Publicado: 27/6/2017
Fuente: http://www.andina.com.pe
El reconocido arqueólogo Federico Kauffmann Doig encabezará el proyecto
de puesta en valor de los vestigios arqueológicos del Gran Pajatén y el
Gran Saposoa, que impulsa el gobierno regional de San Martin, se
informó.
En una reunión con el congresista Gilmer Trujillo Zegarra, Federico Kauffmann Doig, confirmó su inclusión al grupo de trabajo que investiga ambos vestigios, los cuales serán puestos en valor como un aporte a la historia
precolombina y culturas establecidas en la región San Martín, que,
además, motivará a otros investigadores y al turismo.
El citado parlamentario y otras autoridades, felicitaron y agradecieron al investigador Federico Kauffmann
por hacer que la historia de estas construcciones sea conocida por el
Perú. El reconocido investigador convocó a seguir trabajando para
estudiar y conservar estos vestigios.
Fernando
Noriega Campos, coordinador del proyecto, expuso sobre los avances
logrados hasta el momento para la implementación de la Resolución
555-2016 del Gobierno Regional de San Martín que refiere la puesta en
valor de los mencionados sitios arqueológicos de San Martín.
De
igual manera, Trujillo Zegarra puso a disposición su despacho y equipo
técnico para lograr el objetivo del gobierno regional, mostró su
satisfacción por la incorporación de tres destacados investigadores en
la arqueología del país, para el proyecto cultural.
En la reunión
participaron también, los arqueólogos peruanos, Roger Ravines y Anselmo
Lozano Calderón, así como Mónica Fernández Vásquez, especialista en
Inversiones del Gobierno Regional de San Martín y Tirso Ruiz, consultor
de la Fundación Amazonia Viva Fundavi.
El Gran Pajatén es un sitio arqueológico ubicado en los bosques nubosos en los Andes del Perú, en los límites de la región San Martín y la región La Libertad, entre los ríos Marañón y Huallaga. Se encuentra en el Parque Nacional del Río Abiseo.
El Gran Pajatén se encuentra sobre una colina, y consiste en
una serie de al menos 26 estructuras circulares de piedra encima de
numerosas terrazas y escaleras. Los vestigios arqueológicos ocupan un
área de unos 20,000 metros cuadrados.
Los edificios principales están decorados con mosaicos de pizarra que muestran aves y motivos geométricos humanos.
Análisis de muestras de cerámica y las fechas de radiocarbono indican
que el área fue ocupada tan temprano como 200 a. C., pero la
construcción visible se edificó durante la ocupación Inca.
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