Por
La
noche del jueves 7 de septiembre, a las 23:41 horas, se registró un
sismo de magnitud 8,2 a 133 kilómetros al suroeste del municipio de
Pijijiapan, en el estado de Chiapas.
El
movimiento sucedió a una profundidad de 58 kilómetros y hasta las 13:00
del viernes el Servicio Sismológico Nacional de México detectó 337
réplicas, de las cuales trece tuvieron una magnitud de, al menos, 5. La
mayor réplica fue de 6,1 y se registró a las 00:17, minutos después del
sismo principal.
Gerardo
Suárez, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que el sismo sucedió en el
Pacífico mexicano, una franja territorial con actividad sísmica muy
intensa y lo que pasó fue que la placa tectónica de Cocos (ubicada en
esa región del país) penetró por debajo de la placa de Norteamérica, lo
que produjo una gran acumulación de energía que se liberó con el sismo
del jueves.
“Las
placas tectónicas son esos cascarones esféricos que forman la
superficie de la Tierra y siempre se mueven muy lento, a velocidades de
centímetros por año”, explica Suárez, experto en sismología. “Vivimos en
un planeta vivo por lo que en su interior hay material caliente que
está en procesos constantes de transformación y energía. Por su
magnitud, este fue uno de los tres sismos más grandes que se han
registrado instrumentalmente en México en los últimos cien años”.
¿Cómo se genera un temblor de esta magnitud?
Se
trata de una frontera de placas y, en este caso, la de Cocos se metió
por debajo de la Norteamericana, pero no se trata de un movimiento
continuo y suave sino que las placas se atoran. Es como cuando quieres
mover un mueble muy pesado y le añades cada vez más fuerza hasta que,
súbitamente, se desplaza. Eso fue lo que pasó, porque la energía se fue
acumulando hasta que se produjo un rompimiento y estos episodios
producen miles de sismos pequeños y eventualmente temblores muy grandes
como el del jueves.
¿Qué diferencias aprecia con respecto al terremoto de 1985?
Aunque
fueron de magnitudes similares, la gran diferencia con respecto a lo
que se experimentó en la capital es que el sismo de Michoacán ocurrió a
350 kilómetros de distancia de Ciudad de México mientras que ayer se
registró a casi 700 kilómetros. Otra diferencia es que el sismo actual
no se produjo exactamente por el contacto de las placas sino por lo que
ocurre al interior de la placa de Cocos, que es la que está abajo y se
deformó, pero eso ya lo hemos visto en el pasado.
¿Ya hubo un sismo similar en esa zona?
Lo
que sucedió ayer es que la placa de Cocos, al penetrar la otra, generó
una zona de contacto pero se rompió y generó una falla que produjo el
sismo. El 15 de enero de 1931 sucedió un movimiento de una magnitud
similar en Oaxaca, que está a unos 350 kilómetros al noroeste de
Chiapas, y causó daños importantes.
¿Podría explicar si este sismo fue oscilatorio, trepidatorio o una mezcla de ambos, como se dice que fue el de 1985?
Cuando
se habla de oscilatorio y trepidatorio se refiere a cómo sentimos el
temblor, pero no es una característica intrínseca de los sismos porque
no hay temblores que solo tengan una de esas características.
Oscilatorio es como si la superficie se meciera horizontalmente y el
trepidatorio se siente como un golpeteo en los pies pero en realidad
esos movimientos dependen mucho de la distancia, el suelo y hasta en
cuál edificio estamos cuando sucede el movimiento. Normalmente, cuando
estamos lejos se siente oscilatorio; así se sintió en Ciudad de México
ayer. Y cuando estamos más cerca es trepidatorio. En 1985 primero fue
trepidatorio y después, cuando empezó a disminuir la actividad, se
sintió oscilatorio.
Ya
han ocurrido más de 330 réplicas, ¿existe la posibilidad de que vuelva a
desarrollarse un movimiento tan fuerte en las próximas horas?
Los
sismos grandes como este siempre generan temblores más pequeños
posteriores pero ocasionalmente puede ocurrir una réplica de magnitud
importante. No podemos afirmar que eso va a ocurrir pero tampoco se
descarta porque en 1985, casi 36 horas después del terremoto, ocurrió
una réplica de magnitud 7,5. Por eso hay que estar atentos a las
indicaciones de las autoridades y estar preparados por si sucede una
réplica grande en los próximos días.
¿Cree que este movimiento telúrico podría vincularse con el cambio climático?
No
hay ninguna evidencia que ligue estos movimientos geológicos a ese
fenómeno. Desde hace más de 400 años, que son los registros de nuestra
historia escrita, sabemos que cada tanto se producen temblores en México
y la evidencia arqueológica muestra que siempre han existido porque es
un proceso que refleja el enfriamiento natural de la Tierra. Pero no
tenemos ninguna evidencia que lo relacione con el problema atmosférico
del calentamiento global.
¿Las autoridades mexicanas estaban preparadas para detectar un sismo como el de Chiapas?
Después
de 1985, México se ha ido preparando y desarrolló un buen sistema de
protección civil además de nuestra alerta sísmica, que es de las mejores
del mundo. Apenas se detectó el sismo en la costa, al segundo y medio,
empezaron a llegar las ondas a Ciudad de México y eso le proporcionó a
la población un minuto y medio de oportunidad, que es un tiempo muy
valioso para cualquier proceso de evacuación.
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