Fuente: https://espanol.radio.cz
Autor: Karolína Burdová , Daniel Ordóñez
Utilizando las últimas tecnologías, un equipo internacional en el que trabajan varios checos logró leer sin abrirla el contenido de una tabla de la Edad del Bronce hallada en el monte Ebal. Se trata del texto hebreo más antiguo hallado hasta la fecha. En él, se maldice a personas, una práctica común de la época.
La revista Heritage Science publicó recientemente el resultado de una investigación realizada a partir de los hallazgos de las excavaciones iniciadas por el arqueólogo israelí Adam Zertal entre los años 1982 y 1989. La publicación destaca que se trata del primer equipo del mundo que logra ahora leer casi íntegro el texto oculto dentro de una tabla de plomo sin abrirla y, por tanto, dañarla.
La tabla de plomo fue encontrada finalmente en 2019. Había permanecido desde mediados del siglo XIII a. C. enterrada frente a un altar en el Monte Ebal, en la región de Samaria, en la orilla occidental del río Jordán. Se trata de un objeto de tan solo 20 milímetros de lado y 4 milímetros de grosor.
La deformación natural por haber pasado más de 3200 años bajo montones de piedras dificultaba su análisis con tomografías computerizadas. Las inscripciones eran identificadas erróneamente como arrugas propias del material, como explicó a la Radio Checa Daniel Vavřík, científico de la Academia de Ciencias Checa y miembro del equipo.
“Cuando vi los datos por primera vez, pensé que no había nada. Luego lo revisé una y otra vez, jugué con el zoom, girando la orientación, etcétera, y de repente vi tres posibles signos. Entonces se los envié a los epigrafistas, que saben hebreo. Estaban exultantes. Y conforme siguieron trabajando con los datos, descubrieron más signos hasta que aparecieron decenas”.
En el pasado, todo se resolvía rápidamente abriendo los hallazgos para investigar todo lo que pudieran esconder. Esto provocaba a menudo unos daños irreparables en las piezas. Algo que esta vez se ha evitado, prosigue Vavřík.
“Es parecido a lo que pueden conocer del hospital. En este caso se trata de una tomografía técnica. Para una mayor resolución, mayor energía del fotón. Para mirar los datos tomográficos, se mira corte a corte, cada plano por separado. Cuando un amuleto está deformado, solo se ve de él un fragmento del posible texto. Así que había que procesar los datos para que los signos, si los hubiera, aparecieran en un mismo plano y pudiéramos orientarnos entre ellos”.
Los signos de la parte interna de la tabla pertenecían al alfabeto paleohebreo, con lo que comenzó el trabajo de los expertos en esta escritura. Estos consideran que se trata, ni más ni menos, de la inscripción con letras hebreas más antigua encontrada hasta la fecha. Las inscripciones están hechas, por tanto, en un material muy duradero, explica Daniel Vavřík.
“Eran textos escritos sobre un material que durara mucho tiempo, por lo que podía ser plomo, pero también podía haber sido plata. Y teniendo en cuenta que nadie sabía escribir, tuvo que escribirlo un sacerdote o alguien así. Este lo escribía en una hoja que luego se cerraba para que nadie pudiera leerla desde fuera”.
Y todo ello para dejar por escrito para la eternidad maldiciones. “Maldito por el Dios Yahvé” o “morirás sin duda”, son algunos de los mensajes descifrados. No es tan sorprendente, cuenta el académico Vavřík.
“En un principio se realizaban dos tipos de tablas. Unas eran para maldecir, como esta tabla. Las otras eran amuletos. Los amuletos eran básicamente textos donde alguien deseaba algo. Las de maldecir eran sobre alguien al que se maldecía”.
Y es que en la Biblia, antes de la entrada de los israelitas a la Tierra Prometida, en el Deuteronomio, se registra una instrucción dada por Moisés: “Cuando el Señor vuestro Dios os haya hecho entrar en la tierra que vais a poseer, bendeciréis el monte Guerizín y maldeciréis el monte Ebal”.
Por ello, parece que solo habría que seguir buscando para encontrar muchas más maldiciones que seguro esperan enterradas durante miles de años.
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