Fuente: https://www.nytimes.com
Por
Anahad O’Connor
En
1836, el médico James Caleb Jackson, un gran defensor de la buena
nutrición, creó la primera receta de lo que más tarde sería la granola.
Su plato (al que llamó granula) consistía en trocitos densos y sin
endulzar de salvado, sumergidos en leche.
Sin
embargo, si Jackson estuviera vivo en este momento, es muy poco
probable que reconociera la versión moderna de su invento. A pesar de su
reputación como un desayuno saludable, la granola se ha convertido en
nada más y nada menos que un postre.
A
menudo las variedades comerciales de granola traen tanta azúcar añadida
que compiten con una rebanada de pastel de chocolate. Por su lado, las
recetas caseras no suelen ser mejores, pues requieren grandes cantidades
de azúcar refinada, miel de maple, miel de abeja y otros endulzantes.
Los cereales y las barras de granola se comercializan como sanos y naturales, o como hechos con granos enteros, lo que crea un aura saludable alrededor de esos productos. Pero los expertos sostienen que son comida chatarra disfrazada. Incluso los lineamientos federales de Estados Unidos para la dieta clasifican a la granola como un “postre a base de granos”, y la ubicaron en la misma categoría que las galletas, las donas y los pasteles.
Los cereales y las barras de granola se comercializan como sanos y naturales, o como hechos con granos enteros, lo que crea un aura saludable alrededor de esos productos. Pero los expertos sostienen que son comida chatarra disfrazada. Incluso los lineamientos federales de Estados Unidos para la dieta clasifican a la granola como un “postre a base de granos”, y la ubicaron en la misma categoría que las galletas, las donas y los pasteles.
Una encuesta realizada este verano por The New York Times
reveló que la mayoría de los estadounidenses pensaban que la granola y
las barras de granola eran “saludables”, aunque la mayor parte de los
expertos en nutrición no consideren lo mismo.
“Cuando pienso en granola, imagino montones de azúcar”, afirma Cassie Bjork, una dietista certificada que escribe un popular blog sobre salud. “Se anuncia como una elección saludable, pero la verdad es que por lo general no lo es”.
Los
datos de ventas sugieren que la popularidad de la granola está en su
punto máximo, con un gasto por parte de los estadounidenses de
aproximadamente 2 mil millones de dólares anuales. En 2014, el mercado
de la granola de marcas genéricas y cereales relacionados en Estados
Unidos sobrepasó los 750 millones de dólares, según Statista, una empresa de estudios de mercado. Las ventas de barras de granola y otras similares llegaron a los mil millones de dólares, encabezadas por la marca Nature Valley, perteneciente a General Mills.
Los
tamaños de la porción en las etiquetas de granola pueden variar mucho,
de un cuarto de taza a media taza. Sin embargo, la persona promedio que
desayuna granola muy probablemente consume casi una taza entera, señala
Andy Bellatti, un dietista de Las Vegas.
Una
taza de granola Oats ‘n Honey Protein de Nature Valley tiene 24 gramos
de azúcar, y de hecho contiene más azúcares que proteínas. Nature Valley
también vende una granola Peanut Butter ‘n Dark Chocolate Protein, que
contiene 30 gramos de azúcar por taza. La Honey Almond de la marca Bear
Naked tiene 20 gramos de azúcar por taza.
En
comparación, una rebanada de pastel de chocolate tiene 26 gramos de
azúcar. Una taza de helado tiene 28 gramos de azúcar. Una dona normal
glaseada tiene 10 gramos de azúcar, según la página web de Krispy Kreme.
“Básicamente,
la granola solo es avena crujiente y súper dulce”, asevera Bellatti.
“Excepto por algunas marcas especializadas, no es posible encontrar
granola no endulzada”. No
siempre fue así. La granula original de Jackson estaba hecha de harina
de trigo entera, horneada para que quedara crujiente, hecha trocitos y
luego horneada de nuevo.
Jackson
quería una alternativa al desayuno de la época, que típicamente incluía
alguna combinación de carne, pan y queso, además de panqueques fritos
en grasa y bañados de miel, mantequilla o mermelada, señala Abigail
Carroll, una historiadora y autora de Three Squares: The Invention of the American Meal.
Jackson
dirigía un hospital para enfermos mentales en Dansville, Nueva York (a
unos 120 kilómetros al este de Búfalo), donde defendía el vegetarianismo
y una dieta de alimentos simples. Su granula seguramente no era muy
sabrosa según los estándares actuales. Sin embargo, dejar el jamón y los
panqueques por granos simples con frecuencia aliviaba la indigestión y
hacía que mucha gente se sintiera mejor, comentó Carroll.
Más
adelante, John Harvey Kellogg, otro investigador de la salud y dueño de
un hospital de Michigan, se robó la receta de Jackson. Cuando este
último lo demandó, Kellogg cambió el nombre de su cereal a granola. Él y
su hermano, Will Keith Kellogg, experimentaron con ella, lo que los
llevó a la creación de los cornflakes u hojuelas de maíz.
Kellogg
quería mantener sus cereales sin azúcar, pues era un adventista famoso
por pronunciarse contra el alcohol, la carne, el azúcar, el tabaco y la
actividad sexual. Sin embargo, su hermano Will insistía en endulzarlos,
lo que los llevó a separarse. Will lanzó la Kellogg Company y empezó a
crear sus populares cereales dulces, que más tarde incluyeron los Froot
Loops y los Choco Krispies.
Mientras
la popularidad de los cereales con azúcar crecía, la granola se mantuvo
como un pilar de la comunidad adventista del séptimo día, conocida por
evitar alimentos con un alto contenido de azúcar, sal u otros aditivos.
Se cree que la granola empaquetada apareció por primera vez en los
sesenta cuando un adventista y promotor de la granola, Layton Gentry (a
quien la revista Time le puso el apodo de Johnny Granola-Seed) vendió su
receta de copos de avena, germen de trigo y semillas de ajonjolí a dos
empresas de alimentos. Al pasar de la comunidad adventista al dominio
público, la granola se hizo cada vez más empalagosa.
Para
la década de los setenta, una famosa receta de granola de la celebridad
de la nutrición Adelle Davis, cuyos libros de cocina y salud vendieron
millones de copias, requería cinco tazas de copos de avena, una taza de
germen de trigo y una de miel, entre otras cosas. Más o menos al mismo
tiempo, la Quaker Oats Company, Kellogg’s y General Mills también
comenzaron a presentar sus propias versiones de granola.
Hay señales de que algunos consumidores están reconsiderando su afición por los cereales endulzados. Un estudio
desarrollado en 2015 por la empresa de estudios de mercado Packaged
Facts encontró que dos de cada tres estadounidenses dijeron que buscan
alimentos con ingredientes más simples y en menor cantidad. El NPD Group encontró recientemente que el azúcar es el ingrediente número uno que los estadounidenses tratan de evitar.
En
consecuencia, algunas marcas de granola ligeramente endulzadas han
comenzado a aparecer. Bellatti, el dietista, dijo que a menudo
recomienda la granola con vainilla y almendras de Mamma Chia, que tiene
aproximadamente 10 gramos de azúcar por taza.
La
granola hecha en casa también es una opción, aunque las recetas
incluyen mucha azúcar, lo que le da su textura grumosa. Amy Roskelley,
dueña del sitio web Super Healthy Kids, hace una versión sin azúcar usando claras de huevo para lograr esa textura, además de canela y frutas frescas para darle sabor.
Bjork,
la bloguera que escribe sobre nutrición, afirma que es mejor evitar por
completo la granola, y calificó a las barras como uno de los “Cinco alimentos que se deben evitar este año” en su sitio web. “Las personas siempre se sorprenden cuando les digo que no es tan saludable como creen”, afirmó.