrimientos”, especialmente de testimonios arquitectónicos, el profesional suele ser guiado por los comarcanos que conocen estos sitios desde siempre. Así sucedió con el sitio de Sechín que desde tiempo inmemorial era familiar a los lugareños. Por su parte, el monumento de Chavín había sido visitado alrededor de 1548 por el acucioso cronista Pedro Cieza de León, quien lo describe brevemente en su crónica. Asimismo, el “descubrimiento” de la cultura Paracas se debe, en primera instancia, al gran colaborador de Tello, don Toribio Mejía Xesspe. Una versión anecdótica refiere que cual sabueso había logrado contactar con los huaqueros que profanaban el sitio epónimo de esta cultura, en la Península de Paracas, y departiendo entre uno y otro sorbo de chicha le revelaron el secreto de su ubicación. Si siguiéramos transitando por estos senderos —equivocados a todas luces por cuanto conducen a no advertir la distancia que separa el descubrimiento material de lo que es el descubrimiento científico—, ¿acaso no deberían figurar como los auténticos descubridores de la cultura Paracas los mismos peones contratados por el sabio Tello, quienes pala en mano iban poniendo al descubierto un fardo funerario tras otro hasta llegar a “descubrir” nada menos que cuatrocientas sepulturas regias? Por lo expuesto, reiteramos que el verdadero descubrimiento del arqueólogo consiste en revelar la información que se esconde detrás del testimonio Es en este marco en el que debe apreciarse la enorme contribución realizada por Tello.
Nadie puede poner en duda que la acción esclarecedora del milenario pasado peruano desplegada por Julio C. Tello fue inmensa y valiosísima. No obstante, fue objeto de críticas por parte de algunos colegas extranjeros, quienes le achacaban que no se ajustase siempre a las exigencias técnico-metodológicas en boga. Esto es, a la metodología que ellos abrazaban con fervor y que en verdad los limitaba, por cuanto su objetivo se reducía a ahondar en la presentación de minuciosos cuadros de la evolución del pasado arqueológico, que dividían en infinitas fases basadas en los cambiantes rasgos perceptibles en la cerámica, como si solo la evolución tipológica de la cerámica reflejara la sucesión de las etapas culturales y las calificara en los otros aspectos. Es lamentable que esta corriente metodológica siga vigente, como lo demuestra una revisión de la gran mayoría de las tesis universitarias elaboradas en el último medio siglo, así como no pocos de los tratados profesionales publicados en este lapso.
Tello murió en 1947 convencido de que los inicios de la civilización andina ancestral se remontaban a unos 3 000 años. La antigüedad que se le asigna ahora prácticamente duplica a la que estimaba Tello en su época. Esta “danza de los milenios” comenzó con las excavaciones de Junius Bird en Huaca Prieta, y continuó con las intensivas exploraciones de la etapa precerámica por parte de Frederic Engel, Edward Lanning, Rosa Fung, Richard Burger y otros. Se prolonga en el presente con los exhaustivos trabajos de Ruth Shady en Caral y los de Peter Fuchs en Sechín Bajo, quienes remontan los inicios del Precerámico —asociado a arquitectura monumental— a 5 000 y a 5 500 años respectivamente. Estos fechados superan ciertamente en varias centurias a los que se asignan a las pirámides egipcias de Gizeh, aquellas más representativas de esta civilización, como la de Keops cuya antigüedad se estima en 4 600 años.
Transitando siempre entre las comparaciones basadas en estimaciones cronológicas, recordemos que a medio siglo del deceso de Tello se produjo un acontecimiento revolucionario. En aquel entonces, Augusto Cardich anunció que los restos que identificó en Lauricocha se remontaban a nada menos que 10 000 años. Aquello dio pábulo a que en círculos no iniciados florecieran especulaciones absurdas, aguijoneadas por una suerte de ciego patriotismo que propalaba que la cultura peruana era anterior a la que gestó las pirámides de Egipto. Para no caer en enredos como sucedió con el citado, es preciso que se ponga en el platillo de la balanza no únicamente el dato cronológico, sino que se evalúe también la información disponible sobre el contexto cultural que corresponde al evento desarrollado en una u otra parte del mundo.
De éste modo recurro a un ejemplo simple: si bien un recién nacido es indudablemente una persona, también ésta ciertamente lo es pero muy distinta a los 20 o 30 años al alcanzar su plena madurez...Abundando siempre para evitar caer en falacias, en lo que respecta a lo formal salta a la vista que mientras que las pirámides peruanas tempranas son escalonadas, las egipcias “clásicas” —con las que el público tiende a compararlas— acusan base cuadrangular con cuatro caras o paredes triangulares que se juntan en el vértice común. Pero es de remarcar que en cada caso difieren así mismo en cuanto a su función. También se advierten diferencias en cuanto a la función que desempeñaban. Las pirámides de Egipto tenían por destino servir de mausoleos regios, como es el caso de la de Keops, con sus 146 metros de altura. Por su parte, las construcciones piramidales tempranas del Perú como las de Caral que se levantan hasta 18 metros de altura, fungían como centros administrativos, nominación que acuñé hace más de 20 años para denominar la gran mayoría de nuestra arquitectura monumental de todos los tiempos. Su misión central era el velar tanto por la producción como por la tributación, el almacenamiento como por la redistribución de los alimentos. Paralelamente servían como sedes de culto y de ceremonias, las mismas que tenían por objetivo casi exclusivo exorcizar las alteraciones climáticas que desencadena el recurrente fenómeno de El Niño, que al obstaculizar la normal producción de los alimentos abrían las puertas al fantasma del hambre. Consideramos finalmente que para evitar que el público asuma una idea distorsionada de los hechos, los balances cronológico-culturales deberían también precisar si los fechados que se barajan corresponden al tiempo en que concluyó la construcción del monumento, a su abandono o acaso al momento en que fueron colocadas las primeras piedras.
Como señalamos, Tello falleció sin llegar a conocer los hallazgos de gran antigüedad de Lauricocha, o los relativos a las pirámides precerámicas. En cambio, sí tenía conocimiento de las propuestas de Max Uhle en relación a los conchales costeños, anteriores al florecimiento de la civilización andina. Sin embargo, para Tello la civilización no comenzaba con estos antiquísimos testimonios, sino con el advenimiento de Chavín (Horizonte Temprano), grosso modo hace unos 3 000 años. A juzgar por el desbalance que se advierte tanto cuantitativo como a lo que se refiere al perfeccionamiento técnico-artístico, cuando los elementos culturales Chavín comparados con los que se presentan asociados a las pirámides escalonadas tempranas de alrededor de 5 000 años (Caral) y aún 5 500 años (Sechín Bajo), se advierte que la propuesta del maestro continúa impoluta en lo que se refiere a señalar que con Chavín se inicia lo que con propiedad se sindica como una civilización de la antigüedad y tal como ésta es caracterizada por Toynbee y otros filósofos de la Historia. Esta reflexión debería motivar una discusión en torno a desde cuándo debe hablarse con propiedad acerca del inicio de la civilización andina, como las de Mesopotamia, Egipto, China que al igual que en el Perú ancestral surgieron en el Mundo antiguo.
Nos preguntamos ¿el paso se habría dado en la etapa precerámica, cuando fueron levantadas muestras de arquitectura monumental, u ocurrió con lo que Tello calificaba como Chavín (Horizonte Temprano)? Es evidente la existencia de una brecha entre ambas etapas, si reparamos en que en tiempos de Chavín (Horizonte Temprano) la arquitectura pública llegó a alcanzar un grado muy alto de nivel tecnológico, la cerámica era elaborada
con las más diversas técnicas, la confección de tejidos acusaba técnicas avanzadas en comparación con las primarias de tiempos precerámicos, y las expresiones de la metalurgia eran trabajadas con variada tecnología Este esplendor se advierte también en la estructura socioeconómica, que tiene antecedentes cercanos en la etapa anterior, evidentes por la presencia de arquitectura pública monumental. La estructura socioeconómica del Horizonte Temprano exhibe un modo de producción consolidado y eficiente, que permitió el extraordinario despliegue que caracteriza a esa etapa cultural. Su eficacia queda confirmada porque fue entonces que se inventaron y pusieron en marcha las más diversas estrategias o técnicas. Casi todas ellas tenían por meta ahuyentar el flagelo del hambre que afloraba recurrentemente a causa de las anomalías climáticas propiciadas por el fenómeno de El Niño que en esta parte del mundo golpea con especial rudeza. A estas catástrofes que era menester sortear para así asegurar la existencia, se sumaban otras como la extrema limitación de tierras aptas para el cultivo, así como el aumento sostenido de la tasa poblacional, al que necesariamente conduce la práctica agrícola desde sus primeros pasos. ¡Oh paradoja! Fueron precisamente estos factores concurrentes los que condujeron al surgimiento de lo que se conoce como alta cultura o civilización. La eficacia del modo de producción y su secuela, expresada en la efervescencia cultural que da título de civilización a la que se desarrolló en territorio andino a partir de Chavín-Cupisnique (Horizonte Temprano), explica la razón por la cual los aspectos básicos de este modelo socioeconómico subsistieron cerca de 3 000 años, hasta la irrupción europea en el siglo XVI. De lo expuesto se desprende que la época precerámica asociada a la arquitectura monumental, pertenece a una etapa que más que asimilarla al periodo de la civilización ancestral peruana, debe ser ubicada más bien en uno que le antecede y que por sus características podría llamarse de los balbuceos o de los preludios civilizatorios. Deslindar contextos culturales como el abordado es algo que se presta a discusiones interminables, y es que siempre se podrán encontrar “antecedentes”. Enarbolando un ejemplo simplista: una cosa es la idiosincrasia y la experiencia de una persona adulta y otra la de un niño o la de un adolescente. Vista la problemática del modo planteado, la misma permite considerar que Tello, en el aspecto que nos ocupa, no parece haber perdido vigencia.
Terminemos señalando algunas frases del sabio Tello, que revelan su honda preocupación por los postulados que deberían regir el ejercicio de la disciplina arqueológica. No obstante su gran pasión peruanista y haber abrazado la por entonces arrasadora corriente indigenista, tal como subraya Henry Tantaleán, Tello en sus escritos puntualiza que es deber del arqueólogo, mientras realiza su misión, obligarse a “desprenderse de toda referencia de carácter subjetivo (para obrar) sin más norma que la verdad”. Aquello, insiste, debe constituir “la mayor satisfacción del investigador...”. Que sirva este mensaje del gran Julio C. Tello como reflexión para todos los que nos dedicamos a escudriñar el remoto pasado peruano, anterior a la irrupción europea.
Federico Kauffmann Doig. Conferencia dictada el 11 de abril de 2009 a solicitud del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (Lima), conmemorando el 130 aniversario del nacimiento del sabio Julio C. Tello.
Pooch Cafe (22-May.-2016)
Pooch Café is a comic strip that follows the humorous antics of a self-serving, squirrel-fearing, food-obsessed, toilet-drinking mutt named Poncho. The strip follows Poncho's life with his master, Chazz, and Chazz's cat-loving wife, Carmen (who owns a brood of six cats), and Poncho's adventures with his fellow dogs Boomer, Hudson, Droolia (a female Bullmastiff with a drooling problem), Gus (a Scottish Terrier), Beaumont (or "Bobo", the owner of the titular cafe), Poo Poo (a Bichon Frise), and a zen goldfish named "Fish". Other semi-recurring characters are Tito (the garbage man), Sheldon (a pigeon with a pork pie hat), and Margo (the dog-walker). The strip takes its name from the cafe where Poncho and his friends gather to compare notes about life among the humans.
Garfield (22-May.-2016)
Garfield es el nombre de la historieta creada por Jim Davis, que tiene como protagonistas al gato Garfield, al no muy brillante perro Odie, y a su dueño, el inepto Jon Arbuckle (Jon Bonachón en el doblaje latinoamericano). El protagonista se llama así por el abuelo de Davis, James Garfield Davis, que fue bautizado en honor al presidente estadounidense James A. Garfield.
sábado, 21 de mayo de 2016
Video: This is the story of Arthur
Here's
a tale of dogged endurance, that's certain to pull on your heart
strings. A group of Swedish adventurers were trekking through South
America, when they came across a stray dog. He refused to leave their
sides! Arthur the dog and his new owner Mikael joined us on the sofa
this morning to tell us this heart warming story.
Concierto por el 77º aniversario de la Orquesta Sinfónica de Arequipa
Dirige: Enrique F. Victoria Obando
Solista, saxofón: Jorge Luis Ramos Chipana
Solista, saxofón: Jorge Luis Ramos Chipana
Programa:
- Sinfonía Nº 38 en Re Mayor K. 504 "Praga" de W. A. Mozart
- Serenata en Mi Mayor Op. 22 de Antonín Dvorak
- Concierto en Mi bemol Mayor Op. 109 de A. Glazunov
Viernes 27 de mayo, 2016
Iglesia de Santa Teresa (Esquina Peral - Melgar)
Ingreso del público: 19:00 h
Inicio de concierto: 19:30 h
Ingreso libre
Ingreso libre
Cine Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa: 21 de mayo
EL SÉPTIMO SELLO
Suecia, mediados del siglo XIV. La Peste Negra asola Europa. Tras diez
años de inútiles combates en las Cruzadas, el caballero sueco Antonius
Blovk y su leal escudero regresan de Tierra Santa. Blovk es un hombre
atormentado y lleno de dudas. En el camino se encuentra con la Muerte
que lo reclama. Entonces él le propone jugar una partida de ajedrez, con
la esperanza de obtener de Ella respuestas a las grandes cuestiones de
la vida: la muerte y la existencia de Dios. (FILMAFFINITY)
Organizado por el Cineclub Carlos Oquendo
Sábado 21 de mayo / 18:00 hrs.
Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa
Calle San Francisco 308. Cercado
Sábado 21 de mayo / 18:00 hrs.
Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa
Calle San Francisco 308. Cercado
viernes, 20 de mayo de 2016
Presentación en Perú de la 1ra. Convención Internacional de Historiadores y Numismáticos
A CARGO DEL COMITÉ ORGANIZADOR POTOSÍ 2016
Fecha: Vie. 20 de Mayo del 2016
Lugar: Casa del Moral
Hora: 18:30 p.m.
Lugar: Casa del Moral
Hora: 18:30 p.m.
jueves, 19 de mayo de 2016
Función de títeres 21-May.: La Gallinita Trabajadora
Este sábado 21 se presenta la función: La Gallinita Trabajadora, desde las 11 horas en la sala infantil de la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa. Ingreso libre..!!
Concierto 26 de mayo: Frühlingskonzert de Lara St. John (violín) y Matt Herskowitz (piano)
La Sociedad Filarmónica de Lima y el Instituto
Cultural Peruano Alemán , se complacen en invitar a Ud. al Concierto
“FRÜHLINGSKONZERT" a cargo de los artistas de renombre internacional Lara St. John (violín) y Matt Herskowitz (piano). La cita para
este importante evento cultural es el jueves 26 de mayo, a partir de
las 20:00 hrs. (hora exacta) en la Pinacoteca del Monasterio Santa
Catalina.
Ingreso del público: 8:00pm
Inicio del concierto: 8:15pm
Capacidad hasta completar aforo.
El ingreso es libre.
Ingreso del público: 8:00pm
Inicio del concierto: 8:15pm
Capacidad hasta completar aforo.
El ingreso es libre.
martes, 10 de mayo de 2016
Conferencia: Arequipa y Potosí - El Esplendor de dos ciudades unidas por sangre, cultura y comercio
Fecha: Jue. 19 de Mayo del 2016
Lugar: Universidad Católica San Pablo, aula PB-08, Campus San Lazáro – Arequipa
Hora: 6:00 pm
Lugar: Universidad Católica San Pablo, aula PB-08, Campus San Lazáro – Arequipa
Hora: 6:00 pm
- Ponencia 1: "La Casa de Moneda de Potosí y la Casa de Moneda de Arequipa” Expositor: Dr. Daniel Oropeza Alba
- Ponencia 2: “El Banco de Arequipa” Expositor: Sr. César Corrales López
Informes e Inscripciones: Centro de Estudios Peruanos
Universidad Católica San Pablo, Campus San Lazáro
RSVP (054) 605630 anexo 652 y 418
estudiosperuanos@ucsp.edu.
domingo, 1 de mayo de 2016
El Perico está en veda
DEL 01 DE MAY. AL 30 DE SET.
¡Prohibido comer perico! La medida se prolongará hasta el 30 de setiembre.El
1 de mayo empezó la temporada de veda de este recurso hidrobiológico,
con la finalidad de proteger la supervivencia y reproducción de su
especie. Durante el periodo de veda se registra la mayor incidencia de pericos juveniles en nuestro mar. Por ese motivo, el Ministerio de la Producción estableció la temporada de pesca del recurso entre el 1 de octubre y el 30 de abril de cada año.
Denuncias:
T: 616-2222 anexos 1507 / 1531
denuncias@produce.gob.pe
denuncias@produce.gob.pe
Pooch Cafe (01-May.-2016)
Pooch Café is a comic strip that follows the humorous antics of a self-serving, squirrel-fearing, food-obsessed, toilet-drinking mutt named Poncho. The strip follows Poncho's life with his master, Chazz, and Chazz's cat-loving wife, Carmen (who owns a brood of six cats), and Poncho's adventures with his fellow dogs Boomer, Hudson, Droolia (a female Bullmastiff with a drooling problem), Gus (a Scottish Terrier), Beaumont (or "Bobo", the owner of the titular cafe), Poo Poo (a Bichon Frise), and a zen goldfish named "Fish". Other semi-recurring characters are Tito (the garbage man), Sheldon (a pigeon with a pork pie hat), and Margo (the dog-walker). The strip takes its name from the cafe where Poncho and his friends gather to compare notes about life among the humans.
Garfield (01-May.-2016)
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