Fuente: https://www.nytimes.com
Se ha calculado
que el pasajero promedio de una aerolínea deja en el avión más de un
kilo de basura que incluye desde audífonos y cubiertos de plástico
desechables hasta sobras de comida y residuos de inodoros. Para lograr
que los viajeros de las aerolíneas piensen —y hablen— sobre esa gran
acumulación de basura, una empresa de diseño británica ha rediseñado la
bandeja de los alimentos de la clase económica y remplazado el plástico
con materiales renovables como posos de café, hojas de plátano y madera
de coco.
Jo Rowan es la directora asociada de estrategia de PriestmanGoode,
una empresa que durante más de dos décadas ha aplicado el diseño a la
experiencia de viajar en avión, lo que incluye las salas de espera en
los aeropuertos y los asientos en cabina.
Rowan afirma que la empresa está enfocando su atención en la parte menos “glamurosa” de las cosas. “Los desperdicios a bordo son un gran problema”, apuntó. “Se acumulan muy rápido cuando viajan 4000 millones de pasajeros al año”.
Estos artículos rediseñados se exhiben en una exposición llamada A bordo: Reduce. Reutiliza. Reconsidera, que el mes pasado se inauguró en el Museo del Diseño de Londres.
Hasta ahora, el problema ambiental más
importante de viajar en avión —y la razón por la que, en agosto, la
activista de 16 años Greta Thunberg decidió viajar de Europa a Nueva
York en barco y no en avión— radica en las emisiones de carbono relacionadas con esta actividad, las cuales están aumentando a un ritmo más rápido de lo que se predijo en las proyecciones anteriores, que ya eran alarmantes.
Sin
embargo, a medida que es más accesible viajar en avión, y conforme más
personas lo utilizan como medio de transporte, las aerolíneas han hecho
compromisos públicos para reducir su impacto en el medioambiente, lo
cual también contempla el manejo de los cubiertos de plástico y las
sobras que dejan sus pasajeros.
¿De cuánta basura estamos hablando?
Debido
a que no existe una autoridad central que supervise las estadísticas
sobre la cantidad de basura que se produce en los aviones, es difícil
obtener cifras exactas recientes. Sin embargo, la Asociación
Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por su sigla en inglés), un
grupo comercial que representa a unas trescientas aerolíneas, realizó un
pequeño estudio en el aeropuerto de Heathrow en Londres y calculó que
el año pasado las aerolíneas generaron cerca de 6,7 millones de toneladas de basura en cabina.
Como
ahora proliferan las líneas aéreas de bajo costo y la industria del
turismo sigue seduciendo a los clientes de clase media, esa cifra podría
duplicarse durante la próxima década. “En esta etapa, es una muestra relativamente limitada”, comentó Chris Goater, vocero de esa asociación comercial.
Pere Fullana i Palmer, director de la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático,
un grupo de investigación con sede en Barcelona, ha profundizado aún
más en el problema de la basura en las aerolíneas. “No podemos mejorar
un sistema si no lo conocemos”, dijo.
El grupo de investigación de Fullana i Palmer unió fuerzas con Iberia, Gate Gourmet, Ferrovial y Ecoembes para analizar
aproximadamente 3800 kilos de basura de 145 vuelos a Madrid. Este grupo
descubrió que el 33 por ciento era desperdicio de comida; el 28 por
ciento, cartón y papel, y el 12 por ciento era plástico.
¿Cómo se puede corregir esta situación?
Debido
a que los consumidores se vuelven cada vez más conscientes del enorme
impacto ambiental que genera viajar en avión, las aerolíneas se sienten
cada vez más presionadas para tomar medidas.
Alaska
Airlines, Ryanair y British Airways han prometido públicamente reducir
la basura, y Air France dijo que, para finales de este año, eliminará 210 millones de artículos de plástico de un solo uso, como tazas y removedores de bebidas.
En mayo, en un vuelo de Qantas, al que la empresa llamó
“el primer vuelo comercial que no generó basura para vertederos”, la
aerolínea eliminó envases de raciones individuales de leche y crema
Vegemite, y sirvió sus alimentos en recipientes hechos de caña de
azúcar, con utensilios elaborados de fécula de cultivos.
Un mes después, en un vuelo de Chicago a Los Ángeles, United Airlines sirvió los alimentos en vajillas “totalmente reciclables o biodegradables”.
Sin embargo, será
complicado replicar esas innovaciones a una mayor escala. Los vuelos
habituales no están equipados con las instalaciones ni los sistemas
necesarios para que los sobrecargos gestionen los artículos reciclables,
según Megan Epler Wood, autora de Sustainable Tourism on a Finite Planet y directora de la Iniciativa Internacional de Turismo Sustentable de Harvard (Wood comentó que en un viaje reciente vio a una sobrecargo que separaba sin guantes los artículos reciclables).
Señaló
que la solución sería solicitar una colaboración entre las aerolíneas,
las autoridades locales y los aeropuertos, los cuales tienen, en última
instancia, la responsabilidad de manejar y transportar la basura.
La
IATA afirmó que, a fin de aumentar el porcentaje de reciclaje, se
deberían replantear las normas que rigen el desperdicio de alimentos y
bebidas a nivel internacional, mismas que implican un conjunto complejo
de normas internacionales y específicas de cada país destinadas a evitar
la diseminación de enfermedades.
Pese
a que toda la basura en cabina está sujeta a las normas del país donde
aterriza el avión, algunos países europeos, además de Australia, Canadá,
Nueva Zelanda y Estados Unidos, han impuesto medidas adicionales para
proteger la agricultura. Esto significa que incluso los alimentos y las
bebidas que están intactos, los cuales, según los cálculos de la IATA,
conforman aproximadamente el 20 por ciento de toda la basura de la
aerolínea, terminan en los vertederos o son incinerados.
Según esta asociación comercial, las normas que regulan el plástico de un solo uso, el cual estará prohibido en la Unión Europea para 2021, también plantean retos.
“Hemos
otorgado mucho asesoramiento para que las aerolíneas se encarguen del
problema de la basura en cabina”, señaló Michael Gill, director del
entorno de la aviación de IATA. “Pero las aerolíneas no pueden resolver
el problema por sí solas”.
“Es necesario que
las autoridades reguladoras comprendan el impacto en su totalidad”,
prosiguió, “incluyendo el mayor consumo de energía y de agua, así como
de mayores emisiones de CO₂ derivadas de llevar a bordo materiales más
pesados”.
Fullana i Palmer reconoció
que se necesitaba una legislación que permita que se reciclen o que se
conviertan en biogás más materiales, pero afirmó que ese cambio es
posible.
“Me siento optimista porque
se ha hecho un gran avance para salvar a nuestro planeta”, comentó.
“Este tsunami es tan fuerte que todos los sectores tendrán que
adaptarse”.
Volvamos a imaginar la comida de los aviones
Al
diseñar los artículos que van a bordo, PriestmanGoode consideró el
peso, ya que cuanto más peso haya en una aeronave, mayores serán las
emisiones de combustible. La bandeja está elaborada con posos y
cascarillas de café (subproductos del café). Los platos están hechos de
salvado de trigo prensado y, para remplazar los cubiertos de plástico,
se propone un solo cubierto que funcione como cuchara y tenedor
elaborado con madera de palma de coco, un producto de desecho que, de
otra forma, los agricultores quemarían.
“Si
lo sostienes, no notas que no es plástico”, dijo Rowan. “Parte de lo
que estábamos tratando de hacer era ver cómo podíamos lograr que esto
fuera un producto tanto atractivo como sustentable”.
El equipo también diseñó tapas para frascos y platos que por lo regular
son de plástico transparente para que se sepa lo que hay dentro: una
hoja de plátano prensada para las ensaladas y guarniciones, un barquillo
comestible para el postre.
Rowan mencionó
que la meta es “que la gente piense sobre la manera en la que viaja y
que las aerolíneas y los proveedores de servicios también piensen sobre
lo que ofrecen”.
También, Rowan señaló
que las líneas aéreas y los proveedores han mostrado interés en estos
productos, los cuales, por el momento, solo se encuentran disponibles en
el museo hasta febrero. “Estamos llevando esto al siguiente nivel de desarrollo para poder echar a volar algunas de estas cosas”, afirmó.
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